Richard Wilkinson. | Foto: Ione Saizar
- Defiende que las sociedades menos igualitarias son también menos saludables
- Los recortes castigan a los menos favorecidos y las elites se protegen
Libertad, Igualdad, Fraternidad... La vieja trilogía no ha llegado
aún al reino inexpugnable de las finanzas. Así se explica, por ejemplo,
que un directivo gane 300 veces más que sus empleados. O que un banquero
cobre 19 millones de euros al año en plena crisis. O que la nueva
generación de trabajadores no llegue siquiera a los 1.000 euros al mes.
Ése es el mensaje 'revolucionario' con el que llega estos días a
España Richard Wilkinson, coautor junto a Kate Pickett del libro que ha
sacudido las conciencias de los políticos en Gran Bretaña: 'Desigualdad: un análisis de la (in)felicidad colectiva'.
"La democracia no ha llegado aún a la economía", sostiene Wilkinson. "La escala de la desigualdad económica que existe hoy en día no es una expresión de la libertad, sino más bien su negación. No podemos permitir que el sistema financiero lo manejen a su antojo unas elites, de espaldas a la población y al bien común".
Habla Wilkinson de los asuntos económicos (el 22 de marzo lo hará en
la Fundación Sistema) con una profundidad de campo que va mucho más allá
del frío análisis de los números. "No soy economista", advierte. "Mi
especialidad es la epidemiología social: me dedico a investigar la salud y la enfermedad en las poblaciones".
El origen de todos los males
Por esa vía, el coautor de 'The Spirit Level' (título
original en inglés) ha llegado al convencimiento de que la desigualdad
es "la raíz profunda de casi todos los grandes males que aquejan a
nuestra sociedad". Las sociedades menos igualitarias son también menos saludables,
tienen una menor esperanza de vida, unos mayores niveles de violencia,
de adicción, de gente en la cárcel, de embarazos entre adolescentes...
"Mi especialidad es la epidemiología social: investigo la salud y la enfermedad en las poblaciones"
Singapur, Estados Unidos, Gran Bretaña y Portugal
encabezan el ranking de las sociedades menos igualitarias entre los 24
países 'ricos' analizados por Wilkinson. Japón, Finlandia, Noruega y
Suecia están sin embargo en el otro extremo, con un reparto más
equitativo de la riqueza. España hace el número 10, justo en medio, casi a la misma altura que Francia y Canadá.
La crisis, sin embargo, está ensanchando preocupantemente la brecha
entre los que tienen y los que no tienen en nuestro país... "Cuando la
economía sufre, los problemas se acumulan en el fondo de la población",
advierte Wilkinson. Los recortes sociales castigan a los menos
favorecidos y las elites se protegen para mantener su estatus, porque de eso se trata.
"La desigualdad se alimenta de esta sociedad consumista en la que
vivimos, que a veces parece una competición constante por el estatus
social. La desigualdad amplifica los prejuicios de clase,
nos hace sentirnos superiores o inferiores. Se trata al fin y al cabo
de una fuerza más corrosiva que divide a la sociedad desde dentro".
El germen de una "democracia económica"
Al frente del Equality Trust, Wilkinson abandera ahora el movimiento del "nuevo igualitarismo" en Gran Bretaña, donde los 'bonus' multimillonarios de los banqueros se han convertido en el titular de cada día.
Después de tres décadas marcadas por 'la ideología neoliberal', el
autor de 'Desigualdad' asegura que el péndulo vuelve a oscilar hacia el
lado de los que defienden una mayor justicia social. El movimiento
'Occupy', sostiene, no es más que la primera manifestación del clamor por una auténtica "democracia económica".
"Ustedes en España han marcado la senda con el movimiento cooperativo en Mondragón"
En el Reino Unido, sin ir más lejos, funcionan ya en seis grandes
ciudades las Comisiones de Equidad ('Fairness Commissions'), que elevan
recomendaciones a los Gobiernos locales para reducir la desigualdad
económica. En Londres, la campaña por el 'living wage' (salario mínimo
vital) insta a las empresas a que eleven hasta un 35% el listón del salario mínimo interprofesional y a que reduzcan la 'brecha' de la riqueza entre sus propios trabajadores.
"La economía tiene que hacerse más participativa, y ustedes en España han marcado la senda con el movimiento cooperativo en Mondragón",
añade Wilkinson. "Los trabajadores deben tener más acceso a la
propiedad y a la toma de decisiones en las empresas. Tenemos que
experimentar con nuevos modelos que nos impliquen a todos. No podemos
delegar en una elite que mira sólo por sus propios intereses y que nos
ha llevado a esta situación".
Información y educación
Wilkinson pone sobre la mesa el estudio del economista Robert Wade,
que ha demostrado que en los años anteriores a la debacle de 2008 hubo
una "transferencia" de riqueza de 1,5 billones de dólares anuales del 90% al 10% de la población más rica en Estados Unidos...
"Es increíble que algo así pueda ocurrir en una democracia, ¿no le
parece? Y es increíble que hayamos tenido que esperar a la debacle para
enterarnos. Está claro que necesitamos más información y más educación
para entender la magnitud del problema".
A Wilkinson y a Pickett les han llovido críticas por esa otra "verdad incómoda"
de la que pocos hablaban antes de 2008. Les acusan de seleccionar
aleatoriamente los datos, de adaptarlos al servicio de una "agenda"
política, de no desmostrar la relación causa-efecto... Los autores se
remiten a las estadísticas y responden alegando que los ataques
provienen sobre todo de los 'think tanks' de la derecha, usando la misma
estrategia que siguieron contra el cambio climático. O sea, sembrando
la confusión y la duda.
"Pero cuando a la gente le das a elegir, se inclina instintivamente
por la igualdad", concluye Wilkinson, que recuerda los resultados de una
reveladora encuesta al otro lado del Atlántico... "A los
norteamericanos se le dio a escoger entre dos países. En uno de ellos,
el 20% de la población acumula el 84% de la riqueza. En el otro, el 20%
tiene el 32% del total. Al final, más del 90% mostró su preferencia por
el segundo país, sin saber que estaban eligiendo Suecia antes que Estados Unidos".
Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres
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