La sociedad post-crecimiento






Richard Heinberg no tiene vocación de "aguafiestas", aunque el libro que le valió el reconocimiento mundial se titula precisamente así: "The Party's Over". Se acabó la fiesta... Su visión del futuro es cruda, pero hasta cierto punto esperanzadora. Pese a los nubarrones en el horizonte, aún confía en la capacidad de adaptación del hombre a la "sociedad post-carbono" o "sociedad post-crecimiento, la que brotará tras la borrachera industrial y financiera del último siglo.
En "Peak Everything", publicado durante la orgía económica que precedió a la gran recesión, Heinberg pronosticaba ya el inevitable declive de casi todo en el siglo XXI, empezando por el petróleo. En "Blackout" intentaba alumbrar varios escenarios de futuro, si logramos superar la última e inconfesable dependencia de la energías fósiles ("seremos 100% renovables en el siglo XXI, lo queramos o no, simplemente por el agotamiento de los recursos").
Su último libro, "The End of Growth", es un alegato contra todos los intentos de reavivar la economía con la vieja fusta del crecimiento a toda costa... "No estamos simplemente en la parte baja de un ciclo económico. Hemos llegado a un punto en que cualquier expansión económica está estrangulada por los límites naturales y financieros. Se acabaron el petróleo barato y el crédito barato, que fue lo que nos hizo tocar techo. En Estados Unidos y en Europa nunca volveremos a crecer como antes".
Alineado con Tim Jackson, Herman Daly o Serge Latouche, el profeta del "decrecimiento", Richard Heinberg sostiene que no queda otra salida que "adaptarse a la nueva realidad" y hacer acopio de energías para "una transición larga y dolorosa, que servirá sin embargo para transformar profundamente el modelo económico y social".
"Se acabó la fiesta de la sociedad industrial, así de claro", sostiene Heinberg. "Todas las deudas ambientales del último siglo están convergiendo al mismo tiempo... La crisis financiera no ha sido más que el preámbulo, y estuvo precedida -no lo olvidemos- de una subida fulgurante del precio del petróleo. El agotamiento de los combustibles fósiles nos va a forzar a cambiar radicalmente de estilo de vida. Si encima le añadimos la presión del cambio climático, la situación es aún más urgente e imperiosa".
Desde la sede del Post Carbon Institute en Santa Rosa, Heinberg nos invita a asomarnos a la sociedad "post-carbono" y "post-crecimiento" quitándole los tintes apocalípticos y realzando en todo caso el verde de las colinas, en este lugar privilegiado del norte de California...
"Nos moveremos mucho menos en el futuro. Habrá menos coches en nuestras calles y compartiremos su uso: ni los biocombustibles ni el motor eléctrico podrán mantener la flota actual. La transición se empezará a hacer en las ciudades, con movimientos como Transition Towns o Post-Carbon Cities que ya están dando los primeros pasos"...
"Las grandes metrópolis adoptarán "planes de choque" y volverán a ser la suma de pequeños barrios, unidos por el transporte público. Las ciudades pequeñas se adaptarán mejor a los criterios de autosuficiencia energética y alimenticia. Habrá una tendencia a la descentralización y a la "re-ruralización". Se crearán incentivos para que la gente vuelva a la tierra, y brotarán las granjas urbanas. Y habrá un uso mucho más sensato de la tecnología para arpovechar al máximo los recursos o adaptarnos a las nuevas circunstancias... En un planeta superpoblado, el futuro estará definido por los límites, y por cómo responderemos a esos límites.
¿Utopía o más bien distopía? "Yo lo llamaría realismo", replica el autor de "El fin del crecimiento". "Ha llegado el momento de admitir que no tendremos ni la energía ni los recursos suficientes para seguir como hasta ahora. Pero los cambios no significan necesariamente autoprivación... Tenemos que pasar de maximizar la producción y el beneficio a regenerar el tejido social y redefinir la calidad de vida.Todos tendremos que poner de nuestra parte".
"Debemos diseñar un modo de vida más sostenible, más local, más lento, más feliz", concluye Heinberg. "Y eso significa poner más énfasis en la cultura, el arte y la educación. Esa es si acaso la transición más necesaria: hay que embarcar a los niños en la dura tarea de cambiar nuestra sociedad; no les podemos seguir enseñando a ser "brokers" en Wall Street".
Carlos Fresneda

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