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Sean Penn: 'Haití no puede esperar más tiempo'

 El actor Sean Penn. | Afp
  • El actor critica la falta de cooperación de EEUU
  • Vivirá en el campamento de Puerto Príncipe mientras no esté trabajando
Sean Penn ha roto esta semana su "exilio" haitiano y se ha dejado caer por Washington. Entre la urgencia y frustración, el actor pasó revista al año vivido peligrosamente desde el terremoto, al frente del campamento de J/P Haitian Relief Organization: un enjambre de 11.000 tiendas en el barrizal del viejo campo de golf de Petionville...
"Haití no puede esperar más tiempo", declaró Penn en el púlpito de la Brookings Institution. "El momento de la acción es ahora. Tenemos que volcarnos en esta lucha; se lo debemos al pueblo haitiano".
"Hubo un tiempo en que Estados Unidos era conocido por su voluntad y por su capacidad de poner en marcha programas visionarios", recalcó el actor. "Un Haití reconstruido podría encender la chispa de una nueva generación de poder americano, con la dignidad como nuestra mejor arma".
Penn no lo dijo, pero las guerras de Irak y Afganistán consumen en menos de una semana el dinero comprometido por la Administriación Obama para la reconstrucción de Haití en un año. El protagonista de 'Juego Limpio' no quiso sin embargo politizar en exceso su discurso, y prefirió ir a la raíz del problema...
"Uno de los clichés que más me revientan es que a los países pobres no hay que darles los peces, sino enseñarles a usar la caña. Por su puesto que tenemos que ayudar a Haití a formar a su propia gente, pero las carencias siguen siendo tan básicas que todo dinero es poco... Quien no haya estado allí no sabe realmente lo que es la pobreza ¿Cómo puedes atender las necesidades de un millón de personas que viven entre escombros y a la intemperie?".
Penn asegura haber encontrado en Haití el papel de su vida "nunca encajé bien en los cánones occidentales"- y acaba de confirmar al Hollywood Reporter que echará raíces en Puerto Príncipe mientras le queden energías: "Que me busquen allí mientras no esté trabajando, por el resto de mi vida".
"Llegué allí sin experiencia, pero hasta cierto punto llevar un campamento es como dirigir una película", confesó. "Tienes mucha gente alrededor de ti y un presupuesto ajustado, mientras el dinero se quema a gran velocidad".
Penn empezó como llanero solitario en el mundo las ONGs, pero pronto se dio cuenta de que necesitaba alianzas y ayuda, como la que recibe de OxFam. La educación y la salud de los niños y niñas son su prioridad, asegura. En su tiempo libre, y rompiendo esa fama de ogro que le acompaña, se le puede ver jugando al fútbol con los chavales o ayudándoles a fijar unos tablones en la escuela provisional del campamento en las colinas de Petionville, donde siguen hacinados al cabo de un año más de 50.000 personas.
La razón última de su dedicación personal, en contraste con tantos famosos que vinieron a hacerse la foto y se fueron, habría que buscarla según él en los ojos llenos de vida de los haitianos: "Hay una fuerza en esta gente que puede contigo y se convierte en una obligación. Sabes lo que han sufrido y sabes que nunca han experimentado el mínimo comfort en su vida. Ves el abismo que nos separa y sin embargo agradeces todo lo que te aportan, culturalmente y a nivel humano. Te dan auténticas lecciones de vida".

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en El Mundo.es América

DESDE PUERTO PRINCIPE

Estar aquí, en un lugar realmente especial, tiene que ver con labores de colaboración técnica con un chef de renombre que vibra con lo solidario vinculado a los fogones y a la comida, y a lo que esa alquimia ancestral produce, procesar alimentos para nutrir cuerpos. He acompañao durante unos días a José Andrés en su búsqueda del mejor lugar para instalar en Haití un espacio donde se prepare comida para ayudar al mundo desde su fundación recién cocinada, World Central Kitchen. En este caso, donde se desarrolle y experimente una enfoque actualizado desde la cocina colectiva eficiente y de alta responsabilidad con el medioambiente y la economía local. Un lugar donde enseñar a cocinar la sostenibilidad en un país que la necesita como el agua y como la necesitamos todos. Desde The Solar for Hope, esa iniciativa de voluntad popular, dos cocinas solares parabólicas y complementos viajaron como equipaje facturable para ser instaladas donde mejor procediera.

La vida energética desde los fogones anhelada por José Andrés en Haití pasa por el uso de tecnologías y combustibles idóneos para la autonomía energética de un pueblo al que llegan desde el exterior casi todos los recursos energéticos que utiliza, con gran dificultad. Pero también es exterior el sol de la fotosíntesis y de la foresta, el mismo sol que ayudará a las gentes de Haití a dar el salto al futuro, pero para eso queda, igual no mucho.

La foresta, que queda poca, y la poca que queda pasa a carbón vegetal demasiado rápido ya que es la fuente principal de las mayorías, es para la energía de lo pobres y desheredados, acicate para una desforestación que esta a punto de sesgar vidas porque escribo unas horas antes de que la antes tormenta tropical y ya huracán Tomas ponga patas arriba la débil situación de un pueblo dolido, y jodido por todos lados. Y es que Haití tiene una historia política moderna que da pena, tiene el dolor de un terremoto donde más duele, en el alma y cuerpos de la gente y tiene la epidemia del cólera que avanza imparable y ahora lo que faltaba, un huracán sobre quizás parte importante de los con techo de lona o plásticos. Si lo coges todo junto, aterra, y la palabra maldición se queda justa. Si te paseas por los entornos, ves un pueblo que quiere vivir en paz, muy posiblemente dispuesto a no abandonarse, si procesarse y salir de esas durezas que marca y rigen la pura supervivencia. Haití necesita todo, necesita casi nacer de nuevo y recibir lo mejor que los demás podamos aportar. Haití somos todos, por lo menos los que sienten que no hay lugar para que la familia humana global siga tan mal avenida.

Estos días, ha tocado inhalar en horas punta cuando nos trasladabamos con privilegio desde la inclinada Petion Ville hacia zonas de Puerto Príncipe, ida o vuelta, dosis demasiado cargadas de insano aire mezclado con partículas de la insalubre vida cotidiana y la combustión de hidrocarburos de una de las flotas más numerosas que he visto en mi vida de 4x4 y otros cacharros que con 20 años menos no los hubieran ni dejado entrar a una de nuestras habituales ITVs.


Todavía me pesan los pulmones, mientras escribo protegido del agua anunciadora de la nueva agresión de la naturaleza. Fuera las calles están llenas de los caretos aspirantes a presidente del país, quedan 3 semanas para votar al sustituto de Preval. La gente no lo tiene fácil para distinguir entre 19 candidatos, 2 mujeres. Los más fuertes desde los polos políticos de toda la historia barrerán con la condición de contentar a la comunidad internacional para que empiecen a llegar los recursos de la reconstrucción, para que comience el reparto del pastel. Por cierto, el Kinam, hotel de culto donde nos hemos hospedado, acoge a cooperantes, periodistas, negociantes y de vez en cuando, huele a mafia, que como en todos los lugares, debe estar tomando posiciones.

El otro día encuentro con Jorge, Jordi y la nueva compañera que gestionan los proyectos de la ong Cesal, que tanto nos apoyo cuando estuvimos aquí cargados de productos e ilusiones de esperanza solar, allá a los tres meses de la ruina telúrica. Nos cuentan los cambios y las dificultades cuando de la fase de superar la emergencia se pasa a la fase de la fustración y las tensiones de la gente local. Nos anuncian sus nuevas acciones de acompañamiento socioeducativo en zonas de barrios muy afectados por el terremoto. Nos hablan de cantinas escolares, y enseguida pensamos que en cada una un sistema de cocción eficiente, ya veremos con que tecnologías, pero uno por cada cole, por favor energético.


En las cercanías del orfanato y dentro de las instalaciones de la ong italiana  Fundación Francesca Rava, quedó depositada para pruebas y valoración, una olla express testada in situ y en desarrollo  bajo la asesoria técnica de Joé Andrés con la empresa española Fagor y una cocina alSol 1.4 con capacitación de un técnico del complejo de instalaciones que dejo tieso de contento a José Andrés, obrador mecanizado de pasta, el famoso horno de los 10 mil panes x día desde el momento siguiente al 12 de enero, el taller de reparación de vehículos y desde el mismo la fabricación de cientos de pupitres para las escuelas que cuidan y promueven, 27 en total.


Hoy tocaba el departamento de acciones sostenibles de la ONU qeu está preparando soluciones  contra el carbón vegetal, pero la alerta roja por el huracán que esta a punto de llegar no lo ha hecho posible, todos movilizados, porque la cosa es seria y quizás muy dura. El cólera con las inundaciones, avanzará su senda de muerte y los perdedores perderán la nada que les queda. Una pequeña cocina alSol K10 queda en custodia con los colegas de Cesal para la próxima estancia del chef.


Llueve, la previsión asusta, me voy a dormir, con el sentimiento de pedirle a las fuerzas de la Naturaleza que sean benévolas con los millones de haitianos que no tienen más que una tienda y cuatro cacharros, para protegerse de sus avatares.
Espero que mañana el Haití que nos conmueve, no aumente su intensidad. 

Manolo Vílchez

ADIOS HAITI, RUMBO A SALINAS, NOCHE EN EL HILTON - SFH 9

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Reedición retroactiva

Dejar al amanecer el hotel Kinan en Petion Ville con el rumor callejero y la continua musiquilla de fondo salida de no se bien donde desde el campamento de refugiados de la plaza Sant Pierre, sólo 20 metros de distancia de un encuentro directo con dos niveles de vivir Puerto Príncipe, le ha dao ese toque nostálgico de las despedidas de lugar, mientras buscábamos una moto taxi que nos sacara de la complejidad de la urbe rota rumbo a la frontera de Jimani. Dos mundos a tiro de piedra, en el hotel periodistas, cooperantes internacionales, y traficantes varios. En el parque varios miles de príncipes y princesas sin posibilidad salvo de humilde cobijo bajo toldo e incierto futuro, pero con unas ganas de tirar palante que es lección de humanidad para el acomodado que esto escribe.

En la caja de la pickup retornan una cocina y cacerolas, mínimos equipos de iluminación y la azada de rueda Heidi de Ecoprac, el destino de ello son equipamientos de Cesal nada más pasar la frontera en República Dominicana. De esta forma desde Solar for Hope unimos simbólicamente a dos países de una sola isla. Antes pasamos en misión especial a indagar sobre el accidente de helicóptero, donde por desgracia, 4 militares paisanos nos dejaron en su ultima misión. Llegamos a Fond Verretes, al lugar donde empezamos con fuerza e ilusión el periplo de 9 días de indagación en la dolida pobreza de millones de seres humanos, en el análisis socioambiental de un país pobre que suma la mayor catástrofe (en victimas) por causa geológica de la historia humana del continente y donde la voluntad solidaria del proyecto Solar For Hope se estrenó y donde José Andrés se puso a los fogones del no carbón y preparando migas con sardinas que dejaron un impacto sensacional en la humildes gentes de la población donde Cesal y Caritas laborean por el bien común.

En el cruce desde la carretera y arranque del valle de Fond Verretes sube a la caja sin pensarlo el que al poco fue uno de los encuentros más intensos de nuestra estancia, Jean Baptiste, nobel músico y mecánico, huido de Puerto Príncipe roto con su familia, con un tono de voz inolvidable y un castellano hablado y agradecido gracias al colegio de la infancia. Acompañó a Carlos donde hizo falta, me ayudo a cambiar la rueda pinchada y comió en el mercadillo con una agradecimiento que tocaba el alma. Una linterna solar de mano en sus manos y un saludo hasta a vista en la salida del pueblo nos despidieron por última vez de ese lugar que ha estado siempre en nuestros diálogos.

Estar al lado de un profesional de la comunicación es una experiencia enriquecedora, la habilidad de hilvanar detalles, sucesos, comentarios para convertirlo en información veraz y útil es un arte, y en Carlos Fresneda un modo pasional de entregar a la sociedad la verdad según sus mirada y su sentir humanista. Su crónica enviada por teléfono ante la falta de conexión puso punto y final a una visita inesperada.

Capturo la imagen del puesto del mercadillo donde un negocio solar anda en marcha, es la recarga de móviles desde panel fotovoltaico a batería de coche y de aquí a la distribución de enchufes y en las posibilidades de dotar este tipo de microemprendimientos con generadores fotovoltaicos como los que hemos instalado desde el SFH. Imágenes durante la bajada de laderas mermas de foresta, alguna columna de humo carbonero de supervivencia y colapso y la imagen imborrable todavía de un chavalín en busca de agua como perdido en un mar de piedras son los últimos recuerdos antes de entrar con inusitada tranquilidad en la frontera, pasar con buen paso por el malpaso (nombre del lugar fronterizo) sin parar viendo el contrabando en barcas de carbón vegetal que no para ya que es negocio pingüe (1 dólar al día para cocinar una comida una familia, en BCN con ese importe se preparan 5 comidas) y hacer lo mismo en la de R. Dominicana y apretar acelerador rumbo a Salinas, donde el retraso de bastantes horas nos inquieta. No pasan 500 metros de la verja que las ganas de encontrar algo de normalidad nos hace reflexionar en voz alta y frenar para proceder a dar media vuelta y volver a tramitar el sellado de pasaportes como mandan la normas.

En Salinas, a unos 100 km, cae ya la tarde y los miembros de la cooperativa de agricultores dedicada al cultivo de frutales (mango, papaya...) en tierras prestadas y apoyada por Cesal a nivel técnico y organizativo, llevan medio día esperándonos. Aparcamos, saludos y salto con la caja de la azada en no más de dos minutos y junto a 10 humanos montamos en un plis plas esa pieza de alta inteligencia para uno de los más loables de los trabajos humanos, generar alimentos desde la tierra, trabajándola con su fertilidad mineral, el agua que la riega y el trabajo y el sudor. Serrat ese día preparaba su esperado estreno en el centenario de ese poeta del pueblo Miguel Hernandez, hijo de la luz y de la sombra que tanto elevo las labores del gremio. Una ayuda a la memoria histórica que no hemos todavía compuesto.

Al poco estamos abriendo surcos de pruebas y no tardan un minuto es estar los cooperativistas cambiando accesorios y sintiendo como un avance y descubrimiento lo que Ecoprac lleva años ofreciendo al desarrollo de la horticultura ergonómica y más eficiente. A mi, como la azada es casi un bici, y debido a mi debilidad patológica por esa máquina con dos ruedas, me cojo a su manillar y aunque solo tenga una como que me paseo surcando la tierra y añorando mi Dahon Curve, a la que tengo unas ganas de montar que no veas. Viva la rueda y los humanos que la parieron.

Entrega de lamparas y linternas, y presentación de una cocina solar que no montamos por horario y que montaremos en Santo Domingo para que retorne lista para la acción. Cesal se encarga de trasladar el training in situ en unos días y los trabajadores de la tierra, parece que la esperan con ganas para calentarse la viandas en esas paradas de laboreo entre mangos, papayas aquí llamadas lechosas (que no tardan en vaciarnos un saco entero para disfrutarlas en dos días una vez maduras). De una de ellas y en casa de uno de los técnicos de Cesal, salen preparados unos batidos que nos trastornan los placeres a mejor.

En Santo Domingo, y en la ruta desde Salinas, vemos y sentimos la enorme diferencia de dos países uno al lado de otro, ya sentida a la ida pero ahora con la vivencia acarreada, más analítico el balance. Cuelgan de vallas y farolas simpáticos carteles de campaña electoral (que nos decimos que habría que recoger como exposición fotográfica, porque el rato que nos han hecho pasar es inolvidable).


Llegamos muy tarde al Hilton, demasiado postín para cerrar nuestro periplo caribeño en busca y servicio social, mañana es el día del concierto Esperanza por Haití y hay que estar frescos, no espera la rueda de prensa y el cubrir el evento, que con música sera una despedida emocional. Mientras caen los tratamientos de imagen, el envío a la redacción de El Mundo, América, balances espontáneos y peregrinos de los días atrás, necesidad imperiosa de ordenar el petate y una cierta nostalgia del hotel Kinan, que siendo mucho más modesto es mucho más valioso que el Hilton frente a la playa.

Manolo Vílchez
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CIELO ABIERTO AL LADO DE CITE SOLEIL - SHF 5

Reedición retroactiva

No ha costado poco encontrar un pedazo de cielo en medio de la pobreza ocupacional que rodea a Cite Soleil, nada más pasar la referencia clave de un puente sobre lo que debería ser un río. Nos ha servido también para descongestionar de Puerto Príncipe núcleo urbano, demasiada destrucción a la vista, demasiados escenarios de dolor pasado y dolor en los recuerdos, demasiado aire sucio, pero suficiente ajetreo humano como para ilusionarse.

Antes, nuestro 4x4 quedo en 0x0 patatero al dejarnos tiraos junto al hospital de Médicos Sin Fronteras allá en el aeropuerto, donde Carlos entrevista y visita, buscando además a ese chaval músico que perdió casi todo y ahora recuperado de lo traumático se dedica a cantar allá donde muchos están en la horizontal, dolidos todavía.

Al cabo de dos horas, tenemos repuesto y ya con un sospechoso 4x1, cambio de cargamento y corriendo a la cita con Sor Pilar.
Un vaso de agua fresca de recepción en el Dispensario de María Magdalena, de las Hermanas de la Caridad ha sido para mi como debe ser lo bendito, algo agradecido y supremo. Sor Pilar se presenta, nos disculpamos por el retraso y con ganas de recuperar todo lo perdido y compensar su espera, José Andrés y un servidor solar nos ponemos a montar la cocina parabólica batiendo todos los records y con destino al lugar mientras van llegando el resto de hermanas, son 5 en total, y Sor María Aparecida, entre suministros hidratantes no para de indagar en lo relacionado con ese artefacto que un mecánico y un chef montan al unisono mientras comparten las cosas de la vida con esas enfermeras confesionales que puestas donde estamos las elevo a lo más alto del servicio a la humanidad. El libro de cocina de Imma Seifert (pdf) que se inlcuye en la caja de la cocina es leído y releído, mientras van llegando preguntas sobre funcionamiento y ventajas de esa máquina que se conecta con el cielo sólo para hacer el bien a la viandas. Hablamos de Navarra y las renovables y de a ver cuando unos de esos molinos se bate con los vientos del lugar, propone una hermana.

Sor Pilar nos cuenta que en 5 años han levantao 75 mil historias medicas, y que no paran, a las 2 de la mañana comienzan a hacer fila los aflijidos, que aquí son todos y no tienen más lugar, con la esperanza de recibir alivio a su dolor, traumático o emocional, de manos de voluntarias de la vida para los demás.
Estamos en el patio interior, nada más pasar la verja, y sale a comentario Telmo, nuestro guía logístico en la distancia, que pasó un mes en la zona nada más romperse Haití, durmiendo muchos días en el mismo lugar donde ahora estamos preparando la demostración solar.

Agua a ebullición y lección magistral de José Andrés, manejo y cuidados trasladados con pasión a esas mujeres que miman y cuidan la vida de los demás. Llegan Carlos y el fotógrafo Jake, y Sor Pilar entra en diálogos, es una de las personas de aquí que están allá que van para el homenaje de Carlos a la superación haitana de los 100 días de la rotura. José Andrés y los niños se lo pasan bomba, les graba en vídeo mientras cantan y a modo de director de una orquesta excepcional, se centra en ello con una pasión muy especial. Al mismo tiempo , explicamos con detalle que es The Solar For Hope, que gracias a personas y entidades hemos podido proveer de tecnologías solares al proyecto y todo mientas entregamos las lámparas y linternas solares, de la que seduce la función de antimosquitos de las de camping, que agradecen valiosamente.

Sigue el material escolar, el saltamontes destaca por lo rápido que trasmite la pasión de los que llegamos hace un rato al lugar y por las posibilidades que tiene para alegrar el conocimiento de los más pequeños, todo el material tiene destino nítido. La caja aislante y los recipientes y una despedida con retorno que al final no pudo ser y quedo en llamada por teléfono. A Sor María Aparecida, nada más editar le envío enlace. Nos faltó tiempo para probar equipos, pero ya me consta que en muy buenas manos dejamos lo que pensamos puede ser una ayuda en ese lugar donde todo, todo tiene un valor especial.

Gracias hermanas, no recuerdo que me llamaran alguna vez hijo de Dios como ustedes lo hicieron, y sintiéndome hijo del azar de la vida, no dudo que hay fuerzas que nos unen a todos, y valores como la compasión y la entrega a los demás de la que muchos tenemos que aprender y aplicarnos, mientras un sistema social injusto requiere toda nuestra fuerza para llevarlo a justo, ético, solidario y equitativo .

Manolo Vílchez
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100 DIAS YA - SHF 10

...de la rotura del caribeño país, y yo hace 3 que regresé de ese viaje a Haití para sentir y actuar en lo imaginado como ayuda eficiente a las gentes de un país que no tiene nada en orden. En la fila del embarque, regresando, en el aeropuerto de Santo Domingo, y detrás mio, 3 mujeres comentan lo que han pagado por las pulseras que se traen encima, una de ellas incluso lanza que lleva la maleta llena. Otra que por 390 euros, 9 días todo incluido, y rememora que se ha pegao un mes de estancia y que repite de aquí a poco y por lo que oigo a las tres, ya están preparando el siguiente viaje a por los placeres paradisíacos de hotel de la República Dominicana. Veo en la fila a los músicos de Miguel Bosé o Alejandro Sanz, no hace más que unas horas había tenido el privilegio de verlos tocar por el sueño proyectado de Juan Luís Guerra con sus amigos de construir un hospital con la recaudación de los dominicanos en el concierto de esperanza para Haiti. Aquella bandera anudada de los dos países de la misma isla y enfrentados siempre, era un real símbolo de esperanza. Unos vuelan para nada útil para el bien común, otros quizás para ayudar a cambiar las cosas, y aun con riesgo de errar, persisten.

Hoy hace 100 días que mucho se rompió para el futuro de Haití, y hoy hace 100 días que Haití comenzó de nuevo. Se rompió, además de por lo telúrico, por la debilidad de sus pilares y el fracaso social de un pueblo con mala suerte y los peores resultados posibles de sus élites dirigentes. Hoy hace tres días que dejamos las calles de Puerto Príncipe, cogimos la carretera rumbo a la frontera de Jimani, y al valle del Fond Verretes, la muerte en servicio nos llevó de nuevo antes de salir del país.

Hoy ha sido el Día de la Tierra y Carlos lo ha dedicado a Haití, como él, yo creo que me he traído conmigo un trozo de esa tierra en mi interior. Ver como el negro carbón ensucia y mata la vida vegetal y es trafico económico puede dar idea de que en Haití todo hay que hacerlo de otra manera, no solo levantar viviendas, hay que levantar una economía solar con urgencia extrema. Las 10 cocinas solares montadas y listas para reducir de todo, allá han quedao en buenas manos, al igual de la iluminación y la carga de baterías que, siendo tecnología, te hacen autónomo y libre, un buen trecho.

El menudo, amable y hábil chófer Pierre no guardaba esperanza alguna con la corte de políticos actuales, a la cabeza un alcohólico y en su mesa una corte de chorizos que el devenir social a privilegiado. Más de 5.000 millones de dolares esperan para invertirse en levantar un país con millones de humanos que quieren trabajar, que quieren vivir donde están, que estoy seguro que quieren celebrar días de la Tierra, por lo menos cuando toca cada año. Con miles he cruzado las miradas, y he visto muchas más ganas de vivir superando las adversidades que las que he visto en la fila del embarque, en el tren que une el aeropuerto con Barcelona y en el metro que se mueve por debajo de ella. No ha sido del todo apacible, el volver.

Leo que de lo poco de Copenhague nada o poco se está haciendo por el clima, como que no hay mucho interés en lo que nos va la vida en juego (si como yo así lo crees), mientras las cenizas de un surtidor telúrico cambia por completo la vida de un continente y anuncia más alteración climática por venir mientras que los negacionistas han tomado a la oposición por objetivo a seducir, para nuestro acompañar a Haití hacia el colapso de los sistemas, más o menos.

Ahora o nunca, es el título que Carlos le ha dado desde su fertilidad creadora a otra crónica en honor a esos 100 días de vida y en base a estos días pasados y vividos con intensidad y aprecio hacia todo lo vivo de esa tierra verde y que podría volver a ser frondosa, de esa tierra soleada con virtud y que podría ser autónoma de sobras en energía ( por esto hemaos estado aquí desde el The Solar For Hope ) y de esa tierra donde el agua cae con sobranza y que podría hidratar suficiente salud humana. Ahora o nunca (pdf), en boca de gente de aquí que anda allá, haciendo el bien, cada uno como sabe o piensa que debe hacerlo. No son muchos porque allá hacen falta muchos más, pero sus elecciones personales son admirables en lo moral y en lo ético. Haití, sin olvidar nunca los otros Haitís rotos por causas no deseadas en todo este mundo, debería ser el laboratorio de la Humanidad para poner de una vez por todas, los pilares, maleables y resistentes, que no cobijen la usura, los vanos privilegios, las jerarquías sucias, los ladrones de todo lo posible de los otros y de la misma Tierra. A los 100 días y a todos los que seguirán, deberíamos soportar un gran cobijo seguro para nutrir y sanar a los vivos y al mismo tiempo construir una sociedad de vida sencilla y suficiencia, de cultura y respeto a la diversidad de todo tipo y condición, porque Haití fue y puede volver a ser un día, un paraíso con sus días para la vida en la Tierra.

Eso si, de todos nosotros depende, aquí con nuestras formas de vida cada vez con menores impactos sobre la biosfera, que eso sea posible.

Gracias Tierra, Gaia, Pachamama, que igual que destruyes sueños y estructuras alojas nuevas oportunidades, ilusión y esperanza para seguir avanzado hacia lo incierto en el universo donde damos vueltas, ...por muchos días tuyos.


Manolo Vílchez
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NUEVA ORLEANS SE VUELCA CON HAITI

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Con la lección aprendida del huracán Katrina, un grupo de más de 40 líderes y organizaciones sociales de Nueva Orleans han decidido volcarse en la ayuda a Haití. “La gente sigue muriendo y necesitamos pasar la acción”, fue la proclama lanzada por Malik Rahim, fundador de Common Ground, en la reunión de urgencia celebrada días después del terremoto de Puerto Príncipe.

Los grupos de Nueva Orleans se han unido bajo el paraguas del Haiti Emergency Village Project y han enviado ya su primera avanzadilla de voluntarios. Entre ellos, Scott Weinstein, que está trabajando sobre el terreno para “replicar” en la capital haitiana el modelo de clínica popular que creó Common Ground tras el desastre del Katrina.

“La magnitud de la tragedia es mucho mayor, y tenemos que enfrentarnos además al reto de cientos de miles de personas sin techo”, admite Tom Pepper, jefe de Operaciones de Common Ground. “A la situación crítica por la necesidad de alimentos y de asistencia médica, se unirá pronto la urgencia de la reconstrucción. No podemos olvidar que en dos meses arranca la temporada de huracanes...”.

“Haití no necesita una legión de voluntarios como la que tuvimos en Nueva Orleans”, asegura Pepper. “Lo que los haitianos van a necesitar es trabajo, herramientas y recursos para poder implicarse ellos mismos en la reconstrucción. Si nuestra experiencia sirvió de algo fue precisamente para eso: tan sólo el trabajo de los grupos de base puede suplir el gran vacío institucional”.

“Solidaridad, no caridad” es el lema de Common Ground, surgido precisamente como respuesta ante el fiasco de la Administración Bush y de las autoridades locales. Otros grupos
como el Instituto para la Justicia de Louisiana
, el Centro para el Compromiso y el Desarrollo Sostenible y Make it Right (la fundación creada por Brad Pitt) se han unido al colectivo de ayuda Haití y han prestado la asistencia de arquitectos, ingenieros, especialistas en el tratamiento de aguas y trabajadores implicados en la reconstrucción del Noveno Distrito Bajo, la zona anegada y devastada tras el paso del Katrina en el 2005.

“Hemos aprendido algunas lecciones dolorosas en nuestra lucha y ahora tenemos la obligación moral y el compromiso espiritual de ayudar a la gente de Haití”, declara Jacques Morial, al frente del Instituto para la Justicia del Louisiana.

La escritora haitiana Edwige Dandicat y el autor norteamericano Jordan Flaherty han tendido también estos días un puente invisible entre Nueva Orleans y Puerto Príncipe. “Dos tragedias inimaginables han servido para demostrar cómo nos parecemos y cómo estamos expuestos a las mismas injusticas sociales y ambientales, estemos en el primer o en el “tercer” mundo”, escribe Danticat.

Flaherty indaga finalmente en la deuda histórica de Nueva Orleans, que en 1809 recibió una oleada de 10.000 refugiados haitianos que trajeron hasta el Golfo de México una bocanada de libertad y encendieron en el sur la mecha de la rebelión contra la esclavitud: “Tenemos una historia común, y trabajaremos por un futuro compartido de justicia y liberación”.

Carlos Fresneda, Nueva York
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UN RAYO DE ESPERANZA EN BROOKLYN

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Como los neoyorquinos durante el 11-S, los haitianos acuden con las fotos de sus “desaparecidos” al único lugar donde encuentran algo de consuelo ante la devastación absoluta... Aquí Radio Soleil, la voz creole de Brooklyn, el último rayo de esperanza para decenas y decenas de haitianos.

“Mi madre tiene 87 años, mi hermano está ciego y por el único que tengo una mínima esperanza en por mi hermano”, se lamenta Suze Franklin, nacida en Port-Salut hace 51 años. “No hemos podido hablar con nadie; todo lo que sabemos que es la zona de Delmas, donde vivían, ha quedado totalmente destruida”.

Suze y su hija Christy echan raíces en la sede de Radio Soleil, esperando las noticias que no llegan sobre el paradero de Unoconte, Sony, Thelord y demás miembros de la larga familia. Suze lleva media vida en Flatbush, el corazón haitiano de Nueva York, y trabaja en un autobús escolar. Christy nació aquí, estudia para enfermera y arrastra un doble e inconfesable dolor: “Estados Unidos ha ignorado a Haití durante tanto tiempo... Las palabras de Obama y todo el dinero que manden ahora llega demasiado tarde. No queda nada allí, nada”.

Suze y Christy ahogan las lágrimas y los recuerdos mientras muestran las fotos de sus seres queridos. A su lado, en la concurrida entrada a Radio Soleil, Darline Banjou rompe a llorar mientras explica ante las cámaras su drama personal... Dejó Puerto Príncipe hace un año para casarse con un norteamericano. Estaba arreglando los papeles para poder traer a la tierra prometida a sus cuatro hijas de un matrimonio anterior... “Nunca debí separarme de ellas, nunca debí dejarme engañar por este sueño que se ha convertido en pesadilla”.

Kenol Duverseau teme también por la vida de su hija, Kelynna, que vivía en la calle Lalue, a tiro de piedra de toda su familia: “Cada dos minutos llamo a todos los teléfonos que tengo en Haití; mi vida entera está pendiente de una respuesta”. Mikel Faustin, que asegura ser sobrino del ex presidente Leslie Manigat, intenta entre tanto levantar la moral de las familias: “Mantened las esperanzas... Yo sé que los míos han sobrevivido y que han pasado la noche en la calle”.

El tumulto de familias, deseosas de dar su mensaje en antena, forma un muro humano en los pasillos de Radio Soleil. Al fondo, en la “pecera”, el héroe radiofónico y local Ricot Dupuy intenta digerir las noticicias que llegan con cuentagotas desde Haití y transmitirlas a los 200.000 haitianos que se agolpan en Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut.

“Desgraciadamente, no hay mucho que podamos hacer desde aquí”, se lamenta Dupuy. “Sólo nos queda esperar y rezar. Todos los que quieran ayudan a nuestro pueblo pueden hacerlo a través de Yele, la organización de Wyclef Jean. Agradecemos todo el calor y la asistencia que estamos recibiendo de nuestros hermanos de América latina”.

Carlos Fresneda, Corresponsal de El Mundo en Nueva York
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