¡Por el 'cambio' energético!





Courtney Hight trabajó al otro lado de la verja, como miembro del Consejo Ambiental de la Casa Blanca. Llegó allí a los 29 años, con la sobredosis de idealismo que empapó la campaña de Obama. Pero no tardó en estrellarse contra el muro de las lamentaciones: “El Congreso está en manos de los “lobbies” del carbón y del petróleo, y así no hay manera de cambiar las cosas”.

A los 32 años, Hight volvió a la carga desde fuera, al frente de la Coalición por la Acción Energética. Fue detenida junto con otros 1.253 activistas a los pies de la mansión presidencial, cuando protestaba contra la construcción del oleoducto Keystone XL, de Canadá a Texas. Tuvo que reprimir las lágrimas cuando se la llevaron esposada, pero al cabo de varias semanas cantó victoria: el presidente ordenó la revisión del proyecto y aplazó la decisión al menos un año....
    
“La batalla no está aún ganada, pero hemos dado un gran paso. Los jóvenes han vuelto a movilizarse, esta vez para pesionar y recordarle a Obama su compromiso por un cambio energético real. Se ha dado cuenta de que puede perder definitivamente nuestro voto”.
     
Sin afán de protagonismo, pero sin miedo a hablar, Courtney Hight se ha convertido en el símbolo vivo de la frustración de los activistas norteamericanos por la falta de acción contra el cambio climático. “Mi decepción particular con Obama tiene una fecha, marzo del 2010”, recuerda la ex asesora del Consejo Ambiental de la Casa Blanca. “El suelo se abrió a mis pies cuando el presidente dio el visto bueno a las perforaciones petrolíferas a grandes profundidades... Días después ocurrió el accidente de BP en el Golfo”.
     
Courtney Hight salió como tantos otros por la puerta trasera de la Casa Blanca en plena marcha atrás de la Administración Obama en cuestiones energéticas: “Me tocó vivir desde dentro las negociaciones de la ley del clima. No tardamos en darnos cuenta de que no había mucho que hacer. El presidente dio un par de discursos sobre el tema, pero nunca puso la carne en el asador”.
      
Una vez consumada la experiencia, consciente de las “limitaciones” a la hora de trabajar desde dentro, Courtney Hight volvió al papel de la activista indomable, como codirectora de la Coalición de Acción Energética... “Somos una organizacuón paraguas con más de 50 grupos. Uno de nuestros objetivos es informar y dejar en evidencia a la industria del petróleo y a la del carbón. Si queremos acabar de verdad con las energías “sucias”, tenemos que cortar los 10.000 millones de dólares de subsidios anuales”.
     
Junto a Bill McKibben, se sumó a la campaña de 350.org y participó a primeros de noviembre en los círculos concéntricos de 12.000 activistas que rodearon la Casa Blanca y forzaron la respueta del presidente: “El es el líder elegimos y necesitamos que le plante cara al lobby de la energías fósiles. No podemos permitir nuestra complicidad en un método tan devastador para el medio ambiente como el petróleo de las arenas bituminosas de Alberta. Necesitamos apostar de una vez por todas por las energías renovables”.
     
La batalla del oleducto Keystone XL ha dado fuerzas renovadas al movimiento ecologista, pero le preguntamos a Courtney Hight si no hará falta algo más para calar en la mayoría de la población, si no ha llegado tal vez el momento de “cambiar” el mensaje del cambio climático: “Yo creo que el mensaje habla por sí solo. Estamos poniendo en juego la capacidad del planeta para seguir siendo habitable para los humanos. ¿Hay algo que nos afecte más de lleno como especie?”.

Carlos Fresneda

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