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¡Embárcate¡ ...por la pesca sostenible


En la playa de Burriana jugué en su día con un humano que ya tiene 18 años y recuerdo mas de dos viajes en bici con carro desde la cercana pero no tanto Villareal, donde un urbano me intento multar por no cumplir la normativa de arrastrar cargas con la bici. Hoy vuelvo al puerto, no me ha sido posible no aceptar la invitación para cenar y dormir en una especie de hotel solarmarino, en mi ruta laboral hacia Murcia. Lo que son las cosas, llegaba a Valencia en barco desde la isla de la calma, el maestro permacultor Julio Cantos, y vamos, que se han cruzao los destinos del capitán Toni Font y la marinera Martha Zein, ambas responsabilidades con el adjetivo solar, con dos muy interesaos en sentirse parte de un barco especial. Punto de encuentro pantalan D, para encontrar el barco, aun de noche, no hay problema.

Dice el capitán que el puertecico es de su gusto en la distribución, se comparten risas, se siente la brisa, la calma y las buenas energías regadas de sentimientos. Surge la complicidad de navegar hasta Castellón a primera hora de la mañana y preparamos vivac en cubierta bajo techo tecnológico de paneles fotovoltaicos, 10 kilovatios de azul cielo, que aportan energía y sombra. La luna sale al tiempo que el permacultor da gracias a la casualidad y yo me escabullo dentro del saco, recordando más de 100 noches bajo las estrellas y esta bajo como el Sol, además.

El barco catamarán en cuestión es el Solar WWF, el primero electrosolar que cruzo el Atlántico en 2007 y ayudó a la ingeniería a evolucionar hacia otros más potentes, más sofisticados. Aquí la ficha y como se impulsa.

Donado a WWF es utilizado para realizar campañas por el Mare Nostrum, pasa el invierno en Alicante y el biólogo y activista, patrón y ahora capitán de barco solar Toni Font junto a la periodista y creativa Martha Zein lo pilotan este verano. Junto con los activistas ambientales de ANSE en Murcia, navegaron hace unas semanas en Murcia, por el Mar Menor, juntos para reclamar la protección de la Isla Grosa.

Ahora están posicionándolo hasta Barcelona, donde el próximo día 3 de julio se presenta la campaña de este año dedicada a la pesca sostenible y la importancia vital de los ecosistemas marinos, que recorrerá el litoral catalán recogiendo datos, informando a los profesionales del sector y medios de comunicación sobre la única pesca posible con futuro y brindando a la ciudadanía visita guiada, charlas y el obsequio, en casos, de minicruceros por el puerto que toque, para sentir lo que es navegar a la velocidad de las mariposas sin ensuciar el aire. Somos agua, somos mar, somos energía solar¡. Acceso a la campaña Embárcate 2013, con calendario de recorrido.

Y entre sensaciones y experiencias, guía para la acción, aquí la que tiene que ver con la vida marina y su proteina, el pescado. Nos dicen que encontrarás más de 100 especies de pescado y marisco con toda la información sobre su hábitat, estado de conservación y principales amenazas. Nos invitan a buscar y explorar para ser un consumidor responsable. Nos informan de que se utilizan distintas artes de pesca, pero no todas permiten la conservación de los mares y océanos. Podremos descubrir si la especie que vamos a consumir ha sido capturada con métodos de pesca sostenible. Y para ello nos informan de que los mares y océanos están divididos en zonas de pesca. Cada una tiene una numeración establecida por la FAO, que ayudan a situar las distintas pesquerías en el mundo. Con esto podemos averiguar de donde viene lo que, si lo consumimos, nos nutre.

Y navegando por la costa de la tierra adentro donde pase un tiempo hace ya tanto, todo cambia. No es lo mismo mirar a un horizonte marino que a uno terrestre, sintiendo que la frontera que los separa la impone la llegada del liquido vital, cargado de sales, analogía entre nuestra especie y la hidrosfera, de media 70% de agua somos, así como el 70% azul de la superficie de esta maravillosa bola cósmica que habitamos y del que un día salimos. A un lado y otro de la frontera nuestra huella es profunda, no iba a pasar desapercibida una especie que depreda para seguir avanzado, lastima que sin conciencia critica, aunque esta se intuye esta llegando y se anuncia parto.


Julio le echa mano a un banderín, junto al del la Ong del panda y el capitán Toni no tarda en indicar que es el del Slow Sailing, (Navegación Tranquila), Julio mueve la cabeza asistiendo contento con el descubrimiento de que hay quien reclama lo que en ese momento estamos haciendo.


Me pillo a Martha metiéndole mano a su cuaderno de a bordo, ella que lleva años siguiendo las rutas del agua. Mientras, la brisa va subiendo temperatura, el aire se huele limpio, el motor eléctrico suena lejano y el sol incide con lógica variable inclinación sobre el techo que nos acoge, prestando matutinos servicios energéticos. El Caos Sensible sobre la mesa me lleva a mi devota y confesa pasión por el agua, escrito como me indica Martha cuando ella nació y yo no se donde yo estaba. Theodor Schwenk, su autor, muestra como el agua sobre la que navegamos sin hacer mal, el agua que somos y que nos mantiene, la que llega al mar por sus ríos de cauce, la que está en los alimentos, la que emociona, no conoce la linea recta y se presta siempre a discurrir y moldearse alegre. Si el agua te emociona, la visión de la antroposofia (wiki) aumentará la intensidad. Y aquí, el libro te lo pueden facilitar

Atracamos en puerto del Grao de Castellón, no sin antes firmar en el libro de visitas. Julio subirá otra etapa y lo veré limpiando el generador fotovoltaico en labores de mantenimiento, Martha sigue plasmando sus sentires en el blog con titulo vinculado a este donde estás, yo en mi ruta y ella en Donde el Sol nos lleve.  Siempre, a ti y a todas, el Sol siempre nos acompañará, allá donde queramos ir.


A partir del 3 de julio, no dudes, ¡embárcarte! ...y no dejes nunca la navegación lenta pero segura hacia un futuro mejor, fruto de un rumbo acertado de tantos capitanes como humanos somos, de un solo barco, impulsados por la pasión, las buenas energías y el amor.



Manolo Vilchez
Publicado en el blog En Ruta Solar de El Correo del Sol

La ciudad de las ideas

 

Paul Villinski instaló en pleno Bowery su caravana solar. Ian Cheney se vino con su camión-granja. Los hermanos Freitag montaron su cantina de compost. Del Cafe Habana trajeron la bici-licuadora. Los apicultores urbanos repartieron miel a espuertas. Los hortelanos de las alturas ofrecieron su incipiente cosecha. Y los impulsores de Cool Roofs nos invitaron a cambiar de color los tejados...
    Nueva York fue por unos días cocedero de ideas, labotarorio vivo de la ciudad del futuro: la jungla
de asfalto pintada de verde y blanco.


Rem Koolhaas habló de la capacidad de la gran metrópoli para reiventarse a sí misma, sin renunciar a su apabullante impronta de cristal y cemento, pero dejando paso al animal orgánico. Jaron Lanier nos invitó a la ciudad “interconectada”, donde los espacios virtuales y públicos confluyen en una tupida telaraña urbana. Y David Byrne vino sudando y en bicicleta, predicando la revolución de la movilidad urbana a todo pedal.

Pero los grandes protagonistas del Festival de Ideas fueron sin duda los neoyorquinos de a pie, que respondieron en tropel a la convocatoria del New Museum y convirtieron por unos días el Lower East Side en el lienzo de la ciudad posible (el año próximo, por favor, que corten de una vez por todas el traqueteo incesante de camiones y autobuses por Bowery).

El restaurador ecológico Steven Handel organizó un safari urbano, a la caza de dientes de león por las aceras. El diseñador Neil Freeman nos hizo descubrir el alineamiento solar en la ciudad “elástica. Family & Playlabs llenaron las calles de gusanos de colores. El Spacebuster se infló como una gigantesca burbuja transparente. David Rockwell invitó a grandes y pequeños a jugar en el patio de recreo de la imaginación.


    
El arte y la inventiva suplieron a los malos humos. El tiempo se detuvo a medio camino entre el pasado y el futuro. La ciudad fue un gran pueblo donde todos se reconocían. Nueva York se desdibujó y desapareció de todos los mapas...
   
Aunque luego llegó el lunes canalla, con la fusta y las espuelas, con la estampida de las ambulancias y los bramidos de los coches de bomberos, con el chirrido del metro y las montañas negras de basura, para recordarnos lo mucho que aún queda para llegar a la delirante utopía.


 

Carlos Fresneda, Nueva York

La ciudad solar de Florida


“¡Cuidado con los cocodrilos!”. La inquietante señal nos acompaña durante tres horas en la travesía de los Everglades, la mayor región pantanosa subtropical de Norteamérica, extendiéndose como una mancha sinuosa de agua por todo el sur de Florida. Cuesta creer que exista este otro mundo, poblado de manglares, neblinas y misterios, entre los monstruos urbanos de Miami y Fort Myers.

Y sin embargo aquí estamos, en un mar interior de aves acuáticas, avanzando por una de las dos carreteras que lo atraviesan (ruta 41) y buscando afanosamente el enclave conocido como Babcock Ranch.

Nos recibe cordialmente el “capataz”  John Broderick, y junto a él recorremos el rancho de 36.000 hectáreas hasta avistar finalmente a los cocodrilos, que se mantienen sin embargo semisumergidos y alejados voluntariamente de la “civilización”. Otras especies, como los cerdos y los pavos silvestres, sí se acercan a las zonas pobladas, intrigadas por el trasiego de las excavadoras...

   
En medio de la nada acuática, en tierra de rancheros y de ecoturismo incipiente, se está construyendo la ciudad solar de Florida. La burbuja inmobiliaria ralentizó el despegue, pero Broderick da constancia de la actividad creciente, al borde de la cantera convertida en lago donde estará el centro urbano de Babcok Ranch o al norte de la finca, donde se construirá la central solar fotovoltaica de 75 megavatios que saciará gran parte de las necesidades energéticas de sus futuros 45.000 habitantes.

No se trata de una utopía, sino de una realidad cada vez más cercana”, asegura Syd Kitson, que ha presentado estos días su proyecto en Nueva York, en la conferencia The Ideas Economy, organizada por The Economist. “Sin entrar en comparaciones con Masdar City (la ciudad futurista en el desierto diseñada por Norman Foster), nuestro proyecto está cimentado en ideas probadas y en tecnologías que ya existen”.

Siguiendo las pautas del “smart growth” o crecimiento inteligente, el promotor de Kitson & Partners presume de haber concentrado la densidad urbana en apenas 6.900 hectáreas y de haber dejado más del 80% de la extensión para zonas verdes, largos y parques. “Aspiramos a ser un laboratorio de vida urbana”, asegura Kitson, “en total sintonía con el medio ambiente y demostrando que es posible coexistir con la naturaleza”.

     
Una tercera parte de la población vivirá en el centro, y el resto estará distribuido en ocho pequeños núcleo, unidos por transporte público, carriles-bici y un innovador sistema de coche eléctrico compartido, con quioscos solares donde podrán cargar baterías. La iluminación pública también será solar, aplicando lo último en tecnología LED. Aparte de la central fotovoltaica, los paneles se alternarán con los tejados verdes en los edificios de altura...

Aspiramos a ser la primera ciudad en el mundo que se mueve por entero con energía limpia”, añade Syd Kitson. “Y queremos marcar también la pauta en eficiencia y en ahorro de energía. Pretendemos neutralizar todas nuestras emisiones y mostrar el camino a otras ciudades en la era del cambio climático”.

Con 557.000 metros cuadrados de suelo para oficinas, los promotores de Babcock Ranch quieren convertir la ciudad en uno de los puntales tecnológicos de Estados Unidos en los sectores de energía y comunicaciones (la ciudad entera estará conectada a internet por un sistema de wi-fi). La reivindicación de lo público y los “espacios comunes” ha pesado también lo suyo en los diseños iniciales, que potencian los recorridos a pie y en bicicleta. La ciudad pretende contar también con cinco escuelas públicas bajo el lema de la innovación.

Queremos que la gente viva, trabaje, estudie y se divierta en Babcok Ranch, sin la necesidad perentoria de depender del coche a todas las horas”, afirma Kitson. “Nos hemos fijado la meta de crear 20.000 puestos de trabajo y hacer la ciudad asequible a todos los bolsillos”.

El promotor no se atreve a poner una cifra sobre la mesa, pero algunas estimaciones  hablan de una inversión inicial de 2.000 millones de dólares para ver hecho realidad el sueño “verde” en el que lleva cinco años volcado. Las dificultades económicas y el triste expediente ecológico de Florida han provocado un razonable escepticismo ante el proyecto, pero Kitson aspira a verlo levantar el vuelo de aquí al 2015: “Vamos a hacer que Florida se merezca finalmente el título del estado “solar””.

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en blog En la Ruta Verde de El Mundo.es