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La 'batalla' de la bombilla


La bombilla es ahora el símbolo de la 'resistencia' conservadora.

    La bombilla es ahora el símbolo de la 'resistencia' conservadora.
  • Los republicanos no consiguen sabotear la ley de eficiencia energética
  • La bombilla incandescente es el símbolo de la 'resistencia' conservadora
La bombilla incandescente, que ha evolucionado bien poco desde que la patentó Thomas Alva Edison en 1879, se ha convertido en el último e irrenunciable símbolo de los conservadores norteamericanos en su afán por dar marcha atrás en todo lo relacionado con la energía y el medio ambiente.

En el 2007, bajo los auspicios del ex presidente Bush y en medio de un clima político menos caldeado, republicanos y demócratas hicieron causa común y aprobaron la Ley de Seguridad e Independencia Energética, que exigía a los fabricantes incrementar gradualmente la eficiencia de las bombillas del 2012 al 2020.

Cuatro años después, los republicanos (espoleados por General Electric y otros fabricantes) se han rebelado contra la ley y se han erigido en defensores de la “libertad de los consumidores” frente a la injerencia del Gobierno.

El comentarista ultraconservador Glenn Beck se convirtió en uno de los más conspicuos detractores de cualquier medida de eficiencia energética. La congresista Michele Bachman -caricaturizada como la estatua de la Libertad con la bombilla en lugar del antorcha- ha decidido incluso abanderar el tema en su candidatura a las primarias republicanas, consciente de las pasiones que despierta entre la parroquia conservadora.

Los republicanos han llevado esta semana la cuestión al Congreso, pero han fracasado a la hora de lograr la mayoría necesaria de dos tercios para derogar la ley. Aun así, aseguran que la mayoría “simbólica” lograda el martes (233 votos frente a 193) les da fuerzas y argumentos para volver a intentarlo antes de la entrada en vigor de la ley.

Fracasos republicanos

Los republicanos están a oscuras”, asegura el portavoz demócrata en el Congreso, Steny Hoyer. “No hacen más que presentar leyes totalmente equivocadas como ésta, en vez de concentrarse en iniciativas para generar empleo. No ha sido una de las ideas más brillantes ésta de derogar la ley de las bombillas”.

El Gobierno no puede decidir lo que la gente debe o no debe comprar”, argumenta por su parte Myron Ebell, del grupo ultraconservador Freedom Action, que asegura defender los principios de “libre mercado”.

La ley del 2007 fue respaldada en su día por 37 congresistas republicanos, “bendecida” por el presidente Bush y celebrada incluso por el congresista de Michigan Fred Upton como “un decisión de sentido común que servirá para ahorrar energía y crear nuevos empleos en Estados Unidos”.

El propio Upton, al frente del Comité de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes, ha decidido sin embargo alinearse ahora con la mayoría republicana: “La respuesta de la gente es así de clara: el mercado, y no el Gobierno, debe ser el motor de los avances tecnológicos”.

La Ley de Indepedencia y Seguridad Energética determina que las bombillas deberán ser entre un 25% y un 30% más eficientes en el 20124, y hasta un 60% en el 2020. El ahorro estimado sería el equivalente a 12.000 millones de dólares al año (unos 85 dólares por hogar). Al cabo de ocho años se calcula que la ley puede eliminar la necesidad de 33 centrales térmicas de carbón.

Los detractores señalan, sin embargo, que la ley es un “certificado de defunción” prematuro de las bombillas incadescentes, que siguen siendo mucho más baratas que las fluorescentes de “bajo consumo” y por supuesto que las bombillas LED de emisión de diodos.

Pese a las diferencias de precio, Kathleen Hogan, máxima reponsable de eficiencia en el Departamento de Energía, aseguró que el ahorro energético de las bombillas de “bajo consumo” es incuestionable. “Aunque haya que pagar más en el momento de comprar, las nuevas bombillas ahorrarán 50 dólares al año por hogar en el 2015”, declaró Hogan. “Los americanos ahorrarían seis mil millones de dólares al año con estas medidas”.

Carlos Fresneda | Nueva York
Publicado en El Mundo.es América

EL SOL ENTRA EN IKEA

No es que me dedique a promocionar multinacionales dedicadas a animar a redecorar nuestras casas, pero la fuerzas de las economías de escala pueden conseguir cosas que no siempre llegan a la velocidad digamos necesaria. He sido un deboto de los cacharrillos que para funcionar emplean la limpia energía del sol o el viento para entregar un servicio energético, generalmente allá donde la red eléctrica no está. También lo he sido, lo de deboto solar, por el valor educativo de muchos de los cacharros que he identificado y algunos, quizás demasiados, he comprado. Y ahora que me he impuesto excitarme menos para no contribuir a llenar este mundo de cosas que no son del todo vitales y alegre por enterarme de que por fin una cosa lógica esta preparándose, la unificación de cargadores de red para todos los aparatillos a los que nos hemos hecho adictos para con ellos vivir, viva la crisis, llega la creatividad y la lógica contra el despilfarro.... a ver si llegamos a tiempo.

Los de Ikea son reconocidos por aplicar diseño y ponerlo al alcance de casi todos los que vivimos en la zona cómoda de este hermoso planeta. Y uno que disfruta viendo como se pueden hacer cosas útiles con poco y bien, tiene en la gran superficie no obligada cita pero si interesante incursión a ver que hacen diseñadores y fabricantes en plan masivo observando estanterías y expos mientras se caminan los varios kilómetros.

Cuando voy a Ikea siento una pequeña excitación cuando me aproximo a la zona de lampareo y bombilleo, me miro que este siempre en su sitio el cartelón informativo sobre lo inteligente de iluminarse con las bombillas de alta eficiencia, tan ricas en delicado mercurio y tan necesarias ahora para los pequeños cambios, y eso, chequeo como anda la evolución de las primeras lamparas de leds, ojalá esta corriera más deprisa, de las que no supero la adicción y de la que de la exclusiva colección que promueve la gran tienda, tengo dos modelos.

Pues bien, ayer que fui en busca de marco de madera simple de 50x70 para ilustrar mi mundo, y ayer flipé, me encuentro a un led de alto rendimiento con un ojo óptico sensacional, unido a un flexo que llega a la base y allá, un panel solar fotovoltaico monocristalino (lo mejor) completa una lampara de sobremesa informal y en colores llamativos.

Que el gigante se haya metio a distribuidor de lamparas de muy altisima eficiencia y además facilite sacarle servicios energéticos al todopoderoso sol, vamos, yo que me creía curado anticonsumo me he comprao una de color amarillo sin pensarlo, compulsivamente, sin dejar espacio a la terapia. Y es que si delante estaba un producto Ikea, con sus calidades medidas, quizás me encontraba delante de una lámpara útil para espacios aislados (ufff, que rápido me voy con la mente a los que no tienen luz todavía, ni tendrán red para alimentarla quizás nunca) y también para el luminoso disfrute cultural energético, otro instrumento más para la alfabetización en cuestiónes de energía, pensé rápido.


En las pruebas de primera indagación, no me convence la intensidad de las expuestas, hasta que llego a una y el fogonazo led me hace expresar un ¡¡joerrr¡¡¡, esta si estaba cargada a tope. Una amarilla ya está en la mano rumbo a caja, por ella pago 14,95 euros, hecha por chinos, imagino que con todas las garantias de justicia
social y ambiental, lo de el coste de mano de obra es obvio lo que es.


Con ganas de destripar el producto, llego a espacio de laboratorio casero con la idea de otra lámpara de uso complicaillo, pero sorpresa suprema, chapo pal diseñador, resulta que el cuerpo de panel y baterías es móvil, extraible, lógico para llevarlo a la carga al quicio de la ventana soleada, bueno, aquí me pongo a los pies de los idealistas y brindo con agua del grifo en copa de lujo, por los que han pario el producto. Resulta que además, y ya tocando en zona casi prohibida, cuatro tornillos me llevan a las tripas de la unidad energética limpia encontrando tres baterías recargables de R6 / AA de 1,2 miliamperios de NimH (niquel metal hidruro), registrables y cambiables y tremendo si son de tecnología HIBRIO, que no pierden carga casi con el paso del tiempo. El led es una cabeza con 16 puntos diodos imagino que de 1 watio de potencia (estoy en ello) que gracias a la lente hace un haz directo y pasa de sobras como luz de lectura blanca y potente y que quizás por la calidad oteada sea de los de más de 50 mil horas de servicio, ...casi ná. Confirmado en la especificaciones del producto.


No he tardao na el pillarme un indeleble y marcarme el positivo y el negativo, porque 3,6 voltios y 1,2 amperios dan para hacer además otras cosas a modo de cargador/alimentador, pero de esto ya hablaremos.
Indican que hace falta todo un día de exposición al Sol (10-12 horas) para disponer de 4-5 horas de servicio luminoso limpio y renovable, más que suficiente.


En fin, que miles de consumidores atemorizados muchos con los cambios por venir, paseantes como yo por pasillos de la gran superficie, van a poder preguntarse que el sol se captura de día, se almacena y brilla como mágico por la noche, quizás más de diez se pregunten que no estaría mal dotar a cooperantes amigos de alguna de ellas como regalo útil nada más sacarlo de la bolsa en lugares lejanos y quizás agradecidos por un foco de luz. ¡¡ Atención papis ¡¡, a ponerse al día en el efecto fotovoltaico que quizás os caiga más de una pregunta y por el bien de la revolución energética, no fallar, o igual os cae una sorprendente explicación tecnoinfantil, aprovechar pues que nunca es tarde para aprender.
Una cuestión final, en casa cuesta explicar de donde viene la electricidad que hace que la luminosidad nos acompañe, si te miras la factura veras un queso donde las fuentes de energía sucia, las jodidas radiactivas, todas conflictivas, contaminantes y generadoras de cambio climático son las que se llevan casi todo el circulo, es lo que hay y no todos en el mundo tienen el privilegio de cepillarselas, por otro lado las renovables van subiendo, pero demasiado poco para la que tenemos encima.

Con la lámpara desconentada de la red, la explicación es más fácil: se mira en dirección al Sol que está a 150 millones de kilómetros de la ventana, y del que en 8 minutos los fotones que explotan en él llegan a la superficie del panelillo y por magia del silicio y la obra humana, servicio energético directo o acumulable y venga, por el camino sólo queda bondad, limpieza y bienes naturales intactos, sólo por poder explicar esto y todas las variantes y complementos que le puedas poner, ya se amortiza la inversión y se sorprende a los colegas, pero si son xavales y se lo explican entre ellos, bueno, la inversión tendrá poco competidores en rendimientos positivos y mercados de futuros.

Igual más de uno se pregunté porque Ikea se ha metido en terreno extraño con luces para el hogar, porque ha hecho un gran producto (palabra de adicto a cacharerio solar, no homologado y a esperas de juicio neutro popular) a lo mejor es que cada vez son más los que quieren que en el futuro, el que consigamos que sea, podamos sentirnos mejor consumiendo recursos finitos y energías sin limites, ni dueños, ni daños, ni cuentos, que unido a ese decrecimiento inteligente en todo, quizás hará que solo podamos consumir con criterio productos validos, buenos, y a su precio justo, en comercios éticos y responsables, ...queda rato, pero podríamos tenerlo cada vez más cerca, si lo cutre no nos roba más futuro y más camino hacia la felicidad.

Por cierto, y sin comisión de la multinacional redecoradora, a la lámpara le llaman SUNNAN

Manolo Vílchez


Enlaces:
- espacio sobre responsabilidad social y ambiental de Ikea
-medidas para la mitigación del cambio climático de Ikea

el 'tecnomilagro' de la bombilla de ahorro

Publicado en Natura 19 de El Mundo · 11/2007

He hecho esfuerzos considerables para convertirme en un consumidor alfabetizado en cuestiones energéticas: kilovatios de potencia y kilowatios/hora de energía, lumen (la unidad para medir el flujo luminoso de una bombilla), etiquetas energéticas, mix (mezcla de fuentes) de la producción eléctrica, la lectura y entendimiento de la factura de 'la luz'... y todo por saber mejor cómo iluminar eficientemente mi vida.

He agradecido a las grandes superficies y a los pequeños comercios del ramo su apuesta por mostrar la eficiencia energética de las bombillas de bajo consumo, las 'bbc's', las ahora multiformes y hasta sensuales bombillas compactas fluorescentes. Te vas a la sección de 'bombilleo' y allí se sitúa el altar de la cultura energética luminosa: dos contadores como los de casa van marcando el consumo en kWh que se zampan dos bombillas, una, la incandescente del genio Edison y, otra, la bombilla de ahorro. La primera, invirtiendo casi todo el gasto en calor, la segunda, sólo en iluminación. Si acercas la mano y ojeas el contador lo que comprobarás es que para iluminar lo mismo podemos gastar cuatro veces menos energía eléctrica. Las bombillas de bajo consumo son un auténtico 'tecnomilagro'. Por esto no es de extrañar que, en algunos países, quieran que las que calientan mucho se prohíban de aquí a poco.

Mi recomendación es dar el paso cuanto antes y cambiar de bombilla para lograr un planeta bien iluminado pero menos caliente. Es importante cuando se compra una 'bbc' leer las informaciones. Todas deben incorporar la etiqueta energética. Puede ser una A (la máxima categoría), pero a veces se puede ver una B. Las mejores son las que tienen una duración en horas mayor -las hay de 3.000 a 15.000 horas y en eso radica también su precio-. Se puede comprar por cinco euros una bombilla que dura 5.000 horas o por 12 euros una que dura 15.000. Yo me quedo con la de mayor coste porque suponiendo que duren hasta el final tendré que ir a comprar y desechar dos veces menos, con lo que eso supone de coste energético. Con las 'bbc's' ya no hay excusas para el gusto y la estética: las hay de todos los tamaños, formas y hasta colores. Y si además cumplen la normativa europea RoHs, un logo con la palabra impresa es la garantía de que llevan el mínimo mercurio y nada de plomo en contactos y soldaduras. Por último, a la hora de desecharlas: no se deben arrojar en el contenedor verde, como si fuera vidrio. Hay que indagar en los puntos de recogida de grandes superficies y tiendas preparados para tubos fluorescentes.
Y si la bombilla de bajo consumo es un milagro, otro día hablaré de una opción aún mejor que he elegido: la 'luz de luna' que proporcionan los LED (diodos emisores de luz) a mi hogar.
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www.terra.org


QUIÉN: Manolo Vílchez es colaborador de la Fundación Tierra y facilitador ecológico. Su interés es reducir el impacto ambiental en la vida cotidiana. Consejos: En este artículo, habla de la bombilla de bajo consumo, una opción limpia y eficiente para iluminar los hogares y recomienda visitar la web www.hoycambiomibombilla.com

Aqui enlace al pdf del suplemente Natura 19, un regalo de información ambiental

por una brillante y sostenible iluminación

Publicado en Natura 18 de El Mundo · 10/2007

Me atrevo a proponer al lector un ejercicio 'tecnocultural' que consiste en intentar verse como uno de esos electrones que pasan por las bombillas de nuestros hogares. El viaje puede comenzar con ese dedo que activa el interruptor y conduce en poco rato hasta la planta de generación eléctrica. Esa planta podría ser eólica o fotovoltaica, es decir, de fuentes renovables, pero también una de esas que queman combustibles fósiles y contribuyen al efecto invernadero. Incluso si consiguiéramos vernos como un electrón, podríamos encontrarnos saliendo de uno de esos siete reactores nucleares que mueven una pequeña parte de la producción de electricidad del país, con riesgos sociales y ambientales tremendos, según dicen algunos. El caso es que apretar un interruptor y que la energía eléctrica ordenada y compensada en cuestión de milisegundos se convierta en un servicio luminoso es un auténtico lujo que disfrutamos unos pocos. Hay millones de individuos de este globo azul que no lo disfrutan.

Cada electrón vale su peso en oro. Por eso, tendríamos que comprometernos a hacer un uso amoroso de todo electrón, venga de donde venga. Y es que no es poco el consumo en iluminación en nuestros hogares. Hasta un 18% del total de la factura eléctrica. Por lo tanto es mucho lo que todos podemos hacer con nuestras decisiones de consumo para ser más responsables. Podríamos empezar por elegir las bombillas más sostenibles por sus prestaciones y calidades. Y aún así, no por gastar menos electrones hay que dejarlas más tiempo encendidas.

Tras esta primera carta de presentación en NATURA, en el próximo número quiero contar a los lectores cómo se puede iluminar sobradamente la casa sin generar mucho impacto ambiental. De momento, recomiendo prestar atención a una iniciativa a la que no debe perderse la pista: 'www.hoycambiomibombilla.com', que tiene como objetivo el ahorro de los electrones futuros. ¿Cómo? Pues jubilando a las centenarias bombillas incandescentes, las del estético filamento del luminoso Edison, que malgastan un 80% de la electricidad para calefactar la estancia y sólo emplean un 20% de la energía que reciben en generar luz. El objetivo es que pasen a los museos de aquí al 2010. Todo lo contrario son las de bajo consumo, que iluminan lo mismo y calientan poco, aunque hay que ser cuidadosos con ellas, pues contienen mercurio y hay que prestar la máxima atención al desecharlas, pues es un residuo peligroso. ¡Nada es tan fácil como parece!
Por mi parte, siento una pasión activista por los LEDs, o diodos emisores de luz, que es lo último presentado como luminosa revolución. Y es que más de 80.000 horas de servicio y un consumo mínimo llaman a iluminar el mundo más sostenible, de aquí a poco.
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www.terra.org


QUIÉN: Manolo Vílchez es colaborador de la Fundación Tierra y facilitador ecológico. Su interés es reducir el impacto ambiental sobre el planeta en la vida cotidiana. Consejos: En este artículo, el autor ayuda a elegir bien la iluminación de los hogares y recomienda la guía de consumo responsable del IDAE: www.idae.es