Publicado en el blog Crónicas desde Nueva York de El Mundo.es
Pensamos y sentimos que por qué no lo imposible en tiempos ordinarios se puede convertir en factible en tiempos extraordinarios. Los ejes políticos y economicos, se manejan por una minoría hija predilecta del capitalismo. Indagar en la construcción de la resiliencia, reencontrar valores no rentables para pocos pero vitales para los muchos, anhelar un mundo sin perdedores, escribimos sobre personas y organizaciones que estimulan a cambiar hacia un mundo mejor. Carlos Fresneda y Manolo Vilchez
La geometría del vértigo
Publicado en el blog Crónicas desde Nueva York de El Mundo.es
El 'voyeur' invisible de Nueva York
- Bill Cunningham lleva la mitad de sus 82 años inmortalizando a los paseantes
- Cunningham está considerado como uno de los mejores fotógrafos de moda
- El dominicano Oscar de la Renta es otro de sus más devotos admiradores
Las guerras de la bicicleta (2)
En Estados Unidos, tal y como denuncia Richard Florida, la bicicleta se está convirtiendo en “arma arrojadiza” de esa guerra cultural abierta entre las dos Américas: la que abraza la creatividad y la innovación, y la que se resiste tenazmente a cualquier cambio.
“Las bicicletas son limpias y verdes, sirven para hacer ejercicio y para reducir la dependencia de los coches en las ciudades con sus calles congestionadas”, escribe el autor de “El Ascenso de la Clase Creativa”. “Si casi todo son beneficios ¿por qué hay tanta gente que se queja?”.
En Nueva York, la mala fama de los ciclistas se remonta a los tiempos en que los mensajeros “suicidas” se lanzaban a tumba abierta por la Quinta Avenida, saltándose todos los semáforos y circulando en dirección prohibida. Pero los tiempos han cambiado, y por cada ciclista temerario hay decenas de coches que doblan la esquina sin reparar en los peatones.
Quienes tanto se lamentan de la “peligrosidad” de las bicis son muchas veces los mismos que “arrasan” la ciudad a lomos de los 4x4, que tendrían que estar totalmente prohibidos en nuestras calles...
Publicando en el blog Crónicas desde Nueva York
- Las guerras de la bicicleta (1)
Las "guerras" de la bicicleta
La oleada “anti verde” que sacude Estados Unidos ha golpeado finalmente Nueva York. Un grupo de vecinos pudientes, al más puro estilo “Tea Party”, ha decidido amotinarse y llevar a los tribunales el “carril bici” que desde hace unos meses rodea el pulmón verde de Prospect Park en Brooklyn.
“La gente tiene que entender que cuando creamos “carriles bici” con separadores estamos mejorando la seguridad de todos. Rediseñar las calles no es fácil, y a veces puede resultar doloroso. Pero estamos poniendo en práctica métodos ya probados que sirven para calmar el tráfico y hacer de la ciudad un espacio más vivible”.
“La “manía” contra las bicicletas está alcanzando unos niveles absurdos”, denuncia por su parte Aaron Naparstek, al frente de la iniciativa Calles Vivibles. “Ese sentimiento está totalmente divorciado de la realidad, no se sostiene con hechos y está siendo instigado por el “lobby” jacobino contra las dos ruedas”.
Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en el blog Crónicas desde Nueva York de El Mundo
Las rosas gigantes de Manhattan
Son en total 38 rosas distribuidas entre las calles 57 y 67, más los 20 pétalos repartidos por la mediana, para darle aún más autenticidad al insólito paisaje urbano, barrido por una de esas brisas mortíferas que congelan hasta el alma.
Carlos Fresneda, Nueva York
LOS "HOMBRES-ARBOL DE CENTRAL PARK"
Cory y Dana Foht buscaron a conciencia un árbol donde poder dormir. Tenían más de 24.000 a su disposición en Central Park; empezaron echando raíces en un roble. La subida era complicada y el otoño estaba desnudando prematuramente las ramas, de modo que se mudaron a un viejo olmo con la fronda aún espesa y allí colgaron sus hamacas de nylon.
Los Foht se mueven por la ciudad como auténticos exploradores: en dos ruedas y con la mochila a cuestas. Suelen dejar las bicis dejar en un garaje cercano al parque, en la frondosa punta noreste. Se adentran en el bosque urbano con la última luz del día, y se encaminan hacia su querido olmo como por instinto…
Al fin y al cabo, el mensaje de los “hombres-árbol” no es tanto de “resistencia” sino de “comunión” con la naturaleza. Emboscarse estos días en Central Park, respirar a pleno pulmón y contemplar la caída de la hoja, es como despertar a la vida y sentir en las venas el hervor de la savia.
CUANDO EL PARAISO SE LLAMABA MANNAHATTA...
Un libro y una exposición interactiva reconstruyen los últimos 400 años de “historia natural” de la Gran Manzana
Mannahatta/Manhattan
Credit: (left) © Markley Boyer, The Mannahatta Project, Wildlife Conservation Society; (right) © Yanan Arthus-Bertrand, CORBIS. Composite image by Markley Boyer
Así era la Gran Manzana, emparentada en la lejanía con el jardín del Edén, cuando la vislumbró por primera vez Henry Hudson en 1609. Y así la ha reimaginado cuatro siglos después Eric Sanderson, en ese fascinante proyecto que recupera el nombre y el espíritu original de Manhattan, increíblemente reverdecida ante nuestros ojos…
Mannahatta’s ecological landscape
Credit: © Markley Boyer, The Mannahatta Project, Wildlife Conservation Society
“Como Henry Hudson, vine a Nueva York buscando algo, pero una vez aquí he encontrado algo distinto, algo que no esperaba”, confiesa Sanderson, ecologista del paisaje, que ha logrado trazar un puente inaudito entre la jungla de asfalto y el bosque impenetrable de robles y castaños.
Primero fue un libro, “Mannahatta”, un canto ecológico y poético, deudor de Henry David Thoreau y Walt Whitman. La idea se desborda ahora en una de las exposiciones imprescindibles del verano, en el Museo de la Ciudad de Nueva York de la Quinta Avenida y la calle 103. Aunque el prodigio visual llega hasta Internet, donde cualquier neoyorquino puede ver cómo era la vida en su “manzana” hace 400 años con un simple “click”.

Credit: © Markley Boyer, The Mannahatta Project, Wildlife Conservation Society
“En Mannahatta había 627 especies diferentes de plantas, 233 variedades de pájaros y una biodiversidad por hectárea superior a la de Yellowstone o Yosemite”, asegura Sanderson. “Si hubiera subsistido como tal, la isla sería hoy en día la auténtica joya de los parques naturales”.
Los propios indios Lenape, con los incendios controlados y la agricultura incipiente, fueron los primeros en alterar el paisaje con prácticas que hoy se considerarían “sostenibles”. El Bajo Manhattan encajó en el siglo XVII la huella de la civilización, encarnada en los “pioneros” de Nueva Ámsterdam. Los británicos arrasaron gran parte de la isla y la convirtieron en fortín durante la Guerra de la Independencia.

The Collect Pond, Lower Manhattan, 1609
Credit: © Markley Boyer, The Mannahatta Project, Wildlife Conservation Society
Pero el golpe de gracia llegó en 1811, con la rejilla urbana que convirtió la isla en una lacónica y previsible sucesión de calles y avenidas. A golpe de TNT, se allanaron gran parte de las 500 colinas. Hasta lo que hoy es Central Park pasó por un meticuloso proceso de “reducción topográfica”. Con el tiempo llegarían los rascacielos, anclados en la roca granítica…
“No hemos llegado a matar la naturaleza en Manhattan, pero es cierto que la vida silvestre ha estado “mortificada” por las decisiones urbanísticas”, admite Eric Sanderson. “Se han cegado los cauces naturales, se han rellenado los humedales, se le ha ido ganando terreno al río… Nueva York está enclavada en un estuario, en un ecosistema muy delicado y muy expuesto a los efectos del cambio climático”.
Midtown Manhattan, 1609
Credit: © Markley Boyer, The Mannahatta Project, Wildlife Conservation Society
Desde el mirador de la Wildlife Conservation Society en el Bronx, Sanderson se asoma ese Mannahatta/Manhattan de doble filo, añorando el paraíso que fue y admirando al mismo tiempo lo que tiene de “experimento”… “Al fin y al cabo, Nueva York fue la primera “megaciudad” del mundo en superar los 10 millones de habitantes en 1950. Manhattan, con su millón y medio, ha sido y sigue siendo un laboratorio perfecto para la vida urbana de alta densidad”.
Sanderson se rebela contra la idea de “la jungla de asfalto” que enfrenta a la naturaleza contra la creación humana: “Las ciudades no pueden crecer de espaldas a la naturaleza. Los arquitectos y los urbanistas hablan cada vez más de la biomímesis y de cómo debemos construir la ciudades como si fueran econsistemas, imitando precisamente a las naturaleza. La gente se está dando cuenta además de que vivir en una ciudad es mucho más eficiente y sostenible desde el punto de vista ecológico”.
Mannahatta at dawn
Credit: © Markley Boyer, The Mannahatta Project, Wildlife Conservation Society
Sin ir más lejos, la huella de CO2 del neoyorquino (7,1 toneladas métricas al año) es tres veces inferior a la del norteamericano medio (24,5 toneladas). En el mosaico de Manhattan, y pese a los cuatro siglos de hormigueo humano, los barrios guardan vestigios lejanos del medio centenar de “comunidades ecológicas” rastreadas por Sanderson y su equipo.
La tierra recuerda, y la diversidad cultural de la isla donde se hablan más de cien lenguas es de algún modo el reflejo de “la increíble biodiversidad que existía hace cuatro siglos”. Sanderson empieza a ver señales muy claras del espíritu redivivo de la vieja Mannahatta: del parque High Line inaugurado sobre los raíles elevados de Chelsea a los bosques de Inwood, que han sobrevivido milagrosamente “intactos” al norte de la isla
“Creo que las semillas están ya plantadas bajo el asfalto”, afirma Sanderson, que culmina su libro con una visión utópica de Nueva York en el 2409, cuajada de tejados verdes. “Los neoyorquinos amamos tanto esta ciudad que es muy posible construir una versión aún más sostenible de Manhattan”.
La ciencia del paisaje
NUEVA YORK.- El viaje en el tiempo de 400 años ha sido posible gracias a una mágica combinación de elementos: los primeros testimonios del “nuevo mundo”, los mapas elaborados por los cartógrafos británicos durante la Guerra de Independencia, las imágenes de la Gran Manzana por satélite y los “efectos visuales” por ordenador usados en Hollywood.
Markley Boyer, responsable de las impactantes ilustraciones de “Mannahatta”, ha sido la mano impagable de Eric Sanderson en esta aventura que nos permite asomarnos con nuevos ojos al pasado y presente de Nueva York. Sanderson no sólo ha sido capaz de reconstruir la vida en la isla, sino que ha logrado determinar la compleja “red de relaciones ecológicas” que puede ser vital para trazar el futuro sostenible de la ciudad.
Como director asociado en Ecología del Paisaje en la Wildlife Conservation Society, Sanderson define su cometido científico como un acercamiento al “diseño de los ecosistemas”. La ciencia del paisaje, aplicada a las ciudades, servirá en su opinión para conocer la auténtica dimensión de la “huella humana” sobre el planeta, propiciar la restauración ecológica en las ciudades y diseñar en el futuro hábitats mucho más respetuosos con la naturaleza.
Bullfrog, lady’s slipper orchi
Credit: Courtesy of the University of Wisconsin—Madison
Heath hen, a former denizen of the Harlem Plains
Credit: Courtesy of the University of Wisconsin—Madison
Mannahatta Muir web
As this detail of the Mannahatta Muir web shows, each point represents a habitat element, which could be a plant, an animal, or a nonliving component of the environment (like a type of soil or a type of stream). The lines represent the interconnections between habitat elements. Credit: © Chris Harrison, The Mannahatta Project, Wildlife Conservation Society
Video en TED, en subtitulos esta la opción en español:
Los brotes “verdes” de NY
.El High Line de Chelsea, primer parque elevado de la ciudad, construido sobre un viejo ferrocarril elevado, entre la calle 20 y la calle Gansevoort.
.Times Square, cerrada parcialmente al tráfico y “ocupada” por decenas de tumbonas a los pies de los neones.
.El Empire State, pasando por un “lavado” de eficiecia energ’etica que le permitirá ahorrar hasta el 38% del consumo.
.El circuito veraniego en bicicleta todos los domingos de agosto en Park Avenue. La ciudad ha superado las 420 millas (650 kilómetros) de carriles bici. La iniciativa “200 millas” ha logrado incrementar el uso de la bici un 48% en tres años.
.El tejado-granja de 2.000 metros cuadrados en Greenpoint, Brooklyn, que se puede visitar como voluntario los domingos.
.El restaurante “solar” Habana Outpost, en Brooklyn (757 Fulton Street), abastecido con paneles fotovoltaicos y donde se puede contribuir con energía “humana”, pedaleando en una bicicleta fija.
Carlos Fresneda desde Nueva York
Publicado en El Mundo, 28 julio 2009