No
puedo olvidar el momento cumbre de un desarrollo especial e
ilusionante. Jordi se puso a conducir y yo pasé a copiloto en el
viejo coche con la mano fuera de la ventanilla sujetando en vertical
el artilugio, con rostro serio a modo de investigador. Mientras,
Jordi con la mirada fija en el cuentakilómetros aceleraba hasta los
acordados 40 km por hora. Lo recuerdo haciendo sus labores con alta
precisión y concentración, estábamos a punto de un momento de esos
álgidos.
Semanas
antes, El Súper me indicó que el mejor lugar para obtener hueveras
de plástico era en un todo a 1 euro y allá estaba yo, sorprendido
por la oferta, eligiendo la más rígida y mirándola con detalle,
recordando la infancia y ahora perfectamente la elección realizada,
una esplendida huevera de 6, de color blanco. El tubo recuperado del
habitual y tóxico PVC no costó nada pero si un buen rato de
limpieza. El cuentakilómetros de bici lo elegí a tono, nuevo y
lleno de funciones (por aquello de las mejores calidades) y el
motorcillo me lo pasó un colega de esos que desmontan todo.
Recuerdo
la mesa, organizada para la ocasión como la de un laboratorio
técnico, y venga que dale al manualillo de la T.I.A. y mis
habilidades para sacar e invertir los imanes del motorcico, realizar
las conexiones y dejarlo perfectamente alineado el eje dentro del
tubo, antes de fijarlo con el mejor pegamento a mi alcance, y en el
cual insertaría el conjunto de las cazoletas blancas. El prepararlas
se las trajo, corte ajustado con la cuchilla y agujero pasante
calibrado a “ojimetro”.
Varias
horas, algunos fallos y consultas después, el fruto de la unión de
piezas, los conocimientos adquiridos y las experiencias vividas
confluían en que mi brazo fuera de la ventana del coche resistía
el corte del aire con el mejor anemómetro que ha caído en mis
manos... vamos, dudo que sienta por otro medidor aprecio superior,
...y cuando el conductor pasó a velocidad de crucero el aparato
midió poco más de 30 km por hora. Hay que ajustar, ¡no está mal,
es casi perfecto¡.
Siempre me dije
que medir las cosas e interpretarlas, nos haría mejores humanos,
aquel día no solo medí la velocidad del viento a modo de túnel de
pruebas, medí también un pequeño cambio en mi forma de entender la
energía y medí mi nivel de habilidades técnicas. Y oníricamente
me sentí por momentos aspa de aerogenerador, recibiendo esos
impactos etéricos invisibles que empujan sus imponentes estructuras.
El viento nace de los cambios térmicos que genera la gran central,
el Sol y la caprichosa moldeadora geología de los paisajes, en
definitiva, otra forma de energía solar.
Suelo recordar
algunas de las cosas que hice a lo largo de lo transcurrido y
constato que fabricarme el medidor de velocidad del viento, el
anemómetro de cazoletas, (que por cierto el otro día apareció en
una caja faltando una de las 3 cazoletas, ¡cachis!) dejó y seguirá
dejando un grato recuerdo durante toda la vida que me queda por
disfrutar aún.
Acabas pues de
abrir un tesoro pedagógico, un manual práctico fruto de una enorme
labor de investigación y desarrollo. Tienes en tus manos la ciencia,
el conocimiento y los planos de 26 montajes con los que medirte en
diversos niveles, y poder sentir y medir “tu cambio”.
Escribo con
agradecimiento este inicio y me complace, pues algo que a uno le
marca positivamente es bueno contárselo al mayor número de personas
posibles. En la pagina 121 déjame que te invite a que vivas algo
parecido a lo que yo experimenté.
Proximamente capítulo completo aquí, cortesia de ¨Súper"
A lo largo de
este decenio pasado he visto a Súper lanzar al aire prototipos de
molinetes de papel, le he visto inspirarse con juegos y desarrollos
recepcionados e inmediatamente pasados a experimentación, y hemos
comentado avances en el sector de lo eólico (En Cortes, al sur de
Navarra, donde vive el autor y su familia, el viento mueve mucha
energía y laboreos).
Déjame que te
cuente algunas intimidades sobre la gestación del libro. El piloto
en el particular túnel del viento, Jordi Miralles, cuando vío los
primeros esbozos de los ingenios y sabiendo que el autor presentaba
algunos síntomas de colapso creativo por la cantidad de tiempo que
debía invertir, le animó a darse prisa y lo amenazó de enviarle
una postal cada semana. Y así fue ¡durante más de medio año¡.
Lo hizo por amor, un amor especial eso si, creyendo en la necesidad
de la existencia de este libro como herramienta para concienciar
sobre el poder de las renovables.
Yo mismo, con
cada Solarquedada, ese encuentro de ingeniosos de las renovables en
la noble villa donde vive el autor, pretendía también animar más e
intentar acelerar el viento creativo de Súper. Los dos que probamos
aquel anemómetro de cazoletas, siempre hemos creído que este libro
sería necesario para sumar cimientos a la cultura energética y
ayudaría a romper con el analfabetismo gracias al cual el oligopolio
energético nos tiene amordazados.
Me consta que al
autor le pasa algo parecido a lo mío con el anemómetro de
cazoletas, no podremos olvidar nunca lo sentido y experimentado. Y yo
como lector privilegiado antes de que estas páginas lleguen a ti, me
siento ya agradecido.
Sé que El Súper
lleva soñando con el viento, con lo eólico, muchos años. Podríamos
pensar que no es obra oportuna de los tiempos cuando las renovables
sufren tantos varapalos del gobierno. Sin embargo, la energía eólica
sigue batiendo récords de producción en todo el planeta. Ingenios
Eólicos, es la obra de lo soñado, lo elaborado, lo investigado y lo
amado con desbordante deseo por el autor durante más de un tercio de
su vida. Es una obra surgida desde la visión y el anhelo por un
sistema socioeconómico donde nuestra especie ya no queme
combustibles fósiles y fusione materiales radioactivos para
extraerles la energía al precio que sea y dejando una envenenada
herencia. Es una obra que contribuye a experimentar e impulsar la
extraordinaria creación técnica humana para disponer de mucha más
energía de la que precisamos, sin hacer casi ruido, sin ensuciar
casi nada, sin guerrear por los recursos, en Paz con nosotros mismos
y con todo lo que pulula y provee nuestra mágica Biosfera.
Pero antes de
acabar me tomo licencia y dejame que te cuente sobre una procedencia.
Hace ya unos 15 años, en aquellos encuentros solares de Benicarló
(Castellón), donde soñábamos que cocinando con el Sol y utilizando
el ingenio, las tecnologías de fuentes renovables de energía
cambiarían el mundo, cosa que creo que está ya ocurriendo,
aconteció una curiosa y espectacular presentación. Cuando vi en el
escenario a un porrón de cabezudos y entre ellos a Mortadelo, a
Filemón, a Bacterio, a El Súper... (los personajes de una mítica
serie española de cómic a modo de “00sietes” mucho mas
divertidos) comprendí lo que era la T.I.A y el valor que tiene para
los cambios, la alegría. De este sentir viene que José Manuel
Jiménez sea “El Súper”.
Mientras cada
personaje del Taller de Investigación Alternativa iba presentando
sus labores en la organización, entre vítores y simpatías de los
que llenábamos el salón de actos de aquel Instituto, uno de ellos,
el autor de este libro, sin quitarse la mascara, comentó la
importancia de la educación energética con renovables como una
necesidad social vital para seguir construyendo y evolucionando
nuestra Humanidad.
Unos años
después, El Súper nos regaló el que sin lugar a dudas es el
bestseller de las renovables: Ingenios Solares, del que se han
vendido más de 50 mil ejemplares en el mundo de habla hispana. Ha
llovido bastante desde los encuentros Benicarló, han cambiado los
paisajes de nuestro entorno (nuestros mayores activistas no llegaron
a imaginar tantas renovables en tan corto espacio). Hoy podemos
observar como una pequeña y distribuida parte de nuestros paisajes y
cubiertas edificables han sumando limpias tecnologías energéticas.
Este arsenal renovable repartido por toda la península hay momentos
que lidera la producción eléctrica de este soleado y a la vez
eólico país (España). Pero también es cierto que al mismo tiempo
la aceleración del cambio climático no ha parado y el uso intensivo
de recursos naturales no tiene freno aparente.
Delante nuestro,
sobre todo, de ti joven lector, está un emocionante periodo
civilizatorio donde se tomarán extraordinarias decisiones, donde
todo cambiará a mejor, un momento de la historia humana donde
producir bienes, obtener servicios y desarrollar nuestra cultura y
organizar la sociedad humana contará con limpia y abundante energía,
...y no será fácil. Para esta misión tendremos que contar, como
especie, con una grandiosa dosis de humildad en lo que nos atañe a
como convivimos en y con esta bola maravilla donde habitamos y que
baila en el basto Universo.
Sobre tú,
persona joven ciudadana de un planeta único, vas a ser parte activa
del medir y participar de los cambios. En esta agitación necesaria
también hay sueños como los que han impulsado la obra que tienes
delante, Ingenios Eólicos que El Súper va y nos regala, como en una
misión muy especial de la TIA, ...para sentir el viento, para
impulsar con limpia energía el mejor rumbo de nuestra realidad.
¡Gracias
maestro!
Manolo Vílchez
Balaguer, 28 de
agosto de 2014,
...curiosamente
se ha levantado un brisa matinal, se mecen las copas de los árboles
y el maizal que oteo desde la ventana, amanece un día de trabajo
para el cambio, la bici espera entregar limpios servicios de
movilidad, ...cortaré el viento en un rato.