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De las finanzas a las lechugas



Nadie diría a simple vista que Ena McPherson ha consumido la mitad de sus 61 años contando billetes y gestionando fondos de inversión... "Y sin embargo esa fue gran parte de mi vida, trabajando para el sector financiero. Hubo un tiempo en que se supone que los bancos estaban ahí para ayudar a prosperar a la gente con sus ahorros y con sus negocios. Ahora ya vemos cómo nos han llevado a la ruina colectiva"...

Ena McPherson, nacida en Jamaica y curtida en Estados Unidos, se consideraba hasta hace poco "una inmigrante con suerte". "Mis raíces están en Kingston, pero este país me ha dado grandes oportunidades, no lo puedo negar", asegura Ena, con su sombrero de ganjera, sus gafas de sol y la sonrisa caribeña siempre a flor de piel. "Me llegó el momento de la jubilación anticipada y pensé: ¿Qué es lo mejor que puedo hacer para ayudar a mi comunidad?".
 Atrás quedaron las finanzas, por delante tenemos un vergel de lechugas en casi todas sus variedades: romanas, iceberg, de hoja rizada, de hoja de roble... Con el azadón en mano, al frente de un tropel de voluntarios, Ena McPherson se ha convertido en una de las activistas verdes por excelencia en Brooklyn, al frente de tres huertos comunitarios: "Digamos que he vuelto a la tierra para limpiar mi historial".
Ena no tuvo siquiera que aprender el oficio, le bastó con mirar hacia atrás y recordar el tiempo pasado en le huerto de su abuelo en Jamaica, conocido por sus vecinos como Tranquility Farm. La Granja de la Tanquilidad ha resucitado ahora en un solar abandonado de Brooklyn, desde donde la hortelana y ex banquera otea los brotes verdes que le están saliendo al asfalto...
"Nuestro barrio es lo que aquí se llama un "desierto de alimentos. Mira a tu alrededor: no hay manera de comprar productos frescos, todo es "comida basura", ultraprocesada o enlatada... Lo que sí tenemos en Bedfrod-Stuyvesant son solares vacíos, que pueden convertirse fácilmente en huertas con la ayuda de un rastrillo y un azadón".
Con las botas puestas -como Michelle Obama en el huerto de la Casa Blanca- Ena va sacando piedras y malas hierbas y preparando las camas de cultivo de Tranquility Farm... "En la ciudad tenemos un problema: los suelos pueden estar contaminados, sobre todo con plomo y metales si antes había una construcción. Por eso conviene "crear" suelo fértil con compost, y cultivar en lechos, y a falta de irrigación, estar lo más cerca posible de una boca de riego".
Gracias a la ayuda impagable de Green Guerrillas y Just Food, dos de los grupos que más han hecho por impulsar la agricultura urbana en Nueva York, los tres oasis comestibles de Ena siguen creciendo, cuidados por un equipo cada vez más nutrido de niños que nunca han visto una berenjena ni han saboreado las hojas de brocoli en su vida: "Para muchos de ellos, el campo es como si fuera otro planeta... Es aquí donde hacen la conexión y descubren por fin de dónde vienen los alimentos ".
 La última pasión de Ena McPherson son las gallinas... "Aún recuerdo cómo corría detrás de ellas en la granja de mi abuelo y quiero que los niños de Brooklyn experimenten la misma sensación. Para los chavales es casi un milagro eso de entrar en el gallinero con la cesta y recoger los huevos frescos, que esa misma tarde acabarán en la sartén".
Con las tres huertas en activo, y Bob Marley poniendo la música de fondo, Ena McPherson espera sacarle el máximo provecho al proyecto de CSA (Agricultura de Soporte Comunitario) que ha echado raíces en el barrio: "Para mí, la vuelta a la tierra ha sido como cerrar el círculo de mi vida. Aunque los fantasmas de la especulación, que es parte de mi pasada vida, siempre acechan. No podemos olvidar que estos terrenos que ahora cultivamos son "urbanizables" y que cualquier día podría venir la piqueta a llevarse por delante la Granja de la Tanquilidad".
Carlos Fresneda

NO ES MEJOR MAS ALTA, ES MEJOR MAS VERDE

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Ahora que es noticia quien la tiene más larga, en cuestión de torres para el sueño de tocar el cielo, y que los síntomas de un capitalismo decadente se animan con realizar retos de la arquitectura para gloria de arquitectos, promotores y dirigentes de la zona, y en el caso de la más larga del momento, en Dubai, para alojar historias de ricos no más, acudo a un vídeo de Cameron Sinclair en TED (subtitulado), el fundador de Arquitectura para la Humanidad, donde llama al orden ético a los que diseñan y dirigen que las obras suban y suban ahora que muchas rompen y dejan tiraos a los que ponen sus manos y el riesgo por cuatro chavos, una realidad dura en lugares supuestamente dulces donde se divierten los jerarcas viendo jugar al fútbol a chavales del norte, o al tenis a virtuosos mientras los bólidos de carreras pasan a una velocidad que no sirve para nada. Y todo gracias al fabuloso petróleo quemado por no todos para naufragar en sus miserias.

Ya puestos a ver quien sube mas arriba y ahora que igual los eruditos en ello andan en competición, retaría al sector que promueve esas gigantes chorradas en estos tiempos vitales donde tan necesitados estamos de ordenar nuestra relación entre nosotros, con los demás y con el clima y la Tierra que nos aloja, y además hacerlo con la altura de las circustancias y no de los sueños, a que desvien la atención hacia obras realmente importantes y por las que serían recordados en positivo. Imagino que se levantan granjas verticales urbanas aprovechando las mismas técnicas que para levantar hoteles gestionados por modistos de alto copete y oficinas para despotas, pero en vez de alojar humanos sin profesion alguna, alojar en el centro de las ciudades, vergeles de producción ecológica de alimentos y de puestos de trabajo más verdes saludables imposible.

En ellas se dispone de espacios distribuidores de aromas naturalizadores, tan hechados en falta , visitables para observar las maravillas de la vida que luego nos nutrirán, son torres con alta autosuficiencia y altura a estudiar, con invernaderos que recogen vital calor y luz solar, con aerogeneradores pintados de los más bellos colores y las más sensuales formas y hasta con posibilidad de colocarles leds para flipe visual nocturno cuando el barrio o la ciudad celebren momentos especiales. Sistemas eficaces para la gestión del agua de lluvia y rocios urbanos (será reto que sean los más limpios posibles), donde en la planta 20 se escuche la alegría de la granja y los gallos cacareen para despertar con el alba al personal del barrio, mientras una buena porción de los huevos se producen con felicidad, y mientras verduras de temporada de las plantas 8 a la 19, criadas con las mejores tecnicas biointensivas le sacan al metro cuadrado sobrada productividad y para más, aprovechando el compost de todo lo organico local, convertiendo esas capsulas de vida mágica que son las semillas en frutos para energetizar los cambios que en la urbanidad no han sido posibles antes pero que ahora lo deberían ser como nunca y ademas con admirable disfrutes.

Imagino que un alto porcetanje de mi cesta semanal de productos frescos sin química alguna, los 3 huevos percapita y hasta algún pescao acuapónico los recojo en bicicleta o con el carrito, le dejo la pasta a la cooperativa gestora donde trabajan, entre muchos grajeros verticales, 3 vecinos, y los beneficios para el reparto de excedentes cuando se den y para amortizar la infraestructura y para promover concursos de haber quien saca los mejores sabores a las lechugas y tomates, entre granjas verticales de los barrios, y de aquí al campeonato de proteccion de biodiversidad mundial de todas las variedades que nos propongamos. Los ecoturistas vendrían a probar a la casa de comidas urbana de la planta alta, con vistas extraordinarias a la ciudad sostenible in process, las exquixiteces multiculturales pero sobre todo los codiciados tomates de la planta 14, que no se sabe porque, quizás por las corrientes de aire, tienen un sabor que levanta pasiones hasta de jeques de lugares que están tomando nota. Y si sobran recursos pues estos a seguir fomentando el urbanismo salvaje pero esta vez entendido como silvestre humanizado en todas las ciudades donde sea reto producir el máximo de alimentos cerca de los platos y con ello sea más agradable vivir, comer, respirar y sentirse fuertes ante los retos de cambiar el mundo por completo.

Que no es posible, pues de las granjas urbanas se ha hablado mucho y bien, y ahora que todo cambia, podrian dejar de ser romanticos sueños con opción a reales posibilidades. Visto lo que sube parriba y que no vale para nada, es quizás subir para arriba soluciones para muchos. La arquitectura de las torres se propone cilíndrica en algunos casos, aunque ahora urbeue se están diseñando, coje todo, para permitir aprovechar de forma más eficiente el espacio. La cilíndrica permite una máxima iluminación natural en el centro y sobre los cultivos los expertos estiman que un edificio tipo de estas características podría proporcionar fruta, verdura, agua, pescado y carne para unas 50 mil personas, bueno esto me parece mucho pero si lo dicen porque no suponerlo. Toda una granja con cultivos y ganadería en un rascacielos y en el centro de la ciudad. Todo un schok para los alergicos a la urbe y tecnopesimistas y toda una ventaja de calidad de vida y ecoactivismos para los demasiados urbanos, por que no.

En la imagen un proyecto de OrganiTech, experta en sistemas automatizados de cultivo, y en este caso con una propuesta de sistema acuapónico: cultivo de plantas y proteina animal en ciclo cerrado. Los números indican la distribución: un tanque con una lenta corriente lleva bandejas flotantes de plantas [1] que son nutridas con dispensadores [2] y, a finales de la semana y un largo viaje, estan listas para la cosecha. Debajo de ellos nadan la proteínicas tilapias [3], cuyo amoniaco generado por sus residuos se filtra en grava [4], donde las bacterias se convierten en nitrógeno. Las bombas de este sistema de agua rica en nitrógeno se suministra a las plantas, que consumen el nitrógeno y retornan agua limpia a los peces.

Algunas ventajas de la agricultura vertical:

- Cultivos todo el año; se indica que 2.500 m2 de espacio interior es equivalente a 4.5 hectáreas al aire libre
- No le afectan las previsiones meteorológicas y se reducen las malas cosechas debido a las relacionadas con las sequías, inundaciones y plagas
- Todos los alimentos se cultivan orgánicamente, sin herbicidas, pesticidas o fertilizantes químicos
- Devuelve las tierras agrícolas a la naturaleza, a la restauración de sus funciones y servicios del ecosistema
- Reduce drásticamente el uso de combustibles fósiles (no tractores, ni arados, ni transportes)
- Convierte las propiedades urbanas abandonadas o en desuso, en centros de producción de alimentos
- Crea entornos sostenibles en los centros urbanos
- Crea nuevas oportunidades de empleo
- Puede resultar útil para la integración en los campamentos de refugiados
- Puede ser una gran ayuda internacional para mejoras económicas y de properidad en países en desarrollo
- Puede ser un catalizador para ayudar a reducir o incluso revertir el crecimiento de la población de los paises en vías de desarrollo al adoptar una agricultura urbana como una estrategia para la producción sostenible de alimentos.
- Podría reducir la incidencia de los conflictos armados sobre los recursos naturales, como el agua y la tierra para la agricultura
- No podemos ir a la Luna, Marte o más allá sin aprender primero en la Tierra a cultivar alimentos en granjas autosostenibles.

En fin, la cuestión ética y moral no es quien la tendrá más larga (esto lo dejamos para los que no tienen remedio) sino si seremos capaces de levantar los edificios vitales para nuestras sociedades, que con lo que sabemos y si lo hacemos, podriamos llegar a ser resilentes y sustentables de verdad verdadera, además de disfrutar de bellezas de la arquitectura.

Web de culto vertical nutritivo, Vertical Farms
Artículo en el boletín de Eroski, con ventajas y supuestos incovenientes

Manolo Vilchez
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