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LO QUE EL VIENTO NOS DEJÓ

Iberdrola gestiona en Oregón su mayor parque eólico del mundo, con una capacidad de 400 megavatios

WASCO (OREGON).- Desde que la turbinas arraigaron entre el trigo, John Hildebrand duerme mucho más tranquilo por las noches. El viento de la “garganta” del río Columbia, que antes era capaz de volverle loco, suena ahora a maná del cielo. El zumbido de las aspas forma ya parte del paisaje acústico en este rincón del altiplano de Oregón, en plena “nación del salmón” y en tierras sagradas de la tribu de los Wasco.

PARQUE EOLICLO KLONDIKE DE IBERDROLA EN OREGON

Hace siglo y medio que los Hildebrand se instalaron en estos páramos dorados del lejano noroeste de Estados Unidos, en el lado soleado del imponente Mount Hood, que los separa de los bosques y las brumas. Vieron llegar el ferrocarril, y después la electricidad, y finalmente el tractor. La agricultura industrial les dio de comer durante un tiempo, pero no fue suficiente. La aldea de Klondike se acabó desdibujando en los mapas, y en Wasco apenas quedaban 400 almas mal contadas. Su destino probable habría sido el de tantos pueblos fantasmas de la América profunda.

Pero en esto llegaron los españoles de Iberdrola... “Antes vinieron otros, aunque no acabamos de fiarnos”, recuerda John Hildebrand, mientras se ajusta los tirantes y despacha una hamburguesa en el Lean To Cafe and Goose Pit Saloon, el bar donde socializan los locales.

"Nunca dudé del poder del viento”, asegura el veterano agricultor, 82 años. “Aquí tuvimos siempre molinos, y yo sabía que estos aires que tanto nos han hecho sufrir, nos acabarían dando grandes satisfacciones. Ahora nos beneficiamos todos los años de la “doble cosecha”. No nos podemos quejar”.

JOHN HILDEBRAND EN EL PARQUE EOLICO KLONDIKE DE IBERDROLA EN OREGON

John Hildebrand tiene aún el rancio recuerdo de cuando estuvo en la España posfranquista “conduciendo un viejo Seat por carreteras secundarias”. “Me cuentan que aquello ha cambiado mucho y que hay turbinas por todos los lados”, advierte. “Ahora son ustedes quienes tienen el “conocimiento...”.

Seguimos al “energicultor” por caminos polvorientos. En su ranchera lleva una pegatina que suena a declaración de principios: “Si amas tu petróleo extranjero, vas a tener que amar tu comida extranjera”... En poco tiempo nos plantamos en los campos de espigas, que bailan con el viento y brillan aún más intensamente junto al reflejo blanco, uniforme y casi infinito de los aerogeneradores.

Los agricultores firman un contrato de cesión del suelo por 30 años y perciben algo más de 5.000 dólares al año por “molino”. Con 242 turbinas instaladas en cuatro fases, el parque eólico de Klondike es el mayor de los que opera Iberdrola en el mundo: 400 megavatios, suficientes para abastecer a 115.000 hogares de los estados de Oregón, Washington y California.

Klondike es también uno de los tres parques más grandes en Estados Unidos, que este año se ha colocado a la cabeza del mundo por potencia eólica instalada (26.000 megavatios). Aun así, el viento no supone aún más que un 1,5% de la tarta energética del país, y el potencial de crecimiento es enorme.

SETH STANFIELD EN UNA TURBINA DEL PARQUE EOLICO KLONDIKE

Si Gamesa eligió Pensilvania, y Acciona se inclinó por Iowa, Iberdrola decidió empezar la conquista precisamente por el noroeste y controla desde Portland (Oregón) una red que se extiende ya por 14 estados y suma un total de 2.876 mevatios. Una tercera parte de la capacidad instalada por nuestro gigante eólico está precisamente en Estados Unidos.

Aunque la crisis ha menguado las inversiones previstas de 8.000 millones de dólares entre el 2008 y el 2012, Iberdrola confía en poder llegar este año a la meta de los 800 MW instalados con el impulso del Plan de Estímulo de Obama, que ofrece ayudas en efectivo (grants) y prorroga hasta el 2012 los créditos fiscales a la producción (PTC).

“Sin duda, el plan de estímulo y la ley de energía darán un impulso definitivo al sector”, admite Martín Múgica, al frente de Iberdrola Renewables en Estados Unidos y Canadá. “A partir de ahora vamos a contar con un marco de apoyo que antes no existía. Estamos muy satisfechos y sólo esperamos que las dos leyes cumplan sus expectativas”.

John Hildebrand, el campesino “eólico”, avanza entre las turbinas por el carril que lleva el nombre de su familia y se niega a creer que todo el mérito sea de Obama: “No soy de los que opinan que este presidente haya hecho malo al “otro” (Bush). Lo cierto es que el viento empezó a despegar en este país cuando tuvo un sentido económico. Y lo mismo pasará con la energía solar: funcionará en estas tierras cuando le llegue el momento, aunque no sé si viviré los suficiente para beneficiarme de ella”.

El viento ha servido de momento para renovar por completo la escuela de Wasco, para adecentar las carreteraas y para poner en marcha dos proyectos de “desarrollo” impensables hace una década. La idea de reconstruir el viejo hotel Sherman, que daba prestancia al pueblo, pervive aún en las mentes de los afables lugareños, que viven con pie en el pasado y otro en el futuro inmediato

Seth Stanfield, 31 años, californiano y marinero en tierra, piensa quedarse en Wasco así que sople un viento del fin mundo. Su experiencia militar ha sido impagable para tomarle las hechuras a los gigantes de metálicos de más de 100 metros y a su complejo mantenimiento Un total de 23 personas controlan el funcionamiento de un auténtico ejército de rotores. “Hay que saber de electricidad, de mecánica y de informática”, advierte Stanfield, mientras nos invita a contemplar la “sala de mandos”, a entrar en los intestinos de una “nacelle” y a visitar el imponente interior de una turbina. “Y has de estar también dispuesto a un intensidad física y a una exposición constante a los factores externos... Quien tenga claustrofobia o vértigo, mejor que se abstenga”.


Obama: “No hay que tenerle miedo al futuro”

WASCO (OREGON).- Barack Obama ha decido dar un último empujón a la Ley del Cambio Climático, aprobada por la mínima en la Cámara de Representantes (219 votos a favor, 212 en contra). El texto que fija por primera vez una reducción a las emisiones de CO2 en Estados Unidos –del 17% en el 2020 y del 83% en el 2050- está pendiente aún de la votación final en el Senado, donde será aún más complicado sacarla adelante.

Hago una llamada a todos los senadores y a todos los americanos en este asunto”, declaró el presidente. “No podemos tenerle miedo al futuro. Y no debemos ser prisioneros del pasado... No creáis en la desinformación que circula estos días: no existe ninguna contradicción entre las inversiones en energía limpia y el crecimiento económico”.

Obama vaticinó que la nueva ley servirá “para impulsar el desarrollo de fuentes de energía bajas en carbono, tales como la eólica, la solar y la geotérmica”. El presidente metió en el mismo paquete a “la energía nuclear segura” y al “carbón limpio”.

Pese al empeño puesto por los impulsores de la ley, los demócratas Henry Waxman y Ed Markey, el “compromiso” final ha obligado a rebajar los límites a las emisiones y contiene numerosas “concesiones” la industria, en opinión de la mayoría de los grupos ecologistas. La ley está siendo también boicoteada por los “lobbys” del carbón y del petróleo, que pretende forzar una “marcha atrás” en el Senado.

Carlos Fresneda, enviado especial

Publicado en El Mundo, 5.07.09


GAMESA LE "QUITA EL OXIDO" AL CINTURON INDUSTRIAL DE PENSILVANIA

EBENSBURG (PENSILVANIA).- Siguiendo el rastro del carbón bituminoso y de las fábricas abandonadas de acero, se llega hasta Ebensburg, Pensilvania. La central térmica de Cambria Cogen nos da la humeante bienvenida a este pueblo de tres mil almas, azotado frecuentemente por el viento que viene de las montañas Allegheny, donde despuntan a lo lejos las 40 turbinas de dos megavatios de Gamesa.


Hace tres años que el gigante alavés de la energía eólica echó raíces en estos parajes, emparentados con el bosque y con la herrumbre de nuestro norte industrial. El arranque no fue fácil, y a los problemas técnicos se unió la resistencia “cultural” de muchos vecinos crecidos a la sombra del carbón y temerosos del impacto de los aerogeneradores de hasta 80 metros de diámetro.

“Como suele pasar con todo lo nuevo, hubo gente que reaccionó con miedo al cambio”, admite el gobernador de Pensilvania, Ed Rendell. “Pero todos han podido comprobar los beneficios, para la economía y para el medio ambiente. Gamesa forma ya parte de nuestro paisaje y de nuestro futuro”.


La apuesta firme del demócrata Rendell, que ha embarcado a los republicanos en el objetivo de 18% renovables en el 2021, fue vital para que Gamesa eligiera Pensilvania antes que Texas, el estado líder de energía eólica en Estados Unidos. Los incentivos fiscales, la mano de obra, la infraestructura y la posición estratégica del estado –la “piedra angular” de la costa este- hicieron el resto.


Aunque quien puso definitivamente a Gamesa en el mapa fue Barack Obama en plena campaña electoral. Su visita a la segunda fábrica de la compañía en Fairless Hills, en la otra punta del estado y a orillas del río Delaware, marcó su conversión a la economía de la “nueva energía”.

Obama estampó su firma en una pala, “pero lo que más le impresionó fue el complejo ensamblaje de las “nacelles” que permiten que el viento se transforme en energía”, certifica Jim Bauer, histórico líder sindical del acero. “Buen trabajo, Jim”, terció el entonces candidato. Desde entonces fue como si Dylan le susurrara a todas horas al oído aquello de “La respuesta está en el viento” (esta misma semana ha reiterado su objetivo del 20% para energía eólica en el 2030).


Jim Bauer puso entonces sobre la mesa otro factor que ha contribuido a la buena reputación de la compañía: “Gamesa no sólo ha traído empleo “verde”, sino que ha creado puestos de calidad y ha entablado una cooperación con los sindicatos poco usual en Estados Unidos. Tenemos nuestras lógicas tensiones, pero nada que ver con el modelo confrontacional al que estábamos habituados en Pensilvania”.


“Hemos querido destacar no sólo como una compañía puntera en desarrollo y tecnología, también en compromiso social”, certifica el madrileño Luis Miguel Fernández, al frente de los servicios corporativos y técnicos de Gamesa en Estados Unidos. Pese a las dificultades del primer año de operaciones y con el viento en contra de la crisis, la compañía vasca hinchó las velas en el 2008, con una producción equivalente a 1.050 megavatios (más una inversión acumulada de 200 millones de dólares y 1.000 puestos de empleo creados en los tres años).


“Le estamos quitando el óxido al cinturón de hierro de Pensilvania”, presume Michael Peck, portavoz norteamericano de Gamesa y uno de los artífices de la singular elección de la costa este, lejos del túnel del viento. “Al fin y al cabo, Navarra no figuraba en los primeros mapas eólicos de España y ahí está hoy en día”, puntualiza Peck, gran conocedor de lo que se cuece por nuestras tierras.


La otra gran responsable es la secretaria de Medio Ambiente Kathleen McGuinty, que se desplazó personalmente a Bilbao en cuanto supo que Gamesa estaba tanteando Texas: “Organizamos una serie de encuentros y les convencimos de que no podían encontrar una puerta mejor de acceso, ni un aliado más comprometido con el futuro de las energías renovables”.


McGuinty afirma que nunca ha habido ni habrá conflicto entre el viento y el carbón “limpio”. En en los valles de las Allegheny aún pueden verse viejos carteles que atribuyen al carbón el “milagro” de la electricidad. Barry Lauer, trabajador de Gamesa y vecino de Ebensburg, está convencido sin embargo de que las últimas brasas son ya cosa del pasado: “El futuro está en el viento y en el sol, aunque aún haya gente que aún se resiste a cambiar”.

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Del acero a las “palas”

EBENSBURG.- La crisis golpeó antes de tiempo el oxidado cinturón industrial de Pittsburgh. Troy Galloway, 45 años, trabajador del acero, perdió su empleo y no volvió a encontrar el norte hasta que Gamesa aterrizó en Ebensburg. Ahora trabaja fabricando las vigas que son algo así como la espina dorsal de las palas gigantes (de más de cuarenta metros de longitud).

“Cuando nos dijeron que venían los españoles, no nos lo creíamos”, confiesa. “Después de tantos años cerrando fábricas y llevándose puestos de trabajo, nos costaba creer que un empresa extranjera invirtiera en la zona... Todas las tardes, camino de casa, paso ahora por el parque eólico de Allegheny y veo las palas de Gamesa girando. Me llena de orgullo ver mi trabajo en acción”.


CARLOS FRESNEDA

Enviado especial

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EEUU ABANDERA EL LIDERAZGO DE LA ENERGIA EOLICA

El gigante noteamericano supera a Alemania por potencia instalada

CHICAGO.- El viento sopla a favor de la energía eólica en Estados Unidos. La recesión ha mermado tan sólo parcialmente el empuje de la industria, que en el 2008 supuso el 40% de la nueva energía generada en el país y ha permitido que el gigante norteamericano adelante a Alemania en el “top ten” mundial por potencia instalada.

El Windpower 2009 de Chicago -el mayor cónclave mundial de energía eólica celebrado hasta la fecha- ha servido para confirmar la pujanza renovada del mercado norteamericano. Aunque el epicentro de la “revolución” eólica se trasladará muy pronto a a China, que está duplicando anualmente su producción y en los próximos meses arrebatará el tercer lugar a España.

Con 28.206 megavatios instalados –suficiente para abastecer a 8 millones de hogares- el viento no llega sin embargo aún al 2% de la tarta energética de Estados Unidos, el país de las contracciones. Pese al tremendo impulso dado en los últimos años por Texas, Iowa o Minnesota, lo cierto es que aún hay 16 estados sumidos en el “apagón” eólico.

La industria recogió en el 2008 los frutos del apoyo “pasivo” de la Administración Bush en los dos últimos años. La crisis no ha permitido sin embargo saborear aún el “efecto Obama” y todo parece indicar que el 2009 (con 2.836 megavatios instalados hasta la fecha) será un año de transición.

“El país adolece aún de la gran señal a largo plazo que necesitamos para impulsar las energías renovables a gran escala”, admite Denise Bode, directora de la Asociación Americana de Energía Eólica (AWEA). Obama ha indicado su compromiso de duplicar la potencia generada por las renovables en tres años, pero la “señal” que la industria espera es la meta de 25% renovables en el 2025, que se convirtió en el lema del encuentro de Chicago.

Allí estuvo el secretario de Interior Ken Salazar, prometiendo tener muy en de la demanda colectiva. “En ningún otro momento de nuestra historia ha sido tan urgente la necesidad de una nueva política energética”, admitió Salazar. “Esta es una oportunidad que los americanos no podemos dejar pasar.

El secretario de Interior prometió explorar el filón de la energía eólica “offshore” en las costas y reiteró el compromiso de la Administración Obama para renovar las obsoletas “autopistas” de transmisión -auténtico “cuello de botella” al que se enfrenta la industria- y ajustarlos al nuevo mapa energético.

T. Boone Pickens, ex magnate del petróleo, admitió que la crisis crediticia ha mermado sus ambiciones a corto plazo, pero reiteró las líneas maestras de su ya famoso “plan Pickens”, que pretende “explotar el túnel de viento que baja de Canadá a Texas y generar 200.000 megavations de potencia”.

En Texas, donde todo es más grande, está precisamente el mayor parque eólico del mundo, Horse Hollow, capaz de producir una décima parte de los 7.116 megavatios de potencia. Iowa, con 2.790 megavatios, se ha colocado por delante de California y ha dado un paso de gigante en último año. En el estado clave del Midwest –el mismo que allanó el camino al asceso de Obama- echó precisamente el ancla Acciona con su fábrica de turbinas (Gamesa optó por Pensilvania, mientras Iberdrola tienede ya sus redes por una larga decena de estados).

“Uno de cada tres megavatios instalados en Estados Unidos es de tecnología española”, aseguró José Donoso, presidente de la Asociación Empresarial Eólica en el Windpower 2009, donde estuvieron presentes una treinta de empresas españolas. “La apuesta estratégica de Obama la hicimos nosotros antes”, destacó Donoso, que destacó la contribución española a la creación de 5.000 puestos de empleo en Estados Unidos (de los 85.000 generados por el sector).

España, con 16.740 megavatios instalados en el 2008, mantiene su posición en el podio europeo por potencia instalada, justo después de Alemania. En términos comparativos, la Unión Europea mantiene su primado con un total de 64.949 megavatios, pero el viento pierde fuerza en el viejo continente precisamente ahora que Estados Unidos y China se desperezan.

El “milagro” chino se consumó en el 2008 al duplicar la potencia instalada y llegar a los 12.200 megavatios. El recién creado Comité Nacional de la Energía ha dado prioridad absoluta la viento, que sigue avanzando a un ritmo trepidante a pesar de la crisis. China adelantará en el 2010 a España y Alemania, con la meta de los 100.000 megavatios en el horizonte del 2020

Carlos Fresneda, desde Chicago

A MAL TIEMPO, EMPLEO VERDE

Obama aspira a crear cinco millones de empleos gracias a las energías renovables

Dan las doce en el reloj de Richmond (California) y los futuros currantes 'verdes' hacen un alto en la jornada. Humberto Vázquez, que trabajaba como repartidor de DHL hasta que golpeó la crisis, aprende ahora a instalar placas fotovoltaicas. Lefario Hall, que mascaba el tiempo en una tienda de ultramarinos a nueve dólares la hora, aspira a convertirse en experto en eficiencia energética. Michelle Hayhurst, curtida en una fábrica de azulejos, reivindica el papel de las mujeres en la nueva economía 'verde'.

Reuters

«Aunque no será fácil conseguir trabajo tal y como están las cosas, al menos sabemos que el futuro está en nuestras manos y que podemos ayudar a construirlo», asegura a sus 25 años Michelle, aprendiendo todo lo que puede sobre carpintería, construcción y fontanería. «Esperemos que el paquete de estímulos de Obama nos dé el impulso que necesitamos: yo estoy dispuesta a ensanchar el horizonte».

Humberto Vázquez, padre de dos hijos, recuerda las tribulaciones por las que pasó cuando perdió su empleo, pero se hincha al mismo tiempo de orgullo «por formar parte de esa fuerza que va a cambiarle la cara al país y devolver la dignidad al inmigrante».

A Lefario Hall, condenado a esos empleos sin fondo de los guetos negros (cuando no a la cárcel), la oportunidad de reciclarse y conseguir un 'green job' (empleo verde) le parece «un sueño que hace un par de años no podía ni imaginarme».

Todos a una, la treintena de trabajadores de Solar Richmond, con cascos y trajes naranjas, se aferran a un marco gigante de madera y cuadran una 'sonrisa fin de curso' ante el presente incierto. Todos confían también en poder subirse a esa visión de futuro que ha dibujado desde la vecina y combativa Oakland el inefable Van Jones, consejero especial de la Casa Blanca para el Empleo Verde.

Van Jones es a la ecología lo que Obama a la política. Y Oakland, al otro lado de la bahía de San Francisco, ha sido el epicentro de ese terremoto -Green for All- cuya onda expansiva se ha extendido por las grandes ciudades norteamericanas. «Verde para todos» es el sueño de Martin Luther King, reinterpretado y puesto al día por ese líder afroamericano de 40 años que tendrá en sus manos el cometido de inyectar savia nueva en la vieja economía.

«Este movimiento ha creado la oportunidad para que Barack Obama se convierta en una figura histórica», asegura Van Jones. «Y este movimiento, heredero de las luchas por los derechos civiles y por la protección de nuestros recursos naturales, entra ahora en una tercera fase: la inversión en las soluciones para el futuro, de la energía solar a las turbinas de viento, de los coches híbridos a las pilas de combustible, de la eficiencia energética en nuestros edificios a la plantación de árboles en nuestros barrios».

Van Jones es también artífice y cómplice de la red de alianzas -Apollo Alliance, BlueGreen Alliance, Sky1- que ha unido a empresarios, políticos, científicos, sindicatos, activistas y universitarios en eso que Obama empezó a llamar «la economía de la nueva energía» cuando estaba en plena campaña. Su promesa de invertir 150.000 millones de dólares y crear cinco millones de empleos 'verdes' en 10 años se la sirvió en bandeja Van Jones, coronado hace apenas un mes en la cumbre «Good Jobs, Green Jobs» que se celebró en Washington. Post en yo cambio

«La economía y el medio ambiente van a ir a peor antes de que puedan mejorar», advirtió Jones. «Pero hay una manera de solucionar al mismo tiempo las dos crisis. La única parte de la economía que puede crecer a largo plazo es el sector 'verde', y tenemos que lograr que ése sea el espacio no para una minoría privilegiada, sino para la gente corriente... Podemos salvar no sólo a los osos polares sino a los niños negros. Haremos de este país un modelo para el resto del planeta».

En su reciente libro, 'The Green Collard Economy' (La economía de cuello verde), Van Jones propone un 'new deal verde' y desbroza otra idea que pretende impulsar Obama: los 'Clean Energy Corps' (CEC), un plan nacional para crear brigadas de energía limpia, reconvertir hasta 600.000 puestos de trabajo de la construcción en cinco años y movilizar a decenas de miles de voluntarios en la reparación 'verde' de las grandes ciudades.

Lo ecológico, lo social y lo económico se funden mágicamente en este líder negro con un aire a lo Michael Jordan y una capacidad demostrada para a movilizar las 'bases' de costa a costa. De Oakland a Newark, de Nueva Orleans a Milwaukee, la «tercera ola ecológica» comenzó a gestarse en el patio trasero de Washington en plena era Bush y entre los rescoldos del huracán Katrina.

Van Jones es de alguna manera el 'producto' de todo ese activismo emergente, espoleado también por grupos como la Alianza por la Protección del Clima de Al Gore o el Centro para el Progreso Americano de John Podesta. La Alianza Apolo, capitaneada desde California por Phil Angelides, y la Alianza AzulVerde -la convergencia histórica entre grupos ecologistas y sindicatos, dirigida por David Foster- llevan varios años allanando el camino a la revolución del empleo 'verde'.

Omar Freilla, de origen dominicano, hijo del South Bronx, se crió entre los zumbidos y los humos de una autopista elevada y sabe mejor que nadie el trabajo que queda por delante. A sus 34 años, y al frente del Green Worker Coop, está empeñado en impulsar pequeñas cooperativas locales para cambiarle el pálpito al barrio más «desechable» de Nueva York, gangrenado por las cárceles, las centrales térmicas, las depuradoras y los centros de tratamiento de basura (que soportan el paso de 60.000 camiones semanales).

«El cambio de una economía gris a una economía verde lo estamos dando ya nosotros en nuestras comunidades», atestigua Freilla desde el almacén de ReBuilding Source, donde se acumulan puertas, ventanas, cocinas, muebles, moquetas, lavabos, retretes y demás productos de la «deconstrucción». «Dondequiera que haya una demolición, allá vamos, y recuperamos todo lo que esté en buen estado y que de otra manera acabaría en la escombrera. Imagina el potencial que tendrían cooperativas así en todos los barrios».

Las empresas españolas

Omar Freilla se curtió en Sustainable South Bronx, el grupo creado en el 2001 por Majora Carter, pionera del movimiento de la Justicia Ambiental con un lema que ha hecho historia: «Green the Ghetto». Marta Rodríguez, también hija del gueto, se jacta de haber tenido uno de los primeros empleos 'verdes' del barrio: «Mis hijos tienen asma de respirar este aire tóxico y mi empeño es organizar a la comunidad para lograr un entorno más sano, para impulsar planes como la recuperación del río, la instalación de placas solares y los tejados verdes». Cientos de trabajadores han pasado por los cursillos de empleo 'verde' del South Bronx: el 80% ha encontrado trabajo y el 15% se ha enganchado a la enseñanza superior.

A más de 500 kilómetros de Nueva York, en los bosques de Pensilvania, hay otro punto neurálgico en el nuevo mapa 'verde' de Estados Unidos por donde también dejó su estampa Barack Obama: las factorías de Gamesa. La empresa de capital español ha generado más de 1.000 empleos en los dos últimos años en Ebensburg y Fairless Hills y ha traído «una nueva vibración» a los valles desolados del carbón y del acero, como atestigua Troy Galloway.

Con la experiencia forjada durante 15 años como trabajador y sindicalista, Galloway ha vuelto al tajo fabricando hélices para la nueva generación de parques eólicos. «El 50% de la fuerza de trabajo somos viejos trabajadores del acero y el 50% son jóvenes que se incorporan a la economía 'verde'», asegura Galloway. «Ha tenido que venir una empresa española a devolvernos la esperanza, y yo les estoy doblemente agradecidos. Nada me llena más de orgullo que pasar por la granja de viento de camino hacia casa y ver el producto de mi trabajo en acción, por el bien de nuestra comunidad y de todo el planeta».


VAN JONES, TRAS LA ESTELA DE OBAMA LA TERCERA OLA ECOLOGISTA

Nació en el profundo sur (Tennessee, 1968), estudió Derecho en Yale y se curtió en los guetos negros de Oakland, la cuna californiana de los 'Black Panthers'. Siguió una senda paralela a la de Barack Obama, pero decidió echar raíces en los movimientos de base. A los gritos de «Jobs not Jails!» (Empleos, No Cárceles), Van Jones movilizó a miles de jóvenes que denunciaron el abandono y el 'eco-apartheid' de los barrios negros. Se convirtió en el rostro más visible del movimiento de la Justicia Ambiental, heredero de la lucha por los derechos civiles. Ante la crisis del cambio climático, Van Jones decidió que era el momento de atar cabos y crear alianzas. En Green For All cristalizó esa visión amplia, inclusiva y democrática que le faltaba al movimiento ecologista. Con su libro 'The Green Collar Economy' (La Economía de Cuello Verde) abandera ahora la tercera ola ecologista: la inversión en un futuro diferente. El presidente le acaba de designar «consejero especial para el empleo verde, la empresa y la innovación».

Carlos Fresneda desde Oakland

Enlaces:
Gamesa
Green for All

Sustainable South Bronx
Alianza Apolo

Publicado en Natura 34, marzo 2009