Profesor e investigador, está
agradecido a la sociedad por permitirle trabajar en su gran pasión,
la energía solar
El proyecto de comunicación ambiental Yo cambio empezó al tiempo que esta revista brindó sus páginas y que un viaje épico nos llevó a Carlos Fresneda y a un servidor por tierras de Navarra buscando las obras de lo más sostenible y bien hecho y a los obreros de las mismas. Allí, poco antes, acompañé al equipo del Instituto de Energía Solar. Nuestro ecohéroe no paraba de medir voltios de los diversos tipos de paneles de la gran huerta solar.
El proyecto de comunicación ambiental Yo cambio empezó al tiempo que esta revista brindó sus páginas y que un viaje épico nos llevó a Carlos Fresneda y a un servidor por tierras de Navarra buscando las obras de lo más sostenible y bien hecho y a los obreros de las mismas. Allí, poco antes, acompañé al equipo del Instituto de Energía Solar. Nuestro ecohéroe no paraba de medir voltios de los diversos tipos de paneles de la gran huerta solar.
Recuerdo perfectamente su repaso –al
estilo de entrañable profesor con embobado alumno– a la
instalación de uno de los seguidores. Y en pleno mar de azul silicio
y entre empacho de cerezas tremendas (en Milagro, dicen que tienen
las mejores del mundo), Eduardo se hizo acompañar de una de sus
bicis para, al final de la jornada, darle al duro placer de pedalear
por aquellos territorios.
Eduardo ejerce de catedrático del área
de Tecnología Electrónica de la Universidad Politécnica de Madrid,
espor tanto profesor de futuros
ingenieros y también científico e investigador en el Instituto de
la Energía Solar, donde dirige desde 1984 el grupo de Investigación
de Sistemas Fotovoltaicos, y, entre otras cosas, es empresario
doméstico de inversión en huerta solar y amante de la bici.
Desde hace 23 años, Eduardo anda en
bici, que para él favorece la formas sencillas de vida y una buena
manera de bajar el consumo energético. Ir en bici le divierte y le
resulta cómodo, hace 14 km en total de ida y vuelta de casa al curro y
comenta que, de diez cosas que ha creado, ocho las ha pensado montado
en la bici: “Las bicis me tranquilizan. Tengo tres, me gusta tener
siempre una al lado, me acompaña mucho”. Con la bici de Madrid
hace una media de 2.500 km al año; con la nueva de montaña, lleva
ya 3.500, y con la de carretera, 2.000. En total, unos 8.000 km año.
Gracias a ello, dice, disfruta de buena salud.
Ha creado proyectos para llevar
soluciones solares a pueblos necesitados, como un bombeo de agua en
el Magreb
Por todo lo que puede ser en lo
profesional, comenta que está agradecido a la sociedad al haberle
facilitado el cultivar su pasión, formarse al más alto nivel
técnico como ingeniero, compartir con los alumnos desde las aulas, y
es por ello que remarca el privilegio de haber dirigido 15 tesis
doctorales mientras creaba proyectos para llevar a pueblos
necesitados soluciones integrales para elevar agua mediante bombeo
electrofotovoltaico (en el Magreb, para 42 mil personas) e iluminar
vidas por tierras rurales latinas (en Bolivia 1.500 viviendas,
durante muchos años el mayor proyecto de electrificación rural
solar del mundo). Todo, echando mano de la ingeniería (remarca que
las cosas se tienen que hacer para que funcionen bien hasta el final), y todo lo
anterior, realizado con esa mirada técnica y humanista sobre el
aprovechamiento de la limpia y democrática energía del sol.
Como profesor, es conocido por la
innovación de sacarles las más complejas ecuaciones a las
tecnologías más simples. En lo mítico, y para algunos de sus
seguidores, está el ejercicio destinado a sus alumnos sobre el
cálculo energético de un simple horno solar, donde narra la
historia del sencillo ingenio, una ecuación de esas que hay que ser
un flecha para sacarla.
Con sus "retratos de la conexión
fotovoltaica a la red”, publicados en la revista Era Solar, trata
de seducir desde la divulgación científica con eso de la energía
solar fotovoltaica, y vuelca incluso sus experiencias como
propietario inversor en huerta solar, sin faltar al repaso de la
historia y a los versos de Machado y referencias al Quijote.
Fue un placer escucharle su visión de
la vida cómoda y su tesis de la felicidad, en la que lo más cercano
a ella es la alegría, y donde las personas alegres tienen, según
sus observaciones, mejores vidas que los que viven en la comodidad
que brinda una sociedad donde las mayorías tienen el gran
privilegio, desde la revolución industrial, de decidir
sobre su futuro. El poner esfuerzo en las cosas que uno haya decidido
realizar, mejor con tono alegre.
Y, desde la alegría, Eduardo narra sus
aventuras con los chuños (la patata tradicional del altiplano
boliviano), sobre la inflada inevitable por las invitaciones de las
familias solarelectrificadas y los elogios a las patatas de su
infancia, las gallegas de su bisabuelo en Viveiro –su pueblo en
Lugo–, patatas para él de culto.
Y no deja de lado reflexiones de la
historia de la energía, como la de que gracias al petróleo aún
quedan ballenas, ya que encontrarlo bajo la tierra libró de la
extinción a los aceitosos cetáceos, que con sus grasas procesadas
iluminaban las casas y calles de las prósperas ciudades. La historia
está llena de secuencias donde la lucha, las invasiones y el dominio
de unos sobre otros han acompañado los avatares de la humanidad energética.
"No utilizaremos la energía solar
masiva debida a un ejército de activistas solares, usaremos en breve
energía solar en masa porque no tenemos otra alternativa. En China,
los ricos son los dueños fabricantes de la fotovoltaica, mientras
que, en EEUU, son los del petróleo, un síntoma para el futuro
energético, donde los transitorios que vienen con sus altibajos
están dejando víctimas, pero la gráfica marca la tendencia
evolutiva hacia el uso inteligente de los recursos energéticos".
En su libro, Eduardo nos lanza directos
a entender fases y entresijos de esa fascinante aventura sin fin.
Este es un extracto: “A algún lector le habrá extrañado que no
sean más que una treintena las líneas dedicadas a la problemática medioambiental, en
un texto que pasa de las dos mil. Debo decir que tan escasa atención,
en claro contraste con la mucha que reciben en otros medios, de
comunicación y científicos, no es reflejo de la importancia que yo
pueda conceder a esa problemática. Deriva solo del convencimiento de
que no tienen más que una influencia secundaria en el comportamiento
energético de las sociedades humanas, a quienes la evolución ha
hecho más propensas a regularse por la dificultad en la obtención
de recursos que por el temor a las consecuencias de posibles
indigestiones.”
Y, como formador, echa mano de uno de
sus incunables, encontrado en un anticuario en París con firma del
autor. Del ingeniero admirado A. Mouchot y de su libro La chaleur
solaire, escrito en 1869, pasa lectura a una de sus páginas, donde,
ya por aquel entonces, el autor predecía que aprovechar la energía
del sol haría en un futuro cercano mover todas las máquinas...
Aún no hemos llegado, pero Eduardo no
duda de que no queda tanto para el sueño técnico compartido con
Mouchot.
"Las sociedades, en cuanto a
energía, se regulan más por la dificultad en la
obtención de recursos que por temor a las consecuencias"
Sobre su terraza, vemos una de las
primeras instalaciones urbanas particulares de fotovoltaica conectada
a la red eléctrica de la ciudad, distribuida para que la misma luz
solar (ya que genera más de la que consume) entre en su estudio de
forma indirecta para iluminarlo cuando prepara las clases y escribe
artículos, que manifiesta que no le cuestan poco
tiempo y que es lo menos que puede hacer para devolverle a la
sociedad el privilegio de la vida profesional que lleva.
Luis Narvate, prologa el libro que
Eduardo parió para compartir con las mayorías, Sobre el papel de la
energía en la historia. Primero fue su maestro y, luego, amigo e
inseparable compañero de curro desde que impulsara el Programa de
Sistemas Fotovoltaicos, proveedor de reconocidos avances mundiales al
sector, buscando la excelencia de lo solar al
servicio de la persona, con la ciencia por delante y el arte
ingenieril como eje.
Cita Luis al final: "Lamentablemente,
todavía hoy no damos a la energía el valor que tiene. Escasean los
quijotes que asuman el deber de convertir el valor de la energía en
virtud y abundan los sanchos que reducen el valor de la energía a su
precio. En un momento en el que la mayoría habla del valor de la
energía pero la malgasta, es necesario dar el
salto de la palabra (valor) a la acción (virtud). Virtud procede de
una raíz latina vir-, que significa fuerza. El verdaderamente
fuerte, moralmente hablando, no es el que valora la energía, sino el
que valorándola pasa a la acción. Eso es el virtuoso energético.
La vida y obra de Eduardotestimonian esta virtud”.
Y uno, que ha soñado más de una vez
sentirse en la senda de la virtud energética, intenta emular el arte
de Eduardo, el despacito y buena letra de su admirado Machado, porque
gestionar la energía con inteligencia y responsabilidad nos hará
más humanos y algo más alegres.
Integral Práctica
Libros:
- Sobre el papel de la energía en la historia (2006) comentario
- Cuaderno de campo de electrificación rural fotovoltaica (2001)
- Electricidad solar: ingeniería de
los sistemas fotovoltaicos (1994) agotado. En preparación nueva
edición actualizadaEditados por Editorial Progensa
Artículos de divulgacion cientifica y
técnicos publicados en la decana revista del sector, Era Solar y accesibles desde el espacio de Censolar
Manolo Vilchez
Publicado en Integral nº 380 de agosto 2011
1 comentario:
La formación continua es el camino hacia el éxito profesional. Te mantiene actualizado, mejora tus habilidades y te permite alcanzar tu máximo potencial. Nunca dejes de aprender y crecer.
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