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Las guerras de la bicicleta (2)

 

Las encuestas lo acaban de confirmar: la mayoría de los neoyorquinos (54%) considera que los “carriles bici” son positivos para la ciudad, frente a la ruidosa minoría (39%) que prefiere que los coches sigan siendo los reyes incuestionables del asfalto.

Lo que empezó como una polémica local –la resistencia de un grupo de vecinos al carril “verde” de Prospect Park- se ha convertido en un asunto de alcance internacional, con ramificaciones en todas esas ciudades (Madrid, sin ir más lejos) que han perdido el tren de los tiempos y siguen viendo las dos ruedas como un “peligro”.

En Estados Unidos, tal y como denuncia Richard Florida, la bicicleta se está convirtiendo en “arma arrojadiza” de esa guerra cultural abierta entre las dos Américas: la que abraza la creatividad y la innovación, y la que se resiste tenazmente a cualquier cambio.

“Las bicicletas son limpias y verdes, sirven para hacer ejercicio y para reducir la dependencia de los coches en las ciudades con sus calles congestionadas”, escribe el autor de “El Ascenso de la Clase Creativa”. “Si casi todo son beneficios ¿por qué hay tanta gente que se queja?”.

En Nueva York, la mala fama de los ciclistas se remonta a los tiempos en que los mensajeros “suicidas” se lanzaban a tumba abierta por la Quinta Avenida, saltándose todos los semáforos y circulando en dirección prohibida. Pero los tiempos han cambiado, y por cada ciclista temerario hay decenas de coches que doblan la esquina sin reparar en los peatones.

Quienes tanto se lamentan de la “peligrosidad” de las bicis son muchas veces los mismos que “arrasan” la ciudad a lomos de los 4x4
, que tendrían que estar totalmente prohibidos en nuestras calles...
     
El caso es que el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, criticadísimo también por cerrar al tráfico Times Square y por crear los primeros espacios peatonales en la ciudad (ya iba siendo hora), ha decidido mojarse hasta el tuétano en el asunto y quiere implantar de aquí al verano la bici pública al estilo de París, Barcelona o Sevilla.
    
Pero antes, eso sí, ha decidido hacer un esfuerzo por combatir la “desinformación”. Su mano derecha, Howard Wolfson, ha prometido ejercer “una defensa más agresiva” de las razones por las que el Ayuntamiento ha decidido crear esa red urbana de 650 kilómetros de “carriles bici”, el doble que hace tres años.
      
La última pedalada la ha dado estos días el cantante de los Talking Heads David Byrne, autor de los “Diarios de la Bicicleta”, subido a la campaña de promoción desde su bici plegable: “Ahora estamos todavía en fase de adaptación; al final todos acabaremos apoyando con entusiasmo las dos ruedas".

Carlos Fresenda, Nueva York
Publicando en el blog Crónicas desde Nueva York 

- Las guerras de la bicicleta (1)

Las "guerras" de la bicicleta




La oleada “anti verde” que sacude Estados Unidos ha golpeado finalmente Nueva York. Un grupo de vecinos pudientes, al más puro estilo “Tea Party”, ha decidido amotinarse y llevar a los tribunales el “carril bici” que desde hace unos meses rodea el pulmón verde  de Prospect Park en Brooklyn.

Las bicicletas, aseguran, son una amenaza para la seguridad vial. El carril rompe la estética “histórica” del barrio. Hay menos sitios para aparcar los “todoterreno”. Y no hay derecho a que le “roben” un carril al coche para cedérselo alegremente a las dos ruedas.

Moraleja: mejor tragar humo que pedalear a pleno pulm'on...
La batalla definitiva por el futuro de la bicicleta en las grandes ciudades se está librando estos días en Brooklyn, como anticipaba nuestro colega Matt Seaton en The Guardian. Anoche fuimos testigos de hasta dónde está llegando este enfrentamiento visceral entre los defensores de la biciceta (la abrumadora mayoría) y la poderosa “resistencia”, orquestada entre otras por Iris Weinshall (esposa del senador demócrata Charles Schumer).

Aprovechando su notoriedad y su influencia, la esposa del senador ha fichado a un abogado de altos vuelos, Jim Walden, para cargarse el carril “verde” y pasarse por el forro al 71% de los vecinos que –según el Ayuntamiento- apoyan el derecho de las bicis a contar con su propio espacio sobre el asfalto.

Ahí les duele a los detractores de las dos ruedas. En apenas cuatro años, la red de “carriles bici” se ha duplicado en Nueva York y llega ya a los 650 kilómetros. El número de ciclistas urbanos ha aumentado un 25% y supera los 200.000. En varias avenidas de Manhattan y en la polémica West Park Slope, se han construido medianas para que las bicis puedan avanzar separadas del tráfico rodado, al más puro estilo centroeuropeo.

      
Y todo gracias a la valentía de la “jefa” del Departamento de Transportes, Janette Sadik-Khan, que predica con el ejemplo y suele ir a trabajar en bicicleta. Esta misma semana, mientras arreciaba la batalla de Brooklyn y se escuchaban voces pidiendo su dimisión, la “Juana de Arco” neoyorquina cortaba en Washington la cinta de la Cumbre Nacional de la Bicicleta, instando a los norteamericanos a superar su dependencia enfermiza del coche...

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“La gente tiene que entender que cuando creamos “carriles bici” con separadores estamos mejorando la seguridad de todos. Rediseñar las calles no es fácil, y a veces puede resultar doloroso. Pero estamos poniendo en práctica métodos ya probados que sirven para calmar el tráfico y hacer de la ciudad un espacio más vivible”.
En Brooklyn, sin embargo, el grupo bautizado como Vecinos por Mejores Carriles Bici ha llevado el asunto esta semana hasta los tribunales. “Nos han llamado de todo, pero no somos el enemigo de nadie”, aseguró anoche Louise Hainline, portavoz del grupo en el acalorado debate en el que participaron 300 vecinos. "Lo que queremos es mejorar la seguridad y devolver su carácter a 
nuestros bulevares".

     

En una proporción de ocho a uno, ganaron los defensores de la bici, que contaron con la complicidad del concejal Brad Lander: “Quienes cuestionan la seguridad deben saber que no se ha producido ni un solo accidente ocasionado por la bicicletas. Es más, las heridas causadas por los coches han registrado un mínimo histórico, y eso en gran parte debido a las medidas para “calmar” el tráfico”.
    
La “manía” contra las bicicletas está alcanzando unos niveles absurdos”, denuncia por su parte Aaron Naparstek, al frente de la iniciativa Calles Vivibles. “Ese sentimiento está totalmente divorciado de la realidad, no se sostiene con hechos y está siendo instigado por el “lobby” jacobino contra las dos ruedas”.
     
Espoleando la campaña contra las bicicletas –y reclamando la hegomonía del coche- tenemos al New York Post de Rupert Murdoch. El New York Times, que esta semana destacó la historia en portada, no se queda atrás. Y entre uno y otro están contribuyendo a que la mecha se propague por el Upper West Side y por el East Village, donde ya se está cuestionando la “escasa utilización” del espacio robado por los "carriles bici".
    
A estas alturas, y con esto lo dejamos, conviene recordar cómo arrancó la ofensiva contra las dos ruedas en Nueva York. Todo empezó en el 2009, cuando el “carril bici” de Williamsburg provocó el furor de los judíos jasídicos, “horrorizados” por la provocativa estampa de mujeres con faldas y pantalones ajustados sobre el sillín. Pero eso dará ya para otra historia: “Demasiado “sexy” para Nueva York”...

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en el blog Crónicas desde Nueva York de El Mundo