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Lo que Occupy nos dejó



Fotos: C.F.

Han tardado poco en borrar el rastro de los “ocupantes”. Las porras de la policía dejaron paso a las mangueras, gentileza de la Corporación de la Ciudad de Londres. El olor a humanidad sucumbió bajo el poder de los desinfectantes. Los alrededores de la Catedral de St. Paul recobraron su aspecto aséptico y pétreo, a tiempo para la inminente visita de la Reina.

Y en el interior el templo, día de plegaria y reflexión. Al menos tuvieron el detalle de no cobrar 12,50 libras a la puerta y dejar entrar gratis a la gente: otro los de “logros” impagables de Occupy London, que ha hecho temblar los cimientos de las finanzas y de la Iglesia Anglicana.

     
¿A quién le importaba lo que cobraban los banqueros hace cinco meses? ¿Quién se atrevía a desafiar a “los ídolos de las altas finanzas”? ¿Quién hablaba del “precio corrosivo” de la desigualdad económica?
     
Contra viento y marea, los “indignados” londinenses han logrado poner sobre el tapete los temas más candentes en plena crisis económica. Ridiculizados como “una panda de haraganes y fumetas” por los "tories", hostigados hasta el último momento por la prensa conservadora, los miembros de Occupy London han dejado su huella indeleble sobre el granito de St. Paul.
    
“Este no es más que el principio”... Podía leerse en uno de los últimos mensajes que llegaron a dejar con tiza los últimos “indignados”, que volvieron por la tarde a las escalinatas en son de paz, para tramar los siguientes pasos... “¿Y ahora qué?”.

“Ahora es el momento de reflexionar, recargar baterías y poner en práctica todo lo que hemos aprendido durante todo este tiempo”, asegura Nafisa Shamsuddian, preocupada aún por los doce detenidos que seguían en las dependencias policiales. “No nos vamos a dispersar de la noche a la mañana; volveremos a la acción”...
      
“Mayo es uno de nuestros meses favoritos”, podía leerse en el comunicado de Occupy London, insinuando acaso una nueva y sonada acción global coincidiendo con el aniversario del 15-M. Algunos de los más de doscientos desalojados han trasladado de momento sus bártulos a Finsbury Square, el campamento paralelo al otro lado de la City. Pero incluso allí, los ánimos empiezan a decaer tras un largo invierno.
       
Mientras los “indignados” londinenses deshojan su estrategia primaveral, The Guardian recuerda en su editorial de hoy cómo la mayoría de los británicos han acabado comulgando con el idealismo del movimiento y cuestionan los poderes económicos como nunca antes.
       
En St. Paul, mientras, se ha instalado un inquietante silencio de piedra, presagio tal vez de lo que está aún por llegar. Como dice una de los lemas más repetidos del movimiento: “Esto no es una protesta, es un proceso”...

Carlos Fresneda - Londres
Publicado en Blogoterráqueo de El Mundo




 

20 detenidos en el desalojo de los 'indignados' de Londres

  • Se lanzó la operación a la medianoche y los 'ocupantes' montaron barricadas
  • Los 'indignados' acusan a la catedral de haber 'traicionado' al movimiento
  • 'No es el principio del final, sino el final del principio', afirman
La policía esperó a las campanadas de la medianoche en St. Paul para desalojar a los 'indignados' que llevaban acampados desde el pasado 15 de octubre en las escalinatas de la catedral londinense. Unos levantaron con resignación sus tiendas de campaña y formaron círculos de plegaria. Otros levantaron barricadas y opusieron resistencia.


Uno veinte miembros de Occupy London fueron detenidos en el forcejeo con la policía, que se empleó a fondo para "limpiar" el campamento y dejar el menor rastro posible de la "ocupación" pacífica que ha golpeado la conciencia de la City.

Los manifestantes acusaron a las autoridades de la catedral de haber claudicado ante la Corporación de la City y de haberles "traicionado" en el último momento. Aunque lo cierto es que las decenas de "indignados" que resistían a los pies de la catedral llevaban contando las horas desde la pasada semana, cuando un tribunal londinense dio el visto bueno a la orden de desalojo.

"No es el principio del final, sino el final del principio", declaró ante las cámaras de la BBC George Barda, uno de los cinco miembros de Occupy London que decidió llevar el desalojo ante el Tribunal Supremo.
"No podemos permitir el drama eclipse las cuestiones importantes que afrontamos en este país y en todo el mundo", añadió Barda. "No me cabe duda de que, conforme la situación económica siga empeorando, más y más gente se va a unir a nuestro movimiento".


Otro 'indignado', Ed Green, plantó resistencia hasta el último momento y se unió a un grupo parapetado tras lo que había sido la cocina colectiva del campamento: "Hay gente que elige la resistencia pacífica, pero yo pienso que no hay nada malo en ejercer la autodefensa".
La policía actuó ayudada por potentes reflectores. A las dos de madrugada hubo un apagón general, aprovechado por algunos miembros de Occupy London para atrincherarse en las puertas de la catedral. La policía reveló poco después que tenía el permiso explícito de St. Paul para evacuar a los "indignados" de las escalinatas, usadas durante los cuatro últimos meses como anfiteatro en las asambleas populares.

Poco después del desalojo, y antes del amaneces, muchos de los 'indignados' se trasladaron con sus bártulos al segundo campamento de Occupy London en Finsbury Square, al otro lado de la City, donde recalcaron su mensaje con nuevas y viejas pancartas: "No podéis desalojar una idea cuyo momento ha llegado".

Los miembros de 'Occupy London' que protestaban entre otras cosas por los excesos de la Banca y las grandes corporaciones, han pedido a través de sus cuentas en Twitter "la necesidad urgente de observadores legales" y denuncian que las fuerzas del orden están llevando a cabo arrestos.

Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres

La policía equipara a los 'indignados' de Londres con los 'terroristas' de Al Qaeda

La policía detiene a un activista de Occupy London en la capital británica. | Reuters

           
  • Las autoridades los incluyen en el capítulo de 'amenazas domésticas'
  • 'El activismo no es un delito', replican los miembros de Occupy London
La policía de la capital británica ha equiparado a los miembros del colectivo Occupy London con los terroristas de Al Qaeda en Pakistán y de las FARC en Colombia. En un documento titulado "Puesta al día sobre terrorismo y extremismo para la comunidad financiera de la Ciudad de Londres", las autoridades incluyen a los 'indignados' en el capítulo de "amenazas domésticas".

"Mientras el movimiento Occupy se extienda en el mundo, es probable que los activistas encuentren nuevos edificios para ocupar, especialmente aquellos que identifican con el capitalismo", puede leerse en el informe distribuido esta misma semana.

La policía londinense asegura que, aunque el movimiento de protesta ha perdido su "impulso", la presencia de activistas en los campamentos de la Catedral de St. Paul y de Finsbury Square es "bastante consistente". En sus labores de "reconocimiento", las autoridades aseguran que han identificado "a individuos que encajan en el perfil de los anticapitalistas".

La reacción

En un comunicado difundido en su sitio web, Occupy London acusa a la policía de "vulgaridad" y "falta de perspectiva". "Una institución que confunde a los ciudadanos activos con criminales y que los equipara con Al Qaeada es una institución que ha perido su camino", puede leerse en el comunicado. 

"El activismo no es un delito, y el deseo de participar en el proceso democrático no debería preocupar a la policía en una sociedad libre", agregan los miembros de Occupy London, que ofrecen sus frecuentes encuentros con la Iglesia Anglicana como indicio de sus intenciones pacíficas.

Un portavoz policial citado por 'The Guardian' admitió que el título del informe policial no ha sido acertado y aseguró que no se pretende identificar como terroristas a los integrantes de Occupy London. "Aunque es cierto que hemos asistido a un aumento de la delincuencia vinculada a las protestas, especialmente con la ocupación de edificios de oficinas".

Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres
Publicado en El Mundo.es