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El reciclador recalcitrante



John Newson detesta la palabra basura. En su opinión, “basura es lo que los humanos hacemos con los residuos cuando los mezclamos”. Si lo pensáramos mejor cada vez que arrojamos algo a la bolsa maloliente, si pusiéramos un mínimo de esmero en reusar, separar, reciclar y compostar, la “basura” se vería reducida en un 90%...

Al menos eso es lo que asegura por experiencia propia el reciclador recalcitrante de Birmingham (Reino Unido), que en el 2012 hizo una firme promesa que cumplió con creces: una sola bolsa de “basura” en todo el año.

Con dedicación y paciencia, a lo largo de 365 días, John Newson separó y compostó los restos orgánicos en el jardín de su casa. Reusó todo lo que pudo y recicló religiosamente el papel, el cartón, el plástico, los vidrios y las latas. Todo lo que quedó al final fue un amasijo de envoltorios de los productos empaquetados, comprimidos en botellas de plástico para ahorrar el espacio.
El resultado fue una bolsa de menos de 10 kilos de peso, totalmente aséptica e inodora, que él mismo levantó con sorprendente ligereza con una sola mano ante las cámaras. Acaba de ser oficiosamente distinguido como el ciudadano más “verde” de Gran Bretaña.

En todo un año, Newson generó la misma “basura” que el británico medio en apenas una semana. Sus compatriotas produjeron el año pasado 431 kilos de residuos urbanos por cabeza, mientras que en España estamos entre los 412 kilos (según el INE) y los 547 (de acuerdo con Eurostat).
En el Reino Unido, sin embargo, hay razones para felicitarse. “Por primera vez, hemos reciclado, reusado o compostado más residuos que los que han acabado en los vertederos”, atestigua John Newson, que ha renovado su promesa en el 2013.

Los británicos han alcanzado precisamente el récord del 43% de los residuos reaprovechados, según datos del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales. En el mismo período, de abril del 2011 a marzo del 2012, un total de 10,7 millones de toneladas de residuos fueron reciclados, compostados o reutilizados, frente a 9,6 millones de toneladas descargadas en los vertederos (el resto fue quemado en las incineradoras).

“Que sigamos quemando la basura a estas alturas es otra muestra de lo absurdo del sistema que hemos creado”, sostiene Newson. “Tenemos que imitar a la naturaleza, donde todo se reusa y no hay desperdicios, ni por supuesto 'basura'. No podemos seguir llenando bolsas con millones de toneladas de residuos que son en el fondo recursos que podemos seguir utilizando”.
A sus 60 años, este educador ambiental y miembro de Amigos de la Tierra prefiere predicar con el ejemplo antes que malgastar el tiempo con sermones ecológicos. Para él, el reciclaje se ha convertido en algo así como “un deporte extremo, donde el objetivo es ver hasta dónde puedes llegar”.

Newson cree en la meta utópica de “residuos cero” y está convencido de que podemos avanzar en esa dirección: “Tan sólo el 10% de lo que desechamos debería acabar en eso que aún llamamos bolsa de la basura. Todos podemos hacer un esfuerzo por reducir nuestros residuos, reciclar al máximo y compostar los restos orgánicos, que son casi la mitad de los desechos. No hay satisfacción mayor que ver cómo va menguando el volumen de la fatídica bolsa”.

Pese a lo avanzado en los últimos años, el ecologista de Birmingham reconoce que aún queda mucho camino, y para ilustarlo nada mejor que su propia ciudad, con un reaprovechamiento de los residuos del 31,5%, muy similar al total de España... “Imaginemos una ciudad de un millón de habitantes, con 400.000 hogares: eso equivale a 20 millones de bolsas de basura que son producidas, distribuidas, recogidas y vertidas o quemadas a lo largo de todo un año.”
“Reciclar no es fácil”, reconoce Newson, que se esfuerza en poner su proeza en un contexto más amplio. Su dieta vegetariana y el cultivo de una parte de los alimentos en su propio jardín le hacen menos dependiente de los supermercados. “Yo vivo solo y eso me permite una mayor dedicación y espacio. En una familia con niños pequeños, todo se complica. Pero todos podemos esmerarnos a título personal, y sé que en algunas ciudades españolas como Burgos se está haciendo un esfuerzo por una gestión menos costosa y más efectiva de los residuos.”

En su año de dedicación total, Newson se enfrentó a dilemas como el de reciclar los tubos de margarina que hasta hace poco acababan en la bolsa negra. “El problema es cuando los residuos están hechos de más de un material y se mezclan”, insiste. “La mezcla es el camino más indeseable y directo al cubo de la basura”.

El reciclador recalcitrante explica que su decisión de practicar este peculiar “deporte extremo” responde también a una búsqueda personal: “La pregunta que me hice fue ésta: ¿Si intento compostar, reciclar y reusar mis residuos, cuánto me queda al final?” Satisfecha su curiosidad, solo le queda compartir con nosotros sus consejos para llegar a la meta de “residuos cero”…

1.      Nunca mezcles los materiales; o se convertirán en basura olorosa.
2.      Reusar antes que reciclar: intenta dar un uso a los residuos antes de desecharlos.
3.      Separa los residuos orgánicos, los reciclables y lo que no se va a poder usar (que no debería ser 
         más del 10% del total)
4.      Lava, selecciona y almacena todo lo que se pueda reciclar para facilitar su recolección
5.      Composta los restos orgánicos lo más cerca de casa (en tu patio, en tu balcón o en un jardín
         comunitario).
6.      Nada mejor que usar tu propio compost para fertilizar la tierra en la que puedes cultivar tus
         propios alimentos.
7.      Comprime el papel y el plástico para ahorrar espacio en el transporte.
8.      Compra siempre con bolsa reutilizable y si es posible al peso o a granel.
9.      Cuando compres un producto empaquetado, piensa en cómo se puede recliclar el envoltorio.
10.    Lleva los juguetes, los libros, la ropa vieja y todo lo reutilizable a tiendas de segunda mano.

Carlos Fresneda

Celebrando el Día Internacional de la Eficiencia Energética


Celebrar el Día Internacional de la Eficiencia Energética en un país que políticamente no cumple con la directiva europea desde hace diez años es un acto de rebeldía, y de mosqueo entre tantas cosas de lo social que ocurren, donde la ineficiencia democrática de chorizos y malos políticos con todos sus gremios secuaces no nos deja otra que pasar a la acción con las mejores fórmulas que podamos conseguir para reiniciar la democracia real. Hoy opina, y en ello me he inspirado, el activismo de Greenpeace.

AQUÍ ALGUNAS COSILLAS DEL DÍA:

• Voy en bici aunque sea 1,4 km de bajada, luego lo son de subida casi todos los días, hoy llueve en Bullas, y he ido gastando recursos valiosos mientras cambia un poco más el clima. Por lo menos sentir que uno impacta, ayuda a preparse para ser útil en la senda al futuro.

• Aparecieron 4 latas de conservas de golpe y, antes de desaprovecharlas con destino incierto, les estoy dando un destino de mayor eficiencia en el uso de los recursos, ya que no necesitaré otro recipiente para esa función. El filo se dobla con un alicate y queda que da gusto. 

• La lámpara que nunca tuvo bombilla ahora la tiene, un eficiente y avanzando punto con emisor de luz diodo, microLED, que durará igual lo mismo que yo en activo o hasta más.

• Acariciar la primera serie de botellas refrigerantes de alSol.es, que esta primavera que ya llega pasarán a activo y disponible, rememorando la campaña de Botijos contra el Cambio Climático de Fundación Terra, ha formao parte del día, y como que brindo con ella por una sociedad que celebre ser eficiente en el uso de la energía, cada día de su acontecer, como borracha de negavatios y, ya puestos ser hasta más eficaces y eficientes en encauzar la democracia, en sustituir los casposos, en celebrar el florecer de las plantas que nos dan alimentos, de los mares que nos nutren, de los aires que nos impulsan, de la belleza que tenemos y no debemos dejar de compartir entre todo lo que esta y será vivo.

Manolo Vilchez
Publicado en el blog En Ruta Solar de El Correo del Sol

La empresa social 'sin humos'

Blakemore, cofundador de Bikeworks, en la puerta del taller. | C.F.Blakemore, cofundador de Bikeworks, en la puerta del taller. | C.F.
 
Se venden bicicletas. También se reparan. Y se reciclan. Y se dan clases de mecánica a los jóvenes sin empleo. Y se enseña a pedalear sin miedo por la ciudad. Y se mantienen flotas de dos ruedas para las empresas. Y se da trabajo a la gente sin techo. Y se promueve el uso de bicis de manos para los discapacitados.

Todo eso, y mucho más, es Bikeworks. Premiada hace dos años con el London Business Award a la Mejor Empresa Social, la iniciativa ha echado a rodar por partida doble en el este y el oeste de la capital británica, la ciudad europea donde más ha crecido el uso de las dos ruedas (560.000 viajes en un día cualquiera).

Bikeworks reivindica el poder de la bici como herramienta de cambio social, económico y ambiental en las ciudades, que no es poco. "Las bicis nos han acompañado desde hace unos 200 años y ahí siguen, adaptándose a los tiempos y demostrando su valor incalculable", asegura Jim Blakemore, co-fundador de Bikeworks, abriéndose paso entre los 'esqueletos' de una veintena de bicicletas listas para reciclar. "Lo que estamos intentado aquí es ni más ni menos que el círculo completo. No nos basta con vender o reparar bicis: hay que dar un paso más allá para exprimir todo su potencial y contribuir a un mundo mejor, y más en estos tiempos de cambio".

Como tantas empresas sociales, Bikeworks surgió del chispazo simultáneo de dos ideas. Jim Blakemore llevaba desde los 14 años trabajando en el mundillo de las bicis para costearse los estudios, llegó a tener su propio negocio en Cambridge, pero estaba deseando cambiar de piñón. Dave Miller se curtió durante una década en organizaciones comunitarias y sin ánimo de lucro, hasta que decidió dar el salto como empresario social con una idea que giraba precisamente en torno a las dos ruedas.

Empleo para los 'sin techo'

A través de amigos comunes, Miller y Blakemore acabaron compartiendo desde el 2007 el 'tándem' de Bikeworks, que nació como una empresa social para reciclar bicicletas y dar empleo a gente "desfavorecida" (especialmente jóvenes en paro y gente sin techo).
"Aún recuerdo con emoción los primeros 'sin techo' que pasaron por los cursos de entrenamiento y mecánica", asegura Jim. "No podían creerse que como 'premio' a su trabajo iban a recibir al final su propia bicicleta. He visto realmente muchas vidas transformadas por las dos ruedas en estos años".

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El establecimiento de Bikeworks. | C.F.

La propia empresa social, que arrancó tímidamente en el este de Londres, ha pasado por un rápido proceso de transformación, propulsada por los acontecimientos. Durante los Juegos Olímpicos, un equipo itinerante de 14 mecánicos (los Dr. Bikes) arreglaron gratuitamente 3.000 bicicletas. Durante los Paralímpicos, el programa All Ability Cycling desplegó sus alas y promovió por toda la ciudad las bicicletas de manos, los triciclos y otros dispositivos para discapacitados.
"Ha sido quizás otro de los momentos más emotivos en nuestra breve historia", recuerda Jim Blakemore. "No hay palabras para trasmitir la sensación de un discapacitado, confinado media vida a una silla de ruedas, en el momento de recuperar la 'memoria muscular' y descubrir que puede volver a 'correr' con una bici".

Pero Bikeworks es también una empresa, con una veintena de empleados fijos y otros tantos a tiempo parcial. El presupuesto anual ronda los 1,4 millones de euros; el 80% lo cubren con la parte de 'negocio' y el 20% con subvenciones, programas y becas. Miles de bicicletas condenadas a los vertederos han acaban pasando por la 'recicladora' de Bikeworks, que revende más de 500 bicis de segunda mano 'low cost' al año.

"La idea es llegar a ser autosuficientes y rentables", asegura Blakemore. "Y a pesar de la crisis económica vamos avanzando en esa dirección. De alguna manera, somos la primera empresa social de bicis que ofrece todo bajo el mismo techo. Y no dejamos de darle vueltas a posibles vías de expansión. Al fin y al cabo, el uso de la bici se ha duplicado en Londres en los últimos diez años y es algo que va claramente hacia arriba".

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   Taller de Bikeworks. | C.F.

'Bikeworks' puede parecer desde fuera la típica tienda de bicicletas, pero el secreto se esconde en la trastienda, donde está el taller/almacén de reciclaje. Y también en el sótano, donde se reparan las bicis y se imparten los cursos para aprendices de mecánicos, con Digger al frente.
"Lo que nos hace falta no es sólo gente con habilidad mecánica, también comunicadores que sepan llevar la cultura de las dos ruedas a otro nivel", apunta Digger, veterano de las dos ruedas. "Nuestro mundillo ha sido un poco autista, y ha llegado sin duda el momento de abrirse y llegar a todas las capas la sociedad".

"En Inglaterra, a diferencia de los países centroeuropeos, ha existido durante décadas una especie de temor a usar la bicicleta", añade Digger. "No ya por miedo a los coches, sino como si la gente tuviera la sensación de que estaba 'prohibido' usarla en una calle cualquiera. Esa barrera se ha derribado por suerte, y poco a poco van mejorando las infraestructuras. Las bicis son cada vez más visibles. Eso es lo que cuenta".

El alcalde Boris Johnson, que tanto presume de la bici pública, aún no se ha pasado por 'Bikeworks', pero todo se andará (o se pedaleará, más bien). "Paciencia, motivación y compromiso", ésas son las tres claves que nos da Jim Blakemore, a modo despedida, en este viaje de ida y muchas vueltas a la empresa social "sin humos".

Carlos Fresneda / Londres

Taller de juegos (recuperado de los recuerdos)

Por casualidad ha caído en mis manos meneando un mueblecillo en la casa familiar, una revista Vital, de allá por 1998, ósea hace 14 años. Mi inestimable colega Alvaro Altés publicó sobre agricultura y estrellas, él que tanto hizo por la introducción de la agricultura biodinámica en este país en que falta desde hace algo más de 12 años. Me han dao sentimientos de nostalgia y recuerdos, sin duda. Al pasar sus páginas me aparece uno de los primeros artículos que tuve el placer de componer y tuvieron en Vital la atención de publicar, continuando aquel espacio dedicado al Balcón Comestible, ...que recuerdos.

He cogido y he fotografiao las 4 páginas, en ellas tres de los que salen me han tocao la fibra más de lo esperao, el más peque esta ahora a punto de ser mayor de edad que junto a la humana juguetona, andan lejos de donde escribo, el adulto disfrutó y mucho, recuerdo, y el chaval era un vecino de aquella Villareal hace tiempo lejana y debe andar por la vida quizás con algún recuerdo de aquellas jornadas montando juegos, jugando con ellos y dejándose fotografiar.

Aquí dejo las fotos, en calidad creo suficiente (con un clic, visionado pa lectores) para poder ojear de forma algo más cómoda, lo que ocurrió en aquellos días de recuerdos y que puede ser útil, quizás para enfrentarse de otra forma a esa temporada donde el consumo nos llama a llenar de efectos los espacios y las relaciones, cuando quizás mejor sea para todos inflarnos de afectos, darnos todo lo posible de eso que nunca comprará el dinero.

Juegos, juguetes y actividades saludables para los pequeños que un día serán mayores y también para los ya lo son pero siempre serán como casi niños... 

Manolo Vilchez
Publicado en el blog En Ruta Solar de El Correo del Sol





Membrillos y nueces de Huélago, sol de Bullas


Y reciclaje/reutilización de recipientes, y nutrición apetitosa, y obsequios de autor bajo coste, y ratico zen.

La de cosas que pueden moverse con 5 botes de vidrio con formas especiales guardados después de consumir sus contenidos de aceitunas, setas en conserva o remolacha bio a rodajas... Solo faltaba llegar al pueblo de la familia y que la madre me encasquetara 1,4 kg de membrillos cuasi salvajes y medio kg de nueces de un nogal de un familiar para sorpresa mía, que no sé qué me pasa con ese árbol y sus frutos desde que viví intensidades en unos pueblicos del Alto Atlas marroquí.

Mira que me cuesta desprenderme de esos botes de vidrio, algunos de sorprendentes y armónicas formas, los considero un obsequio comercial. Con ellos las propuestas son muchas, pero con los que uno acumula hay que darle a ver. Limpieza de etiquetas, desmarcado toca, agua caliente, rascada con un cuchillo y estropajo, rato zen viendo cómo el frasco poco a poco es como más de uno mismo. Impoluta luego la tapa, todo a secar.
 

Ya en Bullas, con el aroma de los membrillos del pueblo invadiendo la zona me dio por recuperar la receta del alioli con este fruto. Para 200 gramos: un 100 cl de aceite del bueno, 4 dientes de ajo y una pizca de sal.



Limpieza y saneo de membrillos, limpieza de la piel con una esponjica, saneo de ataques de otros seres vivos mientras colgaban del árbol y listos para entrar en agua hirviendo gracias al sol de la tarde fría llegado a una cocina parabólica.
 

De aquí al bote, aceite, ajo y sal y batidora hasta cuajar la masa casi como pasaría en un alioli de toa la vida. Si tienes contratado suministro con Som Energía, pues electricidad verde virtual utilizas y así procesas los frutos del sol y la tierra, sin emisiones casi, como que le da a la preparación un toque especial.

A medio proceso de carga de los botes guapotes de vidrio, los del principio, las nueces del nogal del primo del pueblo, troceadicas a la batidora, vuelta a batir y ya tienes alioli de membrillo con nueces y oleeeé.



La producción no es que dé pa muchos botes pero, ha dao pa 4 y medio, 2 a baño María para conservar, 1 directo a la nevera, otro roto por un descuido (lección de destreza en el manejo) y el medio para venga untadas tostadiles mañaneras.
Una vez los botes listos, etiqueta al canto, aquí cada uno con su arte, impresora o a mano, celo de toda la vida de ése que no se ve y quedan de esas que se sacan fácil, lexes.



Y nada, uniendo servicios del sol y la tierra, más compromiso personal y tiempo espacio zen, 5 botes reciclados con nuevo uso, los frutos de dos árboles serviciales igual, y listo el procesado para conserva y nutrición directa.
En todo el proceso no más de una horica, 0,65 céntimos de costes fijos de producto y materiales y mira, ya tengo dos regalicos para celebrar el cambio de año, uno con mi madre proveedora y el hermano más afín a mis temas.
A los que quedan, en unos días cuento cómo me las ingenio para consumir casi nada, en tiempos muy dados a ello, y quedar bien conmigo mismo, con la vida y con mis cercanos...

Manolo Vilchez
Publicado en el blog En Ruta Solar de El Correo del Sol

El inventor de las ecomáquinas





John Todd tiene un sueño incombustible desde niño: fundir la ecología y la tecnología. Desde que creó el New Alchemy Institute, allá por 1969, el sueño se ha convertido más bien en un empeño o en una misión de vida, plasmada en estas obras de "ingeniería natural" que él mismo ha bautiza como 'ecomáquinas'...

"Una ecomáquina es una tecnología donde los 'engranajes' son seres vivos", explica el inventor. "Una ecomáquina puede servir para reaprovechar residuos, para generar biocombustibles, para producir alimentos, para limpiar aguas contaminadas... No hay nada comparable a la diversidad de la vida, trabajando por un fin común".
    
Hablamos con John Todd bajo el rumor incesante y relajante de una de sus 'ecomáquinas' más celebradas, la del Centro Omega para la Vida Sostenible en Rhinebeck, a orillas del Hudson. En nuestra anterior entrega nos quedamos en el exterior del edificio "vivo" con el arquitecto Jason McLennan. Ahora nos adentramos en él de la mano de este biólogo y alquimista, nacido en Canad'ay afincado en Nueva Inglaterra...
   
"En la naturaleza no hay residuos sino nutrientes. Los ecosistemas funcionan como  una auténtica sinfonía, con sus propios mecanismos autorreguladores. Ese modelo podemos replicarlo a todos los niveles, desde la actividad económica a la vida en las ciudades, o al funcionamiento de un edificio".
   
Aunque pueda parecer un invernadero, lo que se esconde en este edificio "vivo" en el que estamos en una depuradora "natural", con plantas, algas, peces, hongos, bacterias, microorganismos,minerales y hasta caracoles, unidos con una meta común: reciclar hasta 200.000 litros diarios de agua.
"Frente a las plantas convencionales de tratamiento a cielo abierto, aquí no hay olores", asegura Todd. "El agua sin tratar se contiene en tanques bajo la gravilla. De ahí pasa a los lagos y los estanques, y luego es bombeada hasta la ecomáquina del interior, donde empieza un viaje un ciclos, como si fuera un río. Cuando el agua llega a este extremo, pasa por gravedad hacia el filtro de arena, la última parte del proceso". 
    
"La belleza de la ecomáquina está en lo que no se ve", sostiene John Todd. "La belleza hay que apreciarla bajo el agua, en las raíces, y también en la fotosíntesis, que produce la liberación de sustancias que benefician al agua y al mecanismo general. Algunas plantas fabrican incluso potentes antibióticos naturales que matan los posibles focos de infección. El agua que sale de la ecomáquina es tan pura que lo mejor que podemos hacer con ella es devolverla al bosque para completar el ciclo".
      
El pueblo de Harwich, en Massachusetts, fue el primero en aplicar el "invento" de John Todd al tratamiento de las aguas residuales. Desde entonces, las ecomáquinas se han propagado por California y Florida, y a lo largo del río Mississippi, demostrando su capacidad sin límites.
      
John Todd, enamorado de los océanos, pionero de la biomímesis, insiste en que gran parte de las soluciones a los problemas que hemos creado giran en torno a nuestro elemento más preciado: "La vida en la Tierra es el ciclo del agua. Y nada mejor que usar la puerta "giratoria" entre la ecología y la tecnología para conocerla m'as a fondo y ser capaces de crear al mismo tiempo belleza, economía y funcionalidad".

Carlos Fresneda

¡Residuos cero!



En Boulder (Colorado), a los pies de las Montañas Rocosas, lleva gestándose desde hace cuatro décadas una revolución inodora y silenciosa. Corría el año 1976 cuando los vecinos de este bastión de la América verde decidieron pasar a la acción contra el "derroche de los recursos". Así nació uno de los programas pioneros de reciclaje en Estados Unidos: Eco-Cycle.

Eric Lombardi, "visionario" de los desechos, tomó el mando de este innovador centro en el que trabajan 60 personas, capaces de procesar hasta 40.000 toneladas de residuos al año en un incesante ir y venir de furgonetas. "Lo que usted no quiera, para nosotros es", viene a ser el lema de Eco-Cycle, aliado insustituible del ayuntamiento en la gestión de los residuos urbanos.

Todo lo que remotamente se puede reaprovechar acaba siendo "digerido" en estas inabarcables instalaciones de las afueras de Boulder, que cobra a los vecinos una pequeña entrada a cambio de la impagable labor... El último apéndice es el departamento de materiales "difíciles de reciclar" (de zapatillas deportivas a viejos aparatos de vídeo y faxes), con el objetivo de ir ampliando cada vez más el espectro. Aunque la auténtica meta de Lombardi es la de "residuos cero": reaprovechamiento total.
"Llegar a residuos cero no es una utopía, sino un imperativo en la era del cambio climático", sostiene Lombardi. "Los vertederos urbanos producen grandes cantidades de metano, que es un gas invernadero 72 veces más potente que el CO2. No podemos seguir enterrando cantidades ingentes de basura bajo la alfombra y pensar que nunca tendremos que pagar la factura".

Para Lombardi, "residuos cero" es algo más de una simple meta material, más bien una filosofía de vida... "Hay que replantearse el sistema de producción de principio a fin, de modo que todo o casi todo se pueda reaprovechar. Así es como funciona la naturaleza y así es como deberían funcionar las comunidades humanas. Por eso trabajamos mano a mano con las empresas y con la escuelas, y dedicamos muchos esfuerzos a concienciar la población: no basta con reciclar, hay que llegar mucho más allá".

San Francisco ha sido la primera gran ciudad en fijarse la meta de "residuos cero" para el año 2020. La idea se ha propagado por Europa; en San Sebasti'an se celebra precisamente el encuentro de grupos de "residuos cero" el pr'oximo 11 de mayo.
"El objetivo es mucho más asequible para ciudades pequeñas como Boulder", asegura el director de Ecocycle. "Movemos cantidades más manejables de residuos, los desplazamientos son menores, no hace falta tanta infraestructura".

Lombardi ha diseñado su Parque de Residuos Cero con capacidad para reciclar o reaprovechar todos los desechos generados en una ciudad de 300.000 habitantes, incluida una planta de compostaje para los residuos orgánicos, un centro para el "reuso", otro para la "recuperación" de "nutrientes tecnológicos", otro para reciclables "difíciles" y una última instalación para procesar los residuos finales.

"Se trata de una alternativa sensata a las icineradoras y a los vertederos", asegura Lombardi. "No podemos seguir llamando basura a lo que no lo es. Tenemos la capacidad para convertir un grave problema ambiental en una fuente inagotable de recursos. Todas las tecnologías que propongo en mi parque de "residuos cero" son simples, de bajo impacto y están suficientemente probadas. Y lo que es mejor, es una opción tan ecológica como rentable: el mayor filón de la economía verde".

Carlos Fresneda
Publicado en el blog Ecohéroes de El Mundo.es