Pensamos y sentimos que por qué no lo imposible en tiempos ordinarios se puede convertir en factible en tiempos extraordinarios. Los ejes políticos y economicos, se manejan por una minoría hija predilecta del capitalismo. Indagar en la construcción de la resiliencia, reencontrar valores no rentables para pocos pero vitales para los muchos, anhelar un mundo sin perdedores, escribimos sobre personas y organizaciones que estimulan a cambiar hacia un mundo mejor. Carlos Fresneda y Manolo Vilchez
Como aprendiz de agitador de sacarle al sol por efecto parabólico todos los servicios energéticos posibles, principalmente los de procesado de alimentos, osea cocinar sin emisiones, uno anda mirando alrededor y buscando otros usos. Y mira por cuestiones de la ilusión de que este mundo patas arriba gire rumbo a toda vela hacia las renovables y salga del mundo energético construido por unos pocos para otros pocos a base de crimen y sufrimiento humano. En fín, haylos y guapos, otros usos, me quedo con uno de ellos.
Hace tiempo que vengo recolectando planchas de alisar la ropa, de las de antes de las eléctricas, que fueron hasta de gas en medio Europa hasta que explotaron varias y se socializo la arruga como interesante y casi obligada, mucho antes de de Domínguez la elevara a culto. Aquí la electricidad resolvió el tema y quedaron los necesitados de alisado, sin problemas. Pero mira por donde que estoy pensando en hacer a Haití exportadora de planchas, porque allá se fabrican artesalmente y la gente plancha con el calor del carbón, la mayoría, y planchan para desde su pobreza noble jodida por las injusticias de los tiranos, suyos y foráneos, por el cólera de la tierra , hace poco también del cielo y por mala suerte, el cólera epidemia (no me es fácil sacar algo dulce pero lo hago como terapia).
De Haití llegaron la semana pasada dos planchas como las de antes aquí, gracias al SFH y a la cortesía del I+D del World Central Kitchen, enseguida fueron solarizadas con un pulido y una pintura anticalorica, mangos de madera protegidos y listas para recibir del sol, limpia energía planchadora. No tardé en llamar a mi madre, que le pega a cocina solar de a diario, y en preguntarle por su planchadas históricas, y tengo ya el master a distancia aunque la espero de regreso para ponerla a planchar y enseñarme el arte sobre la tabla. Ella usaba parecida a la haitianas, pero con brasas de la lumbre. Y sus problemas tenia con la ceniza y el proceso.
Imaginaba en Haití, un planchado, sacando negro carbón de la lumbre pobre de los pobres, para dejar impoluta sus humildes galas para ese domingo donde expresarse con sus ritos y sus dioses y quizás preguntarse, porque Haití no tiene suerte.
Aquí el argumento y el paso a paso, y todo ello en la era del iPad, pues nada, le pongo el iPlanchado sin CO2 y me quedo tan a gusto. Y todo en honor a los que ya han plachado con el sol en lugares duros en acceso a la energía, a los que espero que pueda planchar (no te olvidamos Haití) y a Dieter e Imma Seifert, de los que recibí las primeras nociones, y a mi madre, por todo lo que planchó y porque ojalá no tarde, que nos espera una colada entera y la recogida de sus impresiones. Luego llegará el tratado de planchar sin emisiones, sin humos, sin combustibles, sin gastos, con alegría, con humildad, con solidaridad.... en fin.
Desde donde tengo la suerte de realizar labores plateamos una propuesta de aprovechamiento del servicio energético de un concentrador parabólico alSol para planchado de ropa, que como complemento al principal aprovechamiento del procesado de alimentos, permite en los países donde se emplean planchas de hierro colado con cámara para brasas o carbón vegetal, sustituir a estos combustibles y sus inconvenientes de uso, por un cómodo y eficaz servicio solar.
Planchas de hierro colado para carbón, utilizadas en Haití. A la izquierda unidad solarizada con tratamiento anti calórico negro mate y protección del asa de madera
2.Colocación en punto focal de un parabol alSol K10 con temperatura media de más de 180ºC. Se recomienda el uso de dos unidades, una en uso y otra en foco
3.Aplicación de planchado, es posible aumentar el rendimiento colocando en el interior masa térmica como puede ser arcilla compactada, extraible, permitiendo su uso habitual con carbón en caso de necesidad.
4. Planchado sin emisiones, en tiempos similares a los habituales, sin molestias ni protección contra residuos, sin costes de combustible y tiempos para el ciclo de gestión de estos.
Desde alSol, agrdecidos y sabedores de que el sol siempre nos acompaña...
Vengo al Festival de Cine en Finestrat, al lado de Benidorm, Cinestrat, por varios motivos. Tuvo la organización a bien valorar que al mejor documental tirando a verde tono eco se le diera el premio alSol, la microempresilla en al que tengo el privilegio de participar. Le ha tocao a Manual de Uso para una Nave Espacial de Horacio Alcalá, que retrata las diversas realidades entorno a uno de los problemas más complejos de nuestro tiempo y plantea la urgencia de entablar un dialogo profundo sobre sus soluciones. Mañana me toca entregarlo, es una de esas máquinas sencillas para igual cambiar por completo la visión de los aprovechamientos de la tecnología solar, esta vez para generar calor y preparar viandas. Es una cocina parabólica alSol 1.4, con su pack de ruedas y la paellera de 36 cm de diámetro. Estamos contentos de modestamente poder premiar a la representante de tantas obras documentales que no paran de pasar en la sala del Casal de Cultura de este pueblo en las montañas que tienen un brazo en el mar.
Pa celebrarlo y echando mano de las dos cocinas solares propiedad de Rene Bijloo, director del certamen, y con ayudantes de primer nivel:
un sol medio medio y un vientecilloladroncete de calorías, no han impedido que de una saliera en dos horas un paellón (bueno, en estos lares un arroz cardoso) tremendo y de la otra media hora después 8 litros de volumen de unas lentejas sin chorizo que viendo al personal como apuraba la cacerola, parecen que han quedao divinas, además de sin emisiones y ningún vinculo posible con la macha color marrón que Carlos esta siguiendo desde que se rompió una de esas plataformas allá por el Golfo de México. Bueno, hace un rato, hemos celebrado lo mejor para la zona y lo mejor para el mundo, un sistema energético libre de sinverguenzas, que deje ya los combustibles donde estén para usos más inteligentes que quemarlos y se abra de patas hacia un sistema tecnológico que aproveche los flujos de la Biosfera para ayudarnos a caminar a la incertidumbre hasta que la vida aquí, de momento tan emocionante y diversa, acabe por extinguirse. El Sol, durante miles de millones de años seguirá lanzando su bondad energética sobre la bola cósmica donde yo por ejemplo me disfruto ahora mismo un documental, sobre ella misma y las miserias de una especie que de momento deambula por ella.
PhilippeDupiereux, creativo del copón y fotografo oficial del certamen, ha disparao con su Canon alto nivel y su arte, las fotos que acompañan a este rápido post, mientras le dabamos a ver como hacíamos para cuando Sáhara Solar y el allá, pongan sobre la tierra de ese pueblo oprimido las 50 cocinas solares que gentes de los pueblos nuestros han tenido a bien donar. He contao varias veces aquello de que llevmaos 300 mil años cogiendo combustible para cocinas y delante de las cocinas lo que estaba ocurriendo es que eso ya es historia, por primera vez con tecnología y sin combustibles, el papeo se hace igual. Haiti ha salido varias veces a comentario, esta demasiado cerca de mi aquellas gentes que el Solar ForHope me ha permitido conocer.
Me voy a meterme de lleno en la sesión que no para de pasar delante de los ojos de cada vez mas gente esos trazos de creatividad y compromiso que cada año el equipo humano que hace posible Cinestrat pone delante de ellos.
Vaya que si estas cerca, te animes, que mañana la programación promete revulsivos en tripas bien nutridas y aprietes en la moralidad de alguno de nosotros en esta parte cómoda de un mundo patas arriba que hay que cambiar ya como sea para que sea en el tiempo, agradable y posible. Y si no estas por la zona, échate de la mano de la retransmisión en directo vía ustream unos placerillostecnovisuales de lo que vaya pasando, que a ello me voy a ver como gracias a la red de todos se pueden pasar cosas en tiempo real para que de una punta a la otra del mundo comencemos a movernos más en esa comunicación vital para frenar a sinverguenzas, conocer la jodida realidad y trabajar por la hermosura de un mundo con una sociedad mucho más justa, solidaria y ética (hoy se celebra en muchos lugares como desde el consumo podemos hacerlo) y porqué no, mucho más disfrutona de lo que ahora tenemos los ricos y que deben tener por justicia y por igual, los perdedores generados.
Disfruta del cine de verdad, unas películas para cambiar desde la acción, las cosas feas, y mira si estás cerca también que es eso de consumir con amor hacia la vida
Manolo Vilchez, enviado especial de alSol a Finestrat
¿Cómo cocinar para dar de comer a cientos de miles de personas hambrientas, es un país devastado y deforestado, donde el carbón de leña se vende a precio de oro y el día a día se convierte en una lucha por la supervivencia?
Paul Munsen lleva once años haciéndose esa pregunta y contribuyendo a su manera a paliar los problemas endémicos de Haití, multiplicados por dos millones después del terremoto. Desde Elbum (Illinois), al frente de Sun Ovens International, Munsen ha logrado crear en el país más pobre del hemisferio occidental la incipiente y revolucionaria cultura de los hornos solares.Ahora, con la ayuda de Friends of Haiti Organization y Feed My Starving Children, Munsen enviará el 28 de enero un contenedor con 270.000 comidas, un millar de hornos familiares y cinco macrohornos solares de aldea (Villager Sun Oven), capaces de alimentar a más de mil bocas en un sólo día.
“Haití necesita urgentemente cocinas solares en este momento crítico, cuando están trasladando a la gente a campamentos y el carbón de leña escasea o lo controlan directamente las mafias”, advierten Munsen. “El país está en una situación límite, pero afortunadamente tenemos un recurso que no falta: los rayos solares”.
Munsen trabaja desde hace tiempo con una fábrica de ensamblaje en Cap Haitien, que afortunadamente no ha sido afectada por el terremoto y que va a acelerar la producción de hornos solares para las zonas afectadas. A diferencia de las cocinas parabólicas, el modelo de Sun Oven es una especie de caja, perfectamente aislada, que alcanza altas temperaturas gracias a los reflectores de aluminio que captan la radiación solar. El “invento” sirve no sólo para cocinar sino también para purificar el agua, otra urgencia perentoria en Haití.
“Con un horno para ocho personas, una familia haitiana podría reducir casi totalmente su dependencia del carbón”, asegura Munsen. “Eso supondría no sólo un grandísimo alivio económico, sino una gran contribución ambiental... Se ahorrarían hasta cuatro toneladas métricas de carbón en un año y se dejarían de emitir 5,2 toneladas de CO2. Sería un notable avance en un país que ha destruido casi toda superficie arbolada y que está más expuesto que ningún otro a los desastres naturales”.
Munsen visitará posiblemente Haití la próxima semana, cuando llegue el primer cargamento, para enseñar a la población a usar la impagable herramienta solar. Desde este rincón verde, que pretende explorar las conexiones entre lo social y lo ecológico, hacemos un llamamiento para quienes contribuir al futuro de Haití, sumándose a iniciativas como ésta.
Un horno pequeño cuesta 299 dólares y podría resolver la vida de una familia de ocho miembros. Un macrohorno asciende a los 10.500 dólares y cubriría las raciones diarias de hasta 1.200 personas.
Desde España, la compañía AlSol está también gestionando la financiación y el envío de sus populares cocinas parabólicas a Haití en la fase inmediatamente posterior a la actual situación de emergencia.
Quienes duden sobre cuál es el momento para ayudar, aquí encontrarán ocasionalmente ideas para proporcionar a los haitianos las herramientas necesarias para empezar de cero con un rayo de esperanza. Ahora que los medios de comunicación bajan la guardia, tenemos que doblegar los esfuerzos por mantener viva la llama y hacer caso omiso al titular que hace poco anunciaba: “A Haití le quedan dos telediarios”...
(P.D.: Quien suscribe es socio de la microempresa españolaque aquí se cita. El conflicto de intereses, en esta ocasión, creo que está de sobra justificado)
Ahora que ya la realidad supera a todas las películas, me he puesto a hacer algunos números ilustrándome con la célebre estafa de Madoff, que se agenció más de 35.000 millones de euros y sale sonriendo en las fotos. Después del ecoshock he comenzado a imaginar el número de hospitales de urgencia, de colegios, de agua y comida, de cultura y conocimiento y hasta de bicicletas para todos que se podrían financiar con ese dinero que no se sabe donde está. Con el monto de este timo global se podría rediseñar ecológicamente el planeta no sé cuántas veces.
Ahora que parece que el dinero de nuestro mundo no existe o no es real, resulta que estoy a punto de recibir dividendos. Sí, un mileurista que tiene el privilegio de ser inversor en estos tiempos puede parecer todo un logro, pero me explico. En su día pedí un adelanto de la nómina para meterme como partícipe en un negocio energético. Mi apuesta tiene como fuente a la más poderosa, limpia y democrática de todas: el Sol. Tengo el privilegio, este mes de febrero, de recibir casi un 10% de lo invertido mientras la cubierta del mercado del Carmel en Barcelona sigue produciendo casi 180 kilovatios hora por año. Casi un metro y medio cuadrado de silicio azul precioso es mi porción de los paneles solares fotovoltaicos que conforman la Ola Solar del Carmel, una brillante propuesta para 139 capitalistas populares promovida por la Fundación Tierra.
Los 1.000 euros que puse son poca cosa, pero vienen de perlas los más o menos 100 euros de retorno por la venta de kilovatios. En fin, inversión más limpia y menos tóxica no creo que vuelva a encontrar. Lástima que un Real Decreto haya complicado que otros mileuristas se puedan sumar a la inversión ética, verde, segura y atóxica que pude hacer yo.
Otro dinero que percibo es el 15% que me ahorro en gasolina gracias a un curso de conducción eficiente. Una inversión absolutamente rentable si se conducen vehículos impulsados con combustibles fósiles, ya sea poco o mucho. Ya que también se ahorra otro tanto en CO2 emitido a la atmósfera.
La compra de una nevera clase A+ (atención, un + significa un 10% menos de consumo que la A) fue otra de las inversiones más rentables que he podido hacer. Costó un poco más, pero se paga menos toda la vida por disfrutar de sus servicios. Un ciudadano del Levante quiso invertir en tres cocinas solares parabólicas indicando que eran una inversión personal de cara al futuro. Planteó que dos eran para sus hijos de aquí a un buen número de años. Y es que hay ecoinversores para todo.
Es mucho lo que nos ofrece la mesa de la Tierra, pero deberíamos coger sólo lo que necesitamos, pues hay muchos millones de personas detrás de nosotros esperando su parte.
Últimamente suelo pasar por la ronda del Litoral en Barcelona y siempre hay una panorámica que me hace tomar conciencia de la economía globalizada de la que soy parte activa. Al puerto de la ciudad llegan más de un millón de contenedores al año, además de las cargas que vienen a granel transatlántico –como la soja transgénica– para alimentar seres vivos estabulados que luego son comidos por otros. Pero en ellos también viajan miles de geografías, cientos de nacionalidades y millones de horas laborables, muchas veces en condiciones de explotación refinada. Al lado del puerto comercial siempre se puede otear, no uno, sino varios barcos de grandes dimensiones que cruzan los mares atiborrados de afortunados y radiantes turistas globales. Son enormes, seguros y tan confortables que superan con creces los de la vieja serie televisiva Vacaciones en el Mar. No es difícil que, mirándolos, me vaya en ocasiones a ese mundo que también cruza mares con ilusión y esperanza, aunque en su caso no hay puertos que los esperen con oferta para el consumo y el despilfarro. En su lugar es la Cruz Roja la que, muchas veces, si ha habido suerte, los recibe, nutre y aloja. El activista Jim Merkel, en su libro Simplicidad radical, comienza analizando nuestra civilización sobre la única Tierra conocida como un gran buffet donde está todo lo que de ella puede salir. Es muy abundante, ya que en la mesa se mezclan desde las vacaciones, hasta los cerdos nutritivos o los libros como el suyo. En ella también encontramos los barcos que navegan con cargas de cualquier tipo, los preservativos que tanto ayudan, la madera legal e ilegal para nuestros muebles, los chips que nos hacen volar virtualmente, los adoquines de las canteras de China para nuestras calles elegantes o los combustibles fósiles que son, junto con el agua, nuestros líquidos vitales. Eso sin olvidar la justicia social, los buenos gobiernos, los proyectos para el bien común, y no lejos, sus contras.
La pregunta que hace Merkel es cuánto debemos coger del banquete global todos los que estamos, haciendo hincapié en que tú y yo nos situamos entre los primeros 1.500 millones puestos de la fila de la familia humana, y que toda ella está a la espera de coger de la mesa lo que cree que necesita. Cuando contemplo los miles de contenedores apilados, visualizo el gran banquete y me veo mirando hacia el final de la cola y preguntándome lo mismo que Merkel: “¿Cuánto cojo para que el último de la fila pueda coger también algo?” La respuesta siempre es confusa, pero al ser incierta, me da fuerzas para trabajar por un mundo sin perdedores humanos ni de las otras especies.
Miro en la wiki la definición de “consumo responsable”: ”Es un concepto defendido por organizaciones ecológicas, sociales y políticas que consideran que los seres humanos harían bien en cambiar sus hábitos de consumo ajustándolos a sus necesidades reales y optando en el mercado por opciones que favorezcan la conservación del medio ambiente y la igualdad social.” Se esgrime que el acto de consumir no solamente es la satisfacción de una necesidad, sino que implica colaborar en los procesos económicos, medioambientales y sociales que posibilitan el bien o el producto consumido. Por ello se postula que deberían tenerse en cuenta en el momento de elegir entre las opciones disponibles en el mercado las que menos repercusiones negativas tengan.
Mientras convivo con un mundo exquisito de publicidad únicamente para el consumo de todo lo posible, reniego y me duele ver cómo una gran parte de la sociedad queda embobada consumiendo carreras de coches y motos veloces que no sirven para nada salvo para incitar a consumir máquinas que cambian el clima, complican la vida y alteran la economía global. Me gustaría consumir cursos de conducción eficiente que permitieran en un rato saber cómo ahorrar el 15% del líquido negro y sus emisiones de CO2 a la atmósfera y, al poco, ver un anuncio sobre la novedosa oferta de coches compartidos (car sharing). Y todo ello mientras elijo para unos días de relax un destino donde pueda llegar en tren y bicicleta leyendo verdades y escuchando buena música sin que los sueños de otros mercaderes consuman mis ilusiones por un mundo mejor con menos.
Como quiero saber qué hay detrás de las joyas que compro, el café que tomo y la ropa que visto, Loretta Napoleoni me ayuda con su libro Economía canalla a consumir conciencia global y a conocer la realidad de un capitalismo salvaje que siempre gana. Porque intuyo que, aunque asesine, expolie y robe felicidad colectiva, no dejará de cumplir con sus objetivos y de generar continuos beneficios. Mientras consumimos un mundo bello, limpio y esperanzador que podría ser justo y solidario, me pregunto cómo puedo seguir siendo parte de este pequeño y finito planeta. Pero también de una civilización que me emociona y me sorprende siempre a pesar de contenerme con dolor y rabia, angustias e impotencia por ser tan poca cosa en algo tan enorme e inmenso como el mundo que ayudo a transformar.
Yo me autocontengo, cojo lo mínimo del gran buffet, no colaboro con los canallas del capital mientras decido escuchar las voces y conocimientos de una humanidad y una economía responsable y de sus diversos actores que lo que persiguen es consumir a raudales futuro justo, decisiones inteligentes y valientes y el sueño de la felicidad global.
Sé que me queda mucho para sentirme bien cuando pase por la ronda del Litoral, pero no por ello debo dejar de intentar consumir con el alma en paz y la mente dispuesta para el cambio.
Integral práctica: Simplicidad radical Manual de navegación hacia la vida sostenible en un planeta finito. Editado y distribuido por la Fundación Tierra – www.terra.org – tel. 936011633 La doctrina del shock Puedes conocer detalles de este libro importante para los riesgos que podemos correr si no nos informamos con detalle sobre las técnicas de la tiranía del poder. La rebelión de los productos Propuesta de la Coordinadora Estatal de Consumo Justo para conocer el problema, las causas y las soluciones de numerosos productos de consumo en la vida cotidiana. Una útil guía orienta de redes y posibilidades para consumir con más responsabilidad. Biohabitat Tienda online de la Fundación Tierra con una extraordinaria selección de productos para el cambio. Dinamo papelería sostenible catalogo de venta a distancia de productos seleccionados con los mas altos criterios del consumo responsable. alSol tecnologías solares S.L. Fabricante de solardomesticos para el cambio, cocinas y secador solares, productos para la educación energética y la experimentación ecológica. Mercasol propuesta de mercado social, online y punto de ventas, impulsada por la Ecomensajeros Trèvol, SCCL, desde Barcelona. Avancar El coche compartido, un paso inteligente hacia un futuro mejor. Por Manolo Vílchez Publicado en Integral 348, diciembre 2008 por fin la revista Integral de nuevo en la red
los cambios tienen todas las dimensiones posibles, de pequeñisimos a enormes y todos pueden ser poderosos. Ahora que acaba de cambiar, afortunadamente para todos, el destino de los Estados Unidos, todos los cambios posibles, necesarios, extraordinarios y vitales para el bien común de todo lo que vive no nos deben asustar, al contrario, la historia de una humanidad globalizada en un pequeño planeta acaba de dar un giro, que aunque con rumbo a lo incierto, es motivo de ilusión para el devenir que esta delente nuestro, de cada uno de nosotros. Los pequeños cambios son poderosos y los grandes, sin más remedio, absolutamente necesarios. Mucha fuerza al nuevo sueño global y que la doctrina del shock no tenga ninguna posibilidad de aplicar sus maldades.
mucho sostenible y mucho de intenso para el año con el 9 al final de las cuatro cifras unidas un pequeño detalle de dos estudiantes que quisieron cerrar el año activándose: