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El planeta infeliz

La tierra vista desde el espacio. | EM
La tierra vista desde el espacio. | EM

España figura entre los países 'en descenso' en la tercera oleada del Indice del Planeta Feliz (HPI) difundida por la New Economics Foundation (NEF). Nuestro país ocupa el número 62 en el ranking mundial, encabezado nuevamente con Costa Rica y con la sorprendente presencia de nueve países latinoamericnos o caribeños en el 'top ten'.

La 'caída' de España se debe sobre todo a la bajada de la "percepción subjetiva del bienestar" a raíz de la crisis. El otro factor de peso es la alta huella ecológica: pese a la ralentización de la economía, nuestro país está deuda ecológica, con un consumo 3,25 veces mayor que su biocapacidad. En la tercera casilla del ranking, determinada la esperanza media de vida, España sigue figurando sin embargo entre los primeros países del mundo (81,4 años).

"En España se ha producido un grave deterioro de la calidad de vida desde que arrancó la crisis", reconoce Saamah Abdallah, analista del Centro de Bienestar del NEF, pionero en la utilización del nuevo indicador de la felicidad desde el 2006. "El paro es sin duda el principal problema. El desempleo crea una gran inseguridad, destruye el capital social e influye tremendamente en la autoestima".

 

España, con la misma huella ecológica que Alemania


Abdallah, que vivió un tiempo en Barcelona y conoce nuestro país sobre el terreno, apunta sin embargo a otro factor 'invisible': "España entró en deuda ecológica en el mes de abril. La huella ecológica de los españoles es muy similar a la de Alemania, aunque la renta per capita sea más baja y los dos países estén viviendo muy diferentes situaciones económicas".

La crisis ha desplazado por cierto a Grecia hasta el número 83. Otros 'perdedores' son Egipto y Túnez, donde la 'experiencia subjetiva del bienestar' ha caído soprendentemente tras la oleada de la primavera árabe. Saamah Abdallah reconoce que el Indice del Planeta Feliz es aún relativamente 'imperfecto' y no distingue entre países democráticos y no democráticos, pero incide en hechos como el ascenso de Vietnam (número dos en la lista mundial), con una más que aceptable esperanza de vida (75,2 años) y una huella ecológica menor incluso que la utópica meta de 1,8 hectáreas globales per capita (1,4).
En comparación, los habitantes de Costa Rica tienen un impacto mayor en el planeta (2,5 hectáreas per capita), pero su esperanza de vida es la mayor de toda Latinoamérica (79,3 años) y el nivel de satisfacción y bienestar de la población -recogido por la Gallup World Poll- es prácticamente el mismo que el de Noruega y Suecia.

"Latinoamérica va muchas veces por delante de Europa en cuestiones ambientales, y Costa Rica y Colombia (tercero en el ránking) son dos buenos ejemplos", sostiene Saamah Abdallah. "Los dos países son muy autónomos a nivel energético y han apostado por las revonables, en este caso la hidráulica. En Latinoamérica sigue habiendo pobreza y desigualdad económica, pero hay también otro factor que casi nunca figura en los indicadores económicos: el capital social, el valor de los lazos humanos y de las iniciativas comunitarias".

 

Buena vida sin un alto coste


Como contraste, Estados Unidos figura en el puesto 105 de la tabla, arrastrado por su alta huella ecológica (7,2 hectáreas per capita), una de las más altas del mundo, aunque superada por países como Kuwait (9,7) Luxemburgo (10,7) o Qatar (11,7). "Pese a que los norteamericanos puntúan alto en la experiencia subjetiva del bienestar, lo cierto es que su esperanza media de vida (78,5 años) sigue estando por debajo de la de Cuba y de la mayoría de los países occidentales", asegura Abdallah.

En líneas generales, el informe sobre el bienestar sostenible del NEF confirma que vivimos aún en "un planeta infeliz en gran medida, con grandes retos tanto en los países de rentas altas como en los de rentas bajas para llegar al mismo fin: que la buena vida no suponga un alto coste para la Tierra".
La crisis, en opinión de Abdallah, ha tenido un impacto en la calidad de vida -sobre todo en la población joven- y no ha provocado hasta la fecha un revulsivo a nivel político. "Se sigue funcionando con la misma mentalidad con la que creamos el problemas y no se han producido cambios significativos a nivel de gobierno para avanzar hacia la meta del planeta feliz", sostiene. "Existen ideas y soluciones, pero no tenemos aún sobre la mesa un modelo alternativo".

El Indice del Planeta Feliz, enarbolado incluso en su día por David Cameron antes de ser primer ministro, sigue siendo sin embargo "un referente válido" de todo aquello que no solían medir hasta ahora los indicadores económicos. "Al fin y al cabo, el Producto Interior Bruto tardó en su día varias décadas hasta convertirse en el indicador mundial del crecimiento económico", precisa Addallah, convencido de que el HIP -que se obtiene combinando el bienestar subjetivo, la esperanza de vida y la huella ecológica- se codeará tarde o temprano con el PIB.

Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres
Publicado en Natura de El Mundo.es

Breve carta a la ciudadana 7.000.000.000

Hola humana 7 mil millones, debes saber que sois varias y que además depende como se cuente y quien cuente y donde estés, pero sea como sea nunca antes hubo alguien ocupando el lugar en la gran fila de los vivos, que tu ocupas ahora.

Llegas en un momento especial del año, los que estamos ya nos hemos cepillado la bioproductividad del 2011, es decir que consumimos más que lo que el ecosistema planetario puede renovar, osea que te quitamos parte de lo que te toca a ti, disculpanos, pero es que no somos conscientes ni responsables, muchos no sabemos ni siquiera como influimos con nuestros actos en este mundo finito que te recibe.

Cuando leas la hemeroteca del día que naciste, en los apartados de importancia sabrás que Europa andaba torpemente en la senda hacia el desmontaje del sueño de la unión económica de sus países afiliados, leerás que mandaban los mercados, donde todo se compraba y todo se vendía sin importar a veces mucho la vida. Seguirás leyendo sobre la mayor catástrofe nuclear de todas las habidas después de unas bombas que explotaron en ese mismo país, tiempo atrás, cuando nos matábamos masivamente unos a otros. No se decirte como estará el clima cuando corras por la vida adulta, pero me disculpo por lo que puedas encontrarte en lo que a mi me toca de culpabilidad, por estar en el lado del mundo donde dispongo de mucho más de lo necesario, porque otros a ello no pueden acceder. Leerás de hambrunas en un planeta de gordos y famélicos siglo XXI y te parecerá mentira, y de como la democracia era lo mejor experimentado, aunque tan débil ante el manejo de las élites que ojala pinten mucho menos cuando te toque decidir el mundo que querrás para ti, los que esten contigo y para los que vengan detrás de ti.

Espero que cuando seas mayor de edad los humanos utilicemos las energías renovables salvándote del colapso energético, no habrá sido por el sueño y el trabajo de los solaromanticos, espero que tampoco sea por una urgencia civilizatoria, deseo que sea por el avance de la conciencia crítica y la inteligencia de nuestra especie.

Deseo que puedas aprender y recibir el máximo del fascinante conocimiento de valor de la gran obra humana, y deseo que tengas toda la fuerza para hacer bien el trabajo que elijas, que espero sea digno y constructivo de un mundo mejor para ti y para todos los que llegarán. Y quiero sepas que el día que nacistes, cientos de miles de ciudadanos ocupaban cientos de plazas en muchos lugares del planeta, las plazas son espacios públicos donde se pueden expresar los sentimientos, elaborar reclamaciones a las instituciones que velan por el bien común o deberían hacerlo y porque no, las plazas son ahora espacios donde preparar revoluciones en pro de la justicia social, para que tú y los que seáis, podáis tener lo mejor de todo lo posible por conseguir y diseñar.

He aprovechado para colocando mi fecha de nacimiento en una calculadora saber que lugar ocupaba hace 45 años en la gran fila humana, e incluso cual ocupo en la historia de nuestra especie. Mira, en 1965 eramos el día que yo nací 3.330.601.189, menos de la mitad que hoy somos contándote a ti y fui el 77.235.716.538 en todo el periplo de la humanidad. Es sorprendente lo que ha ocurrido en tan poco tiempo, somos muchos más humanos porque somos muchos más una especie tecnológica que una evolucionada de forma natural.

Ya puestos he medido el lugar que ocupo ahora en la gran familia humana por lo rico que soy, por el dinero que tengo la suerte de recibir por mi trabajo, son 900 euros por 12 meses, aunque le sumo los 400 de gastos sociales que recibo y entrego a las cajas de la seguridad de la comunidad, en total 1.300 euros al mes que dan 15.600 euros al año. Sabes, de los 7 mil millones yo soy el humano 660,069,322, que me sitúa en el top 11% de los más ricos del planeta, menuda suerte tengo, no te parece? Ello me permite coger del gran buffet de la bioproductividad de la Tierra, más de lo que necesito, aunque cuando estoy delante de la mesa donde está todo, no puedo resistir girar la cabeza y mirar la gran fila de humanos que hay detrás de mi, sabes, aunque coja poco, los últimos si llegan se encontrarán el buffet vacío.Y me duele.

Ya puestos, me ha llegado hoy un espectacular viaje alrededor del planeta donde has nacido, quien sabe, igual pasamos por encima tuyo, podrás ver como la luz, la energía, mide nuestra humanidad en las noches en la Tierra.


y para terminar, te dejo un documental que grabado hace un año y realizado por miles de ciudadanos, narra vivencias de los que fuimos como tu, recién nacidos en un paraiso donde a pesar de todo podemos conseguir la dicha, la equidad y el equilibrio. La Vida en un Día en la Tierra permiteme que te lo deje aqui para cuando puedas verlo. Que la salud, el amor, la justicia y la suerte te acompañen.

Manolo Vílchez


LA POSICION 646.320.557, PRIVILEGIADO SOY - SFH 3

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Estar inmerso en Puerto Príncipe, en Haití, mirando, sintiendo y trabajando para un mundo mejor ha sido un acicate para irme a medirme en eso de lo rico que soy y resulta que de los
6.600 millones de humanos soy el rico nº 646.320.557, osea que estoy entre 11,27% del top de los afortunados. Por lo tanto interpreto que detrás de mí, quedan unos 6.000 millones que no cojen del gran buffet de la tierra más de lo que cojo yo.

Aquí, donde millones de humanos quizás mueran sin haber llegado a un euro al día nunca jamás, sentirse parte de sus desdichas es inevitable. Una vez que sabes por una simple regla de calculo que eres un privilegiado total, puedes llegar a imaginar como seria el repartir lo finito de este planeta entre el número de humanos y lo trillones de las otras especies. No tardas mucho en darte cuenta de que en sostenibilidad y equidad, los perdedores nos ganan a raudales. No hay futuro inteligente sino comenzamos ya a coger lo justo, a compartir lo finito y a recibir del sol millones de veces la energía que necesitamos para sobrevivir en el universo lo que nos quede.


Te recomiendo te midas y posiciones en la Lista de la Riqueza Global, y al poco imagines el gran buffet de los recursos finitos de la Tierra, en él está todo lo que esta maravillosa bola genera, todos los artefactos, alimentos, agua y combustibles fósiles... Ponte delante de él, después de medido, estarás cerca más o menos de mi posición, ...tengo ipod, portátil, vuelo lo justo por los cielos, pero vuelo, tengo dos bicis y un trabajo donde me realizo, gano 1300 euros al mes, que nos son limpios pero así me los cuento por 12 meses al año... por lo tanto imagina la gran fila donde están todos los humanos, uno detrás del otro, yo desde el 600 millones tengo buffet para reventar. Una cuestión te lanzo, antes de ello, de ese privilegio que tu y yo tenemos de coger cuando todavía queda algo te planteo reflexionar, girar la cabeza a tu derecha, llevarte la mano como visera, e intentar localizar al último de la fila humano, quizás entenderás porque muchos Haitís son lo que son porque no podrán coger casi nada, a este paso, jamás. Pon detrás del último humano, a todos los miembros de las demás especies, bueno, ya mucho antes de llegar aquí igual te has quedao sin apetito.
Gracias Jim por tú Simplicidad Radical

Manolo Vílchez
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LA 'PSICOLOGÍA' DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN EEUU

  • Los estadounidenes, totalmente divididos y cada vez más confusos

  • El 65% considera que el Gobierno federal debe regular las emisiones de CO2

  • Sin embargo, sólo el 45% apoya la política del presidente, Barack Obama

Los estadounidenes se encuentran cada vez más divididos y confusos ante la cuestión del cambio climático. El 65% considera que el Gobierno federal debe regular las emisiones de CO2, pero tan sólo el 45% apoya la política del presidente Obama y un 57% se opone a la ayuda a países en desarrollo para reducir los gases invernadero, según una reciente encuesta del 'Washington Post'.

(disponible para descarga en pdf)

Otro estudio, 'La psicología en la comunicación del cambio climático', guía para científicos, periodistas, educadores, asesores políticos y público interesado ha sido elaborado por el prestigioso CRED de la Universidad de Columbia ahonda en la percepción que los norteamericanos tienen del tema y profundiza en las claves para explicar el "bache" que existe en la opinión pública en las dos orillas del Atlántico.


"Los medios norteamericanos tienden a dar una cobertura 'equilibrada'
a los dos extremos del debate del cambio climático", sostiene Debika Shome, coautora del informe de la Universidad de Columbia. "Si acabas viendo la misma cobertura de los 'escépticos' que de los científicos, la conclusión que puedes sacar es que se trata de un problema bastante más incierto de lo que realmente es".

'Aturdimiento emocional'

Debika Shome destaca que la propensión de los medios a recalcar los "aspectos negativos" del cambio climático puede provocar también una sensación de "aturdimiento emocional". "La gente está dispuesta a reconocer el problema si cree que existen soluciones para poder aplacarlo", asegura la experta del estudio publicado por el Centro para la Investigación de Decisiones Ambientales (CRED).

Lo ocurrido en Estados Unidos desde la llegada al poder de Obama es sin duda un caso de estudio. Tan sólo el 57% de los norteamericanos piensa a estas alturas que existe una "sólida evidencia" de que el planeta se está calentando, frente al 71% en el mes de abril, según otro sondeo del Pew Center. Apenas el 36% cree que la actividad humana contribuye al calentamiento global, considerado como un problema "muy serio" por el 35% de los norteamericanos.

"Cuando la economía, la reforma sanitaria y el terrorismo figuran en la lista de prioridades, el cambio climático sale perdiendo", admite Debika Shome. La psicología humana atiende al peligro inmediato, y lo cierto es que desde el huracán Katrina –con la excepción de los fuegos de California y la sequía en el sur- los norteamericanos no han tenido una "experiencia concreta" que corrobore la tesis de los científicos.

Pese a intentos destacables como el No Impact Project o The Story of Stuff , que han usado el humor y ejemplo personal como modo de persuasión, lo cierto es que la mayoría de los norteamericanos sigue mostrando una resistencia ancestral a los pequeños grandes cambios en la vida diaria.

La polarización de la vida política ha repercutido también de una manera muy visible en la postura ante el cambio climático. Según el sondeo del 'Washington Post', el 58% de los republicanos desconfían hoy por hoy de lo que dicen los científicos, frente al 29% en abril del 2007, cuando Bush estaba en el poder y la Casa Blanca censuraba cualquier referencia al 'calentamiento global'.

Carlos Fresneda (Corresponsal) | Nueva York
Publicado en El Mundo, 20.12.09

“GRANJATTAN”

La jungla de asfalto se reverdece desde dentro. El Empire State sigue siendo la eterna brújula que marca el norte, pero aquí, en el vergel de Union Square, surge cuatro días a la semana ese espacio terrenal y utópico que vamos a llamar “Granjattan”.

Los ochenta puestos con la cosecha recién cortada echan raíces desde las seis de la mañana. Miles de neoyorquinos acuden al olor y al sabor de la tierra fresca, a la busca de su agricultor predilecto, con los surcos bien marcados en sus manos. El nuestro se llama John Gorzynski, y lleva viniendo al mercado de granjeros desde hace 30 años...

Los agricultores nos acercamos a Nueva York con recelo y con miedo a finales de los setenta. Esta misma plaza estaba tomada por traficantes y drogadictos, y comprar en la calle era poco menos que una aventura... Ahora ya ves: hay 46 mercados en la ciudad, y más de 200 granjeros que estaríamos condenados a la desaparición si no tuviéramos esta oportunidad. Nueva York ha cambiado... y nosotros con ella”.

John Gorzynski se levanta los sábados a las tres de la madrugada y recorre con su familia y su camión los 200 kilómetros que separan los campos de Narrowsburg de “Granjattan”. Más de 16 horas pasará cargando, descargando y vendiendo su cosecha de lechugas, zanahorias, pepinos, repollos, nabos, puerros y bardanas, entre más de medio centenar de variedades de hortalizas y hierbas. El eneldo y el cilantro, la albahaca y el perejil perfuman habitualmente su puesto, junto a la estación de metro de Union Square...

La temporada ha sido muy dura. Entre la crisis y el frío prematuro, el negocio ha caído casi un 50%. En la misma situación estamos muchos granjeros que dependemos casi totalmente de esto... Pero yo no podría concebir ya mi vida sin vender en la ciudad. Tengo clientes de hace treinta años que han ido pasando el testigo a sus hijos y a sus nietos”.

John llegó al mercado de Union Square tres años después de su creación. Mucho ha llovido desde 1976, y aunque hubo un tiempo en que la cosa peligró (en la época del alcalde Giuliani), lo cierto que es ya no hay vuelta de hoja en este Nueva York moteado por los mercados verdes
. Nuestro granjero estuvo también muy inmerso en la lucha por mantener la integridad de los productos ecológicos, cuando el Departamento de Agricultura bajó el listón...

Todo lo que se ha hecho en los últimos años no es más una operación cosmética, y lo mismo con la Administración Obama. Lo que hace falta es hincarle el diente al sistema: no podemos seguir dando subsidios a la agricultura industrial para producir esos alimentos “basura” que llenan nuestros supermercados. Tenemos que dar herramientas a la nueva generación de agricultores, y facilitar cada vez más el acceso a directo a la gente que está deseando comer local y sano en las ciudades”.

Dejamos a John Gorzynski, nuestro granjero de “cabecera”, y apuramos los pocos días que quedan para cerrar la temporada comprando calabazas en el puesto de Evolutionary Organics, y champiñones “shitake” en el Bulich Mushrooms, y col rizada en Keith Farms, y manzanas de Hudson en Locust Grove, a elegir entre más de veinte variedades: gala, golden, ida, fuji, granny, mac, rome, empire...

Carlos Fresneda. Nueva York
Fotografías de Isaac Hernádez
Publicado en El Mundo América, blog On the Green Road / En la Ruta Verde

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…Y EL MUNDO CAMBIA

“El futuro ya está aquí, pero aún no ha sido distribuido”.
William Gibson

Carlos Fresneda, enviado especial Seattle

El cambio se está gestando en los rincones más insospechados del planeta, pero no hemos podido verlo hasta ahora. El otro mundo posible existe ya en lugares tan remotos como Zimbawe (los edificios “termiteros” de Mick Pearce), Singapur (los rascacielos arborescentes de Ken Yeang), Niza (el coche de aire comprimido de Guy Negre) o Abu Dhabi (la primera ciudad de “emisiones cero” en Masdar). Como nunca antes, ecología y tecnología avanzan por caminos paralelos y confluyen en Worldchanging, algo así como la biblia del mundo cambiante.

Desde su atalaya en Seattle, ciudad-bandera de tantos movimientos sociales, Alex Steffen lleva cinco años oteando todo lo que se despunta en el horizonte: soluciones, modelos e ideas para reinventar el modo en el que vivimos en el planeta y que ya están ahí, esperando a que abramos los ojos y conectemos los puntos.

Worldchanging da nombre al libro (“manual de uso para el siglo XXI”) y sobre todo a a la red que une a cientos de expertos en todos los campos imaginables, arracimados en torno a ese movimiento que el propio Steffen ha bautizado como los “bright greens” (“verdes brillantes”). “Los ecologistas nos hemos peleado entre nosotros durante muchos años”, asegura Steffen. “Por un lado están los que yo llamo verdes “oscuros”, con raíces en los años sesenta, activistas con ideas de la ecología profunda que sienten un gran recelo hacia la tecnología y la industrialización. Luego vinieron los verdes “claros”, gente de generación, en torno a los cuarenta años, concentrados en el estilo de vida y en los cambios personales, que desconfían tanto del activismo como de la capacidad del Gobierno para cambiar las cosas”.

El tercer grupo, sin ánimo de ofender, es el de los verdes “brillantes”... “Y aquí entran quienes piensan que la tecnología no es sólo el problema sino posiblemente la solución. A este grupo pertenecen diseñadores, arquitectos, ingenieros, empresarios, gente que suele crear y construir cosas, y que busca el modo de actuar más en consonancia con la naturaleza. Digamos que apuestan por una manera más envolvente y amplia de cambiar el mundo”.

Los verdes brillantes son de algún modo herederos del espíritu de Buckminster Fuller, el pensador y visionario (inventor de la cúpula geodésica) que intentó responder una y otra vez a la pregunta: “¿Tiene la humanidad la posibilidad vivir de un modo duradero en la nave espacial Tierra?”.

Su testigo lo recogió entre otros Stewart Brand, fundador del Whole Earth Catalogue y pionero en el uso del internet como herramienta de cambio social. En los albores del movimiento ecologista, Brand defendía ya una visión “más racional y menos romántica” del activismo. Cuando unos propugnaban la vuelta a la tierra, él alababa las virtudes de la ciudad como el habitat humano por excelencia.

El autor de ciencia ficción Bruce Sterling, colaborador habitual de “Wired” y padre del experimento de diseño verde “Viridian Design”, es otro de los inspiradores del movimiento. Sterling sostiene que la naturaleza intacta “murió” en el siglo XX y que en este mundo profundamente alterado –con la amenaza añadida del cambio climático- el hombre no tendrá más remedio que practicar la “respiración asistida” al planeta.

“Entre los ecologistas ha habido siempre un recelo hacia todo lo que es tecnología”, admite Alex Steffen, el fundador de Worldchanging. “En campos como la biotecnología, que no servirá ni mucho menos para acabar con el hambre en el mundo, esa desconfianza está más que justificada. Pero no se puede ser sistemáticamente antitecnología o protecnología. Sin la “buena” tecnología, por ejemplo, nunca vamos a poder lograr la reconversión energética, ni garantizar el suministro de agua potable”.

El dilema de fondo –como bien apunta Ross Robertson en su semblanza del movimiento de los “bright greens”- es cómo conciliar nuestra profunda ambivalencia sobre la raza humana y nuestra presencia en la Tierra, cómo salvar esa dicotomía secular entre naturaleza y civilización.

Worldchanging pretende de tender puentes entre las distintas tonalidades de verde y unir en lo posible el abismo generacional en el movimiento ecologista. “Nuestro usuario medio en internet ronda los 25 años”, admite Steffen. “Los activistas de las organizaciones ambientales son bastante más mayores. Pero la situación ha llegado a un punto en que la acción no puede esperar: los cambios llevan tiempo, y tiempo es que lo que tenemos...”.

Paul Stamets aspira a limpiar los ecosistemas marinos del noroeste de Estados Unidos usando hongos como filtros biológicos. Mohamed Bah Abba ha cambiado la vida a decenas de miles de nigerianos con sus “neveras” de arcilla que imitan el efecto botijo. Los conos solares y los hornos parabólicos traen el agua potable y la cocina sin leña a remotas aldeas de Yemen hasta Uganda. Los “telecentros” de Brasil socializan el acceso a la tecnología en los barrios pobres. Los tejados verdes, como el que cubre el Ayuntamiento de Chicago, despuntan como la solución al efecto “isla de calor” en las ciudades.

"Algunas soluciones requieren tecnología compleja, otras son simplemente cambios sistémicos o de puro sentido común”, sostiene Alex Steffen. “El problema de fondo es que en el mundo industrializado todos los productos tienen un coste “oculto”, y hay que trabajar también por hacer visible ese coste, por hacer más “transparente” el modo en que vivimos”. Worldchanging cuestiona el consumismo voraz como una de la mayores causas del deterioro del planeta... “Si todo el mundo viviera como los americanos necesitaríamos seis planetas, para vivir como los europeos harían falta tres. Tenemos el deber moral de encontrar otro modelo que les dé esperanzas a esos dos mil millones de humanos que aspiran a vivir como nosotros, preservando al mismo tiempo el medio ambiente. La huella ecológica es una bellísima y útil metáfora que permite visualizar ese impacto que hasta ahora era invisible. Tenemos que aspirar necesariamente a la huella compartida de un solo planeta”...

Las ciudades funcionarán como ecosistemas y reduciremos necesariamente nuestra “movilidad”. Proliferarán las huertas urbanas y el consumo de productos estrictamente locales. La energía se descentralizará y circularán libremente en el “intergrid”. La tecnología limpiará su expediente y dejará atrás la segunda revolución industrial. Ecología y economía irán por fin por el mismo carril y emergerá la figura del “empresario social”.

Todo eso se intuye explorando las 600 trepidantes páginas de Worldchanging, compendio del presente palpitante, repaso actualísimo a lo último en inventos “verdes”, innovaciones sociales, eco-economía, activismo político, idealismo práctico... Más de setenta porteadores repartidos por todo el mundo renuevan los contenidos en la red, pero nada mejor que el manual imperecedero –diseñado por Stefan Sagmeister- que está ya traducido a media docena de idiomas y que posiblemente tengamos pronto en español.

“Tenemos un gran reto por delante y necesitamos una nueva visión para el futuro”, advierte en el prólogo de Al Gore. En eso anda la tribu de los verdes “brillantes”, con Alex Steffen a la cabeza, desde la siempre cambiante Seattle: “Imagina un futuro mejor. Encuentra aliados. Comparte herramientas. Constrúyelo. Empieza ahora”.

Worldchanging


Publicado en Natura 32, enero 2009


Bioneros
Steward Brand
Brand es fundador del 'Whole Earth Catalog', uno de los primeros compendios de herramientas y textos para ayudar a la creación de comunidades sostenibles. Pensador social y activista durante los años 60. Fundador de WELL ( 'www.well.com') una de las primeras comunidades 'online'. Impulsor de la 'Long Now Foundation' ('www.longnow.org'), consagrada al «pensamiento a largo plazo»... «La urbanización es el cambio más masivo y repentino en la historia de la humanidad. Los ecologistas serán recompensados si dan la bienvenida a las ciudades e intentan cambiarlas desde dentro».

Bruce Sterling
Bruce Sterling es autor de ciencia ficción, uno de los impulsores del movimiento 'cyberpunk' (y también del 'green punk', su faceta 'verde'), colaborador habitual de la revista 'Wired' y fundador en 1999 del 'Viridian Design Movement', abierto al gran público en la página web 'www.viridiandesign.org'. «El siglo XX acabó con la naturaleza. La alteración del clima alterará el equilibrio ecológico para cada criatura que respira. De ahora en adelante, la naturaleza está en la unidad de cuidados intensivos: cualquier movimiento que intente avanzar en el siglo XXI deberá afrontar esas consecuencias».


Alex Steffen

Pensador, periodista y creador en el 2003 de 'Worldchanging' ('www.worldchanging.com'), la mayor red de difusión de innovaciones ambientales con más de 9.000 artículos de los principales pensadores, condensada en un volumen de 600 páginas que está considerada como la 'biblia' del movimiento 'bright' 'green', donde confluyen ecología y tecnología... «El futuro tiene dos caras: una de ellas es negra e impensable, y la otra es verde y brillante, difícil de imaginar ahora mismo, pero seguramente alcanzable si logramos conectar la gente, las herramientas, los modelos y las ideas que lo van a construir».


McDonough/Braungart
William McDonough y Michael Braungart, arquitecto norteamericano y químico alemán respectivamente, son los autores del libro y del concepto 'Cradle' 'to' 'cradle'. Este manifiesto aspira a la transformación radical de los sistemas de producción para que no exista desperdicio alguno y todo vuelva a su lugar de origen: «De la cuna a la cuna»... «Con nuestro conocimiento cada vez mayor de los sistemas vivos, debemos ser capaces de crear productos, edificios y sistemas industriales que imiten la inteligencia natural». Así, el diseño debe reflejar un nuevo espíritu: la naturaleza y el comercio deben coexistir de forma provechosa.
www.mcdonough.com

Buckminster Fuller
Pensador, diseñador, visionario, futurista, está considerado como el precursor de los 'bright' 'greens'. Inventor de la cúpula geodésica y autor de 'Manual de Operaciones de la Nave Espacial Tierra', ha sido redescubierto por las nuevas generaciones (el MOMA le dedicó recientemente una exposición). Desde su muerte en 1983 a los 88 años, su legado sigue vivo en el instituto que lleva su nombre en Brooklyn ('www.bfi.org'), consagrado al «desarrollo de soluciones que avancen radicalmente el bienestar humano y la salud de nuestros ecosistemas a través de una nueva generación de diseñadores científicos».