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Vergeles por la Paz, por todas las paces¡¡. Sol Alimento, Sol Energía, Sol Vida

  
Impartimos experiencias y taller entorno a Vergeles por la Paz, en Ecocentro Pamies, Balaguer, Lleida, los próximos días 6 y 7 de julio. Y para tu información, no vaya a hacerte ilusión participar y luego digas que no informamos¡¡

PROGRAMA

"Todo empieza en el Sol, en el Sol externo y en el Sol interno, la conciencia transforma la materia y la energia, en vida. El Vergel es un laboratorio, de intención y formas, de alimento y salud, co-creamos con la Naturaleza, espacios de Luz: de biodiversidad, Abundancia y Belleza.

Desde el sol, a la mesa, pasando por el vergel. Sol Alimento, Sol Energía, Sol Vida

SOLiDARidad, SOLtenibilidat, SOLuciones

Localización Ecocentro Pamies: Coordenades GPS: N 41º 46' 31'' E 0º 48' 16''
 
La empresa familiar Pàmies Hortícoles se ubica en el término municipal de Balaguer conocido como Partida Primera Marrada, próximo al núcleo urbano. Los campos de cultivo rodean las instalaciones que están situadas en la huerta que queda entre la carretera C-12 y el río Segre, en el sur de la población. Saliendo del centro de Balaguer, dejando el río a vuestra izquierda por la C-12 (dirección Lleida), de la primera rotonda a mano izquierda parte el camino que, 400 metros más adelante, conduce a los invernaderos y almacenes de la empresa.

Sábado 6 julio


Visita Medicinal:
• 10:00 a 12:00 Visita guiada al jardin medicinal de la Dulce Revolución, Como utilizar las plantas, reconocimiento, como prevenir, como pueden curar. 


 • 12:00 a 14:00 Intercambio de conocimientos sobre como prevenir y curar cualquier problema de salud, guiado por Josep Pàmies


Taller introducción Solardomésticos por Manolo Vilchez

• 13:00 a 13.30 Taller de introducción activa a la cocina solar: Un arte energético/inteligente. Charleta con pase y presentación dinámica.
 
• 13:30 a 15:00 Elaboración participativa del menú del día
Posibilidad de trueque con la gente que ayude desde primera hora de la mañana, a preparar la comida, buscamos voluntarios con aspiración a chef sin emisiones¡

15:00 a 16:00 Comida compartida
Menú solar: Ensalada medicinal + Licuados vegetales autogestionaos + VeguiPaella + Tapas variadas seleccion alSol + Bizcocho y manzanas 00 en horno solar



• 16:00 a 16:30 Recorrido informativo Sol Energía
(autoconsumo solar, iluminación LED, secadores de hierbas medicinales i alimentos) (Manolo Vílchez)

Taller Didàctico Como hacer un bosque comestible, como cultivar todo tipo de plantas. 


• 16:30 a 19:30 Formación Sol Alimento Vergers per la Pau/Vergeles por la Paz (Julio Cantos Gázquez )
- Presentación teórica.
- Que es un vergel.
- Jardines y vergeles: Espacios comestibles a nuestro alcance. Casos prácticos.
- Modelos y patrones.
- Diseñando en el espacio y en el tiempo.
- Algunas especies clave.

• 19:30 a 20:30 Recorrido formativo Sol Vida (Josep Pàmies i Pau Pamies)
Visita por el jardin medicinal y el bosque comestible de la finca Pàmies, explicando los trucos para cultivar todo tipo de plantas.


Domingo 7 julio 

 
• 10:00 a 14:00 Practica Vergel por la Paz (Julio Cantos) 
- Interpretacion del entorno.
- Práctica de Diseño.
- Practica manual:
- Montaje riego.
- Plantación complementaria en Vergel Pamies

14:30 Comida solar
Ensalada superalimentos + patatas horno solar + licuados vegetales autogestionaos + veguifideua + fruta


Fin del Taller!

Reservas por email o tel.: 653 859 464 (reservad las comidas lo antes posible para la previsión)

Aportaciones por participación:
  • Taller de introducción activa a la cocina solar. Sábado Taller y comida 12.-€ 
  • Taller Didàctico Como hacer un bosque comestible. Sábado: 10-15.-€ depende asistencia
  • Práctica Vergel por la Paz. Domingo 10.-€
  • Comida Solar domingo. 7.-€

Os esperamos para transmitir todo nuestro conocimiento, responder vuestras dudas, y seguir caminando juntos para un mundo mas justo y verde!

Que todos los seres sean felices.

Pau,  Josep, Manolo y Julio

Otra historia del Bronx

            Foto: Isaac Hernández

Abu Talib fue taxista en Nueva York cuando los taxis no se atrevían siquiera a subir al Bronx, territorio Apache. Los tiempos cambian, y aquí le vemos con su mandil, reconvertido en granjero a la sombra del estadio de los Yankees, en este peculiar oasis urbano bautizado como Taqwa Community Farm: un jirón insospechado de verde entre bloques de ladrillo descolorido...
    
"Esto fue como volver a mis orígenes, en 1934, cuando nací en Carolina del Sur. Entonces había aún muchas granjas en las ciudades, y nos despertábamos con el canto del gallo, y los pollos correteaban por las calles. Depués llegaron los coches y todo lo aplastaron. Yo también di el salto a la jungla asfalto, y he trabajado en todos los oficios imaginables en Nueva York. Pero por fin he encontrado un propósito. Esta no es mi pasión, es mi "misión" en la vida".
     
"Imagina que no existe el hambre"... Lo lleva escrito Abu Talib en su camiseta negra, con la estampa de John Lennon. Y ésa es la "misión" a la que se entrega con devoción religiosa: traer verdura y fruta fresca (que tampoco falten los huevos) a estas barriadas pobres invadidas por el "fast food".
     
"Los chavales son los que más sufren esas carencias", recalca Abu. "Por eso trabajo especialmente con ellos. Vienen y me ayudan a mantener el jardín. Aprenden a cultivar y los fines de semana vendemos el sobrante, en el mercado de jóvenes granjeros. Hasta 500 personas comen de lo sacamos de aquí. Imagina una huerta como ésta a la vuelta de cada esquina".
    
Suda lo suyo Abu Talib bajo el sol neoyorquino, ultimando ya la siembra. No hay tiempo que perder y de aquí a mes y medio brotará la cosecha, incluidas las lechugas criadas por acuaponía y con la ayuda de un motor impulsado por placas fotovoltaicas para mantener el flujo constante. Las coles, las berenjenas, los tomates y los pimientos jalapeños darán la colorista bienvenida al visitante. Pero la auténtica especialidad de la casa son las fresas, los arándanos, las uvas y los árboles frutales: cerezos, manzanos, melocotoneros...
    
En el ángulo más remoto de la huerta están las colmenas: "Dejemos tranquilas a las abejas que no hacen daño a nadie; ellas se limitan a hacer miel y a proteger a la reina". Y finalmente, el cacareo incesante de sus queridas gallinas, que en opinión de su cuidador tienen un solo defecto: "Cagan mucho y en cuanto te descuidas...".
    
El gallinero anda hoy alborotado. Abu Talib entra sigilosamente y se lleva cuatro huevos de rigor. Vuelve luego, con la intención de coger en brazos a una gallina, pero todas huyen, espantadas por la presencia invasiva de la cámara. Presenciamos hasta a un amago de pelea entre ellas. Abu no tolera la falta de "disciplina".
"En cuanto alguna se pasa de la raya me la llevo allá fuera, a la jaula de castigo, que puedo desplazar fácilmente de un lado a otro de la huerta. Las dejó ahí solas y en pocas horas me abonan un pequeño lote. Las gallinas "malas" se redimen así de la mejor forma posible: fertilizando la tierra de un modo totalmente natural".
     
Abu Talib composta la basura orgánica y rara vez le da las mondas a las gallinas, prefiere alimentarlas con grano. Pero reconoce la capacidad de las aves para "reciclar" las sobras, y su habilidad para atraer y "educar" a su manera a los niños. Aunque nada se puede comparar, en su opinión, con el placer de cocinar y degustar los huevos del día.
   
"Quien controla tu cesta de la cocina controla tu destino", advierte Abu, miembro ilustre de Just Food, puntal de la agricultura urbana a la vera de los rascacielos. "Nada hay mejor para el bolsillo y para la salud que cultivar tus propios alimentos. Mucha gente se está dando cuenta y por eso las ciudades como Nueva York están cambiando desde dentro".

Carlos Fresneda

Verde que te quiero, Londres



Fotos: C.F. 

Mark Ridsdill Smith quería cultivar como casi todo el mundo: horizontalmente. A falta de espacio en casa, pidió que le cedieran un terrenito público en el noroeste de Londres, pero le dijeron que tendría que esperar 40 años hasta que quedara un "allotment" vacío. Así que decidió empezar por el balcón y por las ventanas, y seguir luego por las parades y por los voladizos, hasta completar una auténtica granja vertical, capaz de producir el equivalente a 1.200 euros en el cesto de la compra en un año...
"Imagina que todos fuéramos capaces de cultivar del 5% al 15% de nuestra comida en casa. No parece mucho, pero el impacto sería tremendo. Ahorraríamos mucho dinero y comeríamos más fresco y sano. La ciudad se llenaría de vergeles comestibles en los lugares más insospechados. Se crearían increíbles conexiones con la naturaleza y entre la gente".
Hace siete meses que Mark cambió su huerta colgante de Hampstead por la campiña inglesa. Pero la ciudad le sigue reclamando a lo lejos, y es precisamente ahora cuando empieza a recoger la semilla con su curso itinerante y práctico: "El arte de cultivar en los pequeños espacios".
   










 Los vergeles verticales de Mark Ridsdill Smith han sido uno de los grandes reclamos de la Green Fair de Londres, que acaba de cumplir 20 años. Tras una semana de lluvia casi incesante, el sol acudió a su cita con las últimas tendencias verdes en el espléndido Regents Park, rivalizando con los 208 jardines privados que abrieron sus puertas al común de los mortales en la intrincada geografía londinense.
De Brixton, al sur, vinieron Carina Milltson y Rowena Ganguli. Las dos crearon en el 2009 The London Orchard Project, con la misión de llenar la ciudad de árboles frutales. "Desde los años 50, más del 60% de nuestros árboles han sucumbido bajo la presión urbana o bajo la fruta importada a precios baratos", recuerdan Carina y Rowena. "Nuestra idea es avanzar ahora hacia la autosuficiencia de futas, llenando la ciudad de manzanos, perales y ciruelos, y creando grupos de voluntarios capaces de recolectarlas y aprevecharlas al máximo, en su forma natural, secándolas o como zumo, mermeladas y compotas que se pueden consumir todo el años".
 De Crouch End, al norte de Londres, llegan los agricultores urbanos de Food From the Sky, que acondicionaron la cubierta del supermercado Thornton's Budgens para convertirlo en el más frondoso tejado comestible de Londres. Todos los viernes, puntualmente, desciende la "cosecha del cielo" hasta el suelo de la tienda, diez metros más abajo. La biodinámica y la permacultura son los principios que inspiran a este grupo que está creando escuela en los barrios británicos.
Los permacultores de Londres, tendiendo redes con los grupos de Transición y con los Increíbles-Comestibles, celebran por cierto su propio festival el 21 de julio. Hasta Regents Park se trajeron estos días un avance, con cursos dedicados especialmente a los niños (Children Permaculture Collective), a la "reforestación" de las ciudades, a la ecología profunda y a la emprendiduría verde.
 Desde Saffron Walden vinieron los Herbal Haven, con sus 150 variedades de hierbas comestibles y medicinales. Y desde Redfield, los miembros de Lili, más de tres décadas predicando la vida de "bajo impacto". Los aficionados a las dos ruedas tuvieron su propia feria de la bici eléctrica, aunque los ciclistas de toda la vida prefirieron darle a los pedales en los dos escenarios de alimentados con "energía humana" y en los que actuaron entre otros las Colibrís de Liverpool, los jazzeros Sunshine Kings y los afrocolomianos Pollito Boogaloo.
Carlos Fresneda - Londres




La gallina y la ciudad

 
Fotos: Isaac Hernández

Vuelven las gallinas a la ciudad. Nueva York reclama a sus viejas y cacareantes moradoras, que andan picoteando alegremente en los jardines comunitarios y en los patios traseros, del todo ajenas a la cacofonía de las ambulancias y los coches de bomberos...

“Tenemos la idea equivocada de que las gallinas no pertenecen a la ciudad”, admite Owen Taylor, “padrino” de la nueva generación de ponedoras neoyorquinas. “Durante cientos de años, las gallinas han sido siempre parte del paisaje urbano. Al menos así fue hasta los años cincuenta, cuando las ciudades cedieron definitivamente el espacio al coche”.

Owen, 30 años, se crió en una zona rural de Connecticut. Fue profesor de ecología y diseño urbano antes de pasar a la práctica con el Chicken Project, el programa lanzado por la organización Just Food para promover la crianza de las gallinas en el fragor de la gran urbe y allá donde no llegan los alimentos frescos.
    
Quedamos con Owen en el Jardín La Unión, en Sunset Park, uno de tantos “desiertos alimenticios” de Brooklyn donde no es posible encontrar más que comida enlatada y “fast food”. Con el gallinero recién concluido, Monica Vega, Leslie Velasquez y otras voluntarias del jardín confían en sacar de sus diez gallinas al menos 40 huevos a la semana...
    
"Las gallina son las únicas mascotas que nos dan de comer”, atestigua Owen. “Y si tenemos un huerto cerca, fertilizan la tierra y mantienen a raya a la población de insectos. Los niños tienen además una conexión muy directa con ellas. Es cierto que son muy huidizas y difíciles de coger, pero hay pocos animales tan divertidos”.
     
Eso sí, criar gallinas “es una responsabilidad diaria”, advierte el experto. “Hay que darles agua y comida todos los días, y hay que mantener limpio el gallinero para evitar problemas de olores. Cualquiera puede cuidar gallinas en su patio trasero, es perfectamente legal. Pero los vecinos pueden denunciarte si causas “molestias”. Aunque hay una forma infalible para convencerlos: ofréceles huevos”.

     
Dejamos a Owen en Brooklyn y con su bicicleta, y saltamos a otro de los gallineros predilectos de Just Food. Salimos al encuentro del afromaericano Abu Talib, nacido hade 77 años en Carolina del Sur y “renacido” como agricultor urbano en la Taqwa Community Farm, a la sombra del estadio de los Yanquees. Estamos en el corazón del Bronx neoyorquino, con sus tristes bloques de ladrillo descolorido, a donde llega de pronto el olor al campo...
   
“Esto fue como volver a mis orígenes, en 1934 y en el sur. Entonces había aún muchas granjas en las ciudades; a todos nos despertaba el canto del gallo y los pollos correteaban por las calles...  Yo también di el salto a la jungla asfalto, y he trabajado en todos los oficios imaginables en Nueva York, incluido el de taxista. Pero por fin he encontrado un propósito. Esta no es mi pasión, es mi “misión” en la vida”.
    
“Imagina que no existe el hambre”... Lo lleva escrito Abu Talib en su camiseta negra, con la estampa de John Lennon. Y ésa es la “misión” a la que se entrega con devoción religiosa: traer verdura, fruta y huevos frescos a estas barriadas pobres invadidas por la “comida basura”.
  
El gallinero anda hoy alborotado. Abu Talib entra sigilosamente y se lleva cuatro huevos de rigor. Vuelve luego, con la intención de atrapar a una gallina, pero todas huyen, y además suelen aprovechar cuando las tienes en tus brazos: “Cagan mucho y en cuanto te descuidas...”.

La “fiebre” de las ponedoras arrancó hace dos d'ecadas en dos ciudades de la costa oeste. Oakland y Portland (récord nacional de pollos per cápita) marcaron una tendencia que ha arraigado ya entre las autopistas de Los Angeles y entre el cemento neoyorquino.  El Ministerio de Agricultura se ha visto desbordado y no dispone de momento de un censo siquiera aproximado de gallinas urbanas. A falta de estadísticas oficiales, lo más fiable es la web Backyard Chickens, que reúne a 60.000 criadores.
       
En algunas ciudades, como Madison, la cría comenzó clandestinamente, a través de grupos como The Chicken Underground. Cada vez son más las ciudades que se suman a la imparable tendencia, con ordenanzas que fijan un número máximo de gallinas por familia (el auténtico “paraíso” gallináceo es Albuquerque, hasta 15 polluelos por cabeza).
     
El “lobby” de las gallinas, encabezado por la Yellow House Farm de Nueva Jersey, está intentando ahora seducir a la mismísima Michelle Obama para que incorpore unas cuantas “mascotas” ponedoras al famoso huerto urbano de la Casa Blanca, para mayor deleite de Sasha y Malia.

Carlos Fresneda

Aquí la guerrilla gallinera de USA, jugándose la multa de 6000.-$ combatiendo al sistema desde los patios de sus casas... y que le den a la multinacionales del papeo:

diseño para balcones de dulce independencia.

recuperamos una serie de artículos publicados en la revista VITAL sobre el proyecto Balcon Comestible que pusieron en marcha Julio Cantos, Lidia Carpio, Alvaro Altes (no te olvidaremos nunca) y Manolo Vilchez y donde colaboraron diseñadores gráficos del Estudio Mariscal y Jordi Alba. El objetivo fue practicar el arte de cultivar alimentos y experiencias en pequeños espacios urbanos, diseñar sistemas, probar propuestas, experimentar, ver lo que otros hacian, y evolucionar desde un entretenimiento activista. Durante varios años se fueron colocando artículos que trataban aspectos vinculantes con la idea ecobalconera, iran en este blog apareciendo periodicamente en formato pdf y con alta calidad por si alguien quiere hacer uso de ellos.



aquí puedes conocer consejos sobre como diseñar tu pequeño espacio de dulce y nutritiva autonomia. pdfs parte 1 y parte 2

conoce una campaña de activismo vegetal urbano que acaba de comenzar, Estevia por la Tierra, te va a gustar, es tremendamente dulce

un libro editado en catalán y a tu disposición es La despensa en la ciudad, El rebost en la ciutat, de Jordi Romero y editado por la Fundacion Tierra. Un viaje recopilatorio del diseño de espacio, tecnologias utiles y estimulos para la permacultura urbana, puedes informarte aquí y conseguirlo en pdf.