La palabra banco me genera al pronunciarla un poco de alarma, en ellos
se trafica con el dinero, se invierten los depósitos variados lo mismo
en fabricar y vender armas que en acaparar alimentos básicos para
especular más adelante sin importarles un bledo las repercursiones sobre
los pueblos que los producen y les cuesta cada vez más caro comerlos.
En
los bancos, visto lo visto, se trafica con sentimientos, se engaña a
los débiles, se reconforta a los ávaros, se coge la pasta como sea para
con ella inflar burbujas, o se protege dinero no limpio, por supuesto el
limpio también. Los bancos en los paraísos fiscales, pues eso, paraísos
para el dinero sucio o el dinero que no paga lo justo y acordado. Miren
Chipre, donde las oligarquías y mafias rusas tienen pasta para entrar
en Europa a hacer de las suyas, o miren Suiza, y entre muchos de cuello
blanco, a un tal que fue tesorero y currante hasta hace unas semanas del
partido que ahora gobierna el destino de un país que bien conoces. En
fin, que no es lo mismo un banco de trapicheos con dineros que de los
mismos pero con semillas.
Las semillas son el gran activo de la
humanidad. Quien no se ha maravillao con lo que evoluciona de ellas
tiene un problema. Que de una bellota pete una encina que puede llegar a
dar sombra a 300 humanos bajo ella, o que las lechugas, los brócolis,
las zanahorias y los tomates, como representantes del gran manjar
alimentario, sean todo lo que son desde una semilla que cuesta ver, y
que con la magia de la fertilidad de la tierra, la bendita agua y el
siempre bondadoso sol y su energía junto con la del noble agricultor que
la planta, cuida y cosecha, vamos, si todo ese ciclo no se acerca a ser
valorado como magia natural, luego pasa lo que pasa, somos lo que
comemos y, si nos descuidamos, comemos lo que no toca.
Ayer, recogiendo los bártulos de la gratificante jornada "La energía en tus manos", organizada por los ecoactivistas de Bullas y colegas, me da por entrar por segunda vez en la oficina de gestión de la Cooperativa de Consumidores y Productores Ecológicos Biosegura,
con sede en noble villa y almacén en la capital, y allá me veo una
puertecica entreabierta con cartel infantil celebrando la alegría del
lugar.
Me asomo y, toma, cientos de botes reutilizaos llenos de
bombas de paz y vida. Después de la exclamación acuden en mi ayuda los
cuidadores de lugar, Heidi y Paco, que gestionan la coope, reparten las
cestas por la región y sacan tiempo para cuidar el germen de la
biodiversidad patrimonio de la humanidad, y en este caso la que toca en
la región murciana, delante de mí, un banco de semillas organizado,
controlado, depositado con cariño, y todo para especular solo con el
mejor futuro, aquel donde la soberanía alimentaria y la libertad humana
no dependan de los delirios de estructuras que gustan de bancos que no
son de semillas. ¡¡A la mierda Montsanto y parecidos...!!
Si la
energía está en nuestras manos, la biodiversidad nos compete a todas, y
si valoras, en el acceso libre a ellas radica la libertad humana...
Una cosa, que abundan los "bancos de semillas", aquí puedes comenzar la busqueda de tu particular oficina, desde la red de semillas Resembrando e Intercambiando.
Manolo Vílchez
Publicado en el blog En Ruta Solar de El Correo del Sol
Manolo Vílchez
Publicado en el blog En Ruta Solar de El Correo del Sol