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El estudio 'definitivo' sobre el cambio climático

Capa de Hielo del Océano Glaciar Ártico. | M. Vidal/CSIC

                     Capa de Hielo del Océano Glaciar Ártico. | M. Vidal/CSIC
"El debate del cambio climático ha sido usurpado por los 'exageradores' y por los 'negacionistas'", asegura el físico de la Universidad de Berkeley Richard A. Muller. "Va siendo hora de que los científicos volvamos a poner las cosas en su sitio: menos distorsiones, más ciencia".
En plena guerra ideológica sobre el calentamiento global, el profesor Muller –autor de 'Física para futuros presidentes'- ha decidido situarse en el término medio e intentar el más difícil todavía: elaborar el estudio más completo, independiente y 'definitivo' sobre el climático.

El profesor Muller.

El estudio ha sido bautizado como 'The Berkeley Earth Project' y aspira a ser "un nuevo punto de partida para dejar las cosas claras y tratar de construir un consenso". Muller, en conversación telefónica con EL MUNDO, adelanta que los resultados estarán listos en el próximo mes de abril o en mayo.
"La labor del científico es investigar, analizar los resultados y en todo caso facilitar la información al público para que saque sus conclusiones", advierte Muller. "Gran parte del problema ha surgido en el momento en que los científicos han querido ser también activistas y han perdido su credibilidad como investigadores".

'Exageradores' vs. 'Negacionistas'

En el pelotón de los 'exageradores', Muller habla sobre todo de Al Gore, aunque tiene bastantes más reservas a la hora de criticar al climatólogo de la NASA James Hansen ("su labor como científico ha sido muy válida"). En el otro extremo de la balanza sitúa a los 'negacionistas', a los que conviene no confundir con los 'escépticos' ("una dosis apropiada de escepticismo es siempre deseable en un científico").

Según Muller, la tendencia a "distorsionar la ciencia del clima para incitar a la acción" ha comprometido muy seriamente la labor del Panel Intergubernamental de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés). "Les va ser muy difícil recuperar la credibilidad", advierte, "mientras siga al frente Rajendra Pachauri".

El físico de Berkeley pretende ir aún más allá de la labor realizada hasta la fecha por IPCC de la ONU, por el Instituto Goddard de la NASA o por la Met Office del Reino Unido, las tres grandes referencias mundiales, atrapadas de una manera u otra en la "politización" de la ciencia del clima, sobre todo tras la publicación de los emails de la Universidad de West Anglia.
"Nosotros no vamos a manipular las conclusiones, encontremos lo que encontremos", advierte Muller, que asegura estar alineado junto con muchos otros científicos en un punto intermedio del debate. "Somos un grupo independiente y no partidista. Reuniremos los datos, haremos el análisis y presentaremos los resultados. Dejaremos que la gente saque sus conclusiones".

'The Berkeley Earth Project'

Muller se ha propuesto no sólo realizar el mayor estudio hasta la fecha sobre la evolución de la temperatura en la Tierra desde el siglo XVIII, sino efectuar también las mediciones "más rigurosas sobre el clima en nuestros días", con datos provenientes de 39.340 estaciones en todo el planeta.
Con el respaldo de la Universidad de Berkeley (el 'laboratorio' del secretario de Energía Steven Chu), el estudio está siendo financiado por grupos de muy diversa índole: desde la Fundación para la Innovación del Clima y la Investigación Energética (creada por Bill Gates) a la Fundación Charles Koch (vinculada al magnate del petróleo).

Richard Muller defiende en cualquier caso la "autonomía" del Proyecto de la Tierra alegando que han recibido fondos "tanto de la izquierda como de la derecha" e intentando arrimar el ascua a investigadores que no han tomado partido político. En su equipo figuran el profesor de Estadística David Brillinger, la climatóloga del Instituto de Tecnología de Georgia Judith Curry, y los físicos Saul Perlmutter, Art Rosenfeld y Robert Jacobsen de la Universidad de Berkeley.

Según Muller, la evaluación "independiente" sobre el calentamiento global podrá ser utilizada como referencia en Estados Unidos y en todo el mundo, "aunque damos por hecho que una minoría nunca cambiará de opinión por más que la evidencia esté o no de su lado".
"Puede que lleguemos a las mismas conclusiones que otros grupos, pero lo haremos de una manera nueva y distinta", asegura el impulsor del Berkeley Earth Project. "Si lo único que conseguimos es pemitir un consenso sobre el calentamiento global -un auténtico consenso, y no uno basado en posiciones políticas-, ya será un logro importante".

Carlos Fresneda, Nueva York

A LA MIERDA LOS NEGACIONISTAS CLIMATICOS

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Mas abajo la traducción de la carta publicada en la revista estadounidense Science, donde más de 250 miembros de la Academia Nacional de las Ciencias de EEUU, incluyendo once premios Nobel, condenaban el creciente “ataque político” a los científicos que informan sobre el calentamiento del planeta y su principal causa, las emisiones de gas de efecto invernadero.

La contraparte son los negacionistas, vividores de los sectores que les interesa engañar y marear para que creamos los más posibles que el cambio climático es un cuento. Luego también estan los fascistoides que quedan dando vueltas, no son muchos pero tienen la cartera llena y compran voluntades en el prostibulo de la gente de mala condición, generalmente aspirantes a élites con ese olor a mierda que ya no pasa desapercibido, porque apesta.

Me quedo con los ciudadanos que cogen datos, analizan con mente abierta y aun tocando intereses delicados, se atreven a decir la verdad científica, con todo el valor de siempre equivocarse y asi reconocerlo. Son los tiempos de la gente, del pueblo y desde ella la buena humanidad que cultiva el conocimiento y la cultura y no de la élites y sus servidores de un sistema podrido que todos hemos conducido en estados ebrios, hacia lo que somos como sociedad, un pobre embrion en formacion acelerada sin saber ni donde esta ni hacia donde va. Por la ciencia, la buena gente, que somos mayoria y que, joder, como sea habrá que vencerles, y rápido.

Manolo Vilchez


Estamos conmocionados por el reciente aumento de los ataques políticos a los científicos en general y a los científicos medioambientales en particular. Todos los ciudadanos deberían comprender algunas cuestiones fundamentales de la ciencia. Siempre existe una cierta inseguridad relacionada con las conclusiones científicas: la ciencia nunca prueba nada de forma determinante. Cuando alguien dice que la sociedad debería esperar hasta que los científicos estén completamente seguros de algo antes de pasar a la acción, está diciendo que la sociedad nunca deberá pasar a la acción. Ante un problema de dimensiones catastróficas, como es el cambio climático, asumir una actitud pasiva implica un enorme riesgo para nuestro planeta.

Las conclusiones científicas se derivan de la comprensión de las leyes básicas, apoyadas por los experimentos de laboratorio, la observación de la naturaleza y los ensayos matemáticos e informáticos. Como todos los seres humanos, los científicos cometen errores, pero el proceso científico está diseñado para localizarlos y corregirlos. Este proceso cuenta con un importante componente autocrítico: los científicos se forjan una reputación y ganan reconocimiento no solamente apoyando el saber convencional, sino aún más cuando demuestran que el consenso científico ha cometido un error y que existe una mejor explicación para algo. Eso es lo que hicieron Galileo, Pasteur, Darwin y Einstein. Pero cuando las conclusiones se han comprobado, cuestionado y examinado de forma concienzuda, ganan el estatus de “teorías establecidas” y a menudo se las denomina “hechos”.

Por ejemplo, existen pruebas fehacientes de que nuestro planeta tiene unos 4.500 millones de años de antigüedad, de que nuestro universo surgió a raíz de un solo evento hace unos 14.000 millones de años (la Teoría del Big Bang), y de que los organismos de hoy en día son el resultado de la evolución de otros que vivían en el pasado (la teoría de la evolución). A pesar de que estas teorías son ampliamente aceptadas por la comunidad científica, si alguien puede demostrar que están equivocadas, su fama será universal.

El cambio climático también se engloba en esta categoría:
existen pruebas fehacientes, contundentes y objetivas de que los humanos están modificando el clima de una forma que amenaza a nuestras sociedades y a los ecosistemas de los que dependemos.

Muchos de los recientes ataques sufridos por la ciencia medioambiental y, lo que es más preocupante, por la comunidad científica, por parte de los negacionistas del cambio climático, están dirigidos por intereses específicos o por ideologías, no por un esfuerzo sincero de probar una teoría alternativa que aporte las pruebas necesarias de forma creíble. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y otras instituciones científicas que estudian el mismo fenómeno, que engloban a miles de científicos que producen multitud de extensos informes, han cometido algunos errores, algo absolutamente comprensible y normal. Cuando estos errores se detectan, se corrigen.

Pero ninguno de los acontecimientos de estos últimos días cuestiona ni siquiera de forma remota las conclusiones fundamentales sobre el cambio climático:

1) El planeta está sufriendo un calentamiento debido al aumento de las concentraciones de gases que atrapan el calor en la atmósfera. Un invierno frío y con nieve en Washington no altera este hecho.

2) La mayor parte del aumento de las concentraciones de estos gases en el último siglo se debe a la actividad del ser humano, en especial a la quema de combustibles fósiles y la deforestación.

3) Las causas naturales siempre desempeñan un papel en el cambio climático, pero los cambios producidos por el hombre las superan ampliamente.

4) El calentamiento del planeta provocará la modificación de muchos patrones climáticos a una velocidad sin precedentes, lo que incluye el aumento del nivel del mar y ciertas alteraciones en el ciclo hidrológico. El aumento de las concentraciones de dióxido de carbono está acidificando los océanos.

5) La combinación de estos complejos cambios climáticos constituye una amenaza para las comunidades y ciudades costeras, para el suministro de alimentos y agua, para los ecosistemas marinos y de agua dulce, para los bosques, los ambientes de alta montaña, y muchos otros.

Las sociedades científicas del mundo, las academias nacionales y los individuos que trabajan para ellas pueden ser cuestionados, y de hecho han sido cuestionados en gran medida en los últimos tiempos. Pero las conclusiones arriba mencionadas deberían bastar para mostrar la preocupación de los científicos por los problemas a que se enfrentarán las futuras generaciones, derivados de la actual forma de hacer negocios. Urgimos a nuestros representantes políticos y a la sociedad a que tomen medidas inmediatas y se centren en las causas del cambio climático, incluido el consumo desenfrenado de combustibles fósiles.

También hacemos un llamamiento para que se ponga fin a las amenazas, similares a las de la era McCarthy, de investigación criminal contra nuestros colegas, basadas en alusiones de culpabilidad, al acoso de los científicos por parte de los políticos que buscan distraer la atención y evitar la toma de decisiones, y a las mentiras que se están propagando sobre ellos.

La sociedad tiene dos opciones:
podemos ignorar a la ciencia y esconder la cabeza en la arena esperando tener suerte, o podemos pasar a la acción por el interés público, para reducir la amenaza del cambio climático de forma rápida y sustancial. La buena noticia es que se pueden llevar a cabo acciones efectivas e inteligentes. Pero posponer estas acciones no debe ser una opción.
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2.000 CIENTIFICOS Y ECONOMISTAS PIDEN ACCION CONTRA EL CAMBIO CLIMATICO EN EEUU


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.El 48% de los norteamericanos cree que la amenaza del calentamiento global se ha “exagerado”

.Al Gore urge a los ecologistas a hacer causa común frente a “la coalición de los negacionistas”


Dos mil científicos y economistas norteamericanos han dirigido una carta al Senado pidiendo una acción urgente para reducir las emisiones de gases invernadero. La petición ha coindicido con el último sondeo de Gallup que refleja un creciente escepticismo en la opinión pública: el 48% de los estadounidenses considera que la amenaza del cambio climático ha sido “exagerada”.

El 53% de la población considera que el calentamiento global esa “real” (la proporción más baja en la última década) y tan sólo el 32% cree que sufrirá las consecuencias directas del calentamiento de la atmósfera.

Alertados por el cambio de percepción en la opinión pública, los dos mil científicos –entre ellos, ocho premios Nobel- ha dirigido la misiva al Senado urgiendo la aprobación de la ley de clima, que lleva ocho meses en el dique seco.

“Urgimos a los líderes de nuestra nación a que pongan en marcha las políticas para la reducción de las emisiones”, escriben los científicos. “La evidencia de la ciencia del clima nos obliga a alertar a la población sobre las irreversibles consecuencias si las temperaturas siguen subiendo”.

La carta se produce también como reacción en respuesta la reciente decisión por parte de la ONU de crear un panel independiente que revisará el último y cuestionado informe del Comité Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC)
. Los científicos expresan finalmente su preocupación por la decisión de varios estados –como Texas, Virginia y Alabama- de ceder a las presiones de los “lobbys” del carbón y del petróleo y desafiar en los tribunales la autoridad de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para regular las emisiones de CO2.

“La “coalición de los negacionistas” ha logrado alterar la percepción de la gente”, admite por su parte Al Gore, entrevistado hoy en las páginas de “El Mundo”. “Tan sólo en el último año se han gastado 500 millones de dólares en anuncios de televisión... Están usando la misma estrategia que la industria del tabaco cuando intentaban convencernos de que los cigarrillos no eran nocivos para la salud.

Gore reconoce el daño causado al movimiento del cambio climático por el fiasco de la cumbre de Compenhague, por el escándalo de los emails pirateados de la Universidad de East Anglia y por las incorrecciones detectadas en el informe del IPCC del 2007 sobre la desaparición de los glaciares del Himalaya.


El autor de “Una verdad incómoda” y “Nuestra Elección” hace sin embargo un llamamiento a la unidad y a la persistencia del movimiento ecologista: “Tenemos que hacer frente a la operación masiva de los negacionistas, pero estoy seguro de que al final tendremos éxito”. El propio Gore se ha aplicado el cuento y ha decidido fundir el trabajo de Alianza por la Protección del Clima, con sede en Washington, y The Climate Project, con ramificaciones en ocho países (entre ellos España).


Carlos Fresneda, Nueva York

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EL "CAMBIAZO" CLIMÁTICO

La campaña de los “negacionistas” ha surtido efecto: hablar del cambio climático se ha convertido en poco menos que un sacrilegio

Un invierno especialmente crudo, una cumbre más bien frustrante y una campaña de acoso y derribo a los científicos han logrado lo inevitable: cambiar el clima.

Sería absurdo negarlo: los “negacionistas” han logrado su propósito. No sólo se ha producido un cambio en la actitud de la gente hacia el cambio climático, sino que ha sido más bien un “cambiazo”, astutamente calculado en vísperas de Copenhague y precipitado a base de nieve, mucha nieve.

Al supuesto escándalo de los emails se unió el “error de cálculo” del Comité Intergubernamental (IPCC) de la ONU sobre los glaciares del Himalaya, y después el estudio de “Science” sobre el vapor acumulado en la alta atmósfera. Aprovechando la niebla, los escépticos han intentado “matar al mensajero”, como hicieron en tiempos con Al Gore. El nuevo chivo expiatorio es el director del IPCC, Rajendra Pachauri, que hace unos días le confesó a nuestro compañero Pedro Cáceres: “No voy a dimitir, porque los haría muy felices.

En Estados Unidos, mientras tanto, la fe en el cambio climático se está resquebrajando como los hielos de Washington. Según un reciente estudio de la Universidad de Yale, apenas el 57% cree que el planeta se está calentando, frente al 71% en octubre del 2008. La confianza en los científicos ha bajado del 83% al 74%, aunque el bajón más acusado de los últimos meses es el que registran los medios: del 47% al 36%.

El propio Al Gore, que se despacha a gusto contra sus “enemigos” en su nuevo libro, “Nuestra Elección, sufre también una crisis de credibilidad: del 58% al 47%. Invariable casi, el presidente Obama se mantiene en el 51%: eso que ha salido ganando por su política de doble rasero.

Otro sondeo, firmado por el Pew Center
, resulta aún más contundente: el cambio climático hace el número 21 entre las prioridades de los norteamericanos, más preocupados por el declive moral, por la política comercial o por la influencia de los “lobbistas” –o los lobos- de Washington.

Más de 1.150 empresas y grupos de presión están tirando de los dos extremos de la cuerda en el debate sobre el cambio climático, según una reciente investigación del Centro para la Integridad Pública. Y todos sabemos

quién va ganando, tras las últimas proclamas a favor de la energía nuclear y del carbón “limpio” del presidente Obama, cuyo “mix” energético empieza a parecerse sospechosamente al programa electoral de McCain (todas las “opciones” posibles).

El multimillonario T. Boone Pickens, por cierto, ha renunciado por fin a sus planes para construir el mayor parque eólico del mundo en Texas y ha decidido abonarse sin reservas a la vieja/nueva fiebre del gas natural. El viento, a pesar de todo, ha seguido ganando tracción (25.176 megavatios instalados) y las plantas de energía termosolar despuntan en el horizonte.

Pero el clima, insistimos, es muy distinto al que se respiraba hace un año, cuando se hablaba de la “economía de la nueva energía”. Gran parte del mérito es de los “negacionistas” y de sus poderosos secuaces en Washington, resistentes a cualquier cambio, incluido el climático.

Habrá que esperar al deshielo inevitable para reivindicar lo que ahora mismo parece un sacrilegio: menos CO2 en la atmósfera y un planeta más saludable.

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en el blog Crónicas desde EE.UU de El Mundo
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