Mostrando entradas con la etiqueta negacionistas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta negacionistas. Mostrar todas las entradas

MAS DE 700 CIENTIFICOS NORTEAMERICANOS DESAFIAN A LOS "ESCEPTICOS" DEL CAMBIO CLIMATICO


.La Unión Geofísica Americana lanza una campaña de concienciación
.El ingeniero John Abraham crea una “equipo de respuesta rápida” del clima
.El 50% de los nuevos congresista republicanos no creen en el calentamiento global

La Unión Geofísica Americana (AGU), considerada como la mayor asociación mundial de expertos del clima, ha anunciado hoy el lanzamiento de una campaña de concienciación pública en la que participarán más de 700 científicos, para contrarrestar la ofensiva de los “escépticos” del calentamiento global.

Se calcula que el 50% de los republicanos elegidos en el nuevo Congreso de EEUU están alineados con los “negacionistas” del clima y se disponen a torpedear las iniciativas emprendidas en los dos últimos años por la Administación Obama, incluida la facultad de la Agencia de Protección de Medio Ambiente (EPA) para regular las emisiones de CO2.

Una segunda iniciativa, impulsada por el ingeniero John Abraham de la Universidad de Santo Tomás en Minnesota, pretende crear “equipos de respuesta rápida” para intervenir en los medios y contrarrestar la presencia de los “escépticos” en cadenas como la ultraconservadora Fox. De momento, 39 científicos –de Michael Oppenheimer a Richard Feely- han decidido sumarse a la iniciativa.

“El 97% de los científicos del clima cree que existe un problema”, escribe Abraham, en una carta 
abierta publicada hoy por The Guardian. “El público tiene derecho a saber que los pocos científicos que están en desacuerdo no han sido capaces de invalidar la opinión mayoritaria ni han propuesto una alternativa a la contribución de la actividad humana al calentamiento del planeta”.

“La ciencia y la política no se pueden divorciar”, declara por su parte a Los Angeles Times el físico Scott Mandia, de la Universidad de Suffolk County en Nueva York.
“Necesitamos tomar medidas audaces no sólo para comunicar la ciencia, sino para responder agresivamente a los negacionistas y a los políticos que intentar suprimir la ciencia”.

La campaña emprendida por los 700 científicos de la Unión Geofísica Americana (AGU) se produce también como respuesta a los últimos sondeos que demuestran el escepticismo creciente de los norteamericanos hacia el cambio climático: el 40% no lo considera como una “amenaza seria” y tan sólo el 55% cree que la actividad humana pueda contribuir a un aumento global de las temperaturas.

“Ha habido mucha desinformación sobre el clima, y eso explica la decisión de muchos científicos de afrontar el tema de cara a la opinión pública”, declara Jeffrey Taylor, investigador del Centro 
Nacional para la Investigación Atmosférica de Colorado.
Cuatro congresistas republicanos, todos ellos “escépticos” (Fred Upton, John Skimkus, Joe Barton y Cliff Stearns), se disponen entre tanto a relevar el Comité de Energía al demócrata Henry Waxman, artífice de la Ley del Clima que fue aprobada por la Cámara de Representantes y que se estrelló contra el muro insalvable del Senado.

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en El Mundo

EL "CAMBIAZO" CLIMÁTICO

La campaña de los “negacionistas” ha surtido efecto: hablar del cambio climático se ha convertido en poco menos que un sacrilegio

Un invierno especialmente crudo, una cumbre más bien frustrante y una campaña de acoso y derribo a los científicos han logrado lo inevitable: cambiar el clima.

Sería absurdo negarlo: los “negacionistas” han logrado su propósito. No sólo se ha producido un cambio en la actitud de la gente hacia el cambio climático, sino que ha sido más bien un “cambiazo”, astutamente calculado en vísperas de Copenhague y precipitado a base de nieve, mucha nieve.

Al supuesto escándalo de los emails se unió el “error de cálculo” del Comité Intergubernamental (IPCC) de la ONU sobre los glaciares del Himalaya, y después el estudio de “Science” sobre el vapor acumulado en la alta atmósfera. Aprovechando la niebla, los escépticos han intentado “matar al mensajero”, como hicieron en tiempos con Al Gore. El nuevo chivo expiatorio es el director del IPCC, Rajendra Pachauri, que hace unos días le confesó a nuestro compañero Pedro Cáceres: “No voy a dimitir, porque los haría muy felices.

En Estados Unidos, mientras tanto, la fe en el cambio climático se está resquebrajando como los hielos de Washington. Según un reciente estudio de la Universidad de Yale, apenas el 57% cree que el planeta se está calentando, frente al 71% en octubre del 2008. La confianza en los científicos ha bajado del 83% al 74%, aunque el bajón más acusado de los últimos meses es el que registran los medios: del 47% al 36%.

El propio Al Gore, que se despacha a gusto contra sus “enemigos” en su nuevo libro, “Nuestra Elección, sufre también una crisis de credibilidad: del 58% al 47%. Invariable casi, el presidente Obama se mantiene en el 51%: eso que ha salido ganando por su política de doble rasero.

Otro sondeo, firmado por el Pew Center
, resulta aún más contundente: el cambio climático hace el número 21 entre las prioridades de los norteamericanos, más preocupados por el declive moral, por la política comercial o por la influencia de los “lobbistas” –o los lobos- de Washington.

Más de 1.150 empresas y grupos de presión están tirando de los dos extremos de la cuerda en el debate sobre el cambio climático, según una reciente investigación del Centro para la Integridad Pública. Y todos sabemos

quién va ganando, tras las últimas proclamas a favor de la energía nuclear y del carbón “limpio” del presidente Obama, cuyo “mix” energético empieza a parecerse sospechosamente al programa electoral de McCain (todas las “opciones” posibles).

El multimillonario T. Boone Pickens, por cierto, ha renunciado por fin a sus planes para construir el mayor parque eólico del mundo en Texas y ha decidido abonarse sin reservas a la vieja/nueva fiebre del gas natural. El viento, a pesar de todo, ha seguido ganando tracción (25.176 megavatios instalados) y las plantas de energía termosolar despuntan en el horizonte.

Pero el clima, insistimos, es muy distinto al que se respiraba hace un año, cuando se hablaba de la “economía de la nueva energía”. Gran parte del mérito es de los “negacionistas” y de sus poderosos secuaces en Washington, resistentes a cualquier cambio, incluido el climático.

Habrá que esperar al deshielo inevitable para reivindicar lo que ahora mismo parece un sacrilegio: menos CO2 en la atmósfera y un planeta más saludable.

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en el blog Crónicas desde EE.UU de El Mundo
.

EL “FRAUDE” DEL CLIMA

.
¿Quién miente? ¿Quién distorsiona los hechos, manipula a la opinión pública y obedece a unos intereses muy concretos? ¿Estamos ante una conspiración global y un “fraude” cometido por miles de científicos? ¿O se trata de una nueva argucia de esa “cruzada” que no cesa para negar el cambio climático?

Los medios han reaccionado de muy diversa manera ante la noticia los emails sobre el cambio climático “pirateados” en la Universidad de East Anglia. Unos han preferido silenciar o “amortiguar” la información; otros han decidido amplificarla con el nombre del “Climategate”.


Un grupo de manifestantes protesta contra el cambio climático durante la celebración de la Cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático en Copenhague.| Efe

Desde aquí invitamos a los lectores a que comparen los dos extremos. El primer artículo es de John R. Lott, economista y autor de “Freedomnomics”, que sostiene que estamos ante “una campaña coordinada y sin precedentes para ocultar información científica. El segundo lo firma Michael Le Page, en el portal del Newscientist, y es una “guía para perplejos” que enumera las “verdades” científicas y niega que exista una conspiración.

Ahora pongamos la historia en contexto. Recalquemos que todo esto ha ocurrido justo en vísperas de la cumbre de Copenhague. Y recordemos que los intentos para cuestionar, rebatir o sabotear la ciencia del cambio climático se llevan produciendo desde hace más de dos décadas y se intensificaron precisamente en la antesala de Kioto.

Ya en 1991, la Asociación Western Fuels unió fuerzas con la Asociación Nacional del Carbón en el engañoso Consejo de Información sobre el Medio Ambiente (ICE), uno de tantos grupúsculos urdidos para crear cofusión en la opinión pública, con mensajes de este calibre: “Algunos dicen que el planeta se está calentando; otros decían que la tierra era plana”.

Otra sospechosa entidad fantasma, la Greening Earth Society, difundió tiempo después un vídeo “educacional” en YouTube, cantando las excelencias de las emisiones y vaticinado que el CO2 contribuirá a un mundo más fértil y feliz.

Todo esto lo cuenta James Hoggan, un experto en relaciones públicas que decidió crear el blog para denunciar las manipulaciones “orwellianas” de la industria de los combustibles fósiles, a imagen y semejanza de las que utilizó la industria del tabaco para escurrir el bulto. Hoggan ha resumido todas sus pesquisas en un libro, “Climate Cover-Up”, cuya lectura arroja cierta luz sobre lo que está ocurriendo ahora.

Revela Hoggan cómo la industria ha recurrido sin escrúpulos a la práctica conocida como “astroturfing”, “para robar la credibilidad al público”. El intento más notorio fue en 1993, cuando se propuso la creación de la así llamada Coalición para el Avance de la Ciencia con Fundamento (TASSC), cuya misión era “crear una fuente creíble para los periodistas que cuestionen la validez de los estudios científicos”.

Hoggan denuncia la existencia de una red de “expertos” –como Fred Singer, Stephen Milloy o Frank Luntz- conectados con los “think tanks” conservadores como el Competitive Enterprise Institute, el Cato Institute o el Heartland Institute y consagrados a alimentar las filas del “escepticismo”. Públicos y notorios han sido también durante estos años los esfuerzos millonarios de ExxonMobil, hasta el punto que la Royal Society británica tuvo que hacer público un llamamiento: “¡Dejen de financiar a los negacionistas del clima!”.

Lejos de bajar la guardia, el lobby del petróleo y del carbón ha multiplicado sus esfuerzos en la antesala de Copenhague. El pasado mes de agosto, Greenpeace reveló una nueva estrategia, usada por el American Petroleum Institute y que coincidió nada casualmente con la “isurrección popular” contra la reforma sanitaria. Se trataba de reclutar a empleados, jubilados y personas afines a la industria como “Energy Citizens. Se les embarcaba en autobuses, se organizaba masivos actos públicos y se hacía creer a los medios que existe un movimiento “energético” de ciudadanos en contra de cualquier intento de regular las emisiones de CO2.

Ahora salta la noticia de los emails “pirateados”, en la que ha faltado no sólo el contexto sino otro ingrediente aún más fundamental en cualquier información:

¿Quiénes son los “piratas”? ¿Fueron los servicios secretos rusos ? ¿Cuál era su objetivo? ¿Revelar toda la verdad sobre el cambio climático o contribuir aún más a la confusión? ¿Actuaron por cuenta propia o lo hicieron por encargo?

Se buscan respuestas.

Carlos Fresneda, Nueva York
Pubicado en blog Crónicas desde EE.UU, el 10.12.09

.

“ESTAMOS ANTE UN INTENTO IRRISORIO DE NEGAR LA CIENCIA”

.
El climatólogo de la NASA David Shindell defiende el peso de la “evidencia” a la hora de probar el cambio climático

Arrecia la tormenta contra los científicos en vísperas de la cumbre de Copenhague. Drew Shindell, climatólogo del Instituto Goddard la NASA, capea el temporal aferrándose a la “evidencia”: “La última década ha sido la más calurosa de la que tenemos constancia... Posiblemente la más calurosa en los últimos mil años”.

Shindell, que acaba de alcanzar una gran notoriedad mundial con su estudio sobre los “otros” contribuyentes al cambio climático (metano, carbono negro, monóxido de carbono), sostiene que estamos ante “un intento irrisorio de negar la ciencia”. “Creo que todo esto representa lo desesperados que están ciertos sectores de la sociedad, ahora que parece que por fin se va hacer algo para combatir el problema”, asegura el experto de la NASA.

No hay nada de sustancia en los emails “pirateados” en Inglaterra”, afirma el climatólogo norteamericano. “En mi opinión, todo este asunto refleja la facilidad con la que los “escépticos” del clima pueden manipular a los medios, que prestan más atención a este tipo de historias que a la evidencia: los glaciares de están derritiendo, el hielo está desapareciendo en el Artico, los niveles del mar están subiendo, los ecosistemas se están desplazando”.

Opina Shindell que “la crebilidad de los científicos no debería verse afectada” por el impacto mediático, aunque admite que el auténtico “problema” será precisamente la credibilidad que la opinión pública llegue a dar a lo que ya se ha bautizado en EEUU como el “Climategate”.

En las paredes del Instituto Goddard de la NASA en Nueva York, y en las pantallas de los estudiosos del cambio climático en medio mundo, puede verse la irregular pero irrebatible progresión de las temperaturas en los últimos treinta años, a razón de 0,18 grados centígrados por década (14,01 en los años setenta; 14,59 en la medición provisional de los primeros años del siglo XXI).

Los “escépticos” sostienen que no ha vuelto a haber un año tan cálido como 1998, cuando sufrimos muy altas temperaturas por los efectos de El Niño”, y que en los dos últimos años se ha producido incluso un enfriamiento”, admite Drew Shindell. “Pero no reparan en las tendencias a largo plazo, que son las que al final importan y tienen un efecto duradero en los cambios que se están produciendo en el planeta”.

El cambio climático no es un problema en blanco y negro, sino un fenómeno muy complejo que se está produciendo y que aún no conocemos a fondo”, reconoce Shindell. Buena prueba de ello es su reciente estudio, que acaba de demostrar una relación muy estrecha entre la calidad del aire y el calentamiento de la atmósfera.

Hasta ahora le hemos declarado la guerra a las emisiones de sulfatos y óxidos de azufre, que resulta que enfrían la atmósfera, cuando lo que deberíamos combatir son sobre todo el monóxido de carbono y sustancias como el carbono negro... Hemos puesto también todo el énfasis en el CO2, cuando el mayor impacto inmediato es quizás el que podemos tener reduciendo las fuentes “antropogénicas” de metano, como los vertederos o las minas de carbón”.

En su opinión, sin embargo, la contribución humana al cambio climático sigue “inalterable”. Shindell coincide con las conclusiones del Comité Intergubernamental de la ONU, se remite a los datos recabados por otras instituciones científicas que estudian la evolución del clima y recuerda cómo en la NASA se trabajó en un clima de intimidación durante la era Bush (su propio jefe, James Hansen, fue censurado).

Ahora podemos trabajar por fin con una mayor apertura y con una libertad imprescindible para que avance la ciencia”, admite Shindell, que consiera que el viaje de Obama a Copenhague en un signo alentador: “La pregunta no es ya “¿debemos hacer algo?” sino “¿cuánto debemos hacer?”... Aunque en Europa no lo parezca, hemos avanzado mucho en diez meses”.

Carlos Fresneda, Nueva York Publicado en El Mundo, 6 noviembre 209
.

AL GORE URGE AL CONGRESO DE EEUU A QUE APRUEBE LA LEY DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Los republicanos se resisten a fijar la reducción de un 20% de las emisiones en el 2020.

Nueva York.- Al Gore ha urgido al Congreso norteamericano a aprobar la ley del cambio climático que pretende fijar la reducción de un 20% en las emisiones de CO2 en el año 2020 y estipula la creación de un mercado de bonos de carbono similar al que funciona en la Unión Europea.


Gore insistió en que la aprobación del texto en “un imperativo moral para Estados Unidos” y equiparó su importancia histórica con la ley de derechos civiles hace 45 años.

En el banquillo opuesto estuvo su viejo antagonista, Newt Gingrich, reconvertido ahora en experto republicano sobre el cambio climático. Gingrich condenó a la hoguera la ley impulsada por los demócratas Henry Waxman y Edward Markey por considerar que “ignora la economía y la seguridad nacional, además de crear una mayor burocracia y no resolver el problema de las emisiones”.

La Administración Obama respalda en principio la propuesta de los congresistas demócratas, aunque el secretario de Energía Steven Chu ha pedido más tiempo para estudiarla a fondo. El bloque republicano ha boicoteado la ley por considerarla demasiado “radical”.

La mayoría demócrata podría impulsar su aprobación en la Cámara de Representantes, pero el destino de la ley en el Senado está pendiente de un hilo por las resistencias de varios demócratas moderados.
“Nuestro país no puede soportar más el status quo”, insistió Al Gore, en su comparecencia ante el Comité de Energía y Comercio de la Cámara de los Representantes. “No podemos soportar la inestabilidad de los precios de la gasoliona, la pérdida de empleos, el cierre de nuestras factorías y el envío de 2.000 millones de dólares cada 24 horas a países extranjeros a cambio de su petróleo”.

El mano a mano entre Al Gore y Newt Gingrich ha coincidido con las revelaciones en primera página del New York Times: la Coalición Global del Clima –donde se daban la mano los lobbys del petróleo, el carbón y el automóvil- ignoró las advertencias de sus propios expertos que hace 14 años admitieron que “el potencial impacto de las emisiones de CO2 por la actividad humana está bien establecido y no puede ser negado”.


Andrew Revkin, especialista del New York Time en cambio climático, recalca cómo la Coalición Global del Clima desoyó la opinión de sus propios científicos y financió campañas cuestionando la contribución humana al cambio climático y boicoteando las leyes que prentendían fijar un límite a las emisiones.


El activista y escritor británico George Monbiot compara la estrategia del lobby de los combustibles fósiles con la usada en su día por la industria del tabaco, cuando ocultó los estudios que vinculaban los cigarrillos con el cáncer de pulmón.. “No tuvieron que ganar ningún argumento para triunfar”, advierte Monbiot. “Les bastó con crear la mayor confusión posible”.
Carlos Fresneda

...Y EL CLIMA CAMBIA

Unos dicen que es mentira, que la Tierra no se está calentado sino que se está enfriando. Otros admiten que el “calentamiento” existe, pero aseguran que es debido a las “fluctuaciones” del sol, y no a la actividad humana. Hay quienes sostienen que un poco más de calor no nos vendría mal, que “el hielo es el enemigo de la vida”. Y el más notorio de todos ellos, Vaclav Klaus, afirma que la mayor amenaza a la que se enfrenta el planeta es al azote global de los “ecologistas”, capitaneados por Al Gore.


Gore ha sido el pérfido Gran Hermano en la cumbre de los escépticos del cambio climático que se ha celebrado esta semana en Nueva York http://www.heartland.org/events/NewYork09/newyork09.html. “Yo no creo que sea tan malvado como dicen algunos”, reconoce el cineasta irlandés Phelim McAleer, director de “Not evil just wrong” http://noteviljustwrong.com/. “Pero puedo asegurarte que está terriblemente equivocado: el mundo ha prosperado con el carbón y el petróleo; lo que necesitamos es descubrir nuevos combustibles fósiles”.


La mofa, burla y escarnio de Al Gore ha sido el deporte favorito de los “escépticos”, con el congresista republicano Tom McClintock llevando la batuta: “Yo fui el primero en descubrir que el calentamiento global causó la extinción de los dinasaurios, pero mi profesora no me nominó para el Premio Nobel”.


Los científicos que decidieron hacer piña con los “escépticos” –del atronauta Jack Schmitt al astrofísico Nir Joseph Shavi- se vieron al final eclipsados por la demagogia de los políticos “en vías de extinción”, que no han parecido entender que Bush es ya historia y que el clima ha cambiado radicalmente en Estados Unidos.


Todo olía como a otro tiempo en el salón de convenciones del Marriott Marquis. La Heritage Foundation, el Cato Institute y otros “think tanks” de la derecha dura ya no cuentan apenas nada. Las teorías conspiratorias de Sovereignty International http://sovereignty.net/, alegando que el cambio climático es un complot de la ONU para garantizar el “Gobierno Global”, suenan a elucubraciones de Dick Cheney.


Hasta el gigante petrolífero ExxonMobil, que alimentó durante años las arcas de los “escépticos” con 600.000 dólares, ha decidido saltar por la borda. El presidente del Heartland Institute, Joseph Blast, sostiene sin embargo que sus “expertos” -31.478, según los últimos cálculos- son “el último bastión de honestidad en la cuestión del cambio climático”.


Pero el clima ha cambiado ya en Washington, a pesar de las últimas nieves que deslucieron la anticipada primavera de Powershift, el encuentro que convocó a más de 10.000 jóvenes activistas reclamando el “giro” inaplazable a las renovables http://www.powershift09.org/espanol. La semana discurrida entre una conferencia y otra se me antoja como un viaje vertiginoso del futuro al pasado.


El “no” sistemático de los últimos “escépticos” del clima me recueda también a las resistencias de ciertos republicanos a admitir la teoría de la evolución al cabo de 150 años. Por no hablar de la ceguera ante la recesión que se nos venía encima. O al boicot sistemático a cualquier intento de inyectar dinero público en la economía.


La “crisis del clima” es un invento, la última vuelta de tuerca de la propaganda comunista, puesta al día por Al Gore y sus secuaces. Eso es lo que sostiene Vaclav Klaus, que propone “adaptarse” a lo que venga y acusa a los ecologistas de “frenar el desarrollo económico y dar una marcha atrás de varios siglos”. Afortunadamente, el mundo gira, y el presidente “rotatorio” de la Unión Europea dejará de serlo en unos meses.


Dudar es de sabios. Quedarse parados es de indolentes (e ignorantes) .

Carlos Fresneda desde Nueva York


...