- La británica BP ha acusado a la norteamericana Halliburton de ocultar pruebas
- 'The Guardian' tuvo acceso al informe presentado en los tribunales de Luisiana
Pensamos y sentimos que por qué no lo imposible en tiempos ordinarios se puede convertir en factible en tiempos extraordinarios. Los ejes políticos y economicos, se manejan por una minoría hija predilecta del capitalismo. Indagar en la construcción de la resiliencia, reencontrar valores no rentables para pocos pero vitales para los muchos, anhelar un mundo sin perdedores, escribimos sobre personas y organizaciones que estimulan a cambiar hacia un mundo mejor. Carlos Fresneda y Manolo Vilchez
BP acusa a Halliburton de ocultar pruebas sobre el vertido del Golfo
El misterio de los delfines muertos en el Golfo de México
- 17 crías y siete ejemplares adultos han aparecido varados en los últimos meses
- Los expertos no descartan una relación con el vertido de BP
"Francamente, es muy pronto para llegar a esa conclusión, aunque es obvio que se trata de una posibilidad que todo el mundo tiene en cuenta”, admitió Blair Mase, al frente del departamento de mamíferos marinos de la NOAA. "Todos estamos muy preocupados por los efectos del vertido de BP, pero tenemos que ser muy cautos antes de identificar una causa específica".
Aunque los delfines de nariz de botella se acercan peligrosamente a la orilla (hasta 700 casos de mamíferos varados o "rescatados" al año en el sureste del Golfo), los expertos advierten que hasta marzo no suele empezar el goteo y que nunca había sucedido nada similar en enero y febrero.
Publicado en El Mundo.es América
ULTIMA TARDE EN EL DELTA
El crudo lo impregna todo en el delta, ya se sabe. En el horizonte atisbamos aún el replandor de la última refinería, antes de llegar a las marismas. Aunque esta vez no hace falta ir mucho más allá: la lluvia convierte la carretera en un pantano improvisado, al que irán llegando decenas y decenas de garzas blancas cuando amaine el temporal.
El primer impulso es arrancar el coche y salir de allí cuanto antes, no vaya a ser que siga subiendo el nivel del agua. Pero de pronto abre el cielo y el sol tamizado cubre la tarde con un manto inexplicable de paz. Ya no huele a petróleo sino a tierra empapada. El aleteo incesante de las aves es una invitación a echar el freno y observar pacientemente.
Tan obsesionados estamos con encontrar la “prueba del delito” que apenas hemos tenido tiempo de destilar la magia del mayor ecosistema marino de Estados Unidos. El delta de Misisipí es una especie de Doñana gigante, moteado inevitablemente por las refinerías, los oleductos y las plataformas, pero de una belleza asombrosa si uno es capaz de borrar la huella del hombre.
No muy lejos de aquí, en la isla Grand Terre Este, los pelícanos pardos sucumben bajo la marea viscosa. El símbolo de Luisiana –reintroducido hace apenas ocho años después de estar al borde la extinción- nos ha acompañado durante días y días, cuando el daño no era aún visible. El año pasado, precisamente, salió de la lista de especies en peligro por su asombrosa capacidad de recuperación. El desastre ha sorpendido a cientos de ejemplares incubando sus huevos en las “islas barrera” del delta, golpeadas de lleno por del crudo.
Tampoco vemos esta vez a las garzas rojas, que salieron a nuestro encuentro en otra reciente incursión. Pero a cambio no dejan de llegar garcetas grandes, y patos moteados, y gorriones costeros. Estamos en plena temporada de cría y de migración, y el movimiento es incesante. Se calcula que por el mosaico inabarcable de tierra y agua en sur de Luisiana pasan cada primavera hasta 500 millones de aves de 400 especies diferentes, todas ellas amenazadas por el vertido.
Como si no intuyeran el peligro, los pájaros comparten con nosotros esta tarde, que bien pudiera ser la última. El sol se esconde: respiramos hondo. En la retina quedan fijadas algunas de las imágenes que aquí dejamos. Nos tememos que todo será muy distinto cuando regresemos en unas semanas o unos días.
Carlos Fresneda
Publicado en el blog En La Ruta Verde, de El Mundo
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EL VERTIDO DEL GOLFO DE MEXICO PUEDE SER 5 VECES MAS GRANDE DE LO ADMITIDO

"Nadie sabe exactamente cómo se ha llegado a esa cifra, pero está cada vez más claro que las estimaciones se han quedado muy cortas", asegura a elmundo.es John Amos, presidente de la ONG Skytruth. "Nuestros cálculos, a partir de las imágenes por satélite y del grosor de la mancha, nos permiten asegurar que estamos más cerca de los 26.500 barriles diarios (equivalente a más de cuatro millones de litros)".
El oceanógrafo Ian MacDonald, de la Universidad Estatal de Florida, refrenda las estimaciones de Skytruth y asegura que la mancha podría ser "cuatro o cinco veces mayor de lo reconocido".
Steven Wereley, profesor de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Purdue, ha ido aún más allá y ha hecho sus propios cálculos a partir de las imágenes de la fuga submarina difundidas por BP. "He pasado dos horas analizando el vídeo y creo que el número más acertado son 70.000 barriles saliendo de esa tubería, con una margen de error del 20%", asegura Wereley.
Variación de cifras
Los directivos de BP, en su primera comparecencia a puerta cerrada en el Senado, admitieron que el pozo podía llegar a bombear hasta 60.000 barriles diarios. La compañía, sin embargo, se aprestó a dar como buenas la estimaciones fluctuantes de la Guardia Costera, que primero calculó la fuga en 8.000 barriles diarios, luego la rebajó a mil y finalmente estipuló que la cifra más aproximada eran 5.000.
El almirante Thad Allen, al frente de las operaciones de "respuesta" del vertido, ha declarado sin embargo que es "probablemente imposible" llegar a un cálculo exacto sobre el petróleo derramado hasta la fecha. La directora de la NOAA, Jane Lubchenco, ha asegurado al 'The New York Times' que la estimación es "razonable" y que tener "una mayor precisión sobre el vertido no sería de mucha ayuda".
"Si no entendemos la dimensión del problema, nuestra capacidad de respuesta se verá comprometida", ha replicado sin embargo el congresista Edward Markey, que ha reclamado a todas las agencias federales que se impliquen a fondo para tener una idea más precisa. "Me preocupa que estemos subestimando el vertido".
'Es urgente llegar a un cálculo preciso'
"Difícilmente vamos a poder contener la fuga si no sabemos la cantidad de petróleo que está saliendo", advierte por su parte John Amos, de Skytruth. "Si queremos contener realmente el vertido, es urgente llegar cuanto antes a un cálculo preciso. De lo contrario, seguiremos dando palos de ciego como hasta ahora".
Amos admite que "la respuesta humana y el factor suerte" se han conjugado hasta ahora para evitar que la marea negra llegue a las playas. "Pero los vientos podrían cambiar, y lo que ahora se percibe como una amenaza lejana podría acabar golpeando de lleno el litoral a lo largo de cientos de millas", advierte.
El director ejecutivo de BP, Tony Hayward, ha contribuido en las últimas horas a la polémica por sus declaraciones al diario 'The Guardian'. "Es una mancha relativamente pequeña, comparada con lo grande que es el océano", dijo Hayward.
El 'The New York Times', por su parte, ha revelado que la propia BP llegó a contactar a dos oceanógrafos norteamericanos, Richard Camilli y Andy Bowen, para evaluar con mayor rigor el vertido. La compañía decidió probar suerte con la campana de contención y nunca más volvió a requerir los servicios de los dos científicos.
De acuerdo con las últimas estimaciones, el del Golfo de México podría figurar ya como el octavo mayor vertido en la historia y el mayor en Estados Unidos. "Si nuestros cálculos son exactos, mucho nos tememos que el Exxon Valdez quedó atrás desde primeros de mayo", sentencia John Amos.
Y la fuga continúa.
Carlos Fresneda
Publicado en El Mundo América
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LA MANCHA DE PETROLEO LLEGA A LAS MARISMAS
Darby Cheramie nos lleva hasta el lugar en su pequeño barco de pesca, guiado por el instinto y por el “tam tam” que circula entre los pescadores de Venice. Tardamos cinco horas en encontrarlo, pero allí está, a menos de un kilómetro de la costa.
No es la mancha rojiza o naranja que ha llegado ya a la islas Chandeleur. Se parece más a la “leche chocolateada” a la que se refería el congresista Gene Taylor. O más bien, a una “diarrea” aceitosa de diesel, de un sospechoso color marrón con grumos blancuzcos, producto tal vez del contacto del petróleo con los disolventes.
La mancha alargada se prolonga aparentemente a lo largo de kilómetros, sin que los barcos de la Guardia Costera reparen en ella. Las marismas, entre tanto, aguardan en la desprotección absoluta. A lo largo de más de 150 kilómetros de recorrido por la costa, tan sólo vimos un amasijo de barreras flotantes, arrastradas e inutilizadas en uno de los brazos del Misisipí.
“Intentan convencernos de que están haciendo todo lo posible, pero la verdad es que hay cientos de pescadores que queremos ayudar y no nos dejan”, se lamenta Cheramie, habituado a pescar barbos y peces aguja en estas mismas aguas. “Pasan los días y nos debatimos entre la frustración y la impotencia. No vemos acción por ningún lado. Vemos cómo avanza el vertido y no podemos hacer nada”.
Al llegar a Pass-a-Loutre, Cheramie nota primero un olor inusual, y luego “una neblina que no es normal en plena tarde y en día soleado como hoy, con ocho millas de visibilidad”. Un pez muerto es al vez el primer aviso, aunque los cierto es que las gaviotas y los pelícanos –posados en las plataformas y en los oleoductos- no parecen percibir la alerta.
Cerca del lugar indicado, siguiendo el rastro que van dejando en el aire una par de helicópteros, el pescador nota en la superficie del mar “un extraño color rojizo”. Llegamos así al “río” de aceite y grumos. Lo recorremos durante más de dos kilómetros, y comprobamos cómo avanza inexorable hacia el oeste, rumbo a las marismas.
La Guardia Costera tardó al menos tres días en reconocer que la mancha había llegado a las islas “barrera” de Charamie. Nos preguntamos ahora cuánto tardarán en certificar que la mancha tóxica ha entrado en el complejo laberinto de canales y brazos pantanosos que dan forma al mayor ecosistema marino de Estados Unidos, amenazado por la soga del petróleo.
Nuestro joven pescador nos puso en antecendentes en Black Bay: la bahía ennegrecida por decenas de pozos petrolíferos, arrasados e inutilizados tras el huracán Katrina. Un pescador le dijo que hasta allí habían llegado también los tentáculos del “spill” (el vertido). Pero Cheramie nos lleva hasta la plataforma Black 35, también conocida como Monkey Cave, otea con redoblada curiosidad el horizonte y certifica: “La misma mierda de siempre. El agua en esta bahía está siempre así de sucia y con burbujas. No noto nada extraño”.
En los pelícanos, a la altura de California Bay, cree distinguir Cheramie algo inusual: “Parece que tienen la panza negra, como embadurnada en petróleo”. Pero no puede estar seguro, ni siquiera cuando tocamos tierra en Shell Island e intentamos acercanos inútilmente a las aves, con la eterna y amenazante silueta de las plataformas marcando siempre el horizonte.
Cheramie, 35 años, nacido en Houma y afincado en Boothville, lleva recorriendo estos parajes impregnados de petróleo toda su vida. “Siempre hemos convivido sin mayores problemas, los pescadores y la gente del petróleo”, reconoce. “Yo tengo muchos amigos que trabajan para la industria. Para los que vivimos aquí es el eterno dilema: o pescamos, o vivimos del petróleo. Muchos no volvieron tras el Katrina”.
El huracán y el agua arrasaron Boothville hacer cinco años. Cheramie lo perdió todo, pero decidió empezar de cero... “Las cosas volvían a irnos bien, y hace un mes me compré este pequeño bote. En un buen mes puedo hacer dos mil dólares, pescando barbos, peces aguja y otros peces grandes. La verdad es que estaba empezando a levantar el vuelo. Pero este desastre nos ha hundido; no sabemos cuándo podremos volver a la mar”.
La frustración de los pescadores del delta de Misisipí crece días tras día, viendo cómo la mancha se les viene encima y BP les mantiene en el dique seco. Oficialmente, son 260 los barcos y 8.500 las personas que participan en las tareas de “respuesta”, pero los pescadores se preguntan dónde están y de dónde salen, mientras el puerto de Venice rebosa de barcos expectantes.
La ira aumenta también con las últimas noticias: no hay suficientes barreras flotantes para proteger las marismas. Se desplegaron un millón de pies (el equivalente a 300 kilómetros) en los primeros días, pero los temporales dejaron inutilizadas el 80% de las protecciones. La franja costera de Luisiana, incluyendo todas las bahías y los brazos pantanosos, se prolongaría a lo largo de una extensión inacabarcable de más de 10.000 kilómetros...
Carlos Fresneda, enviado especial, Venice, Luisiana
Publicado en El Mundo
MAS DE 400 ESPECIES EN GRAVE PELIGRO
La marea negra amenaza a más de 400 especies que dependen del frágil ecosistema del delta del Mississippi, duramente castigado hace cinco años por el huracán Katrina.
La mancha de petróleo ha causado hasta ahora pocos estragos en las inmensas marismas al sur de Nueva Orleans �epartidas por 12.000 kilómetros cuadrados- pero los expertos advierten que los efectos pueden ser devastadores a partir de la próxima semana.
Las imágenes del primer alcatraz en el centro para la recuperación de las aves en Fort Jackson no serán más que el preámbulo. Se calculan que hasta 25 millones de aves pueden pasar al día por el "corredor" migratorio del Golfo de México en esta época del año (500 millones a lo largo de toda la primavera, según un estudio de la Universidad Estatal de Luisiana).
Especies como el pelícano pardo, la garza roja, el pato jaspeado o el fraile blanco están gravemente amenazados por el impacto de la marea negra que podría afectar a 20 reservas de vida silvestre. En un pequeño vertido que llegó hace siete años a la isla de Breton llegaron a morir 800 pelícanos pardos, el ave por excelencia de Luisiana.
"La época de cría empieza precisamente por estas fechas, y muchas parejas se encuentran incubando huevos", advierte Melanie Driscoll, de la Iniciativa Costera de Luisiana. "Para los pájaros, el desastre no ha podido ocurrir en peor momento; muchos de ellos están anidando en la zona donde puede acumularse el petróleo al llegar a la orilla. Tenemos que estar preparados para lo peor; nos enfrentamos a una auténtica catástrofe en las costas de Luisiana, Mississippi, Alabama y Florida".
"Más de 5.000 delfines se encuentran en estos momentos en la zona del Golfo de México, a punto de dar a luz a sus crías", alerta por su parte Moby Solangi, director del Centro para el Estudio de los Mamíferos Marinos en Gulfport.
La mancha de petróleo podría diezmar también los bancos de atún de aleta azul y afectar a las poblaciones de cachalotes y a varias especies e tortugas marinas que desovan en las playas del golfo por esta época. El Golfo de México es también el principal "suministrador" de gambas, ostras y cangrejos azules en Estados Unidos.
Carlos Fresneda, enviado especial a Venice (Luisiana)
Publicado en El Mundo.es