Hay en Seattle un reloj, con forma de interrogante, que parece lanzar a los paseantes una pregunta urgente e inorpotuna: “¿Qué habéis hecho con vuestro tiempo?”. Allí quedamos con John de Graaf, fundador de Take Back Your Time, embarcado en una lucha comparable a la que disputó Harold Lloyd, encaramado a las agujas de aquel reloj gigante...
Foto de Isaac Hernández
Los norteamericanos, que fuimos pioneros con la jornada de 40 horas, nos hemos dejado adelantar por el resto del mundo industrializado. Hoy por hoy somos los que más trabajamos, 137 horas más que los japoneses, 499 más que los alemanes. Y por supuesto, los que menos vacaciones tenemos: una semana al año, o dos como mucho”.
A estas alturas del siglo XXI, Estados Unidos es uno de los cuatro países que no reconocen el derecho a unas vacaciones pagadas, en compañía de Birmania, Nepal y las Guayanas. En la “lista negra” de naciones que no conceden a la mujeres el derecho a un permiso de maternidad, EEUU comparte el dudoso honor con Lesoto, Swazilandia, Liberia y Papua Nueva Guinea.
Pero John De Graaf no escarmienta, y ha hecho causa común con un congresista demócrata, Alan Grayson, para introducir la proposición de ley de las Vacaciones Pagadas (el último intento fue en 1936). El pasado 24 de octubre, y a instancias de Recupera Tu Tiempo, miles de norteamericanos hicieron un parón simbólico “para recordar todos los días de más que trabajamos al año, en comparación con los europeos”.
De Graaf, con sangre holandesa en las venas, anda ahora empeñado en demostrar que las emisiones de CO2 de los norteamericanos “disminurían del 25 al 30% si trabajáramos lo mismo que en el viejo continente”. El medio ambiente y la salud, asegura, tienen una relación muy estrecha con ese bien tan preciado que llamamos tiempo...
“Curiosamente, la recesión ha sido buena para la salud porque los americanos han recortado sus jornadas, han usado menos el coche, han hecho más ejercicio, han comido menos fuera, han pasado más tiempo en familia y han podido llevar eso que llamamos “una vida más saludable”’.
A tiempo para la salida del túnel, John De Graaf acaba de dirigir un documental –“¿Para qué sirve la economía?"- que cuestiona muchas de las verdades fundamentales del capitalismo. Hace ya dos décadas se desmarcó con un libro y película, “Affluenza”, que marcó el norte al movimiento de simplicidad voluntaria, que también tiene en Seattle a sus dos entusiastas madrinas: Vicki Robin / (“La bolsa o la vida”) y Cecile Andrews, autora de “Los círculos de la simplicidad”.
Seattle celebra por cierto esta semana, sin apenas ruido mediático, el décimo aniversario de la famosa “batalla” contra la Organización Mundial del Comercio. La ciudad “esmeralda” ha perdido desde entonces aquel lustre alternativo y radical del noroeste americano. Pero la profesión va por dentro: el nuevo alcalde, Mike McGinn, es un militante de la bicicleta que se ha propuesto combatir los malos humos y el cambio climático... y bajar seguramente de piñón a su paso por el eterno reloj/interrogante.
Carlos Fresneda
Publicado el 5.12.09 en el blog On the Green Road / En la Ruta Verde
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