MENOS MAL, EL PETROLEO BARATO SE HA ACABAO

Repsol me invita a página completa y a todo color desde El País a invertir en un negocio rentable. Es curioso que las empresas lideres del petróleo dediquen pingues inversiones de sus beneficios obtenidos gracias a fomentar hasta el final eso de generar cambio climático, ...que me dice usted que qué... y es que por lo que sea no se entiende nada bien que igual ya nos hemos cargao la paz climática reinante durante los últimos milenios. Es curioso también que desde valores seguros en las bolsas de la economía salvaje dediquen el tiempo a promocionar sus rentables negocios. Por cierto, indagando a ver que tal llego a la campaña REPSOL ME MATA, y a la que te recomiendo que llegues para tener una visión más poliédrica de la economía fósil y sus líderes más locales.

El otro día durante las conferencias de clima y energía en la Pedrera, desde Greenpeace, comentaron que su director ejecutivo, Juantxo Lopez de Uralde, llamó al orden a los sindicatos cuando defienden el papel actual del mundo del carbón histórico y fuera de lugar a las alturas climáticas que estamos, citando la perdida enorme de empleo que se ha generado por no apoyar bien al sector fotovoltaico, (se citan 20 mil empleos alterados). El activista venía cansao de 4 horas de juicio por la mañana por publicar una fotos sobre zonas de la Manga del Mar Menor, inspiradas en los informes del IPCC. En ese lugar robado al mar de todos por el capital privado es donde ruinosas inmobiliarias los denunciaron por la bajada de ventas debido a su alarmismo visual.

En fin, quien negocia con la ruina planetaria llama a que me sume a ellos y los que trabajan por el bien común y con la ciencia a su lado, pagan el precio que otros deberían asumir.

El otro día abro en el bareto cafetero la prensa y me encuentro unas señales que me hacen volver la vista a la bici plegable que uso esta semana por que la cotidiana Dahon esta en urgencias debido a un disloque en el cambio interno y a una reposición de puños de manillar. La de hoy una Brompton D6, preciosa y que me espera a la entrada con su seductor plegado a medias. Lo que son las cosas que llevo unos días inmerso en la lectura del experto energético Jeff Rubin desde su libro Porque el mundo está a punto de hacerse más pequeño, donde me estoy poniendo al día sobre el liquido vital de la sociedad, que no es el agua sino el petróleo fósil. El bueno de Jeff sabe más de ese mundillo tan grande que la mayoría de los que tiramos de sus bondades y tiranías, y lo echaron del su curro por decirles que la globalización se acaba ya mismo. Que la fiesta se acaba coincide con los dos artículos de días pasaos en la prensa, también con las tesis y activismos de los cuidadores de la organización Crisis Energética y allá puedes ojearlos.

Ayer la contraportada de La Vanguardia la ocupaba precisamente Jeff Rubin, y mira, aquí la pego para irnos situando y ánimo, que mejor no podía ser que comencemos a activarnos para cambiar este mundo por completo.

Manolo Vílchez

‘ He descubierto que el petróleo va a ponerse en 100 dólares en seis meses y que ese barril a tres dígitos acabará con la cultura low cost y demostrará que la globalización ha sido un sueño o una pesadilla, pero, en cualquier caso, económicamente insostenible en el futuro’

‘ Lo que puedo predecir es que se acabaron los vuelos de los londinenses a Barcelona para disfrutar de una noche de juerga’

Sus detractores le acusan de ‘ antimaterialismo’ y ‘ paranoia petrolera’ pero Jeff Rubin no retrocede y nos prepara para el mundo que se avecina en el que ya no comeremos cerezas en Navidad, ya no viajaremos a más lugares exóticos que cercanos y ya no saciaremos nuestra fiebre consumista con productos chinos baratos.

Ya no vale decir que no nos avisaron a tiempo…

Tengo 55 años y en el banco CIBC me dieron a elegir: mi libro o mi cargo. Nací en Toronto: mis hijos comen papayas, pero volveremos a la compota de manzana. Soy economista: mi religión son los precios. No sé si la globalización es buena o mala, pero sé que es insostenible

Desde que el mundo se mueve con petróleo, todas nuestras crisis económicas han comenzado por su precio…

Correcto.

… Y esta no es diferente.

¿Y las hipotecas subprime?

No son su causa, sino una irresponsable consecuencia: se concibieron con la presunción de que los tipos de interés seguirían siempre bajos, como el precio del barril.

Siempre fue el gran tensor de precios.

¿Recuerda cómo el barril de petróleo se puso poco antes de la recesión a 147 dólares?

¡Y cómo se quejaban los taxistas!

Pues las subprime y las hipotecas baratas que causaron el terremoto financiero se empezaron a conceder cuando el petróleo costaba 40 dólares y había liquidez de sobra.

Y el tráfico estaba imposible.

Y de repente el petróleo pasó de 40 a 70 dólares y subiendo. Por eso la inflación se disparó un 35 por ciento en el planeta. Y los bancos centrales se vieron obligados a subir tipos para evitar un desastre monetario.

Y las hipotecas se hicieron impagables.

¡A más del 5 por ciento de interés! Pero… , recuerde: ¿cuál era la causa última?

Usted dice que el precio del petróleo.

Por eso, cuando reventó la burbuja hipotecaria, el precio del petróleo también volvió a bajar a los 40 dólares y ahora, que apenas se observa una tímida recuperación… ¡Ya está el barril de nuevo a ochenta dólares!

Y las petroleras subiendo en bolsa.

Mi propio banco, el CIBC, tuvo que dar por perdidos 8.000 millones de dólares de hipotecas impagadas. Yo decidí ir más allá de todo lo que se publicaba y empezar a estudiar esa causa última: el precio del petróleo.

¿Y qué ha descubierto?

Que el petróleo va a ponerse en 100 dólares en seis meses y que ese barril a tres dígitos acabará con la cultura low cost y demostrará que la globalización ha sido un sueño o una pesadilla, pero, en cualquier caso, económicamente insostenible en el futuro.

Pero los bancos estarán más regulados.

¿Y qué? Los gobiernos pueden desincentivar el riesgo especulativo, cobrar tasas sobre los movimientos de capital… Lo que quieran: pero eso no abaratará el petróleo. Los estados no pueden inventarse el crudo.

Nadie sabe cuánto petróleo queda.

Lo que puedo afirmar, como cualquier experto, es que se ha acabado el petróleo barato: ahora disfrutamos aún de una tregua gracias a la recesión que acabará en seis meses.

¿Cómo lo sabe?

Digamos que el petróleo barato ya ha sido extraído y se ha dejado el caro para el final… ¿No le parece puro sentido común?

La técnica avanza, el mundo es grande.

Las técnicas progresan, sí, pero también son más caras. Además, los países productores necesitan cada vez más su propia producción: simplemente, ya no pueden permitirse vender barato el petróleo que queda.

Las renovables ya están despegando.

Pero no están aún desarrolladas lo suficiente como para sustituir al petróleo en unos meses; ni siquiera para modular su precio. Lo estarán en 10 años, pero no en 10 meses.

Entonces…

Insisto en que hablo sin emoción partiendo del frío estudio de los precios: en apenas unos meses veremos el fin del low cost y el principio del fin de la globalización.

¿Me alegro o me entristezco?

Ese es su problema. Yo sólo soy economista. Lo que puedo predecir es que se acabaron los vuelos de los londinenses a Barcelona para disfrutar de una noche de juerga.

Y con ellos todo un estilo de vida.

El low cost es ecológicamente insostenible, pero ahora será económicamente inviable. Usaremos el avión, desde luego, pero no para ir a Vietnam unos días de vacaciones, sino en ocasiones señaladas y a un alto precio.

Volar será un lujo, como en los 60.

Desandaremos la senda de la globalización que anduvimos gracias al petróleo barato.

Si me permite: no me parece tan malo.

Pues mejor para usted, porque vamos a tener que renacionalizar y relocalizar todo el sistema productivo a medida que se demuestre que el alto precio del petróleo hace inviable seguir globalizando la economía.

¿En qué sentido?

Que en las Navidades del 2010, amigo, ya no va usted a poder comer mangos.

¿…?

Yo de pequeño, en Navidad en Toronto, la única fruta que tenía era la compota de manzana en tarro de mi abuela. A eso volvemos.

¿Y qué más?

Ahora las economías avanzadas sólo crean empleos de servicios con salarios bajos: camareros, telefonistas… Y un puñado de capataces, porque la producción se lleva a Asia.

Aquí todos innovaremos… Dicen.

Pues van a volver aquí las fábricas, porque muy pronto será imposible pagar el petróleo que cuesta mover piezas y productos entre Asia y España: económicamente insostenible. Así que tendremos que volver a producirlo nosotros todo y más cerca: desde los granitos de arroz hasta los transatlánticos.

¿Volver a la autarquía, dice usted?

Relocalizar y aproximar la producción al consumidor: el mundo encogerá. América no podrá permitirse importar como ahora 6.000 millones de dólares de comida china.

¿Y así volverá el consumo de lo local?

No habrá más remedio. Lo exótico será de nuevo exótico… Y caro. Y lo local y artesano volverá a ser lo cotidiano… Como en nuestra infancia.

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