Crece la presión sobre Obama para que asista a la cumbre sobre el cambio climático
La Administración Obama podría finalmente poner sobre la mesa un límite a sus emisiones de CO2 y arrimar el hombro a otras naciones desarrolladas para suscribir un acuerdo genérico de acción política en la cumbre del cambio climático de Naciones Unidas que arranca el 7 de diciembre en Copenhague.
Las presiones sobre Obama para que asista en persona a la cumbre y dé un impulso al proceso negociador crecen entre tanto a ambos lados del Atlántico. “Mi impresión es que Obama estará en posición de venir a Compenhague con un objetivo y con una contribución”, declaró el máximo responsible de cambio climátio de la ONU, Yvo de Boer.
De Boer recalcó que la posibilidad de volver a encarrilar las negociaciones para poisibilitar un acuerdo que suplante a Kioto está ya descartada. A cambio, predijo, habrá posiblemente “una “lista de objetivos” compartidos por los países desarrollados y la “suficiente claridad” por parte de China e India como para avanzar hacia un acuerdo final.
Fuentes de la propia Administración Obama admitieron a la agencia AFP que EEUU hará posiblemente causa común con la Unión Europea a la hora de proponer límites para las emisiones de dióxido de carbono. Las mismas fuentes admitieron sin embargo que Obama no ha decidido aún si asistirá a la cumbre, que se celebra la misma semana en que el presidente norteamericano acudirá a Oslo para recibir el Nobel de la Paz.
Entre quienes más están presionando a Obama para que viaje a Compenhague está precisamente el ex vicepresidente y premio Nobel Al Gore, que acaba de publicar en Estados Unidos “Nuestra Elección”, la esperada secuela de “Una verdad incómoda”. Al fin y al cabo, la asesora de Obama para cambio climático y energía, Carol Browner, fue en tiempos la mano de derecha de Gore.
Aunque el Senado norteamericano –acuciado por la reforma sanitaria- ha decidido posponer hasta el año próximo la ley del cambio climático, Obama podría acudir a Copenhague con un compromiso similar al arrancado a la Cámara de Representantes, que votó a favor de una reducción de las emisiones del 17% (con respecto a los niveles del 2005) en el año 2020 y del 83% en el 2050.
En las negociaciones preliminares en el Senado , y bajo los auspicios de John Kerry., la meta es en principio más ambiciosa y más alineada con los límites impulsados por la Unión Europea (un 20% en el 2020).
La férrea resistencia de los republicanos, que siguen alimentando el escepticismo ante el cambio climático y se niegan incluso a poner en marcha un mercado de emisiones de carbono, podría sin embargo complicar cualquier intento de comprosmiso en la Cámara Alta.
Carlos Fresneda, corresponsal Nueva York
Publicado en El Mundo, 23.11.2009
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