“GRANJATTAN”

La jungla de asfalto se reverdece desde dentro. El Empire State sigue siendo la eterna brújula que marca el norte, pero aquí, en el vergel de Union Square, surge cuatro días a la semana ese espacio terrenal y utópico que vamos a llamar “Granjattan”.

Los ochenta puestos con la cosecha recién cortada echan raíces desde las seis de la mañana. Miles de neoyorquinos acuden al olor y al sabor de la tierra fresca, a la busca de su agricultor predilecto, con los surcos bien marcados en sus manos. El nuestro se llama John Gorzynski, y lleva viniendo al mercado de granjeros desde hace 30 años...

Los agricultores nos acercamos a Nueva York con recelo y con miedo a finales de los setenta. Esta misma plaza estaba tomada por traficantes y drogadictos, y comprar en la calle era poco menos que una aventura... Ahora ya ves: hay 46 mercados en la ciudad, y más de 200 granjeros que estaríamos condenados a la desaparición si no tuviéramos esta oportunidad. Nueva York ha cambiado... y nosotros con ella”.

John Gorzynski se levanta los sábados a las tres de la madrugada y recorre con su familia y su camión los 200 kilómetros que separan los campos de Narrowsburg de “Granjattan”. Más de 16 horas pasará cargando, descargando y vendiendo su cosecha de lechugas, zanahorias, pepinos, repollos, nabos, puerros y bardanas, entre más de medio centenar de variedades de hortalizas y hierbas. El eneldo y el cilantro, la albahaca y el perejil perfuman habitualmente su puesto, junto a la estación de metro de Union Square...

La temporada ha sido muy dura. Entre la crisis y el frío prematuro, el negocio ha caído casi un 50%. En la misma situación estamos muchos granjeros que dependemos casi totalmente de esto... Pero yo no podría concebir ya mi vida sin vender en la ciudad. Tengo clientes de hace treinta años que han ido pasando el testigo a sus hijos y a sus nietos”.

John llegó al mercado de Union Square tres años después de su creación. Mucho ha llovido desde 1976, y aunque hubo un tiempo en que la cosa peligró (en la época del alcalde Giuliani), lo cierto que es ya no hay vuelta de hoja en este Nueva York moteado por los mercados verdes
. Nuestro granjero estuvo también muy inmerso en la lucha por mantener la integridad de los productos ecológicos, cuando el Departamento de Agricultura bajó el listón...

Todo lo que se ha hecho en los últimos años no es más una operación cosmética, y lo mismo con la Administración Obama. Lo que hace falta es hincarle el diente al sistema: no podemos seguir dando subsidios a la agricultura industrial para producir esos alimentos “basura” que llenan nuestros supermercados. Tenemos que dar herramientas a la nueva generación de agricultores, y facilitar cada vez más el acceso a directo a la gente que está deseando comer local y sano en las ciudades”.

Dejamos a John Gorzynski, nuestro granjero de “cabecera”, y apuramos los pocos días que quedan para cerrar la temporada comprando calabazas en el puesto de Evolutionary Organics, y champiñones “shitake” en el Bulich Mushrooms, y col rizada en Keith Farms, y manzanas de Hudson en Locust Grove, a elegir entre más de veinte variedades: gala, golden, ida, fuji, granny, mac, rome, empire...

Carlos Fresneda. Nueva York
Fotografías de Isaac Hernádez
Publicado en El Mundo América, blog On the Green Road / En la Ruta Verde

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1 comentario:

Ciudadano de la Civilización Integral dijo...

Me ha gustao el artículo. Buenas ideas...