EL REDENTOR DE NUEVA YORK

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No ganará las elecciones en Nueva York, pero será sin duda el vencedor moral, arropado por ese coro irreverente y verde que le arropa en todas y cada una de sus “apariciones” musicales: “¡Empecemos a propagar la riqueza!/ ¡Espero poder quedarme!/ Porque vine a vivir aquí.../ New York, New York”.


Foto: Isaac Hernández

Todos los caminos confluyen estos días en el Reverendo Billy
, candidato del Partido Verde y bestia negra, azul o blanca (según el color de la levita) del multimillonario alcalde Mike Bloomberg.

Lo vimos bailando bajo la lluvia en Times Square, subido a los bancos de Washington Square, emulando a Frank Sinatra en el Highline Ball... Nadie se ha pateado como él las calles de New York, New York, ni se ha dejado poner las esposas tantas veces, en defensa una causa justa: “Bloomberg ha convertido nuestra ciudad en un patio de recreo para los ricos. Después de privatizar los parques, sólo le queda por privatizar nuestra alma”.


Más de una larga década lleva el Reverendo Billy (alter ego del actor y activista Bill Talen) predicando en la Gran Manzana con sus ínfulas de telepredicador y sin quitarse el collarín. Empezó en la era Giuliani, cargando con el ratón Mickey crucificado y denunciando la “disneylandización” de Times Square. Se pasó luego al exorcismo “anticonsumista” en los Starbucks y en los Victoria’s Secret. Su fama fue creciendo, y también su parroquia, agitada por el gospel “social” del coro Life After Shopping (Vida Después de las Compras).

Con sus acólitos verdes celebró anteayer el fin de su campaña electoral, coreando “En tus manos está/ New York, New York” y esperando el milagro en las urnas... “Bloomberg no es inevitable, por más que haya empapelado la ciudad con su nombre, por más que se haya gastado 85 millones de dólares de su propio bolsillo para comprar su reelección... ¿Puedes prestarnos un millón, Mike?”.

El Reverendo Billy ha corrido la misma suerte que todos los “terceros” candidatos , aparcados en los medios y en los debates. “Logré pasar a uno de ellos entre el público”, recuerda. “Y pude comprobar la gran mascarada de nuestra democracia... Los primeros asientos estaban reservados para la elite financiera de la ciudad, los responsables del fiasco económico, los que especulan a nuestra costa y expulsan a los vecinos de los barrios.


“¡Agualuya!” (las bendiciones del Reverendo Billy tienen siempre una doble lectura). “Ahora resulta que Halliburton está tomando posiciones en el norte de Nueva York y quiere controlar los acuíferos subterráneos... En nuestras manos está evitarlo. En nuestras manos está impedir el expolio y reivindicar el espacio público. En nuestras manos está evitar que Nueva York se convierta en Mike S.A., la ciudad-corporación”.

Carlos Fresneda
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