LAS BICICLETAS SON PARA EL INVIERNO

Hay tan sólo un día al año en el que Nueva York apaga el motor, y ese rugido incesante que nos tritura a todas las horas desaparece de pronto. La ciudad despliega una alfombra de silencio en la pausa de Acción de Gracias, desaparecen de las calles esos dos millones de coches que a diario la devorand, dan ganas de bajar a la calle a respirar a pleno pulmón... y a contar bicicletas.

Confieso que uno de mis vicios es bajar al observatorio de Astor Place, justo donde está la estatua del cubo giratorio, y fotografiar a gente a bicicleta. Año tras año he ido comprobando cómo los ciclistas van ganando espacio, y cómo la fauna de las dos ruedas se ha ido ensanchando: de los aguerridos mensajeros a los repartidores de los restaurantes, pasando por jóvenes, menos jóvenes, cincuentones en forma, mujeres intrépidas, ejecutivos trajeados, asiáticos, negros, latinos y, por supuesto, los ubicuos conductores de los “pedicabs”.

La proporción, hoy por hoy, es de una bici por cada diez coches. Pero la propulsión de los pedales ya no hay quien la pare, y la crisis ha caído como una bendición sobre el maltrecho asfalto de Manhattan. “El colapso económico del 2008 ha sido una ventana abierta para que mucha gente descubra un nuevo equilibrio en sus vidas”, certifica el inefable David Byrne, de los “Talking Heads”, en “Bicycle Diaries.

Desde el sillín de su bici plegable, Byrne ha descubierto la cuarta dimensión de Nueva York. En los dos últimos año ha sido testigo de la prodigiosa mutación: “Los neoyorquinos han decidido dar una oportunidad a la bicicleta y aceptarla como medio de transporte. Ahora estamos en fase de adaptación, y puede que al final la acabemos apoyando con entusiasmo”.

Nueva York no es Copenhague, tampoco nos engañemos. Pero cualquiera que lleve un tiempo sin pisar la ciudad puede certificar el cambio: en apenas dos años, el uso de la bici ha aumentado un 35%. En el mismo tiempo se ha duplicado casi la extensión de los carriles-bici hasta llegar a las 420 millas (620 kilómetros).

El "bici vídeo" de David Byrne:


Cualquiera puede comprobar el tremendo avance pidiendo en el metro el plano de las bicicletas, y aprendiéndolo todo sobre el uso urbano de la bici en el “Biking Rules” que edita la gente de Transportation Alternatives. Los activistas de las dos ruedas, por cierto, han encontrado una insospechada aliada en la concejala de Transportes, Janette Sadik-Khan, que se desplaza todos los días en bici, incluso en invierno.

También es cierto que el alcalde Bloomberg nos regala siempre una de cal y otra de arena, y la reciente ofensiva contra los “pedicabs” (los taxis-bici) es una clara muestra. Llegaron a haber mil, pero se han quedado en la mitad, ante las presiones crecientes de los taxistas de cuatro ruedas.

Pero la suerte está echada y los 200.000 ciclistas se multiplican como el pan y los peces en esta ofensiva estival que amenaza propagarse hasta bien entrado el invierno. La ciudad será para quien la camina y la pedalea. No hay vuelta de rueda...

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en blog América de El Mundo

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