¿Para qué sirve la economía?

Imagen de John de GraafJohn de Graaf. | Foto: Isaac Hernández
La pregunta del siglo le llevaba rondando la cabeza a John de Graaf desde el 2007, meses antes de la debacle financiera, cuando convocó en Washington un singular encuentro titulado: 'What's the economy for, anyway?' ('¿Para qué sirve la economía, en cualquier caso?').

La respuesta esquiva, y ahí le duele a los políticos, la dio en 1905 Gifford Pinchot, el primer director de los servicios forestales americanos: "La economía sirve para crear el mayor bien posible, para el mayor número de gente y al más largo plazo".
O sea, todo lo contrario de lo que se ha hecho en esto últimos cinco años.

Retomamos el contacto con John de Graaf, crítico implacable del hiperconsumismo en 'Affluenza', clamando por una revuelta contra la tiranía del tiempo en 'Take Back Your Time', promoviendo alternativas al Producto Interior Bruto con la Iniciativa de la Felicidad. Desde la proa de Seattle, con sus documentales y sus libros, De Graaf lleva más de dos décadas impulsando la receta de simplicidad+felicidad como respuesta necesaria a los males de la economía, incluso en tiempos difíciles.

"Entiendo que la felicidad puede percibirse como un lujo en España después de la crisis y con el altísimo nivel de desempleo", reconoce De Graaf. "Pero tenemos que reconocer que fueron los excesos materiales y la burbuja financiera los que nos llevaron a esta situación, y eso ocurrió tanto en Estados Unidos como en España".
"La felicidad colectiva no debería ser un lujo sino un objetivo, como lo es en Bután, el país que acuñó el término de Felicidad Interior Bruta (FIB)", agrega de Graaf. "La meta del Gobierno no es tanto procurar el crecimiento material y económico por sí mismo, sino promover un bienestar equitativo y sostenible... Uno de los países más pequeños y pobres del planeta está dando una lección a los países ricos sobre cómo vivir de una manera más enriquecedora".

 

Un callejón con salida

De Graaf se ha unido al panel de expertos internacionales que asesora al Gobierno de Bután y que intenta al mismo tiempo extraer lecciones que puedan valer para países como España... "Aunque pueda parecer una paradoja, el mejor camino para salir de la crisis económica es precisamente cambiando el foco de lo material a lo esencial. La felicidad no debería ser un lujo, sino una meta".

"Por supuesto que los Gobiernos deberían regular estrictamente los bancos, mantener a raya a los especuladores y gravar los beneficios excesivos de las corporaciones", advierte de Graaf. "Pero la receta de una economía feliz pasa necesariamente por la simplicidad, el trabajo compartido, el refuerzo de los lazos sociales y la regeneración de las economías locales, empezando por la producción de alimentos. Esa fórmula vale para todos los países".

Esa "fórmula" sirve también de respuesta a la pregunta del siglo, en menos de 140 caracteres: "The Greatest Good for the Greatest Number over the Longest Run".
Lamentablemente, la economía sigue funcionando exactamente igual que antes de la crisis: el mayor beneficio, a corto plazo y para unos pocos. Contra esa premisa se rebelan John de Graaf y David Batker (fundador de Earth Economics) en ese documental en 13 "actos trágicos" que nos llega también en forma de libro: '¿Para qué sirve la economía, en cualquier caso?'.

La pregunta se le ocurrió a De Graaf como reacción automática a otra cuestión con la que a menudo se enfrentaba cada vez que intentaba impulsar proyectos de cambio social.. "La gente me preguntaba: '¿Y cómo afectará eso a la economía?' Lamentablemente, la idea más extendida es que somos los humanos quienes estamos al servicio de la economía, cuando debería ser precisamente al revés".
"La economía es al fin y al cabo una herramienta creada por los humanos y va siendo hora de que la pongamos a trabajar en beneficio de todos", sostiene De Graaf. Así llega a la respuesta definitiva y larga a la pregunta del siglo XXI: "La economía debería servir para procurar a todos una vida saludable y feliz, con tiempo para uno mismo y para los otros, con una alto nivel de igualdad y en un mundo sostenible para las generaciones venideras".

Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres
Publicado en Ideas ante la crisis de El Mundo.es

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