Contra el G8 y en son de paz

 
BELFAST.- La policía de Belfast sacó ayer a la calle toda su parafernalia “paramilitar”, en una demostración de fuerza ante la cumbre del G8 y ante el temor de que los grupos anticapitalistas intentaran provocar el caos en la capital de Irlanda del Norte. Todo quedó sin embargo al final en una riada pacífica de unos 1.500 manifestantes, unidos bajo la pancarta “Otro Mundo es Posible” y reclamando un “volantazo social” a los líderes de los ocho países más ricos del planeta.
      
“Queremos una economía que funcione realmente para el pueblo y no para el 1% de  banqueros, inversores y especuladores que marcan la agenda política”, proclamó Brian Campfield, vicepresidente del Congreso Irlandés de Sindicatos, en el escenario rojo que transplantó el castillo de Enniskillen (donde se reunirá el G8) a los pies del Ayuntamiento de Belfast.
        
Un puñado de “unionistas” intentaron revivir ayer la guerra de las banderas y entrar en el cuerpo a cuerpo con los manifestantes del G8. La policía levantó sin embargo un muro infranqueable con las “lecheras” blindadas que traen a la memoria los peores años del Ulster. Con el mismo celo vigilaron los McDonald´s, los Starbucks y las sucursales del Banco de Santander.
        
Pero los “antisistema” no se dejaron apenas ver. La convocatoria fue respaldada por todos los grandes sindicatos y contó con la presencia de grupos como Amnistía Internacional, reclamando el cierre de Guantánamo y la libertad de expresión en Rusia.Varios miembros de Unison, el mayor sindicato del Reino Unido, acudieron con  máscaras de V de Vendetta y unieron sus letras hasta pedir la libertad para el soldado Bradley Manning.

 
Las consignas contra el “estado policial” y contra la extradición de Edward Snowden se alternaron con proclamas muy directas contra el presidente Obama, que el lunes llega de visita a oficial a Belfast, de camino hacia el cónclave del 17 y 18 de junio en un hotel de lujo a orillas del largo Erne.
“Hemos pasado del régimen de Bush al régimen de Obama, ya vemos lo poco que han cambiado realmente las cosas”, se lamentaba en plena marcha Pippa McEller, 53 años, “cristiana de izquierdas”. “Los políticos están en manos de los poderes económicos y lo único que les preocupa es seguir protegiendo los beneficios de unos pocos”.
     
“Por eso se van lo más lejos posible, donde no pueda llegar la gente, y se recluyen en su burbuja”, añadió McEller. “Nunca en mi vida ha habido una distancia tan grande entre el pueblo y los políticos. ¿Dónde están las voces que nos representan?”.
     
 “¡No a la tiranía capitalista del G8!”, podía leerse en la pancarta que exhibía Louise McKibbin, del Partido Socialista. “Ya puestos, podrían haber celebrado la cumbre en la isla de Man, en la isla de Jersey o en la City de Londres. Ahora resulta que Cameron va a acabar con los paraísos fiscales, que es precisamente lo que atrae a todas las grandes fortunas a Gran Bretaña…”.
      
La animada comparsa de Amigos de la Tierra contribuyó ayer a la protesta con un río humano y “contaminado” de 50 metros, en protesta contra el “fracking” (el controvertido método de fractura hídrica para extraer el gas pizarra que puede contaminar los acuíferos). “El río desembocará el lunes en Enniskillen”, vaticinó el coordinador para Irlanda del Norte del grupo ecologista, Niall Bakewell. “Aunque sabemos que va a haber una tremenda vigilancia policial por tierra y por agua…”.
 
Carlos Fresneda. Enviado especial
Publicado en El Mundo
 

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