'¿Wikileaks, una revolución en la Red o el punto final de la utopía digital?'

 De izquierda a derecha, Dave Winer, Charles Ferguson, Arianna Huffington y Andrew Rasej (fundador del Personal Democracy Forum). | C. F.
  • Simposio de expertos sobre la 'Libertad de intenet' en Nueva York
  • Arianna Huffington pide a la prensa que 'vuelva a las trincheras'
  • 'La Red libre, descentralizada y democrática era una ilusión', asegura Rushkoff
"¿Es Julian Assange un visionario, un santo o un payaso?". La pregunta irreverente la formuló a micrófono abierto Arianna Huffington en el simposio 'Wikileaks y la libertad de internet', que congregó a decenas de expertos a orillas del East River, intentando otear el incierto horizonte informativo tras el ciclón.

¿Estamos en los preámbulos de una auténtica revolución en la Red o acaso en el punto final de la utopía digital? ¿Responderán los Gobiernos y las corporaciones con más cortapisas y censuras o no tendrán otra opción que ser "transparentes" para recuperar la legitimidad? ¿Quedarán los grandes medios reducidos a la condición de comparsas o moverán sus piezas a tiempo en el "nuevo orden informativo"?

Aseguró Arianna Huffington que aún no tiene respuestas definitivas, pero sí una conclusión parcial: "Wikileaks es la reacción a los grandes fallos de los grandes medios, que no quisieron hincarle el diente a la guerra de Irak ni a la debacle financiera. Podemos discutir su estrategia o el contenido de las filtraciones, pero lo que ha hecho Wikileaks es volver a las barricadas, que es donde deberían estar lo medios. Nuestro papel consiste en vigilar y no en proteger al Gobierno".

"La Red es fundamentalmente controlable, y eso es lo que ha quedado en evidencia con Wikileaks", atestiguó por su parte Douglas Rushkoff, autor de 'Ciberia' y 'Programar o ser Programado'. "Vivíamos con la ilusión de un internet libre, descentralizado y democrático. Ahora hemos entendido lo lejos que estamos de esa visión, y la necesidad que existe de un auténtico 'internet del pueblo', que no esté controlado por un puñado de corporaciones dispuestas a plegarse a los designios del Gobierno".

El cineasta Charles Ferguson, que ahondó en la guerra de Irak ('No End in Sight') y ha buceado en los entresijos de la crisis financiera ('Inside Job'), expresó su ambivalencia hacia los métodos y los contenidos de las filtraciones de Wikileaks, pero denunció la tendencia cada vez más acusada al secretismo del Gobierno: "Obama llegó a la Casa Blanca con la promesa de transparencia, pero el continuismo con respecto a la era Bush ha sido total en muchos frentes".

"Estamos ni más ni menos que ante la vieja batalla por la libertad de expresión, que por fin ha llegado al dominio digital y en una dimensión apenas sospechada hasta hace unos meses", concluyó Ferguson, que recordó el papel desempeñado por los documentales "desde la trinchera", cubriendo el vacío dejado en la última década por los grandes medios.

"Las fuentes eligen a quién filtrar, y está claro que la confianza en la prensa ha muerto", aseguró el profesor de la Universidad de Nueva York Jay Rosen. "La visión de una prensa capaz de penetrar en los muros del poder, como ocurrió en el Watergate, pertenece a un pasado ya lejano. Aunque tampoco soy triunfalista sobre el futuro de internet: nos hace falta tiempo y perspectiva para calibrar lo que está sucediendo. Aún es pronto para coronar a Assange como a un héroe".

"El viejo régimen ha muerto", proclamó Andrew Keen, crítico impenitente de la utopía virtual. "La gente no confía en los bancos, ni en el Gobierno, ni en los grandes medios. Wikileaks ha sido el antídoto a esta crisis de legitimidad. Pero lo que está ocurriendo ahora es una guerra de poder. Julian Assange podría ser al final el primer magnate de esta nueva era digital".

"Wikileaks ha sido la tormenta perfecta para poner sobre la mesa todos los dilemas a los que se enfrenta internet", concluyó finalmente el creador de software y bloguero Dave Winer, que agitó los viejos y nuevos fantasmas de la Red, hasta ahora sólo accesibles a un puñado de teóricos y ciberactivistas.

El encuentro de Nueva York fue convocado precisamente por el Foro para la Democracia Personal, un grupo creado en el 2004 para explorar la intersección de tecnología y política y entender mejor "la nueva fuerza dinámica" que está cambiando el papel de los ciudadanos en la galaxia de la información.

Carlos Fresneda, Nueva York

nota: este martes en Madrid:  El periodismo en la era Wikileaks, a debate

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