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Suelo confiar una parte de mi nutrición a varias casas de comida colectiva, osea restaurantes de menú y el que tengo en más aprecio desde que era un chavalín en movimiento dista 6 paradas de metro del lugar de laboreo. Y esta es la distancia buena, no más de 6 km, pero al lío de conexionado a pedales todavía no me enfrentao y echo mano del metro, con la bici siempre, claro.
Suelo confiar una parte de mi nutrición a varias casas de comida colectiva, osea restaurantes de menú y el que tengo en más aprecio desde que era un chavalín en movimiento dista 6 paradas de metro del lugar de laboreo. Y esta es la distancia buena, no más de 6 km, pero al lío de conexionado a pedales todavía no me enfrentao y echo mano del metro, con la bici siempre, claro.
La Riera tenía hoy su oferta habitual, con el primero de los tres platos siempre con variable y mientras me siento, el vistazo en busca de La Vanguardia es hábito y mira por donde que no pasa siempre, hoy estaba liberao. Na más cogerlo y al tiempo que me voy a buscar las míticas contras, la última página, me indica Gregorio que esta estupenda y que se la ha hecho leer a más de cuatro. ¡Toma ya!, si es el Josep Pàmies, socio de alSol, eso que fue sueño y ahora es microrealidad y que nos une como al cielo con un parabol reflectante para cocinar recetas especiales para el cambio, y allí estaba el buen hombre, llamando a todo por su nombre en lo que a soberanía alimentaria se refiere.
Comienzo con los cogollos de Tudela a la vinagreta con frutos secos, tremendos, y acabo de leerme de un tirón la entrevista, y me quedao pero que muy satisfecho. Ya liao con el guisao de calabaza y quinoa (exquisito) le pongo a Pàmies un sms (hábito que no pasa de 2 al mes, uno generalmente a mis padres) con un oleeeé en mayúsculas y con na que ver con el primate toreo.
En el salto la tienes integra, verás en ella de que va la stevia, que puesta en una maceta en el balcón puede llegar a endulzar hasta el alma, también puedes conocer porque un agricultor convencional se paso a una agricultura respetuosa, de porque montó con los colegas una Dulce Revolución y hasta recomienda la receta de una tisana para superar los miedos a la crisis sistémica. Aprovecho para linkar a una articulillo de al poco de ser colega de Josep, sobre un balcón de dulce independencia y faltaría, al blog del más dulce combativo de todos los ecologistas que conozco.
Entrado ya en el tercero, un fricando de seitán tremendo de sabroso, y siguiendo con la rutina de comer y ojear titulares, me paro en uno del que había oído algo, un lío con una nueva estación de ferrocarril en Stuttgart, y es que todo lo alemán innovador me sube el ánimo, y anda, que le doy último sorbo a la sangría cortesía de la casa, cuando me hago la siguiente reflexión, en la contraportada un activista ecologista del copón no bendito pero si cósmico, y en la pagina tal, un ejemplo de la sociedad civil activista de nuevo cuño, un presunto proyecto especulador político-inmobiliario al archivo por el tesón y la lucha del pueblo, que ya tiene herramientas para pillar casi toda pirula al vuelo. Y en eso que me digo de que aquello de que la prensa anda vendida a los controladores del devenir humano, pues colega, no me ha cuadrao del todo. Mientras llegaba el postre, hoy me he atrevido con el extra del día, batido con galletas de sésamo, suelo pedirme el kéfir, pero hoy estaba la cosa como para cambiar algo. Y mientras me deleito con el semi granizado de delirio, que ya quisieran los chefs de laboratorio, me acabo de leer la noticia del éxito que aunque este post mida un metro, coloco después del salto, por si te interesa estimularte en modelos para organizarte y organizarnos para copiar la calidad de producción popular alemana contra la corrupción y la especulación, que creo que aquí nos hace buena falta.
Vaya, tenía que ser en el postre, al final un susto, me sale un presidente de comunidad, presunto pirula con trajes gratis, que andan bloqueando la educación sexual en las aulas porque un líder del gremio local vinculado al Vaticano considera poco apropiado para la nueva hornada de ciudadanos, que cosas, me digo, que atrevido el paisano con la que tienen entre manos. Quizás es porque los educados chavales ya mismo serán amigos en red social, pongamos Facebookok (lherramientata usada en Alemania para organizarse) de los hijos de los vecinos de Stuttgart... Hasta el susto todo iba dulzón, rico y sosegado, pensando que igual la foto que ilustra a los dos mendas sera comentada por Juan José Millás en sus épicas páginas en el dominical de El País. Pero vamos, se me ha pasao rápido pensando yo que si los alemanes han parado el delirante proyecto especulativo de suelo urbano, aquí podríamos parar las sofocantes especulaciones de casposos y pecadores contra la liberad humana. Nada como si fuera un pequeño avance en eso de la conciencia crítica de especie en un mundo con el termostato raro y todo patas arriba. Por cierto, manifestación en BCN para conciencias libres, el 4 de noviembre, jueves, el día que en la Riera suelen poner paella.
Y lo que son las cosas coincidentes azarosas, que antes de llegar a mi casa de comidas de culto, iba yo en la bici, tramo antes de metro, mirando de coordinar la post sobremesa con acercarme a la oficina de Ecoreciclat, microempresa que intenta llegar a oficinas y colegios con materiales más respetuosos no es posible, y que tiene una oferta de productos a base de stevia desde la ecotienda Ecoymas, mi proveedor oficial de pasta de dientes y pildorados tipo sacarina pero de stevia, con unos precios justos y que no hace mucho anuncio la puesta a disposición de un libro, por fin, sobre la planta revolucionaria.
Y que cosas no, yo pensando en irme a verlo a ver como andaba de valor para pasar a la acción e ilusionao con encontrar alguna receta de bizcocho sorprendente para hacer sin emisiones con ligeras reminiscencias de dulce stevia y una nebulosa porción pinchá en palillo de madera aderezada con un sin CO2 tremendo impreso... Pues pa culminar el menú activista del día, no he tardao en estar en el metro de vuelta con el librico en mano.
Y que cosas no, yo pensando en irme a verlo a ver como andaba de valor para pasar a la acción e ilusionao con encontrar alguna receta de bizcocho sorprendente para hacer sin emisiones con ligeras reminiscencias de dulce stevia y una nebulosa porción pinchá en palillo de madera aderezada con un sin CO2 tremendo impreso... Pues pa culminar el menú activista del día, no he tardao en estar en el metro de vuelta con el librico en mano.
En breve receta elaborada con la conexión con el cielo que adoro por divina, quizás este domingo, en Girona, donde una cooperativa que ya es energía de la buena (Som Energía) celebra el 10.10.10 para un mundo solucionándose climáticamente camino al 350, una cifra que si no conoces, mira a la izquierda de esta página, porque no hemos pasao y el futuro cercano ni siquiera es seguro.
Remate, anda, el colega Carles me indica por email que el la Boqueria, mercado de culto allá en las Ramblas de BCN, parada 536 (Laura i Marc Bessora) se puede comprar bolsas de 500 gramos del Mesclum Multisabor y si lo encargas, también de 1 Kg. De quién, pues de Pàmies Horticoles. Las, como sin serlo pero queda bien, autoridades cultoecosocialnitarias recomiendan probarlo, por lo menos una vez en la vida.
Remate, anda, el colega Carles me indica por email que el la Boqueria, mercado de culto allá en las Ramblas de BCN, parada 536 (Laura i Marc Bessora) se puede comprar bolsas de 500 gramos del Mesclum Multisabor y si lo encargas, también de 1 Kg. De quién, pues de Pàmies Horticoles. Las, como sin serlo pero queda bien, autoridades cultoecosocialnitarias recomiendan probarlo, por lo menos una vez en la vida.
En fin, stevia mucha para endulzar el cambio, un millón de Pàmies, uno por cada pueblo del mundo como mínimo, y también un La Riera por barrio, tú y los máximos con la conciencia abierta a resolver la que tenemos encima, que nos va a costar una vida, mejor divertida.
Manolo Vílchez
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Josep Pàmies, payés, impulsor del movimiento Dulce Revolución
"Menos flores de balcón y más plantas medicinales"
IMA SANCHÍS - 06/10/2010 - La Vanguardia
62 años. Soy de Balaguer. Casado, 2 hijos y casi ya 2 nietas. Mi aspiración es el socialismo, no lo que conocemos, y la autogestión e independencia de mi país, Catalunya, aunque sea en castellano: lo esencial es entenderse. Creo en algo que nos trasciende, pero no en las religiones
¿Qué le ha enseñado la tierra?
Todo. La tierra es el origen, y por tanto cuando no la he escuchado me he perjudicado a mí mismo y a mis tierras. Cuando por fin comprendí que era un ser vivo y la he tratado como tal, han mejorado mis ingresos, mi salud y la de mis hijos.
¿Fue presa de la revolución verde?
Sí, de la imposición de técnicas de cultivo superintensivo mediante abonos químicos, pesticidas, fungicidas...
Y contra ella ideó la Dulce Revolución.
Dulce, porque con violencia no se va a ninguna parte, y dulce, también, en honor a la planta que a mí me despertó.
La dulce stevia.
Mi vida y mis tierras eran un desastre, ya no producían. Utilizaba todos los insecticidas, fungicidas, bactericidas y antibióticos legales en aquellos momentos (hoy ya muchos ilegales). Decidí investigar y puse la palabra de mi proveedor, Monsanto, en Internet.
¿Qué halló?
Una asociación de padres de niños diabéticos muertos en EE. UU. que luchaba contra Monsanto para que prohibieran el aspartamo (de su propiedad) y legalizaran la stevia, un edulcorante natural, que consumida en fresco o en seco podía haber solucionado la vida de aquellos niños.
Y su rebeldía consistió en cultivarla.
Durante diez años he regalado miles de plantas, con la sorpresa de que muchos diabéticos reducían así la toma de insulina. Entendí que detrás de muchas prohibiciones en Europa y en el mundo hay intereses económicos, precisamente los mismos que han hecho posible esta agricultura industrial.
...
Investigué más a fondo el comportamiento de la industria farmacéutica, la que me vendía los productos para rociar mis plantas, y quedé horrorizado.
Y nació un activista.
Si comemos lo que nos da la naturaleza sin rociar químicamente, podemos volver a la salud, lo he experimentado en mi cuerpo.
No habrá sido un proceso sencillo.
Para desintoxicar la tierra necesitas años. Si las universidades se pusieran del lado de la agricultura ecológica y nos asesoraran, en quince años todo el mundo podría cultivar una agricultura superrentable y productiva, más que la actual, sin gastos añadidos de semillas y tratamientos.
La comida ecológica resulta muy cara.
Hay que suprimir intermediación. Si un fin de semana al mes haces el esfuerzo de desplazarte donde están los ganaderos y agricultores ecológicos, el precio está muy ajustado y la comida es de calidad.
Buena idea.
Y si usáramos las plantas medicinales que nuestro entorno nos da, mejoraría de forma radical nuestra salud, y el presupuesto sanitario público bajaría a la mitad en diez años.
¿Cuál es el problema de las plantas medicinales?
Algunos tesoros para la salud son ilegales y la ley de Etiquetaje impide etiquetar con sus propiedades las plantas medicinales, pero pueden poner el extracto de una planta en un yogur y decir que es bueno para regular el colesterol, o añadir omega 3 a la leche estrujando sardinas. La ley de Etiquetaje se ha hecho a favor de las grandes industrias alimentarias.
Lácteos y aguas minerales cantan sus virtudes.
Tienen excepciones de lujo. Nosotros reivindicamos el derecho de poder etiquetar las plantas medicinales con sus demostradísimas propiedades.
... Un saber que se está perdiendo.
Por eso hemos nombrado catedráticos de la naturaleza a los abuelos que todavía guardan conocimientos y estamos recogiendo su sabiduría de autocuración, valores que hay que reincorporar a la sociedad urbana.
¿Cómo?
Con balcones de salud: en lugar de tener sólo flores, hay que tener las plantas medicinales necesarias como botiquín de primeros auxilios: tomillo, romero, salvia, orégano.
Cuénteme.
Por ejemplo, una infusión de tomillo (bactericida) con la flor de saúco (expectorante) y stevia (antioxidante y edulcorante) es extraordinaria contra los resfriados. El romero, el ginseng natural mediterráneo, es potenciador de la energía; y la salvia, para la buena circulación de la sangre. Pero tampoco renunciamos a las plantas tropicales.
Interesante.
La kalanchoe, por ejemplo, un antitumoral muy potente y con resultados pasmosos. Es un crimen que el sistema sanitario no se empape de este conocimiento.
¿Y prohíben su venta?
Aunque demuestres que su uso es milenario en otras zonas del planeta, tienes que presentar estudios millonarios. Hace ocho años que una asociación, que ha podido pagar esos estudios, intenta legalizar la stevia. Se ha sumado Coca-Cola, que ha patentado la stevia para 24 aplicaciones alimentarias.
Entonces se legalizará.
La autosuficiencia de las semillas está desapareciendo a través de híbridos y transgénicos. Las mismas multinacionales que los producen han hecho un túnel de congelado en Svalbard, Suecia, para conservar 5 millones de semillas autóctonas por si viene un desastre: el desastre que están provocando ellas. Las semillas no tienen que estar congeladas, sino en los campos cultivándose.
Un movimiento civil sacude a Alemania desde Stuttgart
El gobierno regional paraliza una obra ferroviaria, que ha desencadenado una especie de 'Tea Party' al revés y lanza señales a todo el país
Rafael Poch - Berlín. Corresponsal - 06/10/2010 - La Vanguardia
Las autoridades de Baden Württemberg (sudoeste), una de las regiones más prósperas de Alemania, han anunciado una prudente moratoria en la faraónica obra de la nueva estación ferroviaria de su capital, Stuttgart. La oposición a esa obra amenazaba con poner fin a casi sesenta años de gobierno democristiano en la región en las elecciones regionales del próximo 27 de marzo, e incluso con convertirse en una seria crisis de repercusiones nacionales.
Se dice que si la Canciller Ángela Merkel pierde esa región, podría perder también el liderazgo de su partido. Así las cosas, el gobierno regional, una coalición cristiano-liberal igual que la nacional, ha decidido, con muy buen sentido, congelar la obra hasta las elecciones regionales del 27 de marzo.
En Stuttgart dos tercios de los ciudadanos están en contra del proyecto. Su realización supone derribar un antiguo edificio catalogado de principios de siglo y hacer una nueva estación subterránea en el mismo lugar, liberando una enorme superficie para apetitosos proyectos inmobiliarios en el centro de la urbe. En la región un 54% se opone a este proyecto de 4100 millones de euros, que se sospecha podría llegar a los 10.000 millones, en el que muchos ven una mera oportunidad de negocio incestuoso entre políticos y empresarios. Pero el problema va mucho más allá de lo regional.
El multitudinario movimiento civil de Stuttgart, con una historia de varios meses, sigue creciendo, implicando, sobre todo, a las clases medias locales y a la propia base social del electorado conservador, en una especie de "Tea-Party" como el que sufre Obama pero de signo contrario. Los observadores apuntan que podría degenerar en algo comparable a lo que en el pasado fueron los movimientos antinuclear y pacifista de los años setenta y ochenta: una especie de rebelión contra la manera en la que se hace política.
El viernes las cosas subieron de tono, cuando la policía reprimió con mangueras a presión, gases y porras una protesta, como siempre pacífica, hiriendo a quizás 400 ciudadanos, entre ellos muchos adolescentes y jubilados. Dos personas perderán la visión de un ojo y la opinión pública se ha indignado. Desde entonces la protesta se enroca, con convocatorias cada lunes que movilizan hasta 100.000 personas. El espectro de las "manifestaciones de los lunes" del Leipzig de 1989, que tumbaron al gobierno de la RDA, ha sido evocado.
Muchos se preguntan si en este otoño que Merkel anuncia como "cargado de decisiones" poco populares en diversos frentes (recortes sociales, centrales nucleares, etc), no estará empezando una "nueva politización". Para el sociólogo Oskar Negt, un eminente discípulo del filósofo social Theodor Adorno, lo de Stuttgart es el inicio de una rebelión "contra las falsas leyes de la globalización", una "muestra de la tensión entre globalización y localización", y, sobre todo, "contra la manera en la que los políticos tratan a las personas". Quizás un síntoma, sugiere, de un movimiento europeo anticrisis.
En Stuttgart dos tercios de los ciudadanos están en contra del proyecto. Su realización supone derribar un antiguo edificio catalogado de principios de siglo y hacer una nueva estación subterránea en el mismo lugar, liberando una enorme superficie para apetitosos proyectos inmobiliarios en el centro de la urbe. En la región un 54% se opone a este proyecto de 4100 millones de euros, que se sospecha podría llegar a los 10.000 millones, en el que muchos ven una mera oportunidad de negocio incestuoso entre políticos y empresarios. Pero el problema va mucho más allá de lo regional.
El multitudinario movimiento civil de Stuttgart, con una historia de varios meses, sigue creciendo, implicando, sobre todo, a las clases medias locales y a la propia base social del electorado conservador, en una especie de "Tea-Party" como el que sufre Obama pero de signo contrario. Los observadores apuntan que podría degenerar en algo comparable a lo que en el pasado fueron los movimientos antinuclear y pacifista de los años setenta y ochenta: una especie de rebelión contra la manera en la que se hace política.
El viernes las cosas subieron de tono, cuando la policía reprimió con mangueras a presión, gases y porras una protesta, como siempre pacífica, hiriendo a quizás 400 ciudadanos, entre ellos muchos adolescentes y jubilados. Dos personas perderán la visión de un ojo y la opinión pública se ha indignado. Desde entonces la protesta se enroca, con convocatorias cada lunes que movilizan hasta 100.000 personas. El espectro de las "manifestaciones de los lunes" del Leipzig de 1989, que tumbaron al gobierno de la RDA, ha sido evocado.
Muchos se preguntan si en este otoño que Merkel anuncia como "cargado de decisiones" poco populares en diversos frentes (recortes sociales, centrales nucleares, etc), no estará empezando una "nueva politización". Para el sociólogo Oskar Negt, un eminente discípulo del filósofo social Theodor Adorno, lo de Stuttgart es el inicio de una rebelión "contra las falsas leyes de la globalización", una "muestra de la tensión entre globalización y localización", y, sobre todo, "contra la manera en la que los políticos tratan a las personas". Quizás un síntoma, sugiere, de un movimiento europeo anticrisis.
Manifestación este lunes de miles de personas para parar el proyecto de la destrucción de una histórica estación de metro en la ciudad alemana de Stuttgart / Afp / Daniel Roland
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