¡ SALVEMOS LOS APALACHES !

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Estudio 'Consecuencias de la Extirpación de Montañas'
  • Se ha arrasado montañas enteras de más de 480 millones de años
  • Virginia del Oeste y Kentucky, los dos estados más afectados
Un equipo de científicos, capitaneados por las biólogas Margaret Palmer y Emily Bernhardt, ha sacado a la luz el brutal impacto ecológico de las minas de carbón a cielo abierto en el este de Estados Unidos y acaba de lanzar un S.O.S. desde las prestigiosas páginas de Science: “¡Salvemos los Apalaches!”.

El estudio concluye con una petición a la Agencia de Medio Ambiente (EPA) y al Cuerpo de Ingenieros del Ejército para que no autoricen nuevos proyectos de “extirpación de montañas” (“mountaintop removal”) hasta que se revisen a fondo los controvertidos métodos de extracción y se valore el impacto en la salud ambiental y humana.


Desde 1960, cuando se concedieron los primeros permisos, se calcula que unas 500 montañas han sido “extirpadas” para facilitar el acceso al carbón en superficie (un método menos costoso y más seguro que el de las tradicionales minas subterráneas). Virginia del Oeste y Kentucky son los dos estados más afectados, aunque la práctica se ha extendido por todo el espinazo de los Apalaches y ha arrasado montañas enteras de más de 480 millones de años.


"La evidencia científica del severo impacto en el medio ambiente y en la salud humana es fuerte e irrefutable”, concluye Margaret Palmer, de la Universidad de Maryland. “Los efectos de esta práctica minera son irreparables y duraderos, y ninguna técnica de mitigación puede reparar los daños”.


“Los productos químicos que se liberan a los cauces constienen una variedad de iones y metales que son tóxicos para muchos organismos”, apunta pot su parte Emily Bernhardt, de la Universidad de Duke. “Así se explica la reducción de la biodiversidad en los valles”.


El estudio, titulado “Consecuencias de la Extirpación de Montañas”, concluye que la polémica práctica minera conduce a la reforestación irreversible, altera gravemente los ecosistemas, entierra y contamina los acuíferos y emite al aire sustancias contaminante susceptibles de causar graves enfermedades pulmonares en las poblaciones cercanas.


El informe ha dado alas a campañas como Plundering Appalachia, I Love Mountains o Coal River Mountain Watch. Con el apoyo de Robert Kennedy y del Sierra Club, decenas de asociaciones han pedido al presidente Obama que prohíba la “extirpación” de montañas y no ceda a las presiones del lobby del carbón, que genera aún el 50% de la energía en EEUU (y es responsable del 30% de las emisiones de CO2).


Jeff Biggers, autor de “Estados Unidos de los Apalaches”, ha puesto el contrapunto político y poético a la petición: “La extirpación de montañas es un crimen contra la naturaleza y contra la ciudadanía y merece ser abolida, y no regulada”.


Carlos Fresneda, Nueva York

Publicado en Ciencia de El Mundo

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