Las "guerras" de la bicicleta




La oleada “anti verde” que sacude Estados Unidos ha golpeado finalmente Nueva York. Un grupo de vecinos pudientes, al más puro estilo “Tea Party”, ha decidido amotinarse y llevar a los tribunales el “carril bici” que desde hace unos meses rodea el pulmón verde  de Prospect Park en Brooklyn.

Las bicicletas, aseguran, son una amenaza para la seguridad vial. El carril rompe la estética “histórica” del barrio. Hay menos sitios para aparcar los “todoterreno”. Y no hay derecho a que le “roben” un carril al coche para cedérselo alegremente a las dos ruedas.

Moraleja: mejor tragar humo que pedalear a pleno pulm'on...
La batalla definitiva por el futuro de la bicicleta en las grandes ciudades se está librando estos días en Brooklyn, como anticipaba nuestro colega Matt Seaton en The Guardian. Anoche fuimos testigos de hasta dónde está llegando este enfrentamiento visceral entre los defensores de la biciceta (la abrumadora mayoría) y la poderosa “resistencia”, orquestada entre otras por Iris Weinshall (esposa del senador demócrata Charles Schumer).

Aprovechando su notoriedad y su influencia, la esposa del senador ha fichado a un abogado de altos vuelos, Jim Walden, para cargarse el carril “verde” y pasarse por el forro al 71% de los vecinos que –según el Ayuntamiento- apoyan el derecho de las bicis a contar con su propio espacio sobre el asfalto.

Ahí les duele a los detractores de las dos ruedas. En apenas cuatro años, la red de “carriles bici” se ha duplicado en Nueva York y llega ya a los 650 kilómetros. El número de ciclistas urbanos ha aumentado un 25% y supera los 200.000. En varias avenidas de Manhattan y en la polémica West Park Slope, se han construido medianas para que las bicis puedan avanzar separadas del tráfico rodado, al más puro estilo centroeuropeo.

      
Y todo gracias a la valentía de la “jefa” del Departamento de Transportes, Janette Sadik-Khan, que predica con el ejemplo y suele ir a trabajar en bicicleta. Esta misma semana, mientras arreciaba la batalla de Brooklyn y se escuchaban voces pidiendo su dimisión, la “Juana de Arco” neoyorquina cortaba en Washington la cinta de la Cumbre Nacional de la Bicicleta, instando a los norteamericanos a superar su dependencia enfermiza del coche...

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“La gente tiene que entender que cuando creamos “carriles bici” con separadores estamos mejorando la seguridad de todos. Rediseñar las calles no es fácil, y a veces puede resultar doloroso. Pero estamos poniendo en práctica métodos ya probados que sirven para calmar el tráfico y hacer de la ciudad un espacio más vivible”.
En Brooklyn, sin embargo, el grupo bautizado como Vecinos por Mejores Carriles Bici ha llevado el asunto esta semana hasta los tribunales. “Nos han llamado de todo, pero no somos el enemigo de nadie”, aseguró anoche Louise Hainline, portavoz del grupo en el acalorado debate en el que participaron 300 vecinos. "Lo que queremos es mejorar la seguridad y devolver su carácter a 
nuestros bulevares".

     

En una proporción de ocho a uno, ganaron los defensores de la bici, que contaron con la complicidad del concejal Brad Lander: “Quienes cuestionan la seguridad deben saber que no se ha producido ni un solo accidente ocasionado por la bicicletas. Es más, las heridas causadas por los coches han registrado un mínimo histórico, y eso en gran parte debido a las medidas para “calmar” el tráfico”.
    
La “manía” contra las bicicletas está alcanzando unos niveles absurdos”, denuncia por su parte Aaron Naparstek, al frente de la iniciativa Calles Vivibles. “Ese sentimiento está totalmente divorciado de la realidad, no se sostiene con hechos y está siendo instigado por el “lobby” jacobino contra las dos ruedas”.
     
Espoleando la campaña contra las bicicletas –y reclamando la hegomonía del coche- tenemos al New York Post de Rupert Murdoch. El New York Times, que esta semana destacó la historia en portada, no se queda atrás. Y entre uno y otro están contribuyendo a que la mecha se propague por el Upper West Side y por el East Village, donde ya se está cuestionando la “escasa utilización” del espacio robado por los "carriles bici".
    
A estas alturas, y con esto lo dejamos, conviene recordar cómo arrancó la ofensiva contra las dos ruedas en Nueva York. Todo empezó en el 2009, cuando el “carril bici” de Williamsburg provocó el furor de los judíos jasídicos, “horrorizados” por la provocativa estampa de mujeres con faldas y pantalones ajustados sobre el sillín. Pero eso dará ya para otra historia: “Demasiado “sexy” para Nueva York”...

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en el blog Crónicas desde Nueva York de El Mundo

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