Se retiró del baloncesto
y creó una granja urbana en Milwaukee que abastece de alimentos
sanos allí donde solo había 'fast foods'
Las manos enormes de Will
Allen están surcadas por infinitos surcos de tierra. El oficio le
viene de familia,aunque su imponente
altura –por encima de los dos metros– le llevó a triunfar antes
como jugador de baloncesto y a descubrir
la importancia de la autosuperación personal y del trabajo en
equipo.
Cuando dejó los aros, se
pasó, todo hay que decirlo, a la cancha del enemigo: Kentucky Fried
Chicken. Después, fue jefe de ventas de la multinacional Procter &
Gamble, y pudo muy bien haber ascendido en el escalafón corporativo,
con su impactante presencia y sus dotes de comunicador.
Pero algo le dijo que tenía que volver a sus raíces y redescubrir el poder transformador de los buenos alimentos. Llevar la agricultura a los barrios más desfavorecidos de las grandes ciudades y embarcar en la faena a cientos de adolescentes. “Porque ellos son la auténtica semilla del cambio...”
Cierto que en su infancia
el campo, allá en Maryland, le parecía “una labor demasiado
fatigosa”. Acabó no solo alejándose de ella, sino renegando
contribuyen también a fertilizar la y prometiendo que nunca más
metería las manos en la tierra. Hasta que tiempo después, en gira
con su equipo de baloncesto, conoció en Bélgica a un grupo de
agricultores ecológicos que le hicieron cambiar radicalmente su
visión y su propósito.
“Mi misión ahora es
que todo el el mundo en la Tierra tenga acceso a buenos alimentos”,
asegura Will Allen a sus 62 años, al frente del equipo de más de 30
personas que trabajan en Growing Power, la granja urbana en Milwaukee
(Wisconsin) que rescató del abandono y el olvido hasta convertirla
en modelo internacional del emergente movimiento de agricultura en
los barrios.
“La comida es lo que
más une a la gente”, asevera Allen con su poderosa voz. “Y, sin
embargo, en barrios marginales como el que estamos, Park Lawn, la
gente no tenía la posibilidad de comprar verdura o fruta fresca en un radio de
siete kilómetros a la redonda. Todo lo que había eran McDonald’s
y establecimientos de fast food, o tiendas con comida ultraprocesada
y llena aditivos. Y luego se preguntan por qué la obesidad se ceba
de esa manera con los chavales negros e hispanos.”
Growing Power tiene una
traducción de doble filo: el poder de cultivar o el poder creciente.
Instalado desde 1993 en la que llegó a ser la última granja en
suelo urbano de Milwaukee, Allen ha convertido la hectárea larga de
terreno en un impesionante centro experimental para cultivar en zonas
frías. Los 15 invernaderos funcionan prácticamente durante todo el
año y, en combinación con otra granja rural quince veces mayor,producen el equivalente a
250.000 dólares al año.
Por el centro de
vermicompostaje de Growing Power pasan todos los años hasta seis
millones de toneladas de basura orgánica. Cada cuatro meses, se
producen 50.000 kilos de compost... “La tierra es la base de todo”,
precisa Allen. “En las ciudades, los
suelos son muy pobres y están contaminados. Por eso es muy útil
cultivar en lotes o en camas de cultivo. Y tener bien cerca a las
lombrices trabajando para cerrar el ciclo: lo que creció en la
tierra, vuelve a la tierra.”
Veinte cabras, cincuenta
patos, seis pavos y 250 gallinas granja contribuyen también a
fertilizar la granja y a enriquecer su oferta con leche y huevos. Y,
por último, están de las percas y las tilapias, criadas en tanques
de agua dulce en varios invernaderos donde se cultiva por
hidroponía...
“La idea es reproducir
la circulación del agua en un río... Abajo tenemos a los peces, el
agua pasa luego por un sistema de filtros naturales que rompen los
componentes tóxicos de los excrementos y los transforman en
nitrógeno que será usado como nutriente para las plantas. A este
nivel usamos también nuestros populares berros como segundo sistema
filtración. El agua es finalmente bombeada a las camas elevadas de
cultivo, donde tenemos sobre todo tomateras, lechugas, espinacas y
otras verduras.”
Allen mete la red en el
agua y captura un hermoso ejemplar de tilapia, cotizadísima por la
decena larga de restaurantes a los que abastece en Milwaukee y
Madison... “No solo hemos creado cultura de comida local, sino que
hemos enriquecido los horizontes y queremos seguir experimentando.”
La cosecha de Growing
Power se vende en la propia tienda y llega a los mercados locales de
granjeros, aunque el modo más popular y económico de distribución
es sin duda la Cesta del Mercado, que por 16 dólares garantiza
verdura y fruta durante toda una semana para dos o cuatro personas.
Pero, tanto como
alimentar a 10.000 bocas urbanas, a Will Allen le interesan esos
3.000 agricultores en potencia que pasan por aquí todos los años,
para aprender las reglas básicas para cultivar en la ciudad, o
especializarse en cultivos hipodropónicos, o sacar un master en
vermicompostaje.
“Digamos que growing
Power es el germen de muchas otras historias”, palabra de Will.
“Estamos asistiendo a un momento de cambio profundo y desde dentro
en las ciudades. Al boom de movimientos como Slow Food o la comida
local se une ahora la lucha contra el racismo ambiental, que ha hecho
que muchos jóvenes en nuestras comunidades se interesen por primera
vez en cultivar la tierra como una herramienta de cambio social.”
Will ha pescado para la
faena a su propia hija, Erika Allen, que a sus 42 años está al
frente de la granja que Growing Power ha abierto en la periferia
obrera de Chicago. “Me siento muy orgullosa de recoger la antorcha
de mi padre y de toda mi familia, que lleva 400 años dedicada a la
agricultura”, asegura Erika. “Y siento también que nuestro
trabajo es una gran contribución a la justicia social, para paliar
las tremendas carencias que existen en nuestros barrios.”
Food From the Hood, en
Los Angeles, People’s Grocery, en Oakland, o Just Food, en Nueva
York son otros ejemplos de iniacitivas abanderan el movimiento de la
justicia alimentaria, que también ha echado raíces en la ciudad
industrial y decadente por excelencia: Detroit. El renacer de la
agricultura urbana en los solares vacíos de Detroit ha dado pie a un
documental, Urban Roots, que simboliza como ningún otro la nueva era
de la autosuficiencia urbana.
En Milwaukee, entre
tanto, Will Allen (wiki) acaricia el sueño de hermanar agricultura,
tecnología y justicia social con un proyecto que pondrá
definitivamente a Growing Power en el mapa mundial: “Queremos
construir un centro que sea una auténtica revolución en agricultura
urbana, con granjas verticales de cinco pisos. Seríamos el primer
centro en la nación, aunque no tardarían en imitarnos”...
Carlos Fresneda
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