El chef José Andrés y la Secretaria de Estado de EEUU, Hillary Rodham Clinton con tres cocinas mejoradas. Foto: Departamento de Estado de EEUU.
El
chef asturiano José Andrés se reunió ayer con la Secretaria de Estado
Hillary Rodham Clinton para celebrar la participación del chef español
como “Embajador Culinario” de la Alianza Global para Cocinas Limpias (Global Alliance for Clean Cookstoves, o GACC por sus siglas en inglés).
Casi
dos millones de personas mueren cada año por neumonía o enfermedad
crónica de pulmón, causada por el uso de hornillos y combustibles
contaminantes, en su mayoría mujeres y niños. Un niño expuesto al humo de uno de estos hornillos tiene el doble de posibilidades de contraer neumonía.
Para Andrés la cocina sin humos no es nada nuevo. Tras el terremoto que desoló Haiti, el cocinero se desplazó al país caribeño, donde cocinó para los damnificados con cocinas solares facilitadas por la empresa española alSol.
“Es
un honor para mí formar parte de esta Alianza”, dice Andrés, quien
opera varios restaurantes en Washington DC, Las Vegas y Los Ángeles a
través del Think Food Group.
“(En Haiti) fui testigo de este asesino silencioso. Pude ver las
condiciones demoledoras de pobreza exacerbadas por cocinas
anti-higiénicas en campos de refugiados atiborrados de gente”.
Tras ese viaje, Andrés fundó la Cocina Central Mundial (World Central Kitchen
o WCK por sus siglas en inglés). La meta de WCK es promover cocinas
higiénicas y poco contaminantes en países que estén sobrellevando crisis
humanitarias e inseguridad alimenticia crónica. “Formé WCK para
promover soluciones innovadoras que alivien el hambre en el mundo”,
continúa Andrés. “Hay demasiadas mujeres y niños, en Haití y otras
partes del mundo, que sufren grandes dificultades y peligros para poder
cocinar. Es una gran crisis”. WCK trabajará junto a la GACC
para llegar a la meta de distribuir cien millones de hornillos limpios
para el año 2020.
Según los estudios de Veerabhadran Ramanathan, profesor del Instituto Scripps de San Diego quien descubrió que los CFCs eran responsables del efecto invernadero, el
carboncillo producido por hornillos rudimentarios que queman
excrementos alimenta la nube marrón de polución creada por el consumo de
diesel y de carbón. Esta nube no sólo agrava el problema del
calentamiento global, sino que también, según Ramanathan, contribuye a
que se derritan los glaciares de los Himalayas y reduce la producción
agrícola porque los monzones traen menos lluvia. Por ello, Ramanathan
está dedicando el resto de su carrera científica ha ayudar a la gente de
su India natal a solventar este problema.
Ramanathan, quien va
en autobús al trabajo para reducir su huella de carbono, está buscando
fondos para distribuir 100.000 cocinas solares y cocinas limpias en el
norte de India. Para ello ha fundado el Proyecto Surya (sol en
sánscrito) al que ha donado 15.000 dólares de su bolsillo, además de los
200.000 dólares que recibió por el Premio Tyler de Logros Ambientales.
"Si los 4.000 millones de personas que utilizan biocombustibles empiezan
a usar combustibles fósiles, entonces no hay esperanza”, dice el
científico.
Unos tres mil millones de familias en el mundo
cocinan con un horno rudimentario alimentado con carbón, madera o
excrementos, casi siempre en hogares con mala ventilación. Según la
Organización Mundial de la Salud, el humo de estos hornillos representa
el quinto mayor factor de riesgo para la salud en países en desarrollo.
Entre
los fundadores de la GACC, creada el año pasado, están el Departamentos
de Estado de EEUU, los gobiernos de Noruega y Perú, el Ministerio
Alemán para la Cooperación Económica, la Organización para el Desarrollo
SNV de Holanda, la Fundación de las Naciones Unidas.
Publicado en el blog Crónicas desde EEUU de El Mundo.es
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