Un abrigo es un recinto vallado donde los que perdieron sus casas viven como pueden bajo toldos soportados por estructuras livianas, o simples tiendas de campaña. Jordi Bach coordina desde CESAL los de Puerto Príncipe, y con el jetlag encima nos ha dedicado más de medio día a visitar los espacios donde 6500 haitanos reciben lo básico y viven lo vital de la mejor forma.
Una ingeniera dirige a un equipo de encofradores de palets y tableros, otros abren la zanja de drenaje para la evacuación de la mucha agua por llegar, un niño demasiado pequeño limpia con tesón la vajilla de aluminio mientras una madre peina con delicadeza el pelo de su pequeña.
Los Solar for Hope hemos llegao al lugar y antes de que recibiéramos posiciones teníamos una de las dos cocinas en fase de montaje a toda vela.
Jordi dirige desde el inicio la fase de emergencia y estar a su lado y ver como lo aprecian dice mucho de su trabajo y compromiso social. José Andrés le emplaza a que se piense la posible ubicación de una espacio de comida con cocinas solares directas. Mientras presentamos ante el comité central del abrigo, los responsables de la seguridad del recinto y los profesores más lo interesados del lugar que es eso del Solar For Hope, quien y como se han pagado, porque dos ciudadanos y un reportero en misión especial hemos traído dos metros cúbicos de paquetes donde cocinas y sistemas de iluminación solar junto con material escolar le vas a ser explicado y entregado para el mejor uso colectivo que le puedan dar. Mientras, la primera cocina vaporiza agua, la segunda espera para su montaje al final. Entregamos el sistema solar fotovoltaico de un panel doble en forma de maletín donde salen 6 enchufes de mechero de coche para conectar en ellos los mismos machos que lamparas tubulares del leds. También un sistema autónomo para cargar baterías de móviles y pequeños aparatos o inlcuso una bateria de alta capacidad y facilitar iluminación directa. No pueden faltar las linternas a manivela y solares, y las lamparas de camping, todo donado por Carreofur y entregado a equipo de seguridad de los abrigos. El material escolar a base de libretas, lapices y maquinetas junto a bolis de almidón de maíz me han hecho sentir a Miquel de Ecoreciclat muy cerca, al igual que a Lluis de Fadisel con esos saltamontes solares que causan barullo y sorpresa allá donde aparecen, y aquí con destino a los educadores. Las tres lámparas de mesita van rumbo a la oficina, solares siempre, faltaría.
No ha sido pocas las preguntas lanzadas sobre las cocinas solares parabólicas y la verdad es que nos parece que las van a usar y mucho. Al poco, y despedido el personal mientras las monjitas comenzaban sus rezos, 6 colegas nos hemos puesto manos a montar la segunda máquina, y entre como se llamaba en castellano el efecto de la reflexión solar y como en creole, se nos ha echao la noche encima. Noel Jean Beret, músico, Louis Jean Fefny, profesor y Teifont Widni, mecánico, han hecho que el montaje de la cocina fuera de lo más emotivo, por estar donde estábamos, por sus impresiones sobre lo importante que es para el medio ambiente del país que aman y para sus gentes el uso de la energía solar que han conocido con algo más de detalle esta tarde.
Ya de vuelta al hotel, con un coche hecho trizas, veo como la noche complica la vida y en la puerta de uno de los abrigos, los cascos azules aparcan para dar seguridad. Dentro, más de 30 luminarias tan íntimas, estarían iluminando la noche de los amigos haitanos.
El retorno ha sido, de satisfacción.
Una ingeniera dirige a un equipo de encofradores de palets y tableros, otros abren la zanja de drenaje para la evacuación de la mucha agua por llegar, un niño demasiado pequeño limpia con tesón la vajilla de aluminio mientras una madre peina con delicadeza el pelo de su pequeña.
Los Solar for Hope hemos llegao al lugar y antes de que recibiéramos posiciones teníamos una de las dos cocinas en fase de montaje a toda vela.
Jordi dirige desde el inicio la fase de emergencia y estar a su lado y ver como lo aprecian dice mucho de su trabajo y compromiso social. José Andrés le emplaza a que se piense la posible ubicación de una espacio de comida con cocinas solares directas. Mientras presentamos ante el comité central del abrigo, los responsables de la seguridad del recinto y los profesores más lo interesados del lugar que es eso del Solar For Hope, quien y como se han pagado, porque dos ciudadanos y un reportero en misión especial hemos traído dos metros cúbicos de paquetes donde cocinas y sistemas de iluminación solar junto con material escolar le vas a ser explicado y entregado para el mejor uso colectivo que le puedan dar. Mientras, la primera cocina vaporiza agua, la segunda espera para su montaje al final. Entregamos el sistema solar fotovoltaico de un panel doble en forma de maletín donde salen 6 enchufes de mechero de coche para conectar en ellos los mismos machos que lamparas tubulares del leds. También un sistema autónomo para cargar baterías de móviles y pequeños aparatos o inlcuso una bateria de alta capacidad y facilitar iluminación directa. No pueden faltar las linternas a manivela y solares, y las lamparas de camping, todo donado por Carreofur y entregado a equipo de seguridad de los abrigos. El material escolar a base de libretas, lapices y maquinetas junto a bolis de almidón de maíz me han hecho sentir a Miquel de Ecoreciclat muy cerca, al igual que a Lluis de Fadisel con esos saltamontes solares que causan barullo y sorpresa allá donde aparecen, y aquí con destino a los educadores. Las tres lámparas de mesita van rumbo a la oficina, solares siempre, faltaría.
No ha sido pocas las preguntas lanzadas sobre las cocinas solares parabólicas y la verdad es que nos parece que las van a usar y mucho. Al poco, y despedido el personal mientras las monjitas comenzaban sus rezos, 6 colegas nos hemos puesto manos a montar la segunda máquina, y entre como se llamaba en castellano el efecto de la reflexión solar y como en creole, se nos ha echao la noche encima. Noel Jean Beret, músico, Louis Jean Fefny, profesor y Teifont Widni, mecánico, han hecho que el montaje de la cocina fuera de lo más emotivo, por estar donde estábamos, por sus impresiones sobre lo importante que es para el medio ambiente del país que aman y para sus gentes el uso de la energía solar que han conocido con algo más de detalle esta tarde.
Ya de vuelta al hotel, con un coche hecho trizas, veo como la noche complica la vida y en la puerta de uno de los abrigos, los cascos azules aparcan para dar seguridad. Dentro, más de 30 luminarias tan íntimas, estarían iluminando la noche de los amigos haitanos.
El retorno ha sido, de satisfacción.
Manolo Vílchez
.
1 comentario:
Felicidades por el trabajo desempeñado y haber proporcionado un poco de alegría a una parte del pueblo de Haití. Ánimo a José Andrés para difundir la cocina solar en el "més que un club"
(ya sabéis quién soy...)
Publicar un comentario