MATAR AL MENSAJERO

Tuve la ocasión de conocer personalmente a Van Jones el pasado mes de febrero. El vendaval de Obama sacudía entonces la Casa Blanca, y el impenitente abogado y activista de 40 años (nacido en el profundo sur, licenciado en Yale, curtido en las calles de Oakland) despuntaba impetuosamente como uno de los futuros líderes negros.

Cientos de sindicalistas, ecologistas y políticos demócratas acudieron en Washington a su llamada -“Green Jobs, Good Jobs!”- clamando por “una economía que funcione para todos”. Un mes después, Obama le ofreció el puesto de asesor o “zar” de “empleo verde”.
Pese a su juventud radical y su tendencia a los excesos verbales, Van Jones se había ganado a pulso el título de líder indiscutible de la “justicia ambiental”, tendiendo puentes entre los “guetos” negros y el activismo verde. Su labor en “Green for All” y su libro “The Green Collar Economy” le habían convertido en estrella mediática.

Pero Van Jones se estrelló contra un muro al poco de convertirse en el “valido” ecológico de Obama. Desde España -y por "encargo"- llegó un discutidísimo informe, escrito por Gabriel Calzada y con el título “Efectos sobre el empleo público de las energías renovables” , que encontró un tremendo eco en los medios conservadores y dinamitó la política de empleo verde de Obama.

De modo que Van Jones, que estaba llamado a ser el impulsor de las energías limpias y de la eficiencia energética, pasó al tercer plano y nunca más se supo. Hasta que el comentarista ultraconservador de la Fox Glenn Beck, convertido en una especie de nuevo McCarthy, decidió ponerle la puntilla por “comunista”.

A Jones se le acusa ahora de haberse sumado a la petición de 911Truth.org para pedir una nueva investigación del 11-S. Le culpan también de haber pertenecido a STORM, una organización de filiación “neomaoísta”, y de instigar el odio racial a lo reverendo Right, con declaraciones como ésta: “Los contaminadores blancos han envenenado las comunidades negras”. Su pecado más venial ha sido llamar “gilipollas” a los republicanos.

Convertido en la nueva “bestia negra” de los ultraconservadores, Jones arrojó el domingo la toalla para no contribuir aún más al linchamiento del presidente, que bastante tiene con la batalla de la reforma sanitaria. Su verdugo, Glenn Beck, amenaza ahora con continuar la “purga” y dejar con el culo al aire a todos los “radicales, revolucionarios y marxistas” empotrados en la Administración Obama.

Los siguientes en la lista son el asesor científico John Holdren, el director de la Oficina de Información y Asuntos Regulatorios de la Casa Blanca Cass Sunstein y la mismísima Carol Browner, asesora de Energía y Cambio Climático y protegida de Al Gore. Beck ha dado instrucciones a sus secuaces para que investiguen sus trapos sucios. El objetivo es el mismo: castigar a Obama donde más le duele. Seguir matando el mensaje del “cambio”, mensajero a mensajero.

Carlos Fresneda desde Nueva York

Comentarios y enlace a vídeo enviado por Ventorrillo
Los neocoms siguen al achecho con su plan de crear enemigos tanto dentro como fuera de sus fronteras, con tal de retener el poder, en las escasas ocasiones en que lo pierden. Utilizaron el asunto Lewinsky cuando Clinton y ahora tratarán de hacer lo mismo con acusaciones que en EEUU resultan inaceptables. La lástima es que ataquen, aunque sea de manera indirecta, el cambio de rumbo tan necesario que necesitan los norteamericanos, y que, por tratarse de cuestiones medioambientales, necesitamos todos.
Hay un documental que narra la historia de este tipo de ataques por parte de los conservadores, está bastante bien. Os lo recomiendo. Su título, the power of nightmares, algo así como el poder de las pesadillas

2 comentarios:

ventorrilloh dijo...

Los neocoms siguen al achecho con su plan de crear enemigos tanto dentro como fuera de sus fronteras, con tal de retener el poder, en las escasas ocasiones en que lo pierden. Utilizaron el asunto Lewinsky cuando Clinton y ahora tratarán de hacer lo mismo con acusaciones que en EEUU resultan inaceptables. La lástima es que ataquen, aunque sea de manera indirecta, el cambio de rumbo tan necesario que necesitan los norteamericanos, y que, por tratarse de cuestiones medioambientales, necesitamos todos.
Hay un documental que narra la historia de este tipo de ataques por parte de los conservadores, está bastante bien. Os lo recomiendo. Su título, the power of nightmares, algo así como el poder de las pesadillas:
http://video.google.com/videoplay?docid=2798679275960015727#

manolo dijo...

gracias por la aportación

coloco el visionado del video en el post

el sueño del cambio tiene una camino con pesadillas que soltear, esperemos que Obama resista y refuerze su creible honestidad

manolo