Robert Green en su casa en construcción
Como tantos otros, llevó una vida errante durante meses. Mientras los políticos y los urbanistas debatían si merecía la pena reconstruir el barrio, si no era mejor dejarlo hundir bajo las aguas, Green se acabó instalando en una caseta prefabricada en su calle de toda la vida.
Sus únicos vecinos fueron los fantasmas, hasta que los voluntarios de Common Ground instalaron su cuartel general a la vuelta de la esquina y los “porteadores” de Make It Right (la fundación creada por Brad Pitt para paliar el lacerante abandono del barrio) eligieron precisamente Tennessee Street como el primer pilar de la reconstrucción.
“Todo esto se llenó de tiendas e instalaciones de color rosa, como una manera de llamar la atención y recordar a la gente: “Aquí estamos”. No tardamos en ponernos manos a la obra, y gracias a la ayuda de Brad la gente está volviendo. Esto empieza a parecer un vecindario”.
“Está muy bien volver a tu hogar”, dice la pancarta que Green, 54 años, ex contable en una inmobiliaria, piensa colgar en su nuevo porche mañana. Tennessee Street –con sus quince casas ecológicas, de diseño rompedor y a prueba de huracanes- amanecerá engalanada “para mostrarle al mundo y recordarle a Obama que Nueva Orleans no se hunde, sino que sale a flote fortalecida y mejor”.
A Green le reconforta la proximidad de sus viejos vecinos, como el pastor Charles Duplessis, que oficia la misa dominical en salón de su casa, mientras les acaban de reconstruir la iglesia. El vecino Collins Foots, que padeció en carne propia la pesadilla de los “refugiados” en el Superdome, practica el arte de repantigarse a los 76 años y en la balconada de su nuevo hogar: “El futuro se ve mucho mejor desde ocho pies de altura”.
Gloria Mae Guy en su casa construida por Make it Right
“Ese árbol que ves ahí fue el que me salvó la vida”, recuerda Gloria Mae Guy, 69 años, la primera en estrenar casa “elevada” y con paneles solares en el redimido vecindario. “Pudimos llegar hasta sus ramaas después de saltar de tejado en tejado... Le sigo dando gracias a Dios por habernos dado fuerzas durante toda esta “travesía”, y también por haber puesto a personas maravillosas en nuestro camino”.
Contra los vientos huracanados que no cesan y la marea de la ineficiencia federal, cientos de vecinos han decidido “mojarse” en la reconstrucción del barrio más castigado por el Katrina por su cuenta y riesgo. Apenas 3.000 de los 14.000 residentes que vivían al norte de la Avenida St. Claude han vuelto a echar raíces en el barrio. En algunas zonas, el huracán parece haber pasado tal que ayer: escombros amontonados en las calles, coches quemados, socavones como pozos, casas en ruinas y con la equis de rigor (“un perro muerto, no hay restos humanos”)...
El Ayuntamiento demora y demora las obras de infraestructura, con la excusa de que antes hay que concluir (en el 2012) el refuerzo de los diques y de los sistemas de bombeo hidráulico, para evitar que el amenazante canal que baja del lago Pontchartrain vuelva a derramarse sobre el barrio.
Los vestigios aun palpables del huracan
Pero los vecinos han hecho piña en asociaciones como la Neighborhood Empowerement Network Assocation... “Nos hemos dado cuenta de que el poder estás en nuestra manos, que no podemos esperar a que lluevan las soluciones”, asegura Jenga Mwendo, 31 años, al frente del incipiente movimiento de “backyard farmers” (agricultures urbanos) que está devolviendo el “espíritu de comunidad” al barrio.
Jenga, 31 años, huyó en de Nueva Orleans en cuanto acabó el instituto y estaba en Nueva York, trabajando en un estudio de animación por ordenador, cuando golpeó el Katrina... “Mi vida dejó de tener sentido fuera de mi ciudad. Sentí que había llegado el momento de volver con mi hija. Ya tendrá ella también tiempo para “huir” de Nueva Orleans”.
Entrada al Lower 9th Ward
Nathalie Alexander, 59 años y ex profesora, pasó el “exilio” post-Katrina en Memphis y tampoco ha podido resistir la punzada de su ciudad: “Esta es mi casa y ésta es la lección del huracán: márchate a tiempo, pero vuelve siempre”.
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Con la ayuda de Brad Pitt y Branford Marsalis…
NUEVA ORLEANS.- Las quince casas que han brotado en la calle Tennessee no son más que la proa de la reconstrucción. Make It Right, la fundación que lidera Brad Pitt, aspira a construir un total de 150 en el próximo año y a servir de “catalizador” para el renacimiento en Nueva Orleans.
Las ecocasas "low cost" de Make it Right
Pitt cuenta con la asistencia de una quincena de arquitectos de primera. Entre ellos, su amigo Frank Gehry (que ha diseñado un dúplex adaptado a las necesidades de la ciudad) o de William McDonough, cuyo concepto “cradle to cradle” (de la cuna a la cuna) inspira todo el proyecto de casas ecológicas “low cost” (construidas con elementos reciclados o recicables, con paneles solares y con los últimos avances en eficiencia energética).
El precio medio de las casas oscila entre los 100.000 y los 174.000 dólares. Los vecinos ceden el terreno y contribuyen con el seguro de la casa perdida, las becas federales del programa Road Home y sus ahorros personales. Make It Right negocia con todos ellos la contribución personal y ofrece préstamos a fondo perdido de hasta 100.000 dólares (con la ayuda de donaciones privadas y los fondos recaudados en eventos especiales como el que este fin de semana se celebrará con motivo del cuarto aniversario del Katrina).
“Todo lo que hice fue poner a trabajar a algunas de las mejores mentes del país para solucionar los problemas”, sostiene Brad Pitt, que decidió afincarse a tiempo parcial en la ciudad hace tres años, cuando vino a rodar “El curioso caso de Benjamin Button”. La lentitud en la reconstrucción, y en particular el abondono del Lower Ninth Ward (el barrio en el que nació Fast Dominó y que está muy unido a la historia musical de la ciudad) le impulsó a dar el paso adelante: “El mérito es la gente que luchó para volver a sus casas: esto les pertenece”.
Al otro lado del canal, en el Upper Ninth Ward, están prácticamente acabadas las 70 casas –mucho más tradicionales- de la Villa de los Músicos. El proyecto lo apadrina Brandford Marsalis y ha sido posible gracias a la labor infatigable de una de las asociaciones que más ha hecho por la reconstrucción de Nueva Orleans: Habitat for Humanity.
Carlos Fresneda, enviado especial
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