El actor Sean Penn. | Afp 
Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en El Mundo.es América
- El actor critica la falta de cooperación de EEUU
- Vivirá en el campamento de Puerto Príncipe mientras no esté trabajando
Sean Penn ha roto esta semana su "exilio" haitiano y se ha dejado  caer por Washington. Entre la urgencia y frustración, el actor pasó  revista al año vivido peligrosamente desde el terremoto, al frente del  campamento de J/P Haitian Relief Organization: un enjambre de 11.000  tiendas en el barrizal del viejo campo de golf de Petionville...
"Haití no puede esperar más tiempo", declaró Penn en el púlpito de la Brookings Institution. "El momento de la acción es ahora. Tenemos que volcarnos en esta lucha; se lo debemos al pueblo haitiano".
"Hubo un tiempo en que Estados Unidos era conocido por su voluntad y  por su capacidad de poner en marcha programas visionarios", recalcó el  actor. "Un Haití reconstruido podría encender la chispa de una nueva  generación de poder americano, con la dignidad como nuestra mejor arma".
Penn no lo dijo, pero las guerras de Irak y Afganistán consumen en  menos de una semana el dinero comprometido por la Administriación Obama  para la reconstrucción de Haití en un año. El protagonista de 'Juego  Limpio' no quiso sin embargo politizar en exceso su discurso, y prefirió ir a la raíz del problema...
"Uno de los clichés que más me revientan es que a los países pobres  no hay que darles los peces, sino enseñarles a usar la caña. Por su  puesto que tenemos que ayudar a Haití a formar a su propia gente, pero  las carencias siguen siendo tan básicas que todo dinero es poco... Quien  no haya estado allí no sabe realmente lo que es la pobreza ¿Cómo puedes  atender las necesidades de un millón de personas que viven entre  escombros y a la intemperie?".
Penn asegura haber encontrado en Haití el papel de su vida "nunca  encajé bien en los cánones occidentales"- y acaba de confirmar al  Hollywood Reporter que echará raíces en Puerto Príncipe mientras le  queden energías: "Que me busquen allí mientras no esté trabajando, por el resto de mi vida".
"Llegué allí sin experiencia, pero hasta cierto punto llevar un  campamento es como dirigir una película", confesó. "Tienes mucha gente  alrededor de ti y un presupuesto ajustado, mientras el dinero se quema a  gran velocidad".
Penn empezó como llanero solitario en el mundo las ONGs, pero pronto  se dio cuenta de que necesitaba alianzas y ayuda, como la que recibe de  OxFam. La educación y la salud de los niños y niñas son su prioridad,  asegura. En su tiempo libre, y rompiendo esa fama de ogro que le  acompaña, se le puede ver jugando al fútbol con los chavales o  ayudándoles a fijar unos tablones en la escuela provisional del  campamento en las colinas de Petionville, donde siguen hacinados al cabo  de un año más de 50.000 personas.
La razón última de su dedicación personal, en contraste con tantos famosos que vinieron a hacerse la foto y se fueron,  habría que buscarla según él en los ojos llenos de vida de los  haitianos: "Hay una fuerza en esta gente que puede contigo y se  convierte en una obligación. Sabes lo que han sufrido y sabes que nunca  han experimentado el mínimo comfort en su vida. Ves el abismo que nos  separa y sin embargo agradeces todo lo que te aportan, culturalmente y a  nivel humano. Te dan auténticas lecciones de vida".
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