Prohibido regar en Londres

Llueve en Londres y es noticia. Caen cuatro gotas y saltan a los titulares, que llevan amenazando desde hace días con la llegada del "mal tiempo", mientras mueren los tulipanes y los crisantemos en los parques, y la tierra se resquebraja de pura sed. Cae finalmente el tópico de la ciudad de los paraguas, que llevan meses acumulando polvo, en el invierno más seco de los últimos 35 años. 

 Habrá quienes digan que todo esto es cíclico, que nada tiene que ver con el cambio climático y mucho menos con la acción del hombre. Pero esto es lo que hay, y nadie puede ponerlo en duda: ya no llueve en el Sureste de Inglaterra y desde este jueves está prohibido el uso de las mangueras. Se disparan en la ciudad las alarmas ante una sequía de proporciones olímpicas, mientras la Sociedad Real para la Protección de los Pájaros advierte de los devastadores efectos que la falta de agua en los ecosistemas está teniendo sobre la población de aves. El grupo Natural England, que vela por la conservación de 224 reservas naturales, se ha unido esta semana a la preocupación general que tiene en vilo a los agricultores y a los horticultores. "Lo que está pasando es muy extraño", advierte Tim Collins, experto en agua y erosión costera de Natural England, en la reserva del Lower Derwent Valley en Yorkshire. 

"Hay zonas que se inundan en primavera desde hace siglos, y por primera vez están sin agua. Los patos no han venido este año y la población de aves migatorias está bajo mínimos". "Los ciclos estacionales están cambiando", advierte Collins. "Y por mucho que llueva de aquí al verano, nada va a poder suplir la falta de precipitaciones de este invierno. Pensábamos la sequía empezaba en el sur de Europa, pero ya vemos cómo nos está llegando". Sobre los británicos más entrados en años pesa aún el espectro de la sequía de 1976, cuando se llegó a racionar incluso el agua potable. La gente llegó a hacer colas con cubos ante las fuentes públicas y hubo amagos de revueltas callejeras, cuando se disparó el precio de los alimentos. Los carteles con severas advertencias –"Estamos en sequía"- inundan ahora las calles de Londres, mientras el Ayuntamiento ultima una plan de contingencia por si se agudiza la situación de aquí a los Juegos. 

Las seis compañías privadas que se reparten la distribución del agua en el sureste del país han suscrito un plan escalonado que arranca con el "Prohibido regar, lavar el coche o llenar las piscinas privadas" (bajo multas de 1.200 euros). "Una manguera consume en una hora la misma cantidad de agua que una familia de cuatro personas en un día", advierte Martin Baggs, director de Thames Water, que ha puesto en marcha un plan piloto de tratamiento urgente de aguas grises y negras para ser reutilizadas en las cisternas, o para devolver su pasado esplendor a los jardines londinenses, poco habituados a esta primavera soleada y sin embargo mustia. 

 Carlos Fresneda / Londres Publicado en Blogoterráqueo de El Mundo.es

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