Domingo de Sol

Despidiendo esa semana, para unos de santos, para mi de agradecimiento a la vida

Lo que da de sí que el sol caliente, esté presente, mande fotones sin interferencias, lo que da de si un día soleado después de varios sin ello. Mis padres aprovechan volaos para su paseico por la horizontal cercana a la casilla, donde unos bancos mirando al norte están de oferta servicial permanente, especial invierno y primavera. Sentarse en ellos calienta rápido la espalda y el cogote, la masa férrica ya lleva tiempo pasando algo más allá de la temperatura ambiente, es un placer depositar posaderas sobre superficie dura pero caliente, hoy ha sido un placer acompañarles un rato. Detrás despunta la cebada con su verde sorpresa, en un año duro, sin milagros del cielo que valgan, mi padre comenta lo hermoso que está pero lo que muy posiblemente no llegará a ser un cosecha de esperar. El buen hombre mira el horizonte con ojos de anciano agricultor (mañana le gestiono una ayudica para ese terruño donde muy casi seguro que sus cenizas llegarán a nutrirlo). 


Desde la barandilla del paseico se puede otear en día claro como hoy, el despunte de la Sierra Nevada y no con mucha frecuencia pero si, todavía oír y ver el paso de un tren ida o vuelta a Almería con su traqueteo sobre el mítico puente de hierro donde un día lejano se rodaron escenas de una película de indios. Desde la barandilla del paseico se puede también otear cuanta de cultura de urbanidad nos falta, aunque yo también lo hice y no llegue a tiempo cuando era un zagal, de aquello de tirar las cosas donde más cómodo es. Hoy he recuperado un hábito temporal que emplee cuando era alpinista y de bajadas de vía, o en las cercanías de los refugios, o en lugares idílicos, recogía del suelo lo que otros antes tiraron. Hoy ha sido terapia volver hacerlo, sobre el oteo de área cercana que mis padres se disfrutan y espero que mucho, esta primavera. Dos bolsas de basura hasta los topes en sólo 50 metros, media horica de mi tiempo dedicado a ellos y a los demás, no se cuantas abdominales, que no van nada mal.


Mientras en el patio el sol venga brindar servicios, colada a rebosar de tendedero, con las serviciales pinzas, ese invento anónimo merecedor de trono en lo que es eso de la eficiencia, hemos dejao la primera linea de cordel porque sino la cocina solar no tendría margen, y mientras el sol secaba y saneaba con su energía la ropa tendida, un rehogado de verduras con girgolas y tofú se ha preparao casi sin darnos cuenta. Ajustar cocinas parabólicas me encanta, hoy limpieza, aprietes y ajusticos mínimos para que otro año más mi padre, que lo hace por el hijo pero tambien por el ahorro de butano, y mi madre que se atreve con todo, la tuviesen lista para el ataque energético.


Al ladico la ducha solar comprada en su día en gran superficie y que es un ingenio para convertir el sol en calor y desde el agua en placer térmico desconectao de toda red energética habitual. Y por que casi no se ve la favorita del progenitor, margen superior derecho de la foto de abajo, de la cual no hay forma de renovarla porque el buen hombre se apaña con un histórico ya bidón de de 25 litros de plástico blanco al que sube el agua por manguera y de la que sale por gravedad a una dispensador de esos clásicos, el buen hombre desea que ya llegados los días de sol y temperatura de la buena, darse su especial laico bautizo de temporada, con agua especial.


Y en eso que abro el fb y me encuentro la noticia de que Endesa gana la batalla para sacar energía megaproyectada sobre cauces de agua impoluta, en la Patagonia chilena, un día triste para aquella zona y para el planeta. Nada más llegue a donde se regresa del descanso, un segundo contrato de comercialización de electricidad verde me espera, está vez le digo  bay a Iberdrola, en Barcelona se lo hice a la canalla que roba la vida allá en las hermosas montañas, gracias a un juez que es accionista del tinglado y a la fuerza que tiene el 5º poder y sus accionistas sobre los bienes preciosos. Gracias Som Energía por permitirme reforzar mi conciencia y mi acción ambiental contratando electricidad generada limpia en origen, trazada por acuerdo con el productos y extraída de la red de todos, allá donde la consumo como si de algo sagrado se tratara.

El Sol cae en Huélago, un lugar para vivir la vida buena, así lo entendieron los que me hicieron ganador una vez en la vida, de eso hace ya bastantes primaveras, a ellos, a mi y a ti, el sol siempre nos acompañará.


Manolo Vílchez, caminando por Granada IV

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