Assange, junto a la catedral se St. Paul. | Afp
Julian Assange se ha unido a los más de 2.000 activistas
que han participado en la 'okupación' de la Bolsa de Londres. Escondido
bajo una máscara de 'Anonymous', el fundador de WikiLeaks se abrió paso
ante la multitud, no sin antes ser apercibido por la policía. [Así les contamos el 15O en vivo]
"¡No podemos ser anónimos y usar máscaras, aunque los bancos suizos sí pueden!",
proclamó Assange, coreado por a los gritos de "Julian, Julian". "A la
gente la envían a Guantánamo para obedecer la ley, mientras el dinero se
'lava' impunemente en las islas Caimán y en Londres", denunció Assange
en una breve intervención ante la multitud congregada en las escalinatas
de la catedral de St. Paul y rematada por una gigantesca pancarta
verde: "Nosotros somos el 99%".
La irrupción de Assange ha creado el revuelo entre los activistas, que vieron frustrado su intento de 'okupar' la plaza de Pasternoster,
cercada por la policía. A cambio, se resignaron a echar raíces en la
fachada de la imponente catedral, situada justo enfrente de la iglesia.
"¿Por qué creés que eché a los mercaderes y a los prestamistas del
templo?", proclamaba en su pancarta un tal Jim Beard, disfrazado de
Jesucristo para la ocasión. "¿Y por qué ese empeño en construir las
Bolsas a la sombra de las iglesias? No hemos cambiado nada en 20 siglos.
La avaricia sigue guiando nuestros actos".
A los gritos de "¡Una solución: revolución!" y con una pancarta de solidaridad entre trabajadores y estudiantes, cientos de activistas arrancaron la mañana dando vueltas alrededor de la Bolsa e intentando burlar el cerco de la policía, que poco a poco consiguió confinarles en los alrededores de la escalinata de St. Paul, que sirvió de anfiteatro improvisado para la primera Asamblea General de OccupyLSE, la réplica británica de Ocuppya Wall Street.
Amy Soyka, 22 años, estudiante de la Leeds Metropolitan University,
fue de las primeras en montar la tienda de campaña: "Estuve en un tris
de coger el billete para Nueva York para unirme a la causa, pero por fin
la ola ha llegado a Londres. Vengo dispuesta a quedarme lo que haga
falta, hasta que alguien se haga por fin eco de nuestras
revindicaciones. Queremos una democracia real, que defienda los intereses de todos, y no sólo el de un puñado de ricachones"
El espíritu de Sol se ha sentido en la plaza Paternoster, encarnado en decenas de jóvenes españoles
que vinieron por cuenta propia o unidos al nutrido grupo londinense del
15-M, que celebra sus asambleas todas las semanas. "Aquí están
empezando a aflorar los mismos problemas que tenemos nosotros, ya vimos
las cifras del paro juvenil esta semana", asegura Víctor Olmos, de 29
años e ingeniero. "Está claro que el sistema está fallando, y más que
fallará si siguen subiendo las matrículas universitarias, recortando los
gastos sociales y poniendo cada vez más difícil el acceso de los
jóvenes al mundo laboral".
Aunque la diferencia numérica aún es muy ostensible, españoles y
británicos coinciden es que la acción global de esta sábado puede ser el
impulso definitivo de un movimiento que ha tardado en cuajar en Gran
Bretaña y que aún hoy no es "visible" para la mayoría de la población.
El objetivo de la policía, cumplido con creces, ha sido cercar a los
activistas y dejarlos que protesten en su 'isla' en el centro de Londres. La vida, mientras tanto, continúa como si nada en la capital británica.
Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres
Publicado en El Mundo.es
Los bancos corruptos, el dinero corrupto
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