Vista del Empire State Building. | Carlos Fresneda
- 'Lo verde no es sólo deseable, sino también rentable', dice su propietario
Primero fue la 'cura de eficiencia' para ahorrar hasta el 40% del consumo eléctrico. Y ahora, el cambio a la energía eólica que le permitirá iluminar, calentar y refrigerar sus 102 pisos (y evitar de paso 50.000 toneladas métricas de emisiones de CO2 al año).
Hablamos del Empire State, el coloso eficiente, capitaneado por su propietario Tony Malkin, que suele llevar corbata verde como declaración de intenciones.
"Lo más natural para nosotros era cambiar a la energía limpia, después de haber renovado el edificio y haber marcado el camino para todos los rascacielos en siglo XXI", aseguró Malkin en el momento de anticipar la noticia: la firma de un acuerdo con la compañía texana Green Mountain Energy para suministrar 55 millones de kilowatios/hora (la energía que comsume el gigante en un año).
"Y lo hacemos no sólo por el bien del medio ambiente, sino porque es un buen negocio", aseguró el magnate inmobiliario. "Todo lo que estamos poniendo en marcha en el Empire State está basado en los precios del mercado. Queremos demostrar que la eficiencia y la energía limpia son rentables".
El 'enganche' a la energía eólica se produce cuando el Empire State está a punto de concluir la 'cura de eficiencia', consistente en el recambio 'in situ' de sus 6.514 ventanas, reforzadas con película aislante y rellenas con gas argón.
Los sistemas de refrigeración y calefacción han pasado también por una puesta al día, completada con la instalación de sensores y el rediseño de las oficinas para el máximo aprovechamiento de la luz solar.
El interior 'art decó' del Empire State, construido hace 80 año y en apenas trece meses, ha adquirido de repente un brillo futurista. Las obras de renovación, calculadas en 550 millones de dólares, tardarán aún varios años en completarse, pero los resultados saltan ya a la vista de los 4 millones de turistas anuales.
"Queremos aprovechar el poder simbólico de este maravilloso edificio para lanzar un mensaje al mundo", sostiene Malkin. "Y queremos hacer de paso una poderosa advertencia a los políticos y empresarios: Lo verde no es sólo deseable, sino también rentable".
Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en El Mundo.es América
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