John Muir, el papi de los parques nacionales de este país tan grande y muchas más cosas de esas que tienen que ver con el amor a la naturaleza, fue el primer blanquito que paseo por el impresionante valle. A partir de aquel día y de las imágenes y vivencias capturadas, tuvo a bien venir al mundo el Sierra Club, y la gente comenzó a adentrarse en ese valle único lleno de cascadas y moles graníticas. Yosemite fué el primer parque nacional del mundo y lugar de vacaciones y éxtasis campestres de muchos norteaméricanos amantes de la belleza que la naturaleza ofrece en el lugar. La media hasta no hace muchos decenios era de una visita de dos días, ahora y dada la locura de consumir rápido todo, muchos américanos no pasan más de 4 horas en ese paraiso, pobrecillos. Pero para los que si apreciamos y veneramos el tributo geológico y biológico para gozos de los sentidos y de la vida hoy ha sido épico penetrar en el valle subidos en un Toyota Prius a velocidad eléctrica, con el mínimo ruido, y pronto ha pasao lo de saltar volaos a extasiarnos con el impacto acuático de la primera cascada, la de Bridavell, recibir sus iones negativos a tutiplain y emocionarnos con el día.
Al poco llega El Capitan, el flipe en colores mentales y físicos nos invade sobremanera, me siento hasta un poco el John Muir que fliparia igual subido a lomos de su caballo ante la primera visión del gigante, subiría por el cauce del rio, quizás lo hizo a pie o por los senderos no humanos con la ayuda equina. Como para el equipo solar, Carlos reportajeando la América vital para el cambio, Isaac disparando su arte capturado de espacios y momentos y uno mismo soñando con recuperar la fuerzas y habilidad para subirse por las verticales de culto, todos nos hemos sentido Muir, era la primera vez y aquello de ...toma ya, ...ufff, uauhhh. ...mira mira, ...que pasada, acompañados de silencios de respeto.
Intuyo el Camp 4, mítico camping donde reponsan los escaladores antes y después de ventilarse las verticales, que algunas, las más cañeras, no bajan de tres días.
Y como los osos son habituales y acuden como el oso Yogui a papearse todo lo que pillan entre cangelos varios dentro de las tiendas, colgar de una rama el petate con las viandas lo hace hasta el menos puesto. En el prado dorado frente al impresionante de 900 metros, desde donde cientos de miles de humanos ha seguido telescopio en tripode las hazañas durante los más de 50 años de aventuras y donde es típico hacerse el retrato, vamos, que he tardao.
El Centinela nos otea petreo como no puede ser de otra forma, hasta se podia sentir su aplomo por siglos inmovil. Al poco la mayor cascada de los Unidos Estados, partida en tres y mira que son las cosas que nos premia por poco, la llovida tremenda de días atrás hace que los amantes del valle y los afortunados como nosotros nos disfrutemos un caudal de postal, cuando antes no estaba después de los rigores del veranete. Y lo que son las cosas, venga mear, que no me ha ido mal para sacarme parte de los sintomas de jet lag. No las he contao, pero brageta abajo por lo menos 7 veces durante el día.
Los colegas se me han subió a un tronco de escenario bucólico y casi se quedan fritos entre atronadoras rompidas del liquido elemento y un solete extraordinario con un cielo limpio que hacia tiempo que no me disfrutaba. Seguro que pasabamos de los 1000 vatios por metro cuadrado, madre que paellas sin emisiones, he pensao. Un apuesto ranger vigila que nadie intrépido se le valla la olla y se estampe entre tanto roca húmeda buscando la toma clave acuática.
Llegada al Village, que es el espacio mimetizado de servicios a tope, lo tipico; bareto, restaurante, super super total, mecánico, buses sin techo para los de las cuatro horas mayormente, librería tremenda y el museo de culto, foto con Muir que estaba allá y llevaba tiempo quieto, y una instalación de como vivian los que primero llegaron al lugar, sus casetas de biotectura, las fotos de la de John donde seguro tramo armarla a tope con la protección de todo lo hermoso que encontraba y se disfrutaba el buen hombre.
Y un cartel, Ron Kauk, mama mia, el mito de las verticales tiene pase de su película Return of Balance comentada a las 19 horas, Carlos intuye a otro ecoheroe.
Viandas y al autocar hibrido que se mueve como una pluma por las pistas dejando en tierra a los excursionistas, los tres enfilamos la ruta de la Vernal Fall, ruta recomendada por el ecoheroe Stemats, el señor de los hongos, a Carlos en su reciente entrevista. Paseo comodo venga subir, y pronto el suave estruendo del líquido vital caido de más de 50 metros, camino al lado, camino elaborado, húmedo, excitante. Llegamos arriba donde el rio llega manso antes del gran salto, que grande es el jardín de la Tierra, buscamos horinzontal y nos damos una siesta en el paraiso como regalo del épico día. Flipamos con los colores de los árboles de altura, con la fuerza del agua, Issac hace cábalas cuando contabilizo el agua en kilovatios de energía,
y me quedo tieso cuando veo salir a un árbol portentoso de una grieta imposible, mientras el reportero no para de abrazar a todo arbol que pilla.
Bajada emotiva al valle, con paradas para meditar un rato y paseo hacia el Half Dome, mama mia, con anaranjado atarceder, en la alturas se otea el balconcillo mitico donde los más atrevidos se hacen fotos únicas. Llegan las sombras y llegamos justo a tiempo para que el heroe de las verticales Ron Kauk (wiki) nos reciba en la puerta del teatro, al no llevar tickets nos invita a pasar y oleee. El reportero se presenta, y el artista nos pilla rápido de donde somos, le explicamos porque venimos y pronto comienza Carlos a preparar la entradilla, tendrá que venir otro día en otro momento sinérgico a hacerle los retratos Issac y a dejar constancia de alguien que ha convertido la pasión de subirse a las piedras en un arte de bailarin defensor de la naturaleza porque se la acaricia de lleno.
Como admirador de su arte le rindo honores al buen hombre. Salimos antes de hora y nos entrega el dvd y su libro Spirit of the Rock, nos desea suerte en el viaje a San Rafael, conoce la cita a la que vamos mañana, la conferencia de los Bionners, que después del día vivido con 12 horas sin parar salvo la siesta de altura se presenta como sumun del viaje EpiCO en busca de lo auténtico y necesario por estas tierras del ancestro Muir, por lo menos para los tres de ese Prius que nos permite licencia para movernos con impacto algo moderao, aunque impacto es, pero con los anhelos de descubrir lugares para el cambio y encauzar nuestros sueños de un mundo por lo menos igual de bello que el que nos disfrutamos.
1 comentario:
Si te gustan las travesías y aventuras en grupo y al aire libre, tienes que probar el airsoft. Es un deporte que te hará soltar mucha adrenalina a la vez de divertirte como nunca.
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