"¡Cerremos la central nuclear de Indian Point!"


 

Septiembre de 1979. Seis meses después del accidente de Three Mile Island, un millón de neoyorquinos se manifiestan en Central Park a los gritos de “No Nukes”, con Jane Fonda y Ralph Nader espoleando a la multitud y decenas de cantantes desfilando por el escenario de Músicos Unidos por la Energía Segura.

April del 2011. Tres semanas después del accidente de Fukushima, apenas treinta neoyorquinos acuden en Union Square a la convocatoria “¡Cerremos la central nuclear de Indian Point!”, acorralados entre vallas y vigilados de cerca por el doble de policías.

La noticia no es tanto la manifestación en sí como la indiferencia general de Nueva York ante la “cuestión nuclear”, propiciada en gran parte por el muro de silencio de los grandes medios sobre la seguridad de los reactores en Estados Unidos.

El New York Times, sin ir más lejos, publica una página entera de publicidad -pagada por la compañía Entergy- para defender la seguridad de Indian Point. En sus páginas informativas, sin embargo, el periódico ha pasado de puntillas sobre la central nuclear construida sobre una falla geológica y a menos de 50 kilómetros de la ciudad de los rascacielos (que puede contemplarse a lo lejos desde la cercana Bear Mountain).

Ha habido un esfuerzo muy grande para vendernos la nuclear como energía “limpia””, se lamenta Ann Roose, que acude a Union Square con un mensaje positivo y directo: “¡Un panel solar en cada tejado!”. “Estamos luchando contra intereses muy poderosos, que utilizan los medios a su placer, y así es muy difícil convencer a la gente para que salga a la calle”.

“Nowhere to run” (“Ningún sitio a donde correr”)... La pancarta que exhibe Tom Syracuse habla por sí misma: “Sólo existe una plan de evacuación para diez millas en Indian Point. Y pese a lo ocurrido en Japón, los expertos en seguridad siguen diciendo que no hay que preocuparse por el hecho de que haya 10 millones de personas viviendo a media hora en coche. Si ocurre un accidente, Nueva York sería una auténtica ratonera”.

“El agua de Tokio está a 140 millas de Fukushima, el agua de Nueva York está a 12 millas de Indian Point”, denuncia por su parte Linda Hamilton. “Lo ocurrido en Japón ha sacado a luz muchos problemas hasta ahora ignorados. En caso de accidente, el primer y gravísimo efecto sería que no podríamos abrir los grifos”.

El gobernador de Nueva York Mario Cuomo ha expresado públicamente sus temores y ha asegurado que hará lo posible para que no se renueven las licencias de los dos reactores de Indian Point, que expiran en el 2013 y el 2015. El fiscal general Eric Schneiderman ha acusado a Entergy de violar las medidas contra incendios y de haber sorteado hasta 100 regulaciones de seguridad, como la necesidad de elaborar un plan de evacuación en un radio de 50 millas.
Pero la última palabra la tiene la Comisión Regulatoria Nuclear (CRC), obstinada en prolongar al máximo la vida de los 104 reactores activos en Estados Unidos. Aun así, la CRC ha ordenado la revisión de los planes de seguridad en 27 centrales, con Indian Point como la primera en la lista, por estar construida en zona de alto riesgo de actividad sísmica.

Entergy pone entre tanto la mano en el fuego por la “seguridad” de su central nuclear y sostiene que las vasijas de contención –las “jorobas” sobre el Hudson- han sido construidas para soportar terremotos hasta cien veces superiores a los registrados en la zona
.Time Cover

La mayoría silenciosa come y calla, mientras el presidente Obama lanza otra de sus periódicas e inútiles arengas a favor de las “fuentes de enegía limpia” (no confundir con “renovables”). Los neoyorquinos se enfrentan entre tanto a un dilema: el 30% de su energía proviene de Indian Point. Pese al objetivo ambicioso (30% renovables en el 2015), lo cierto es que el sol y el viento no acaban de levantar el vuelo.

¿La solución? La revista “Time” nos vende esta semana en portada la panacea: gas natural. Otro día hablaremos del fracturamiento hidráulico y de la contaminación de los acuíferos que pueden compromenter el consumo de agua potable en Nueva York. Quien quiera tener un trago amargo y anticipado puede pinchar el trailer de “Gasland”, nominada este año al Oscar al mejor documental.

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en el blog Crónicas desde Nueva York de El Mundo

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