Casí una mes por la Tierra, conectando con el Sol



Sale mi madre del gallinero casero, lleva 5 huevos de gallinas casi felices, al rato son batidos y mezclados alquimicamente para que la tecnología los convierta en un sorprendente bizcocho sin emisiones. Durante el café, también subido al sol, la TV escupe políticos del siglo XX que no sirven para nada ahora y vomita Fukushima, el drama que sigue y cambiará Japón para siempre, la perplejidad todavía es poca para entender y buscar sentido a la mayor de las locuras de la especie humana, aunque la primera es matarnos todavía con las armas con las que traficamos, tan lejos de una conciencia crítica de especie, que poco a poco se va sembrando. Comparto con mis padres y su vivir humilde, en un lugar para la buena vida, allá donde ganaron por una vez  en la vida la carrera de la fertilidad, allá donde los parieron, allá donde han decidido viajar hacia su final biológico.

Antes del bizcocho con huevos de gallinas no infelices, por Madrid la Ong Cesal tuvo a bien acoger la performance de unas cocinas parabólicas alSol, un humilde horno solar autoconstruido y algunos artefactos para sentir la electricidad solar. Primero en un encuentro de familias católicas, donde con una atención suprema los chavales fliparon aun si tener sol. Luego varios colegios y entidades sociales de la periferia de la gran ciudad, donde mañanas con sol fueron igual a procesado de alimentos para nutrir los sentidos, explicar las vivencias en Haiti e intentar iluminar con luz natural el camino al futuro de la primera generación que no lo pasará tan bien como yo.


Al poco en Murcia, repetición de la jugada, esta vez en la fiesta campera de los ingenieros de la región, allá no faltó menú sin emisiones: vegui fideúa, bizcocho, café y tisanas compitieron con paella suprema vía gas. Dos pinches de excepción, dos estudiantes, dos ciudadanos activistas de Bullas con un futuro especial delante, le echaron al tema valor, el sol acompañó, y la misión de paz cultural, cumplida.



Donde el bizcocho salió, entro otra fideúa y acabó la acción con otro café, mientras José se forraba una vieja cantimplora de aluminio con una funda de esparto por el trenzada, el gallo le daba a su cacareo de vez en cuando, una camiseta del 350.org colgaba secándose por mismo sol, todo un ensayo para un futuro reportaje en la TV autonómica que no pudo grabarse ese día. Fukushima invadió cada disparo de la cámara, como una venganza antinuclear, cada imagen no preparada era para el recuerdo un grito activista, un grito camino de la celebración del Día de la Tierra, durante el tour donde todos los días eran dedicados a ella.


Subiendo con la furgo cargada parada obligada en Benidorm, y con el alSolChef Rene Bijloo, entrega oficial nocturna para test solar del proto de la nueva cocina alsol 1.2 serie Gehrlicher, que ya levanta pasiones por ser lo más avanzado que una humilde microempresa social pone al servicio de eso de cocinar al ritmo de la vida.


Y nada más llegar a BCN, rumbo a la Fira per la Terra, donde del Arco del Triunfo cuelga la mayor pancarta de la historia local antinuclear, y me lo tomo como la meta final de un recorrido por la Paz, todo mu intimo. En el espacio de los solardomésticos repetimos paella, fiduea, bizcochos y café, y  elevamos el menú sin emisiones a nuestro grito radical contra el dominio de unos pocos sobre todos los demás, y contra las fuentes de energía sucias, peligrosas y criminales con el futuro por llegar, contra todos los sinvergüenzas que invaden la política y los campos de la economía  local y global, donde las acciones dañan a otros en cualquier lugar de este hermoso planeta, que si nos espabilamos nos perderemos el poder disfrutar a pleno pulmón, todos.

 


Todos los días son los días de la Tierra, todos los días son los días para una Humanidad que puede si se reta, vivir su incertidumbre en el universo con las mayores garantías de equidad, justicia y libertad, que puede conseguir vivir en Paz. La batalla para ello, ardua, nos espera y no debemos el tiempo  dejar pasar, no hay nada más bello por construir.

Manolo Vilchez

1 comentario:

Chefsolar dijo...

qué guapo he salido...jeje

está Benidorm nublado y lleno de turistas.