Cinco años después de Katrina
Es fácil dejarse deslumbrar por las cincuenta casas, como caídas de otro planeta, que ha construido Brad Pitt en el Noveno Distrito Bajo. Todos los vecinos de la bulliciosa e irreconocible Tennessee Street te muestran con orgullo su foto junto al actor, "es nuestro angel", o te saludan amigablemente desde sus porches, decorados con el escudo de los Saints, orgullo y euforia local.
Pero hay otra historia silenciada que estos días vuelve a salir a flote, cinco años después del Katrina. La historia de los 100.000 habitantes 'invisibles' de Nueva Orleans que no han podido volver.
"La mayoría de mis vecinos siguen repartidos por Houston, Atlanta y muchos otros lugares", afirma Robert Richardson, 52 años, que acaba de ponerle la última tabla de madera a su casa en Caffin Street. "Todos ellos volverían ya mismo si tuvieran dinero o algún tipo de ayuda. Estos años han sido una lucha constante porque nadie quería que volviéramos. Querían dejar que el barrio se hundiera".
Richardson, con una camiseta de Obama, se esforzó ayer en que su mensaje calara tanto como la lluvia. "Nuestras raíces son profundas y están aquí, en el Noveno Distrito", podía leerse en la pancarta que exhibió ante los ojos del alcalde, Mitch Landrieu, de la congresista Maxine Waters y de todas las fuerzas vivas que se desplarazon hasta el Lower Ninth para enterrar simbólicamente el cadáver del Katrina.
La 'brass band' local atacó con una versión autóctona del 'Don’t stop till you get enough' de Michael Jackson, que cobró un significado reivindicativo tal día como ayer. La gente del Noveno Distrito, superviviente por naturaleza, ha prometido "no parar" hasta que puedan volver a sus casas el 75% de sus vecinos que forma parte de la "diáspora" negra de Nueva Orleans.
"Vamos a seguir luchando por el derecho a volver a nuestra propia tierra”, asegura Richardson, que regresó un mes después del huracán y ha trabajado desde entonces en incontables poyectos de construcción. "Pero ninguno en mi barrio, ya lo ves. Las calles son auténticos lodazales y esto sigue en muchos sitios como hubiera pasado ayer mismo el huracán".
Richardson, que escapó a tiempo, recuerda el efecto escalofriante que le produjo ver su casa flotando en la aguas negras.
"Los primeros seis meses fueron terribles porque aparecían cadáveres por todos los lados, algunos de gente que conocía. Fue muy duro emocionalmente, porque mi mujer no ha querido volver. Pero yo me empeñé en regresar a la casa que heredé de mi tío. Cuando bajaron las aguas, me instalé en el jardín con una roulotte. Y poco a poco construí la casa nueva desde los cimientos. Tres años he tardado. No puedo decirte cómo ha sido la sensación de ver agua saliendo por el grifo o de poder tumbarme en un sofá a ver jugar a los Saints".
En el tenebroso 'Superdome' estuvo precisamente Kenneth Bickhan, otro vecino que ha vuelto al Noveno Distrito con su mujer, Paula, después de un exilio forzoso que les llevó por Arkansas, Alabama y Texas. Reconstruyeron su hogar de ladrillo, en las inquietantes cercanías del dique que hizo aguas durante el Katrina, gracias al programa Road Home, "aunque no pudimos elevar la casa porque todo fue muy lento y la ayuda no era suficiente".
Los Bickhan han visto florecer a su alrededor las casas de Maket It Right (la fundación de Brad Pitt) y eso les hace sentirse "más protegidos". "Pero el barrio nunca será el mismo", admite Kenneth. "Si los propietarios hemos sufrido por volver, imagínate los que pagaban 250 dólares de alquiler y ahora les piden 50".
"¡Estamos todos en el mismo bote!", proclamó ayer el nuevo alcalde blanco de la ciudad, Mitch Landrieu, entre una audiencia negra que hizo eco a su sermón con el consabido 'Amén'. "Si no logramos reconstruir el Noveno Distrito, no logaremos reconstruir América".
Carlos Fresneda, Nueva OrleansPublicado en El Mundo.es América
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