Hortelana en las alturas












Fotos: Isaac Hernández
Fotos: Isaac Hernández

Los tallos de las coles y los palos de las tomateras se levantan a los pies de Annie Novak como un sugerente "skyline" vegetal, con el Empire Sate y todos los "totems" de Manhattan rasgando el cielo a lo lejos, recordándonos lo cerca que queda la "civilización"...
Estamos realmente en Brooklyn, sobre el tejado/granja de Eagle Street, recogiendo la cosecha tardía a cinco pisos de altura. El cinc caliente dejó paso hace dos años a la felicidad de la tierra, con el sudor de Annie Novak y su tropel de voluntarios, que cargaron con sacos y más sacos por las escaleras hasta "rellenar" los 2.000 mil metros cuadrados que ocupa la huerta en las alturas.
"Esto era un tejado inhóspito y sellado con alquitrán como cualquier otro", recuerda Annie Novak. "Hizo falta mucho esfuerzo y un poco de imaginación para convertirlo en lo que ahora es. Pero cualquiera puede cultivar en una azotea: basta con un buen aislamiento y un puñado de semillas".
Nacida en Chicago hace 28 años y forjada como agricultura en Ghana, Annie pertenece a esa nueva generación de granjeros urbanos inmortalizada en el documental "The Greenhorns". Las mujeres llevan la voz cantante en este movimiento que está  reverdeciendo desde muy dentro a las ciudades americanas...
"Recogemos el testigo de la generación que clamó por la vuelta a la tierra ("back to the land")", explica Annie. "Pero no queremos aislarnos del mundo en una comuna o en una granja lejana. Somos jóvenes y no sólo nos atrae la cultura urbana, sino que queremos ser parte de ella y trasformarla si es posible".
"A mí me tira particularmente Nueva York por su diversidad, por su bombardeo constante de ideas y estímulos", añade la hortelana en las alturas, rodeada de gallinas, conejos y abejas en su tejado-granja. "Aqu'i llevo una vida sana: como lo que yo misma cultivo, reparto la cosecha en bicicleta, tengo una comunidad de gente con mismas inquietudes... No hace falta renunciar a la ciudad para estar en contacto con la tierra. Hay que traer el campo hasta el asfalto".
La mayor parte de la cosecha de verduras y hierbas comestibles las distribuye Annie en los restaurantes locales de Greenpoint en Brooklyn. El sobrante se vende en la misma huerta o en los mercados locales de granjeros (más de 25 en Nueva York). Durante el invierno se dedica a la cocina natural ("Growingchefs") y a la docencia "verde", con un arte especial para contagiar su amor a la naturaleza a grandes y pequeños.
Aunque el grupo Earth Pledge labró los primeros surcos en las azoteas de Nueva York (con su proyeto Greening Gotham), lo cierto es que Annie fue pionera a gran escala, mano a mano con Ben Flanner, que ahora ha creado a tiro de pieda la mayor granja/tejado del mundo: Brooklyn Grange, más de 10.000 metros cuadrados y 140 hileras de cultivo (lechugas, tomates, guisantes, repollo, berzas, brócoli).
 "Hemos querido dar un salto cualitativo para demostrar que se puede cultivar en las grandes ciudades y a gran escala",explica Gwen Schantz, cofundadora de Brooklyn Grange, que sirve además como centro de compostaje local. "Eso sí, con métodos de cultivo orgánicos, sin usar fertilizantes químicos... Y con una huella ecológica mínima: casi toda nuestra producción se vende y distribuye en cinco kilómetros a la redonda".
La inmensa azotea de Brooklyn Grange, sobre un edificio industrial construido hace un siglo, tuvo que se acondicionada y aislada para recibir una capa de más de 30 centímetros de tierra, con un complejo sistema de irrigación. Al cabo de dos años, los 200.000 dólares de inversión empiezan a dar sus frutos. El uso del tejado como "escuela sin techo" y las visitas "prácticas" en plena temporada (hay que meter las manos en la tierra) han servido para que la granja/tejado eche ra'ices en la jungla de asfalto. Nada como una vista diferente y rabiosamente "verde" desde  las alturas de Nueva York...
Carlos Fresneda / Londres

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