UNA DULCE PLANTA DE ESTEVIA EN MI BALCON

 
 Ilustración de Luis Parejo

Publicado en Natura 25 de El Mundo · 05/2008

Cuidar plantas de interior o exterior, en la sala o el balconcillo, puede ser no poca cosa para personas modernas, activas y veloces en este mundo patas arriba. Y más cuando podemos sembrar plantas como la estevia, famosa por su poder edulcorante.

Llegaron los primeros días de esta primavera, virtuosa como todas en la distancia que nos separa del sol y que da para generarnos placeres térmicos, alquimias energéticas y gozos externos. El año pasado un activista payés, Josep Pàmies de Balaguer (blog), me pasó unas plántulas de la planta dulce ('Stevia rebaudiana') y me comentó que sus compuestos eran 30 veces más dulces que el azúcar (lo comprobé al masticar una de sus hojas). Me dijo que era un regalo para los diabéticos, además de virtuosa en servicios como planta medicinal. La estevia es todo un símbolo del movimiento internacional Slowfood por una alimentación en manos de la gente y no en las de la industria del aceite de girasol envenenado, el arroz especulado, la carne inflada y la pesca esquilmada.

En Japón el 40% de los edulcorantes son de base estevia y no del sospechoso aspartamo. La dulce planta procede de las tierras cálidas de Paraguay y Brasil. Y yo, al igual que cada vez más ciudadanos mosqueados con lo que pasa en la ruleta de los alimentos, a pesar de no estar del todo tolerada en la Europa de los 25 -no está aceptado su uso alimentario- , me planté las tres estevias en mi balconcillo. Precisa de todas las horas de sol posibles, quizás añorando sus orígenes. Se lleva bien con el agua y regala placeres dulces gracias a sus hojas, masticadas o en tisana, con un ligero sabor de regaliz. Está fresca desde la primavera hasta cuando nos alejamos más del sol. Después parece que muere, pero en realidad mantiene en el interior de la tierra la fuerza contenida para brotar de nuevo la siguiente primavera.

Ver resurgir el verde después de cinco meses me ha dado para nombrar mi balcón como el de la dulce independencia, entre lechugas diversas, tomates y habas colgantes. La red de conocidos anda ya enterada de mi oferta de seguir expandiendo los hijuelos de la entrega que me hizo Pàmies, y estoy dándole a la técnica de los esquejes, para multiplicarla.

Me han proporcionado desde un proveedor alemán un kilo de planta seca para experiencias tisaneras, una cajita de capsulillas tipo sacarina y un tubo de pasta de dientes, con la estevia como ingrediente. Está disponible en Biohabitat. Tiene la dulce planta hasta una campaña para ser conocida, Estevia por la Tierra puesta en marcha por buscadores de ecotendencias necesitadas de cultura y activismo. Si después de este breve viaje dulzón no te resistes a cultivar por lo menos una estevia, puedes acudir a Pàmies Horticoles que además produce ecológico: o preguntar a tu vecino, no vaya a estar ya puesto en ello.
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EL ECOLOGISTA EN CASA
QUIÉN: Manolo Vílchez es facilitador ecológico. Pretende reducir el impacto ambiental en la vida cotidiana. Consejos: En este artículo describe sus experiencia cultivando estevia, una planta cuyas hojas contienen un potente edulcorante natural que no está aprobado por la UE como alimento

1 comentario:

hernan dijo...

Gracias por difundir este tipo de informacion,aunque no nos conocemos y posiblemente no no conoceremos nunca, estamos en el camino a un cambio de paradigma, saludos