Hacerlo mejor


"Más es mejor". La regla de oro de la economía vuelve a cabalgar por sus fueros en la última curva de la recesión. La máxima aspiración de los políticos es volver a funcionar como antes, de ahí el empeño por tenernos a todos pendientes del aumento del PIB, aunque no sepamos realmente lo que estamos midiendo.
"Para los economistas, no hay distinción entre el dinero gastado en hacer la vida mejor y el dinero gastado en hacer la vida peor", apunta Annie Leonard, la experta en desarrollo sostenible y cooperación internacional que se hizo mundialmente famosa con el vídeo de 'La historia de las cosas'. "El PIB es un cajón de sastre donde todo cabe por igual, desde el dinero invertido en educación al dinero gastado en cárceles, en armas o en medicamentos".

Arropada por los dibujos de Free Range Studios, los mismos que sirvieron para ilustrar los efectos de la sociedad de consumo en plena era de la vacas gordas, Leonard vuelve estos días a la carga con 'La historia de las soluciones', donde propone un cambio fundamental en la ecuación.
"En el Juego del Más, los políticos celebran el crecimiento de la economía al mismo tiempo que nuestra salud se deteriora, que el bache entre ricos y pobres se agranda y que los casquetes polares de derriten", advierte Leonard. "El PIB se ha convertido en la regla de oro de la economía, pero en realidad no nos dice nada de cómo lo estamos haciendo como sociedad".

"¿Qué ocurriría si cambiáramos el objetivo el juego?", se pregunta la comunicadora ambiental más efectiva y directa de Norteamérica. "¿Qué pasaría si la meta de la economía no fuera más sino mejor: mejor salud, mejores trabajos, mejores posibilidades para sobrevivir en el planeta? ¿No saldríamos ganando todos?".

'La historia de las soluciones' vino precedida de 'La historia del cambio', nacida de la frustración de Leonard tras los primeros cuatro años de presidencia de Barack Obama. Convencida de que el cambio personal no es suficiente, Leonard hacía una llamada a la movilización ciudadana para buscar alternativas reales frente a la parálisis política.

 
"No basta con 'ser el cambio que quieres ver en el mundo', como decía Gandhi", se lamentaba Leonard. "Hemos llegado a un punto en que es imprescindible una acción colectiva para forzar los cambios necesarios en el sistema".

"Las pequeñas acciones están bien, pero no son suficientes, ni van a servir para 'salvar el planeta', como leemos en las portadas engañosas del perfecto consumidor 'verde'", se lamenta la comunicadora californiana. "Si los cambios se quedan en uno mismo, si se limitan a los aspectos materiales, nos van a servir para lavar nuestra conciencia de consumidores y poco más".

En 'La historia de las soluciones', Leonard vislumbra sin embargo los cambios que se están produciendo a nivel local, desde la explosión de cooperativas al auge de la economía colaborativa, pasando por el cúmulo de iniciativas para regenerar el tejido productivo de las ciudades. A escala local, de la ciudad Cleveland al pueblo italiano de Capannori, se está empezando a funcionar con otra ecuación que, a su entender, tendría la capacidad de transformar toda la economía desde la base.

"Será duro cambiar el propósito de la economía de un día para otro", advierte Leonard. "Pero poniendo el énfasis en soluciones transformadoras, se puede llegar a un punto de inflexión y hacer que el nuevo objetivo sea precisamente éste: hacerlo mejor. Creo que el cambio es totalmente posible en una generación, pero antes tendremos que plantarle cara a los predicadores del 'Más es Mejor'".

Como botón de muestra, Leonard habla del vertiginoso avance experimentado en apenas cinco años por los teléfonos móviles. "De la noche a la mañana, los teléfonos son ya ordenadores, cámaras, GPS, aparatos de música y muchas otras cosas más. Si el mismo esfuerzo de cientos de expertos para buscar soluciones y hacerlo mejor, se pusiera en los sectores más apremiantes de nuestra economía, otro gallo cantaría".

Pero los móviles, convertidos también en el último fetiche consumista, son para Leonard el espejo cóncavo al que nos seguimos mirando como sociedad: "Somos mejores jugando, pero hemos elegido el juego equivocado".

En 'La historias de las cosas' -un fenómeno viral en la Red, con 12 millones de pinchazos- Annie exploraba el ciclo completo: de la producción a los residuos, pasando por la distribución y el consumo, para hacernos ver los excesos de un sistema que hace aguas ante nuestros ojos. Aquel vídeo fue un auténtico viaje al fondo de la Tierra (y a todo lo que los humanos estamos haciendo con ella), fruto de su experiencia en cooperación internacional en Bangladesh, India y Haití.

A sus 49 años, Annie Leonard recuerda sin embargo cómo empezó a atar cabos ya de niña, cuando preguntaba por la invisible conexión entre la desaparición del bosque y la expansión de los centros comerciales en su Seattle natal. Su verdadera iluminación ocurrió en el vertedero de Fresh Kills, que durante medio siglo digirió más de 11.000 toneladas diarias de basura en Nueva York.
"Cuando lo cerraron en el 2001, la montaña de desechos era 25 veces más alta que la estatua de la Libertad", recuerda. "Aquella visión impactante me dio mucho que pensar. ¿Quién puede haber concebido este sistema tan monstruoso? ¿Cómo permitimos que esto siga ocurriendo? Yo misma no acababa de entenderlo: tardé 20 años en hacer la conexión".

Después de concentrar sus energías en hacer visible el problema -la cultura del 'más es mejor'-, Annie Leornard se ha propuesto ahora explorar las soluciones con esta nueva serie que arranca con el vídeo 'The story of solutions', traducido para la ocasión por El Correo del Sol. Con su veta crítica habitual, pero con su rabioso y contagioso optimismo, Leonard vislumbra la llegada del nuevo paradigma que podría acabar de un plumazo el modo en que funcionan las empresas y se organizan las sociedades humanas. Hacerlo mejor: ni más ni menos.

Publicado en El Mundo.es

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